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RECONQUISTA ESPAÑOLA A TRAVÉS DE LOS CANTARES DE GESTA


La literatura épica española propiamente dicha tuvo origen durante el período de la Reconquista, y engloba a las largas narraciones en verso en las cuales el mester de juglaría describía las hazañas de los héroes nacionales. Reyes y nobles son ensalzados en estas narraciones épicas denominadas cantares de gesta. Son destacables el Poema de Fernán González, el Poema del Mío Cid, el Poema de Alfonso XI, o la Leyenda de Bernardo del Carpio a la batalla de Roncesvalles.

La presencia del apóstol Santiago evangelizador de la Hispania antigua surgió en el imaginario de los pueblos cristianos aportando un aliciente en su empresa contra el invasor islámico. Esta imagen de Santiago matamoros como caudillo de los ejércitos cristianos en fue llevada a la literatura épica, por autores como Beato de Liébana o Gonzalo de Berceo.

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RECONQUISTA ESPAÑOLA A TRAVÉS DE LOS CANTARES DE GESTA


La literatura épica española propiamente dicha tuvo origen durante el período de la Reconquista, y engloba a las largas narraciones en verso en las cuales el mester de juglaría describía las hazañas de los héroes nacionales. Estas narraciones épicas, denominadas cantares de gesta, eran recitados con apoyo musical ante el público por los juglares que actuaban en las plazas de los pueblos y ciudades, y en los castillos o en las estancias de la corte, a cambio de un pago por sus servicios.

Tenían un carácter popular, pues su objetivo era entretener e informar al pueblo, una temática basada en los hechos de armas y heroicas hazañas que encienden el sentimiento nacional de los castellanos, y un trasfondo histórico, tomados como documentos históricos en muchas ocasiones, pues servirían para recoger los hechos que más tarde se prosifican en las primeras crónicas de los reinos cristianos hispánicos.

Pero de toda España Castilla es la mejor
porque fue de las otras el comienzo mayor
por honrar y temer siempre a su señor
quiso engrandecer así el Creador. 
Aún Castilla la Vieja, según mi entendimiento
mejor es que lo otro, pues que fue su cimiento
y conquistaron mucho con poco poblamiento;
así lo podéis ver en el acabamiento.

Se trataba de obras anónimas, como este Poema de Fernán González escrito en 1250, pero realistas pues se compusieron en fechas cercanas a los hechos que cuentan. Sin duda, fueron escritas por personas letradas o de gran cultura literaria, aunque al ser trasmitidas por vía oral entre generaciones sufrían modificaciones.

Desque los españones a Jesucristo conocieron,
desque en la su ley bautismo recibieron,
nunca en otra ley tornar quisieron,
mas por guarda de aquesta muchos males sufrieron.

Jinete ibérico pintura Ferrer-Dalmau
JINETE IBÉRICO EN EL SIGLO XIII

Dentro de esta épica destaca el Poema de Mío Cid, epopeya que evoca las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar en la polvorienta estepa castellana del siglo XI. Fue escrito en 1207 y se conserva casi completo:

Por todas aquellas tierras pronto corrían mandados
que el Cid y Campeador, allí se había sentado,
que vino a tierra de moros, saliéndose de cristianos.
Por aquellas vecindades ya no se cuidan los campos.
Alegrándose va el Cid, también todos sus vasallos.
El castillo de Alcocer ya va sus parias pagando.

El Cid Campeador ha sido personaje y mito heroico de la literatura hispanista hasta el siglo XX, ya que fueron abordados por literatos hispanistas de la Contemporaneidad como Manuel Machado y Rubén Darío. El autor nicaragüense escribió Cosas del Cid:

Cuenta Barbey, en versos que valen bien su prosa, 
una hazaña del Cid, fresca como una rosa, 
pura como una perla. No se oyen en la hazaña 
resonar en el viento las trompetas de España, 
ni el azorado moro las tiendas abandona 
al ver al sol el alma de acero de Tizona.


Manuel Machado evocó El destierro del Cid, enfrentado a sus hermanos cristianos y aliado de los reyezuelos hispano-musulmanes:

El cielo sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas. 
El ciego sol, la sed y la fatiga…
por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos,
polvo, sudor, y hierro, el Cid cabalga.

jura Santa Gadea Armando Menocal
LA JURA DE SANTA GADEA POR ALFONSO VI

El rey Alfonso III de Asturias inició la idea imperial en el siglo IX, siendo llamado magnus imperator. Consolidó el Duero como frontera meridional del reino, en torno a las plazas fuertes de Toro y Zamora. Luchó enérgicamente contra los musulmanes, a los que derrotó en Polvoraria, rechazando la yihad del rebelde omeya Ibn al-Qitt. En la Crónica Albeldense hay un épico poema de alabanza al rey Alfonso III el Grande:

Tú también, claro rey, antes nombrado,
llamado Alfonso, perfecto, erguido,
del reino alto don por tus virtudes
guerrera insigne para los astures,
fuerte para los vascos
y duro vengador para los árabes.
Defensor de tus súbditos.
Sea dado a tal príncipe la sagrada victoria.
Y sea siempre Cristo su luminoso guía.
El triunfo se le entrega y se le adorna el Reino.

A principios del siglo XI, de la raíz regia de Sancho III el Mayor de Navarra partieron cuatro de los cinco reinos cristianos hispánicos que entonces ya predominaban sobre el islam, justamente cuando el Califato de Córdoba se descompuso: León, Castilla, Navarra y Aragón. Fernán Pérez de Guzmán, cronista y poeta castellano del siglo XV, sobrino del canciller de Ayala y tío del marqués de Santillana, escribió sobre la descendencia de Sancho III el Mayor los siguientes versos con el título Loores de los claros varones de España:

De Navarra subcedieron
a Castilla los que oy son
nobles reyes de Aragón:
desta línea descendieron.

Los castellanos ovieron
a su fijo don Fernando;
al que, en Aragón reinando,
don Ramiro le dixieron.

Gran razón es que se lea
e relate por fazaña
que si en los reinos de España
el menor Navarra sea,
es de gran gloria que vea
quien de su generación
a Castilla et Aragón
las impere y las posea.

barranco muerte pintura Salinas Teruel
ALFONSO I EL BATALLADOR EN EL BARRANCO DE LA MUERTE

Otros cantares de gesta fueron La historia del Rey Rodrigo o de la pérdida de España, que trata la invasión islámica y la caída del reino hispano-visigodo; La leyenda de Bernardo del Carpio en relación a la segunda batalla de Roncesvalles; y La historia de los siete infantes de Lara, aparecida en la crónica de 1344 de Pedro de Barcelos e incluido en el ciclo de temas relativo a los condes de Castilla.

El Poema de Alfonso XI, del siglo XIV, incluye a todos pueblos de la mitad norte de España en la empresa común de la Reconquista:

E ricos omnes de gran guisa
de Castilla la real, infanzones de Galicia
e cavalieros de Portugal.
Lioneses, asturianos,
gallegos, portogaleses,
biscaynos e guipuzcoanos,
e de la montaña e alaveses.

La participación de los españoles de las distintas regiones en las grandes hazañas de las guerras contra el islam fue reunida en obras como, por ejemplo, la Jerusalén conquistada de Lope de Vega. Cita hasta los nombres de un capitán por región e insiste con estos versos:

Ya la hidalga Vizcaya se apercibe,
los fuertes asturianos y leoneses,
la gente que entre el Segre y Turia vive
y en Duero y Miño algunos portugueses,
ya la imperial Toledo los recibe
y de rojo color cruzado arneses…
pasa la puente el batallón gallardo.

Córdoba Fernando Santo reconquista
FERNANDO III RECONQUISTA CÓRDOBA

Al comienzo del siglo XIII las lenguas románicas de la península, y concretamente el castellano, habían alcanzado un grado de madurez relativamente alto. Así, tras una fase dedicada al estudio de su gramática, sobre la base del latín, los clérigos pudieron elevar el castellano al rango de lengua literaria, o sea, de lengua culta, apta para la escritura de todo tipo de obras literarias. Esta herencia lingüística es venerada por Dámaso Alonso en Nuestra heredad:

Hermanos de mi lengua, qué Tesoro
nuestra heredad, oh amor, oh poesía,
esta lengua que hablamos, oh belleza.

La superioridad de Castilla entre los reinos hispánicos y otras hazañas serían exaltadas por Juan de Mena:

Será de reyes, e rey de señores,
sobrando e vençiendo los títulos todos
e las fazañas de los reyes godos
e rica memoria de los sus mayores.

Alfonso Sabio Cádiz reconquista pintura
ALFONSO X EN LA RECONQUISTA DE CÁDIZ

Durante la Reconquista, el apóstol Santiago el Mayor se convirtió en patrón y protector de la España cristiana frente al islam. Aquel apóstol cristianizó la Hispania romana. Los restos del apóstol fueron descubiertos el en Campo de Estrellas que denominan Compostela, en el monte Libredón. Para los reinos cristianos este hallazgo generó en un impulso en la lucha por recobrar la España perdida. Beato de Liébana fue uno de los premonitores de tal hallazgo quien dedicó estos versos:

Oh muy digno y muy santo apóstol
dorada cabeza refulgente de Hispania;
Sé nuestro protector y natural patrono…

Su imagen está representada en esculturas y pinturas de las iglesias, como Santiago apóstol patrón de España quien cristianizó estas tierras, como Santiago peregrino del camino que lleva a su templo desde todos los rincones de Europa, y como Santiago matamoros el apóstol que se convirtió en guerrero ecuestre contra el islam. Representando en su caballo blanco, armado con espada y escudo, la mitología de la época lo situaba en la vanguardia el ataque cristiano, aplastando los cuerpos de los moros y degollando sus cabezas. Un santo defensor del Cristianismo hispánico, caudillo de los ejércitos en las más importantes batallas de la Reconquista.

La presencia de Santiago en el imaginario de los pueblos cristianos aportó un aliciente y moral en su empresa contra el invasor islámico. Esta mentalidad fue llevada a la literatura épica como siglos más tarde hizo Gerardo Diego:

Un caballo de nieve los cielos eléctricos cruza;
las estrellas salpica: galopa, galopa, galopa,
y el jinete, oro y fuego, es el hijo del trueno divino.
Descabalga, Santiago, en el porche de la Catedral eterna,
que alas abiertas, te aguarda el águila santa,
inmóvil en un dulce éxtasis de Apocalipsis.

SANTIAGO MATAMOROS Y SANTIAGO PEREGRINO

Aquellas batallas imaginarias como la de Clavijo y la invocación al apóstol Santiago caballero calaron en las arengas militares y en la conciencia colectiva como talismán de la victoria, refulgente en las páginas de Gonzalo de Berceo, en los relatos de los cronistas de Indias, y por supuesto, en las hazañas del Poema de Mío Cid que presenta a Santiago ya totalmente popularizado:

Vierais allí tanta lanza hundir y alzar
traspasar y romper tantas adargas
quebrantar y desmallar tantas lorigas
salir tintos en sangre tantos pendones blancos,
ya tantos caballos espléndidos trotar sin sus dueños.
Los moros gritan "¡Mahoma!", y los cristianos "¡Santiago!
"en muy poco espacio cayeron muertos al menos mil trescientos.

El poeta riojano Gonzalo de Berceo, que quizá siga el contenido de la Crónica Silense, cuenta en la vida de San Millán cómo el conde castellano Fernán González y el rey leonés Ramiro II vencieron al califa Abderramán III en la batalla de Simancas, en el 939, gracias a la intervención conjugada del apóstol y del santo Emiliano. El poeta narra la batalla como si la estuviese viendo:

Mientre en esta dubda sedién las buenas yentes,
asuso contra 'I cielo fueron parando mientes,
vidieron dues personas fermosas e luzientes,
mucho eran más blancas que las nieves rezientes.

Vinién en dos cavallos plus blancos que cristal,
armas quales non vió nunqa omne mortal,
el uno tenié crorna, mitra pontifical,
el otro una cruz, onme non vió tal.

Quando cerca de tierra fueron los cavalleros,
dieron entre los moros dando colpes certeros,
fizieron tal domage en los más delanteros,
qe plegó el espanto a los más postremeros.

triunfo Santa Cruz batalla Navas Tolosa
SANCHO VII EN FUERTE EN EL TRIUNFO DE LA SANTA CRUZ

Y mientras Castilla lideraba la empresa común en la lucha contra el islam y ampliaba su reino hacia el sur con la intención de recomponer la unidad perdida, Aragón se expandía por el mar Mediterráneo, estableciendo rutas comerciales gracias a la acción de los mercaderes catalanes. Esta aventura expansiva sería heredada más tarde por los Reyes Católicos, defendida por los Habsburgo y cantada por Jacint Verdaguer en su Oda a Barcelona:

Dio Condes a Provenza, también Duques a Atenas,
y por bandera a España de la suya un girón,
nunca cruzó del mar las anchuras serenas
un pez que no luciese las barras de Aragón.
Siempre fue para España el lucero de Oriente,
de Gutenberg la llama con una nación dio,
con la otra carriles; y un hijo de su mente
fue quien primero al rayo por mensajero envio.

La noticia del final de la Reconquista fue celebrada en toda Europa, en las catedrales de sus capitales y en Roma doblaban campanas, y dentro de ellas se ordenaban misas en gratitud por la victoria. España había cumplido con su cometido: salvar la Cristiandad europea de la amenaza islámica por el suroeste continental y recomponer la unidad hispánica. Mientras tanto, un vencido Boabdil salía camino del exilio en compañía de su madre, la vengativa Aixa. Al coronar uno de los cerros que anticipan la sierra, Boabdil descendió del caballo, se giró y, mientras contemplaba compungido el perfil de Granada al atardecer, con sus palacios y torres reflejando la delicada luz dorada que baña la ciudad los días de invierno, se echó a llorar. Es entonces cuando Aixa le recriminó "llora, llora como mujer lo que no supiste defender como hombre".

Sus lágrimas siguen hoy inspirando a poetas, como es el caso de Juan Ramón Jiménez en el Generalife:

…hablan las aguas y lloran,
bajo las adelfas blancas;
bajo las adelfas rosas,
lloran las aguas y cantan,
por el arrayán en flor,
sobre las aguas opacas.
¡Locura de canto y llanto,
de las almas, de la lágrimas!

rendición Granada Francisco Pradilla
RENDICIÓN DE GRANADA POR LOS REYES CATÓLICOS

Era época de destierros y de la pérdida de la "España de las tres Culturas". Los nazaríes de Granada abandonan los últimos vestigios de la España islámica, los judíos sufrieron el destierro de su Sefarad, y los moriscos eran condenados al éxodo llorando la pérdida de la gloria andalusí. Por último, erasmistas como Luis Vives, los hermanos Valdés o Miguel de Molinos, y pensadores reformistas sufrieron el destierro ante la intransigencia católica de los Habsburgo y de la Santa Inquisición, retratados mediante palabras por fray Luis de León.

Prolífico poeta-músico castellano, verdaderamente un trovador, Juan del Encina compuso un respetable número de romances, cantatas, villancicos y églogas. En castellano de la época compuso el bello romance renacentista ¿Qu'es de tí, desconsolado? dedicado a la toma Cristiana por sus católicas majestades y al último rey nazarí de Granada Muhammad XII, Boabdil el Chico para los castellanos, a quien refiere como "desconsolado":

¿Qu'es de ti, desconsolado?
¿Qu'es de ti, rey de Granada?
¿Qu'es de tu tierra y tus moros?
¿Dónde tienes tu morada? 

Reniega ya de Mahoma
y de su seta malvada,
que bivir en tal locura
es una burla burlada. 

Torna, tórnate, buen rey,
a nuestra ley consagrada,
porque si perdiste el rey
no tengas el alma cobrada;

De tales reyes vencido
onrra te deve ser dada. 

¡O Granada noblecida,
por todo el mundo nombrada!,
hasta aquí fueste cattiva
y agora ya libertada. 

Perdióte el rey don Rodrigo
por su dicha desdichada.
Ganóte el rey don Fernando
con ventura prosperada.

La reyna doña Ysabel,
la más temida y amada,
ella con sus oraciones
y él con mucha gente armada. 

Según Dios haze sus hechos
la defensa era escusada,
que donde Él pone su mano
lo impossible es quasi nada.

Esta literatura patriótica fue una moda que se extendió también a todos los escritores y poetas del siglo XVI. Cantaban los triunfos y los hechos gloriosos medievales con un sentido nacional y no regional, fueron "fazañas" españolas contra el enemigo común, lo mismo si se refiere a Alfonso VIII y Fernando el Santo que a Jaime el Conquistador o que a los almogávares de Roger de Flor.

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