El Beato es un género librario específicamente hispánico. Su origen se remonta al códice Comentarios del Apocalipsis de San Juan, escrito por un abad de Cantabria en el siglo VIII, cuyo nombre es Beato de Liébana.
Su originalidad se encuentra en sus ilustraciones de gran fuerza expresiva e iluminación, que consiguió una repercusión en el arte medieval de la España cristiana e incluso de la Europa del sur occidental. El manuscrito más representativo es el Beato de Fernando I y doña Sancha del año 1047.
Su originalidad se encuentra en sus ilustraciones de gran fuerza expresiva e iluminación, que consiguió una repercusión en el arte medieval de la España cristiana e incluso de la Europa del sur occidental. El manuscrito más representativo es el Beato de Fernando I y doña Sancha del año 1047.
Según
los datos conocidos, fue en la isla de Patmos donde el apóstol San Juan tuvo una
visión de la cual escribió el texto del Apocalipsis.
Ya en el siglo VIII, en el año 786, un abad del Monasterio de San Martín de Turieno (Santo Toribio), en la comarca de Liébana, perteneciente al Ducado de Cantabria, escribió unos Comentarios al Libro del Apocalipsis de San Juan. Su nombre era Beato de Liébana, un teólogo y experto exegeta, que tuvo relación con la proto-monarquía astur. Vivía en una región protegida por la cordillera cantábrica, donde se refugiaban en su tiempo multitud de hispano-visigodos que huían de la conquista islámica al sur peninsular.
Beato alcanzó una gran popularidad en la Alta Edad Media por su enfrentamiento a la herejía adopcionista mantenida por el arzobispo primado Elipando de Toledo, que sostenía que Jesucristo era hijo adoptivo de Dios, no por naturaleza, sino por adopción. Elipando defendía el Adopcionismo con la intención de conciliar el Cristianismo con las creencias islámicas que consideraban a Jesucristo como un profeta, ya que Toledo estaba en poder musulmán.
En este enfrentamiento religioso existía un interés político. Beato defendía al Reino de Oviedo como nueva entidad cristiana, heredera de la tradición hispano-visigoda, y estaba apoyado por el papa de Roma y por Carlomagno, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Viviendo en una tierra libre del poder musulmán, defendía la pureza, independencia y ortodoxia de los dogmas cristianos. Sus ideales quedaron escritos en diversas cartas a su adversario y en su libro Apologético. Al toledano lo calificó de hereje, llamándolo "testículo de Anticristo".
La importancia de su obra es mayor porque es el primer hispano en citar a Santiago como patrón de España en su Comentario al Apocalipsis, dedicándole el himno O Dei Verbum del que escribió que era "caput refulgens aureum Ispaniae" (áurea cabeza refulgente de España). La difusión de este cántico generó la creencia de Santiago como patriarca de la España cristiana en lucha contra la invasión islámica en los comienzos de la Reconquista; e incluso para la aparición de su tumba en Santiago de Compostela, en el año 814.
Beato alcanzó una gran popularidad en la Alta Edad Media por su enfrentamiento a la herejía adopcionista mantenida por el arzobispo primado Elipando de Toledo, que sostenía que Jesucristo era hijo adoptivo de Dios, no por naturaleza, sino por adopción. Elipando defendía el Adopcionismo con la intención de conciliar el Cristianismo con las creencias islámicas que consideraban a Jesucristo como un profeta, ya que Toledo estaba en poder musulmán.
En este enfrentamiento religioso existía un interés político. Beato defendía al Reino de Oviedo como nueva entidad cristiana, heredera de la tradición hispano-visigoda, y estaba apoyado por el papa de Roma y por Carlomagno, el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Viviendo en una tierra libre del poder musulmán, defendía la pureza, independencia y ortodoxia de los dogmas cristianos. Sus ideales quedaron escritos en diversas cartas a su adversario y en su libro Apologético. Al toledano lo calificó de hereje, llamándolo "testículo de Anticristo".
La importancia de su obra es mayor porque es el primer hispano en citar a Santiago como patrón de España en su Comentario al Apocalipsis, dedicándole el himno O Dei Verbum del que escribió que era "caput refulgens aureum Ispaniae" (áurea cabeza refulgente de España). La difusión de este cántico generó la creencia de Santiago como patriarca de la España cristiana en lucha contra la invasión islámica en los comienzos de la Reconquista; e incluso para la aparición de su tumba en Santiago de Compostela, en el año 814.
"Santo Padre e obispo Heterio, te dedico este libro, escrito a petición tuya para edificación y estímulo de los hermanos, para que sea heredero también de mi obra el que me honro en tener como hermano religioso."
El libro se dedica, en su mayor parte, al estudio de las misteriosas revelaciones del evangelista San Juan a través de los escritos de importantes autores cristianos, de siglos anteriores, como San Isidoro de Sevilla, San Ambrosio, San Jerónimo, San Fulgencio, San Gregorio, Apringio de Beja, Primario, Ticonio e Ireneo.
Pero el objetivo de estas interpretaciones sobre el Apocalipsis era tratar de calmar la inquietud espiritual de los creyentes, preocupados por los males de su tiempo, el cercano "fin del mundo", y la muerte. Por aquel tiempo, la España cristiana del Reino visigodo representaba una materialización del apocalipsis final provocado por la invasión islámica.
Su popularidad se acrecentó durante el siglo X, coincidiendo con la más lamentable situación de los cristianos, como consecuencia de la grandeza del Califato de Córdoba. Es la obra más famosa de Beato de Liébana, aunque no la única, pues fue autor de obras como Adversus Elipandum, Apologético y Dei Verbum.
Pero lo más llamativo de los beatos no es su texto, sino sus maravillosas ilustraciones, de gran belleza artística con un tono misterioso, que hacen referencia al propio apocalipsis, no a los comentarios. Estas miniaturas tuvieron una considerable repercusión en todo el arte medieval debido a la fuerza expresiva y descriptiva. Lograron una notable uniformidad pictórica, al contrario que las Biblias y Evangeliarios que no repiten sus iluminaciones.
Fueron el resultado de un conjunto de influencias artísticas: tardorromanos, visigóticas, carolingias, bizantinas, persas, copto egipcias, y musulmanas de Al-Ándalus. Los elementos de origen asiático y norteafricano llegaron a través de los mozárabes, cristianos que vivieron en la España islamizada y que, más tarde, se refugiaron en los reinos cristianos del norte.
Por eso, los beatos son los códices más valorados y examinados de la Edad Media. Se han publicado diversos estudios sobre los beatos en diversos idiomas, y se han reproducido sus miniaturas en forma de láminas de impecable calidad.
MINIATURAS DEL BEATO DE LIÉBANA |
Se
conservan cerca de 31 beatos, aunque 4 de ellos solo quedan hojas
sueltas, y 24 contienen miniaturas, distribuidos en dos expresiones artísticas según su época de elaboración.
Los primeros beatos, de estilo prerrománico, también llamado mozárabe, fueron escritos entre los siglos X y comienzos del XI, en los escriptorios de los monasterios del Reino de León (Tábara, León, Escalada, Valcavado, Albares y Bobadilla), del Condado de Castilla (Cardeña, Valeránica y Silos), y del Reino de Pamplona (Albelda y San Millán de la Cogolla).
Los beatos posteriores, de adscripción románica, fueron realizados de mediados del siglo XI al XIII, abarcado una extensión territorial mayor. Su área de difusión alcanzó Portugal, la Corona de Aragón y, allende los Pirineos, Gascuña y Lombardía. También se sumaron otros monasterios del Reino de Castilla, como Las Huelgas o San Andrés de Arroyo. Esta repercusión en el suroeste de Europa se encuentra, por ejemplo, en las esculturas del famoso monasterio francés de Moissac. También es notable en el Beato de Sant-Srver, elaborado en el
Monasterio de Saint-Server-sur-l'Adour, entre los años 1060 y se encuentra en
la Biblioteca Nacional de París.
La
mayoría de los códices poseen escritura visigótica, los que tienen su origen fuera
de reinos hispánicos una grafía de estilo carolina, y los más tardíos carolinogótica.
MINIATURAS DEL BEATO DE LIÉBANA |
Los códices mozárabes más representativos y mejor conservados que han dejado legado en la actualidad son:
El Beato Magio
fue escrito en el Monasterio mozárabe de San Miguel de Escalada, en el Reino de
León, en el 960, por el monje Magio, quien pintó 89
miniaturas. Se encuentra en la Biblioteca Pierpont Morgan de Nueva York.
El Beato Primero
de la Biblioteca Nacional fue escrito en Monasterio de San Millán en la primera
mitad del siglo X. Conserva tan solo 27 miniaturas con fuerte influencia
musulmana.
El Beato del Escorial fue escrito en el Monasterio de San Millán en
la segunda mitad del siglo X, hacia el 950. Conserva 151 folios y 52
ilustraciones. Se encuentra en la Real Biblioteca del Monasterio de San Lorenzo
de El Escorial.
El Beato
de Tábara fue escrito en el Monasterio de San Salvador de Tábara, en el año
970, comenzado por Magio y terminado por su alumno Emeterio. Contiene 168
folios y 9 miniaturas del centenar que poseía. Se encuentra en el Archivo Histórico
Nacional de Madrid.
El Beato de
Girona fue escrito posiblemente en el Monasterio
de Tábara (Zamora), en el año 975, por el monje Emeterio y la monja Eude, y
donado a la Catedral de Gerona en 1078. Es el beato con más ilustraciones
conservado porque tiene 280 folios escritos a dos columnas y 160 miniaturas, algunas
de ellas a toda una página e incluso doble página.
El Beato de Valcavado fue escrito en el monasterio de Santa María de Valcavado
(Palencia), por el monje Oveco, en el año 970, y promovido por el abad
Sempronio. También es llamado Beato de
Valladolid. En la actualidad posee de 230 folios con escritura redonda visigótica y 97 miniaturas, algunas
en doble folio y otras a folio completo con el mismo estilo de la escuela
leonesa de Magio. Se encuentra en la Biblioteca del Colegio de Santa Cruz de la
Universidad de Valladolid.
El Beato de Seo de Urgell fue escrito en el monasterio de San Salvador de Tábara, por Senior
en el año 975. En la actualidad contiene 239 folios, de ellos 7 folios están numerados
en romano y 232 en árabe, en escritura redonda visigótica en dos columnas, y 90
miniaturas, algunas ocupando dos folios. Se encuentra en el Museo Diocesano de
Urgell.
El Beato
de San Millán fue escrito en el monasterio de San Millán de la Cogolla por
dos artistas de cronología y concepción artística diferente. Se comenzó se
comenzó en la primera mitad del siglo XI, en el estilo mozárabe del X, y se terminó
en la segunda mitad del XI, en estilo románico, reuniendo 49 miniaturas. Se
encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid.
El Beato
de Silos fue escrito en el Monasterio de Santo Domingo de Silos por los
monjes Domingo y Munio e iluminado con 106 miniaturas por el prior Pedro entre
los años 1091-1109, en el tradicional mozárabe, aunque en yuxtaposición de
estilos con el románico. Se encuentra en la British Library de Londres.
El Beato de Osma se conserva en la Biblioteca de la Catedral de la Asunción de la villa de Burgo de Osma escrito en el año 1086. Contiene miniaturas mozárabes y una bella tabla del siglo XV en estilo hispano-flamenco, del maestro Pedro de Osma.
BEATO DE FERNANDO Y DOÑA SANCHA |
El ejemplar más espléndido es el Beato de Fernando I y doña Sancha, por ser estos reyes leoneses sus promotores. También llamado Beato emilianense. Este Beato Segundo de la Biblioteca Nacional fue escrito en latín con escritura visigótica y miniado por Facundo, en 1047. También es conocido como Beato de Facundo, en atención al autor tanto de sus textos como de sus ilustraciones.
Posee 624 páginas a 2 columnas y 35 líneas, con unas dimensiones de 267 y 361 milímetros, cuyo título y epígrafes están escritos en rojo. En cuanto a su decoración, posee unas 98 excelentes miniaturas de gran expresión y habilidad técnica, muchas de ellas a página entera y a doble página. Aunque continua con la tradición de los beatos prerrománicos hispanos, empieza a apuntar ya mayores influencias románicas europeas. Es un tipo de beato en transición entre la tradición mozárabe y el novedoso románico, típico de mediados del siglo XI, generando una mayor expresividad en sus miniaturas.
1.
Tablas genealógicas (hojas 10-17): Árboles genealógicos del pueblo judío desde Adán hasta el nacimiento de Cristo en forma de complejas ilustraciones, basadas en las Biblias mozárabes.
2.
Capitulatio (en 34 párrafos) (h. 18-19)
3.
Texto entero de El Apocalipsis, sacado de la Storiae del Comentario del Beato
(h. 19-30)
4.
Praefatio (h. 30): Breve texto en el que se manifiesta el deseo de hacer comprensible el libro bíblico. Abundan las citas de San Isidoro de Sevilla, en especial de su Contra Iudaeos. Se dedica la obra a Eterio, "sancte pater", quien solicitó esta escritura para la formación espiritual de cristianos.
5.
Prologus I (h. 30): Biografía de San Jerónimo atribuida a Prisciliano, aunque en algunos manuscritos está atribuido al propio San Jerónimo.
6.
Prologus II (h. 30): Texto que San Jerónimo dedicó a Anatolio en su refundación del Comentario al Apocalipsis de Victorino.
7.
Interpretatio (h. 30-40): Explicación resumida del Apocalipsis a partir, al parecer, de Primasio y Ticonio con citas isidorianas y en el que se utiliza un texto bíblico distinto de la Vulgata.
8.
Beati in Apocapipsis (h. 40-263): Colección de citas bíblicas (grupos versículos del Apocalipsis seguidas de amplios comentarios patrísticos .
9.
De ecclesia et sinagoga (h. 58-77)
10.
De Antichristo (h. 203-204)
11.
Explicit… Codex multorum librorum (h. 263-264): Añadido de las Etimologías de San Isidoro.
12.
Hieronymi in Danielem (h. 267-316): Añadido de un pormenorizado comentario de San Jerónimo a Daniel desde antes del siglo X. Contiene escenas narrativas ilustradas.
Se conservó en la Colegiata de San Isidoro de León, en poder del marqués de Mondéjar, hasta finales del siglo XVII. En la Guerra de Sucesión, fue requisado por Felipe V en la Guerra de Sucesión y enviado a la Biblioteca Real de Madrid. En la actualidad, forma parte de los fondos de la Biblioteca Nacional de España, que posee dos ejemplares. Recientemente, ha sido incluido por la UNESCO en el Registro de la Memoria del Mundo.
CÓDICE DE MANCHESTER |
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