Hernán Núñez de Toledo fue latinista, helenista, paremiógrafo, humanista y comendador de la Orden de Santiago. Está considerado el patriarca de los helenistas españoles.
HELENISMO DE HERNÁN NÚÑEZ DE TOLEDO |
Estudió en Granada lenguas clásicas y orientales (hebreo y árabe). En 1508 recogió y glosó en romance un buen número de refranes y adagios, repertorio paremiológico que apareció publicado por primera vez en Sevilla, y posteriormente como Refranes o proverbios en romance (Salamanca, 1555), obra monumental no sólo por su extensión, ya que recoge no menos de ocho mil quinientos cincuenta y siete, sino también por comentarlos sucintamente y por incluir comparativamente refranes de otras lenguas, en su mayoría romances: catalanes, gallegos, portugueses, franceses, italianos, asturianos, latinos y griegos. Los refranes aparecen por orden alfabético todos juntos con indicación de la lengua, cuando se trata de los refranes no castellanos.
La obra estaba ya en imprenta cuando murió su autor en 1553; faltaba el prólogo, que fue redactado por su discípulo León de Castro, que no era partidario de escribirlo en lengua vulgar. Parece que Juan Páez de Castro intervino en la confección del refranero, pero la muerte de Hernán Núñez no ha permitido saber a ciencia cierta si fue coautor. La obra dejó huella, fue muy reimpresa (con deturpaciones debidas a la censura de los refranes anticlericales y obscenos y a la omisión de refranes extranjeros) y ejerció gran influencia en los paremiólogos posteriores, como Juan de Mal Lara, Gabriel Meurier, César Oudin, Gonzalo Correas y Lorenzo Palmireno. Los más abundantes refranes extranjeros son los portugueses e italianos; para los franceses se inspiró en la obra de Caroli Bovili, Proverbiorum Vulgarium Libri Tres (1531) y para los italianos, la anónima Opera quale contiene le Dieci Tavole de proverbi (Turín, 1535). Entre las lenguas peninsulares, hay 131 gallegos, 104 catalanes, 53 asturianos, 25 aragoneses, y un vizcaíno. A once se les da forma u origen declarado griego o latino.
Durante la Guerra de las Comunidades de Castilla se puso del lado de los comuneros salvándose milagrosamente de la lista de proscripción publicada después de la batalla de Villalar y también atravesó por dificultades a causa de su filiación ideológica erasmista, de forma que hubo de dejar la Universidad de Alcalá y marchar a Salamanca, donde, al irse Antonio de Nebrija, fue nombrado catedrático de griego en 1523.
En 1527 añadió la Retórica a la enseñanza del griego y explicó magistralmente a Plinio el Viejo. Destacó por sus trabajos de crítica textual sobre pasajes de Teócrito y Séneca, y particularmente por sus notas a Pomponio Mela y Plinio el Viejo, sobre quienes redactó unas Castigationes in Pomponium Melam y unas Observationes in C. Plinii Historiae Naturalis libros, aparecidas entre 1543 y 1545, declarándose en el prólogo a sus notas a Plinio deudor de los trabajos del humanista veneciano Ermolao Barbaro. Estudió también las obras de San Jerónimo. Al cumplir los cincuenta años de edad abandonó la enseñanza para dedicarse al estudio.
Principales obras:
Glosa sobre las Trezientas de Juan de Mena, Sevilla (1499) y Granada (1505)
L. Annaei Senecae Opera, Basilea, 1529. Se hicieron diez ediciones hasta 1627
Observationes Fredenandi Pintiani in loca obscura et depravata Hist. Natur. C. Plinii, Salamanca, 1544
Refranes de la lengua castellana, Salamanca, 1555. Existe una edición crítica moderna, Refranes o proverbios en romance (1555) de Hernán Núñez.
GLOSA SOBRE LAS TRESZIENTAS DE JUAN DE MENA |
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