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MORAL FILOSÓFICA DE SÉNECA


El primer filósofo español de rango universal fue sin duda el cordobés Lucio Anneo Séneca, que fue la gran figura hispano-romana representante de una filosofía específicamente hispana, dedicada esencialmente a la moral y englobada en la corriente del Estoicismo.

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MORAL FILOSÓFICA DE SÉNECA

Hijo del retórico Marco Anneo Séneca y natural de la ciudad de Córdoba, Lucio Anneo Séneca vivió entre los años 4 y 65 d.C. Estudió gramática, retórica y filosofía en Roma. Allí tuvo por maestros y compañeros al estoico Atalo, al cínico Demetrio, al ecléctico-pitagórico Sotión, a Metronax y a Fabiano Papiro, cuyos aprendizajes influenciaron su filosofía estoica.

Se distinguió desde muy joven como orador en el foro, y empezó a participar en política. Acompañó al cónsul Vestrasio Polión en sus viajes por Egipto y Oriente. A su regreso fue nombrado cuestor, pretor y senador del Imperio romano durante los gobiernos de Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, además de ministro, tutor y consejero del emperador Nerón, del que más tarde renegó.

Destacó como pensador, tanto como intelectual y político, y como un consumado orador. Fue una figura predominante de la política romana durante la era imperial, siendo uno de los senadores más admirados, influyentes y respetados.

A causa de este extraordinario prestigio e influencia política, fue objetivo tanto de enemigos como de benefactores. En el año 41 d.C., fue condenado por el emperador Claudio a ocho años al destierro en Córcega tras el infundio de haber cometido adulterio con Julia Livilla, hermana de Calígula.

Cuando el emperador Nerón fue coronado en el 54 d.C., olvidó las enseñanzas de su preceptor cordobés dando muerte a su madre Agripina, a su hermano Germánico y a su esposa Octavia. A partir de entonces Séneca se alejó de la Corte romana, para vivir el 62 d.C. en una de sus fincas en la periferia de Roma. Acusado por conspiradores, Nerón le creyó implicado en la conjuración de Pisón y ordenó su ejecución. Pero, antes de ser arrestado, prefirió el suicidio. Su muerte, ejemplo de serenidad estoica, le reconcilió con los que habían reprobado sus riquezas.

PLATÓN, SÉNECA Y ARISTÓTELES - PHILOSOPHI

Su filosofía escrita en latín pertenece a la corriente del 
Estoicismo, una de las principales de la filosofía romana de su época, pero en sentido amplio, pues no se ciñó a principios firmes. Perteneció a la stoa nueva, junto con Epicteto y Marco Aurelio.

Aceptó la división de la filosofía en lógica, ética y física, y la concibió como un camino a la sabiduría, como studium Virtutis. Pero no es un estoico más, pues prestó poca atención a la lógica, e incluso a la física.

Además de filósofo, estadista y dramaturgo, destacó por ser un moralista, un rasgo común a la filosofía española, y por sus costumbres de vida austeras, que nada tenían que ver con la acumulación de una gran fortuna como político. Su sabiduría es felicidad, Bien Sumo.

Practicó indiferencia ante los bienes temporales, incluyendo la muerte. Amó la naturaleza y la razón, fue imperturbable respecto a las pasiones, y quiso trato humano a los esclavos. De tendencias moralistas, Séneca pasó a la historia como el máximo representante del Estoicismo y Moralismo romano tras la plena decadencia de la República. La sociedad romana había perdido los valores de sus antepasados y degenerándose en turbulenta, amoral, antiética e interesada únicamente en la búsqueda del placer material, que la condujo a su propia decadencia.

MORAL FILOSÓFICA DE SÉNECA

El pensamiento senequista pertenece a la tradición de la filosofía fundada por Zenón y sus discípulos, pero diferenciándose de los maestros griegos por su menor dogmatismo y su mayor amplitud práctica. A pesar de su elevada espiritualidad, persiguió fines prácticos, recurriendo con frecuencia a la retórica y virtuosismo literario para realzar sus ideas. Por ello, se atrevió a escribir hasta nueve tragedias para enseñar sus ideas filosóficas al público profano.


El objetivo del pensamiento senequista es el de ayudar al hombre a encontrarse a sí mismo, condición previa para comprender lo que es la Verdad, la Felicidad y el Sentido de la vida. Al comienzo de su obra De la vida bienaventurada, explicó que todos los hombres deseaban ser felices, pero sin conseguir el camino que llevase a esta meta, que es el de la Verdad: "Nadie que viva al margen de la Verdad puede ser feliz".

El fundamento de toda verdadera felicidad es la Virtud, un ideal representado por la figura del sabio: El hombre es un animal racional, y la Razón el medio más idóneo para alcanzar el summum bonum. Vivir bajo la dirección de la Razón significa vivir de acuerdo con las leyes de la naturaleza, secundum naturam vivere, dado que las leyes naturales son las que más convienen y mejor sirven al hombre.

Para Séneca, los valores que el hombre desea son la Amistad, la Paz, el bienestar de la patria y la alegría interior que acompaña a todo ser virtuoso. Por el contrario, consideraba nocivos, indiferentes o superfluos los valores que el hombre común más suele codiciar, especialmente el lujo y la riqueza. Así adoctrinaba a Lucilio en una de sus últimas cartas: "Aprender a estar satisfecho con poco" y "Basar una vida feliz en el oro y la plata es vergonzoso".

La cosmovisión senequista es panteísta: Dios y el cosmos son uno y lo mismo, como demuestra la belleza de toda la Naturaleza orgánica e inorgánica. Dios es causa y principio espiritual de todas las cosas, increado, imperecedero, omnipotente, inmutable y providente. El ser humano está compuesto de cuerpo y alma. El alma es inmortal y es la parte superior y más noble del hombre que, al igual que Platón, consideraba de origen divino. El cuerpo es lo inferior, aunque no por ello haya que despreciarlo y descuidarlo.

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La ética de Séneca es optimista ya que asume la capacidad natural del hombre para hacer el bien. Pero la experiencia de su vida le fue llevando hacia una concepción cada vez más realista y escéptica de la moral, así en el número 103 de sus Epístolas afirma que los "peligros más corrientes que amenazan al hombre proceden del mismo hombre", ya que al hombre le gusta destruir al hombre. Los hombres son como animales salvajes porque no atacan por necesidad, sino por vocación. Hobbes repitió a Séneca cuando afirma que el hombre es un lobo para el hombre, y lo mismo hizo Freud cuando introdujo el principio tanático en su concepción antropológica.

Para Séneca, el hombre es un animal político y social por naturaleza, porque busca por instinto de salvación la compañía y ayuda de los demás. El hombre en su estado natural vivió sin leyes, pero a medida que se fue socializando surgió la necesidad de fundar un Estado que organizase su convivencia. Sin el Estado, la sociedad se destruiría a si misma.

Tuvo una concepción altruista de la sociedad y de sus ciudadanos: el bien común de un pueblo es la base del bien particular de los individuos. Pero los pueblos e individuos son todos iguales por naturaleza y están unidos entre sí por su condición humana. Por eso rechaza cualquier idea de tipo nacionalista, etnocentrista y racista. Es un pionero iusnaturalista: establecer diferencias étnicas entre hombres significa atentar contra el principio de igualdad de seres humanos. Es, por tanto, un innovador en Derechos Humanos, quince siglos antes que los escolásticos de la Escuela de Salamanca.

Así reconoce su biógrafo Salomón Rubin en su obra Senecas Ethic:
"Frente a Posidonio y todo el estoicismo antiguo y medio, empezó a proclamar el carácter irreversible de los derechos humanos y la igualdad moral de todos los ciudadanos."
Basándose en esta tesis, condenaba la esclavitud, así como las diferencias legales que el poder romano había establecido entre caballeros, libertos y esclavos. Por eso, atacó al sistema legal que eliminaba cualquier derecho a los esclavos y permitía la propiedad de los mismos a sus amos.

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En 
De la tranquilidad de ánimo, desarrolló un pensamiento político contra la guerra y el militarismo, considerando que son igual de criminales los actos de guerra ordenados el Senado y ejecutados por soldados uniformados, como los homicidios cometidos por individuos. Junto a Epicteto y Marco Aurelio, fue precursor de las teorías anti-belicistas que el pensamiento universal fue elaborando durante toda su historia hasta la actualidad. Su crítica a la corrupción y arbitrariedad de la política llevan sus ideas hasta el siglo XXI, recomendado apartar de la administración pública a quienes ejecuten esta praxis.

En De la divina providencia, proclamó el principio de autodeterminación del hombre, según el cual posee la capacidad para vivir en dignidad y decidir en libre albedrío. Pero su concepción fatalista de la existencia le hizo desarrollar la idea de la supeditación del hombre al azar o providencia. Creyó también en el Hado, una ley eterna e inmutable que rige el universo, afirmando que "los hados nos guían".

El aspecto central de existencia humana es la mutación y cambio, siendo la muerte lo único cierto. Así escribió en De la tranquilidad del ánimo: "Advierte, pues que naciste para la muerte"; un tema que abordó desde varias perspectivas, anticipándose al "ser-para-la-muerte" de Martín Heidegger, eje central de su filosofía que elaboraría de veinte siglos después. Por eso, el hombre debe enfrentarse a las adversidades con fortaleza.

La ética de Séneca infunde un espíritu de resistencia: moral defensiva tan habitual en la conducta del homo hispanus. Como explicó Ángel Gavinet en su Idearium, el senequismo es la expresión filosófica de una cosmovisión profundamente arraigada en el alma popular española. También Menéndez Pelayo escribió en sus Ensayos de crítica literaria que en Séneca "están apuntados ya los principales caracteres del genio filosófico nacional".

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Séneca no escribió un sistema filosófico de forma estructurada, sino que ha ido expresando su pensamiento estoico a la largo de su extensa obra. Escribió un libro sobre ciencias naturales (Naturalium quaestionum libri septem ad Lucilium), tragedias (Medea, Phedra, Hércules furens, Oedipus, Agamenon, Las troyanas, Hipólito, Tiéstes, Hércules, Las fenicias y Octavia), tratados morales y diálogos (Dialogorum libri duodecim, De Providentia, De Constantia sapientis, De Ira, De Consolatione, De Vita beata, De otio, De Tranquillitate animi, De brevitatae vitae, De beneficiis, De clementia, Epistolae morales ad Lucilium), cartas, epigramas y otras obras que se han perdido.

Su pensamiento filosófico se ha irradiado a lo largo del tiempo por todo Occidente, siendo uno de los pocos filósofos romanos que siempre ha gozado de gran popularidad. Hoy en día, es uno de los eruditos españoles más reeditados, traducidos y comentados, y su obra ha sido admirada por algunos de los pensadores e intelectuales occidentales más influyentes: Erasmo de Rotterdam, Michel de Montaigne, René Descartes, Denis Diderot, Jean Jaques Rousseau, Francisco de Quevedo, Thomas de Quincey, Dante, Petrarca, San Jerónimo, San Agustín, Lactancio, Chaucer, Juan Calvino, Baudelaire, Honoré de Balzac, etc.

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Una de los mejores investigadores de la obra senequista, Ilsetraut Hadot, escribió que "son oeuvre de moraliste a exercé une influence capitale sur la formation de la pensée occidentale".

Como la filosofía senequista es compatible con la doctrina cristiana, fue conocido por los pensadores de la Edad Media. San Agustín lo citó con frecuencia; Tertuliano asumió que muchas de las doctrinas morales de Séneca tenían gran parecido con las expuestas en la Biblia; y lo consideró "a menudo uno de los nuestros"; y San Jerónimo llegó a incluirlo en su Catálogo de santos.

Su tratado de ciencias naturales Naturales quaestiones fue alabado por Plinio el Viejo y referencia clave en los naturalistas de la Edad Media. Sólo las enseñanzas de Aristóteles en esta materia tuvieron mayor importancia.

La doctrina senequista ejerció gran influencia en el Renacimiento, especialmente en la corriente humanista: la igualdad de todos los hombres, la felicidad mediante una vida austera y moderada, el rechazo a la superstición, las ideas antropocéntricas, etc.

Erasmo de Rotterdam fue el primero en escribir una crítica de sus obras en 1515; Calvino redactó una edición de De clementia en 1532; Robert Burton lo nombró en su Anatomía de la melancolíaLuis Vives Tomás Moro lo tuvieron en gran consideración especialmente por sus ideas éticas.

Diderot escribió que "Sénéque n'est Estoicien que par la téte; a tout momento son coeur l'importe hors de la secte". Otro adepto francés fue Michel de Montaigne, quien reconoció la influencia senequista en su obra magna Essais, tanto en forma como en crítica, muchas de las cuales son comunes en ambos pensadores. Las Cartas a Lucilio se asemejan bastante a la estructura formal desarrollada en los Ensayos de Montaigne.

Estas Cartas a Lucilio han sido reconocidas como un antecedente claro del ensayo moderno y han sido comparadas con un libro de autoayuda. De hecho, tras la película Gladiator, tanto estas cartas como las Meditaciones de Marco Aurelio fueron reeditadas con gran éxito en el mundo anglosajón.

EL SUICIDIO DE SÉNECA, POR MANUEL DOMÍNGUEZ SÁNCHEZ

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