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CARMEN DE BURGOS SEGUÍ PRIMERA CORRESPONSAL DE GUERRA


Periodista, viajera, traductora, literata y defensora de los derechos de la mujer durante el primer tercio del siglo XX, Carmen de Burgos Seguí fue la primera mujer periodista profesional en España y en lengua española en el periódico Diario Universal. Además, fue la primera corresponsal de guerra de la prensa española en el conflicto de Melilla de 1909, donde escribió En la guerra. Conflicto de Melilla.

Conocida con el pseudónimo de Colombine, perteneció a la Generación del 98, fundó su propia publicación Revista Crítica, y organizó tertulias entre periodistas, literatos y artistas bajo el nombre La Tertulia modernista. Su ensayo La mujer moderna y sus derechos, de 1927, fue un referente ideológico del feminismo de la época en el que defendía derechos básicos para las mujeres.

CARMEN DE BURGOS SEGUÍ PRIMERA CORRESPONSAL DE GUERRA

María del Carmen Ramona Loreta de Burgos Seguí nació en Almería en 1867. Fue hija del vicecónsul de Portugal en Cádiz, pertenecía a una familia numerosa y burguesa, y recibió la misma formación académica que sus hermanos.

En 1883, contrajo nupcias con el periodista y editor Arturo Álvarez y Bustos, cuando contaba con sólo 16 años de edad. Esta situación le hizo acercarse al sector profesional del periodismo, iniciándose en la revista sátira Almería Bufa, que dirigía su marido. Pero, su principal dedicación fue el estudio para impartir magisterio; obtuvo el título de maestra de Enseñanza Elemental Primaria en 1895. Por aquellos años, ya estaba separada de su marido, y vivía en una casa paterna de Almería junto a María, la única hija superviviente que no murió de forma prematura como los otros tres que tuvo. En 1899, consiguió el título de maestra de Enseñanza Superior, en Madrid, ganando un empleo en la Escuela Normal de Maestras de Guadalajara, al año siguiente.

Pero no fue por la actividad docente por lo que pasaría a la historia de España, sino por su dedicación al periodismo y escritura de libros, utilizando diversos pseudónimos: Duquesa Laurena, Gabriela Luisa, Raquel, Marianela, Honorine o Colombine.

En 1902, retomó su actividad periodística redactando artículos de temática feminista en el apartado que tituló Notas femeninas en el diario El Globo, y Lecturas para la mujer en Diario Universal, en ambos casos firmaba con el pseudónimo Colombine. Se había convertido en la primera mujer española en ser periodista profesional, y desde estos medios de comunicación hacía trataba asuntos relacionados con el derecho al divorcio o el sufragio de la mujer.

Entre los años 1904 y 1905, Burgos Seguí compatibilizó el periodismo en La Correspondencia de España, con el estudio de los sistemas de enseñanza de otros países europeos, mediante la concesión de una beca del Ministerio de Instrucción Pública. Recorrió Francia, Italia y Suiza, dejando crónicas firmadas en París, Niza, Génova, Pisa, Nápoles, Roma, Florencia y Venecia. Más tarde, publicaría su primer libro de viajes, Por Europa, que es una recopilación de los artículos sobre estas crónicas europeas.

LA NOVELA CORTA, POR CARMEN DE BURGOS SEGUÍ

En octubre de 1905, fue nombrada corresponsal en París del periódico El Heraldo de Madrid, haciéndolo así constar en el diario del día 5 de ese mes con estas palabras:
"La nombradía de la que goza, y que ha hecho popular en periódicos y revistas el pseudónimo de Colombine… después de lúcidas campañas en la prensa española, emprende ahora un viaje por el extranjero… tendrán conocimiento los lectores del Heraldo por los artículos con que nos honrará la notable escritora que en el expreso de anoche salió para París. Carmen de Burgos es ante todo uno de los elementos más valiosos del periodismo español."
Desde este medio, retomó su actividad a favor de los derechos de la mujer mediante la escritura de su sección periodística El voto de la mujer que firmaba con el pseudónimo de Colombine. Así, impulsó una Encuesta sobre el voto femenino en El Heraldo de Madrid, que fue publicada el 19 de octubre de 1096. La encuesta ofrecía tres preguntas a los lectores:
1. ¿Debe o no concederse el voto a las mujeres?
2. En caso afirmativo, ¿ha de ser el sufragio universal o sólo para las que reúnan determinadas condiciones?
3. ¿Las mujeres puede ser, además de electora, elegible?
El resultado fue 922 votos a favor y 3.640 en contra y aquella iniciativa resultó un fracaso en cuanto al resultado estadístico, pero fue el comienzo del despertar de una nueva mentalidad para el siglo XX, generando protestas por parte de algunos sectores conservadores, como por ejemplo el diario El Siglo Futuro. En cambio, fue apoyado por los círculos progresistas y liberales de España. Para desarrollar el artículo de su sección periodística seleccionó la opinión de algunos de sus amigos, las de Vicente Blasco Ibáñez, Pío Baroja y Miguel de Unamuno. Aquel artículo fue ampliado a un ensayo, y publicó el libro El divorcio en España, temática que le afectaba de forma personal y que se convertiría en un referente para su época.

ARTÍCULO ENCUESTA SOBRE EL VOTO FEMENINO

Por sus ideas liberales y su relación con la enseñanza tomó contacto con Francisco Giner de los Ríos, promotor de la Institución Libre de Enseñanza y de un novedoso sistema de enseñanza.

En 1907, fue nombrada miembro de la Asociación de la Prensa de Madrid, y al año siguiente se estableció como profesora en dicha ciudad. Desde aquí, Burgos Seguí organizaba tertulias en las que participaban intelectuales afincados en la capital, reunión que tuvo los nombres de La tertulia modernista o el Salón de Colombine. También asistía a otras tertulias organizadas en los cafés literarios, relacionándose con periodistas y literatos como Benito Pérez Galdós, Vicente Blasco Ibáñez o Juan Ramón Jiménez, y con artistas como Tomás Morales, Julio Antonio, Julio Romero de Torres o Joaquín Sorolla.

Julio Romero de Torres le dedicaría un retrato en 1917, en el que aparece de forma sobria, de perfil sosteniendo un libro. Eduardo Zamacois era el director de El cuento semanal, para cuya publicación contribuyó Burgos Seguí escribiendo relatos breves de estilo realista y que tuvieron cierto éxito.

Pero sería el escritor y periodista Ramón Gómez de la Serna su principal admirador y colaborador, con quien Burgos Seguí mantuvo una relación más personal.

Resultado de aquellas interacciones con los círculos intelectuales fue la fundación de la Revista Crítica, que publicó seis ediciones entre los años 1908 y 1909. Dirigida por Burgos Seguí, la publicación contó con la colaboración de algunos tertulianos: su ya inseparable Gómez de la Serna, Eduardo Zamacois, Salvador Rueda, Enrique Díez Canedo, Andrés González Blanco, Antonio de Hoyos y Vinent, entre otros. En esta revista presentaba las nuevas tendencias literarias en España, promovía premios literarios, y defendía la comunidad sefardita internacional, después de haber fundado la Alianza Hispano-Israelita, en 1908.

CARMEN DE BURGOS SEGUÍ Y RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA

Durante la
Guerra de Melilla, en verano de 1909, Burgos Seguí fue enviada como corresponsal de guerra por el periódico El Heraldo de Madrid, para cubrir el conflicto entre el Protectorado de Marruecos y el Reino de España. Se convirtió así en la primera mujer española en ser corresponsal de guerra, escribiendo crónicas para varias publicaciones.
"Yo he visto la guerra, he presenciado la tristeza de la lucha; he contemplado el dolor de las heridas en las frías salas de los hospitales y he visto los muertos en el campo de batalla… Pero más que todo eso, me ha horrorizado la crueldad que la guerra despierta, cómo remueve el fango en nuestras almas, cómo nos habitúa con el sufrir ajeno hasta la indiferencia."
Tras regresar a Madrid, escribió otro artículo ¡Guerra a la guerra!, en el que defendía la objeción de conciencia y el pacifismo. Sobre sus vivencias en aquel conflicto dejo constancia en la novela corta En la guerra. Conflicto de Melilla, que contiene todo el material relacionado. Es una feroz crítica a la violencia de carácter antibelicista, que fue publicado en El Cuento Semanal.

Carmen Burgos Seguí Guerra Melilla ejército español
CARMEN DE BURGOS SEGUÍ Y SOLDADOS DEL EJÉRCITO ESPAÑOL

Después de aquella dura, pero enriquecedora experiencia, volvería a desarrollar su actividad profesional en Francia e Italia. También visitó Bélgica y los países escandinavos. Mientras tanto, escribía novelas largas y cortas, compartiendo su pasión por la literatura con su compañero Gómez de la Serna.


En 1911, fue nombrada profesora de la Escuela de Artes y Oficio de Madrid, empleo que compatibilizó con la docencia a sordomudos y ciegos, mientras que escribía en publicaciones sobre derechos sociales.

Sería la visita a Portugal la que causó mayor impacto en Burgos Seguí, debido a ser el país de origen de su padre. En 1915, presenció la caída de la monarquía y la instauración de la República de Portugal, recorriendo todo su territorio haciendo entrevistas y realizando reportajes.

En 1917, viajó a Argentina, para acompañar a su hija María, dedicada a la interpretación, que contraía matrimonio con el actor Guillermo Mancha. Fue el primero de los tres viajes que haría a América. Sobre libros de viajes escritos en aquellos años destacaron Mis viajes por Europa y Cartas sin destinatario.

LA NOVELA SEMANAL, POR CARMEN DE BURGOS SEGUÍ

Durante la segunda década del siglo XX, Burgos Seguí se implicó en la política activa de forma más directa, no solo a través de la prensa y o la novela. Encabezó la primera manifestación a favor de sufragio electoral de la mujer. Se afilió al Partido Republicano Radical Socialista, y asociaciones feministas. En 1921, presidenta de la
Cruzada de Mujeres Españolas, y en 1923, lo fue de la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas.

Además, fundo con su hija María una logia masónica con el nombre Amor número 1, de la que fue gran maestre.

En 1923, publicó su novela autobiográfica La malcasada, en el que relató todo el dolor que sufrió durante su matrimonio, los abusos de su marido y la necesidad de libertad. Y, paradojas de la vida, algunos años después sitió el desamor cuando su pareja Ramón Gómez de la Serna decidió romper la relación de casi dos décadas y marcharse a París y desde allí a Buenos Aires.

En 1926, Burgos Seguí realizó un viaje por América del Norte y Central. Su último viaje americano, en 1929, visitó los estados de Bolivia, Perú y Chile. Regresó a España junto a su hija María, tras la ruptura de su matrimonio argentino. De todos sus viajes, dejó un amplio legado en sus libros.

Durante toda su vida profesional, Burgos Seguí fue una luchadora por la igualdad de derechos entre el hombre y la mujer y por el sufragio universal femenino. Asistía a mítines políticos y participabas de conferencias, entre las que destacaron La misión social de la mujer y La mujer en España.

LA MUJER MODERNA Y SUS DERECHOS, POR CARMEN DE BURGOS SEGUÍ

En 1927, publicó el libro
La mujer moderna y sus derechos, en el que reunía todo su ideario feminista elaborado durante años. Mediante este ensayo, Burgo Seguí analizó los tipos de feminismo o las causas de la opresión de la mujer por el hombre. Abordó temas como el divorcio, el sufragio universal, las capacidades intelectuales y la libertad de la mujer. Realizó una crítica a las teorías biológicas y psicológicas que afirmaban la inferioridad de la mujer. Años antes, había traducido el controvertido libro La inferioridad de la mujer, de Paul Julius Moebius, del cual realizó una feroz crítica. Pero el suyo no un feminismo fanático y de confrontación, era un feminismo conciliador y de igualdad real, que busca el consenso entre ambos géneros para iguales condiciones:
"No es la lucha de sexos, ni la enemistad con el hombre, sino que la mujer desea colaborar con él y trabajar a su lado."
De hecho, miraba al futuro con optimismo y creía que algún día aquella revolución feminista desaparecería al consumarse la igualdad de géneros:
"La palabra feminismo está llamada a dejar de usarse bien pronto, sin necesidad de buscar ninguna que la sustituya, como sucede con la palabra masculinismo. Lograda la justicia para regirse las dos mitades del género humano, no habrá necesidad de hacer esa distinción, que ha obligado a buscar una palabra que represente la vindicación de la mujer."
FRASE FILOSÓFICA DE CARMEN DE BURGOS SEGUÍ

Así, tras la proclamación de la II República en 1931, pudo comprobar que el nuevo Estado nacional iba aprobando avances sociales y reconociendo derechos femeninos, entre ellos el voto de la mujer, el matrimonio civil y el divorcio, la abolición de la prostitución o la supresión de la pena de muerte.

Durante su carrera profesional colaboró con numerosos periódicos, tanto españoles como americanos, y tradujo al español algunas obras de Emilio Salgari o John Ruskin, además de dirigir la Biblioteca de la Mujer. Dejó escrita unas 150 obras entre novelas, novelas cortas, libros prácticos, ensayos y conferencias. Entre sus novelas más populares destacó Puñal de claveles, escrita poco antes de morir y basada en el suceso del "crimen de Níjar".

Carmen de Burgos Seguí falleció en octubre de 1932, a los 64 años de edad, mientras impartía una conferencia sobre cultura sexual, siendo enterrada en el cementerio civil de Madrid. La gran cantidad de intelectuales, periodistas y políticos que acudieron a su entierro, entre ellos su colaboradora Clara Campoamor o su médico personal Gregorio Marañón, demuestra su influencia cultural y su aportación a la política realizadas durante el primer tercio del siglo XX. Se había convertido en un referente para muchos hombres y mujeres, igualándose a Clara Campoamor, Federica Montseny, Emilia Pardo Bazán, Victoria Kent o Margarita Nelken.

CARMEN DE BURGOS SEGUÍ, POR JULIO ROMERO DE TORRES

EXPEDICIÓN DIPLOMÁTICA A CHINA POR MARTÍN DE RADA


Cosmógrafo y matemático de la Orden de los Agustinos, Martín de Rada encabezó la primera expedición diplomática española a China, en 1575, con el objetivo de establecer relaciones comerciales entre la provincia de Fujian y la ciudad de Manila y un foco de evangelización cristiana en el Imperio de Wanli. Fruto de sus estudios etnográficos fue la Relación verdadera de China y del viaje de Martín de Rada, confirmando por primera vez que la Catay que citaba Marco Polo y la China que él había visitado era el mismo país.

Las aportaciones de Rada en el periodo inicial de los contactos entre China y Europa le han convertido en el primer sinólogo de Occidente. Además, fue el primer cosmógrafo en aplicar las teorías heliocéntricas del astrónomo Nicolás Copérnico sobre el territorio asiático.

Martín Rada expedición diplomática China embajada
EXPEDICIÓN DIPLOMÁTICA A CHINA POR MARTÍN DE RADA

Martín de Rada Cruzat
nació en Pamplona, el 20 de julio de 1533. Pertenecía a una familia de la nobleza navarra del siglo XVI que había defendido las aspiraciones de Fernando el Católico al trono real en 1512 y años posteriores. En reconocimiento a esta fidelidad, Martín de Rada recibiría el priorato de Ujué y el monasterio de la Oliva por orden Carlos I de Habsburgo, años más tarde.

Siendo un niño estudió en la Universidad de París, junto a su hermano Juan, donde obtuvo una amplia formación en ciencias exactas, naturales y geográficas, destacando especialmente en matemáticas y astronomía.

A la edad de veinte años, amplió sus estudios de la Universidad de Salamanca, especializándose en Teología y Derecho. En 1554, ingresó en la Orden de los Agustinos, residiendo en el convento de San Agustín. Allí pudo tomar lecciones de los filósofos y juristas de la Escuela de Salamanca, encabezada por Francisco de Vitoria, a ceca del Derecho Internacional de Gentes. Esta influencia moral y aprendizaje académico le serviría para más tarde acceder a las misiones de América en defensa de los indios.

CONVENTO DE SAN ESTEBAN DE SALAMANCA

Tras un breve paso por el convento agustino de Toledo, su vocación misional le impulsó a tomar parte de las expediciones a América.

En agosto de 1561, llegó al Virreinato de la Nueva España, donde se relacionó con los miembros más sobresalientes de su orden, como el filósofo Alonso de la Veracruz o el cosmógrafo Andrés de Urdaneta. Sus compañeros reconocieron sus valiosos conocimientos en astrología y matemáticas, razón por la que el cosmógrafo Urdaneta decidió incluirlo en el grupo de frailes agustinos que iban a formar parte de la Expedición colonizadora a las islas Filipinas de 1564, al mando de Miguel López de Legazpi. Tras embarcar en la nave San Pedro desde el Puerto de la Navidad, llegó a la isla de Tanday, en febrero de 1565.

En la colonización filipina, el peso de los clérigos fue incluso superior al que alcanzaron en la colonización americana, destacando la presencia desde 1565 de los llamados Agustinos Filipinos, siendo Urdaneta y Rada dos de ellos. La presencia secular en esos lugares explica la existencia de un singular Museo Oriental en el Convento de los Agustinos Filipinos de Valladolid, que fue la sede central donde se formaba a los misioneros antes de enviarlos. Su compañero de orden, Andrés de Urdaneta partió de Cebú en busca del Tornaviaje, viaje de retorno desde Filipinas al Virreinato de la Nueva España a través del océano Pacífico.

Participó en la fundación de la villa de Cebú por López de Legazpi y se instaló en el Convento del Santo Niño de Cebú que fue levantado por su orden. Desde allí, Martin de Rada fue un pionero en la evangelización de nativos filipinos, interesándose en el aprendizaje del idioma tagalo. Escribió un Arte y Vocabulario de la lengua cebuana.

MARTÍN DE RADA

Otra de sus dedicaciones fue las relacionadas con la cosmografía y geografía. Así fue consultado por el gobernador Legazpi, en julio de 1567, a cerca de la demarcación geográfica del Imperio español sobre el extremo oriente a propósito de la llegada de dos navíos portugueses que reclamaban la jurisdicción de aquel archipiélago para su rey. Rada pudo demostrar al capitán luso Gonzalo Pereyra que Japón y los archipiélagos de Filipinas y Molucas estaban en el lado derecho del contra meridiano de Tordesillas, y que pertenecían al emperador Carlos V según el Tratado de Zaragoza de 1525, firmado entre ambas coronas. Aquellos cálculos fueron equivocados, y años más tarde se comprobó que en realidad estaba en el lado portugués.

Sus estudios cosmográficos y geográficos estaban basados en el libro De Revolutionibus de Nicolás Copérnico, al poco tiempo de ser publicado. Por tanto, fue el primer astrónomo en demostrar las teorías heliocéntricas en el otro lado del Mundo.

En 1569, realizó una descripción del "pueblo rico de Manila…, a unas setenta leguas de aquí…", es decir, desde Cebú, en la cual valoraba la abundancia de recursos ganadero, agropecuarios y metalúrgicos en la isla de Luzón.

tratado Tordesillas España Portugal
TRATADO DE TORDESILLAS

En mayo de 1572, Rada llegó a la ciudad de Manila para tomar parte de su fundación, siendo elegido prior. López de Legazpi confió en los agustinos la materialización un plan de fundación de villas basado en concentrar a los naturales que estaban dispersos por los valles y montañas, en los nuevos asentamientos cristianos, con la ayuda de soldados y encomenderos. De esta forma, se fueron construyendo los conventos en las recién fundadas villas de Manila, Oton, Tondo, Betis, Lubao, Calumpit, Taal, Lobao y Pasig, y así consolidar una organización administrativa, económica y religiosa en las islas.

Durante su estancia en Manila, destacó por su defensa de los indígenas ante los abusos de los encomenderos y alcaldes mayores. Advirtió al nuevo gobernador del errático modo de colonización que estaban llevando a cabo sus solados, así como de la mala distribución de encomiendas y tributos. Esta faceta le valió el apodo del "el Bartolomé de las Casas de Filipinas", por el historiador jesuita Pablo Pastells, título con el que en ocasiones también ha sido otorgado el primer obispo de Manila, el dominico Domingo de Salazar.

El contacto con comerciantes musulmanes instalados en los sultanatos vecinos de Borneo y Mindanao, cargados de valiosas mercancías chinas, como canela, sedas y porcelanas, despertaron el interés de los colonizadores españoles. Estos vieron en ese comercio una posible salida a su decepcionante situación. Además, se conoció la ruta mercante que los portugueses recorrían con la Nao de plata entre los puertos accesibles del sur de Japón con el enclave de Macao en la costa china.

PUERTO DE MANILA, SIGLO XVII

Tanto en la gobernación de Filipinas como en la Corte de Felipe II se empezó a valorar la posibilidad de aprovechar el archipiélago de Filipinas como base de expediciones futuras hacia la China continental. La ruta española hacia las islas de las especias y China fue conceptualizada como una prolongación de la singladura americana.

Los misioneros asentados en el archipiélago apoyaron la iniciativa, valorando que lo pudieran utilizar como trampolín para comenzar una labor de evangelización en China y Japón. Martín de Rada fue el primer español en planear una expedición de evangelización a todo aquel territorio, y es que por encima de las facetas de cosmógrafo y matemático el navarro destacó por su labor evangelizadora y misionera.

Con fecha del 8 de julio de 1569, Rada envío una carta al rey Felipe II en la cual describió un proyecto de colonización de China. Insistió en el mismo aspecto que Legazpi, el de dotar a las islas de una poderosa flota con la que realizar la invasión. En el texto destacó la ingenua concepción que los españoles se habían hecho del extenso y ya entonces muy poblado país de China. La falta de informes veraces no mostraba las dimensiones reales de aquel territorio, creyendo que se podría conquistar con tan sólo un pequeño contingente de esforzados soldados. Así, Martín de Rada escribía en su carta que "... la gente de China no es nada belicosa... Mediante Dios, fácilmente y con no mucha gente, serán sujetados".

López de Legazpi describió los avances de la preparación del viaje en una carta dirigida al gobernador del Virreinato de la Nueva España y fechada el 11 de agosto de 1572. Señalaba que había liberado a más de treinta chinos que habían permanecido prisioneros en manos de nativos filipinos, al tiempo que había concedido permiso a diez barcos chinos para comerciar con total libertad con los españoles y naturales de las islas, acciones emprendidas como gestos de buena voluntad. Sin embargo, los planes de la expedición fueron interrumpidos con la muerte de López de Legazpi, el 21 de agosto de ese mismo año. Fue sucedido en su cargo por Guido de Lavezares.

China Asia Abraham Ortelius mapa cartografía
CHINA Y SUDESTE ASIÁTICO POR ABRAHAM ORTELIUS

La oportunidad para enviar una primera embajada a China surgió el 8 de abril de 1574, cuando dos juncos imperiales chinos llegaron a Manila proveniente de la provincia de Fujian. Se trataba de una embajada enviada por el emperador Wanli, de la dinastía Ming, que ofrecieron establecer relaciones comerciales con los españoles como recompensa a cambio de la captura de Limahon (Ling Feng). Este era un pirata chino que se refugiaba en al norte del archipiélago filipino con una flota de 62 embarcaciones de poco porte, pero con alrededor de 3.000 tripulantes, después de saquear las costas de Fujian y Cantón. Los españoles aceptaron el pacto y organizaron varias expediciones por mar y tierra para capturarlo y destruir sus bases.

El 30 de noviembre de 1574, se produjo el combate de Manila, entre el pirata y los defensores españoles. Rada distribuyó a los pocos religiosos que habitaban en el Convento de San Agustín por los muros de la ciudad en colaboración con los soldados.

Posteriormente llegaría el contrataque español. El 3 de agosto de 1575, fueron atacados por una expedición encabezada por Juan de Salcedo en Pangasinán. Aunque el corsario pudiese escapar, muchos de sus hombres fueron capturados.

EMPERADOR Y GUERREROS CHINOS

Apenas cuatro días después, llegaba a Pangasinán el capitán chino Wang Wanggao (Omoncon), desde donde Salcedo le condujo hasta Manila. Durante el recibimiento del gobernador Guido de Lavezares al séquito de Wang Wanggao, entregaron varias mujeres chinas capturadas por el pirata y se comprometieron a capturarle vivo o muerto.

Ante las buenas intenciones del gobernador, el Wang Wanggao accedió a llevar entre su flota a una embajada española para presentarla ante las autoridades de la provincia de Fujian. Aquella expedición fue la primera misión diplomática de la Monarquía Hispánica en territorio chino.

El grupo estaba integrado por los agustinos Martín de Rada y Jerónimo Marín, a quienes acompañaron los encomenderos Miguel de Loarca y Pedro Sarmiento. Ellos serían los primeros españoles en visitar la China imperial.

Los objetivos de esta embajada eran de diferente índole. Por un lado, pretendía obtener de las autoridades chinas un compromiso que garantizase la libertad de predicación. Sin embargo, era prioritario conseguir el permiso para establecer un enclave mercantil en la costa de Fujian desde el que los españoles pudieran fomentar relaciones comerciales con toda la región, siguiendo el ejemplo de los portugueses en Macao.

EMBARCACIONES MERCANTES EN EL PUERTO DE FUZHOU

El 12 de junio de 1575, zarparon de Manila en un navío de remos, dirigiéndose a Bolinao, y de allí rumbo a Catay. El 5 de julio, fondeando en el puerto de Fuzhou, donde fueron recibidos de honores.

Durante 35 días viajaron por las ciudades de Toncoco, Tangoa (Ton-goa), Chincheo (Chin-cheu), y Hochin (Oc-kiu), pertenecientes a la provincia de Fujian, y situadas en la zona de la bahía de Zhongzuouo, Quanzhou, Xinhua y Fuzhou.

A Fuzhou, la capital, llegaron el 17 de julio. Fueron recibidos por Liu Yaohui, gobernador de la provincia de Fujian. Aquellas autoridades les agasajaron con banquetes y regalos, mientras tanto, aprovecharon para recoger información sobre los usos y costumbres del país, sobre religión e historia, administración y navegación, etc. Mientras tanto, remitieron las peticiones del Martín de Rada a instancias imperiales para predicar en su territorio.

En cuanto al objetivo comercial, las conversaciones tampoco dieron resultados, ya que, para la mentalidad china, los europeos suponían una comunidad mercantil más entre las presentes en Asia Oriental. Además, sus relaciones comerciales con los españoles estaban condicionadas a la obtención de un beneficio, en ese caso la captura de Limahon y la entrada de plata desde América.

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EXPEDICIONES MARÍTIMAS CON MARTÍN DE RADA

Tras fracasar en su intento de establecer relaciones diplomáticas con el emperador Wanli y dilatarse el cumplimiento de sus dos principales objetivos, la expedición diplomática tuvo que regresar a Filipinas con las manos vacías, a bordo de una flota de diez juncos comandada por Wang Wanggao y el general Shao Ye, citado como Siahoya Oxiaguac en la relación de Martín de Rada.

La expedición diplomática zarpó desde el puerto de Pehou, el 11 de octubre. Antes de llegar a Manila, mientras se encontraban fondeados en la desembocadura de un río en la costa occidental del actual Taiwan, conocieron la noticia de que el pirata ha vuelto a escapar. El 28 de octubre de 1575, regresó a Manila, después de casi tres meses de viaje.

Rada regresó con varios códices chinos que trataban sobre historia, religión, agricultura y costumbres de los naturales chinos sirvieron de gran utilidad, junto a su propia vivencia, para redactar un gran número de cartas, informes y relaciones que envió a la Corte, al Virreinato de la Nueva España o a sus superiores de la orden.

COMERCIANTES CHINOS EN EL PUERTO DE FUZHOU

A partir de las experiencias recogidas durante ese viaje, escribió una relación titulada Relación verdadera del reyno Taibin, por otro nombre China, y del viage que a él hizo el muy reverendo padre fray Martín de Rada, provincial que fue del orden de San Agustín, que lo vio y anduvo, en la provincia de Hocquien, año 1575 hecha por el mismo. La obra es un valioso documento en el que el fraile agustino realizó un análisis detallado de la cultura, la economía y la historia de China como ningún europeo lo había hecho hasta entonces. La Relación ofrece información de primera mano, sobre los alimentos y banquetes, las armas y la guerra, la casa y las ciudades, la agricultura y sus productos, la religión y los ídolos, la escritura y la administración de la justicia, los trajes del país, las facciones fisionómicas de sus habitantes, los entierros, etc. En todo, Martín de Rada se muestra informado y objetivo, sin hacer concesiones a la fantasía.

Esta Relación verdadera de China y del viaje de Martín de Rada fue impresa en Europa por los agustinos Jerónimo Román y Juan González de Mendoza, y reproducida en diversas obras. Este último consiguió que su Historia de las cosas más nobles, ritos y costumbres del gran Reyno de la China, publicado en 1586 fuese una obra de gran difusión.

A Martín de Rada se le atribuye también un Arte y Vocabulario de la lengua china., así como otra titulada De latitudine et longitudine locorum invenienda.

Los datos y la información que recogió en su relación le permitieron confirmar que la Catay que citaba Marco Polo y la China que él había visitado era el mismo país. Esta fue su contribución más importante realizada a la geografía mundial y a la historia de las relaciones entre Oriente y Occidente.

El hallazgo fue reclamado por Charles R. Boxer para Martín de Rada, y no para el jesuita Mateo Ricci, a quien se adjudicó erróneamente tal honor.

El hispanista chino Zhang Kai señaló que independientemente de sus interese, las aportaciones de Rada en el periodo inicial de los contactos entre China y Europa "le permitieron obtener el título de primer sinólogo de Occidente".

CONVENTO DE SAN AGUSTÍN DE CEBÚ

Una vez establecida la embajada china de Wang Wang-chao en Manila, el nuevo gobernador Francisco de Sande no tuvo mucho interés en corresponderse como lo habían hecho días antes en China con los españoles.

El 7 de mayo de 1576, el embajador Wang Wang-chao partía de Manila rompiendo relaciones diplomáticas con el gobernador filipino, aunque permitiendo llevar en su flota a Martín de Rada y Agustín Alburquerque.

Pero este segundo viaje a China iba a ser muy diferente al primero. Cuando Rada llegó a la isla de Bolinao, sus criados sangleyes (chinos establecidos en Filipinas) y su intérprete fueron asesinados. Los dos frailes fueron desnudados y despojados de cualquier pertenencia, y abandonados a surte de los isleños zambales. Pudieron ser rescatados por Juan de Morelos.

En mayo de 1576, Rada envió una misiva a Felipe II informándoles de los progresos y fracasos de ambas expediciones diplomáticas. En correspondencia del 28 de abril de 1578, el rey agradeció sus servicios para la evangelización de Filipinas y le propuso continuar con la actividad.

A finales de 1576, fue nombrado prior del Convento de San Juan Bautista de Calumpit, en la provincia de Pampanga, y, dos años después, del Convento del Santo Niño de Cebú.

Pero días después del nombramiento del nuevo priorato, fue solicitado por el gobernador Francisco de Sande para participar en una expedición a Borneo. En junio de 1578, Martín de Rada moría durante la travesía marítima.

libro biografía Martín Rada
FRAY MARTÍN DE RADA

ASTRONOMÍA ESPAÑOLA EN LA EDAD MEDIA


Durante la baja Edad Media, las ciudades de hispano-árabes de Toledo y Córdoba fueron referentes científicos en investigación astronómica a través de la Escuela de Astronomía y Matemáticas cordobesa y de la Escuela de Astronomía toledana, que elaboraron novedosos instrumentos de observación como el astrolabio o la clepsidra y las Tablas astronómicas toledanas. En estas escuelas destacan Maslama de Córdoba, Azarquiel de Toledo, Abu-l-Quasim Asbag o Ibn Tufayl.

Alfonso X el Sabio continuó esta tradición científica mediante la Escuela de Traductores de Toledo y la publicación de las Tablas astronómicas alfonsíes, que fueron referentes científicos de su época.

ASTRONOMÍA DE LA ESPAÑA MEDIEVAL

La astronomía es la ciencia que estudia los cuerpos celestes del Universo, incluidos los planetas y sus satélites, los cometas y meteoroides, las estrellas y la materia interestelar, las galaxias y los cúmulos de galaxias; por lo que estudia sus movimientos y los fenómenos ligados a ellos. La cosmografía es la ciencia que describe las características del universo en forma de mapas. Ambos términos aparecieron diferenciados por primera vez en la obra Almagesto del greco-egipcio Claudio Ptolomeo, en el siglo II, quien combinó los elementos de la geografía y la astronomía.

España también se ha ganado un lugar de prestigio internacional en el estudio de la astronomía, gracias a la experiencia extremadamente larga en este campo, cuyos inicios se encuentran en la prehistoria. Ha sido la cuna y reserva de los conocimientos astronómicos y cosmográficos cuando el resto del mundo estaba en decadencia. A pesar de los volúmenes perdidos, se han salvado los suficientes textos como para afirmar que España ha marcado diferencias en ambos campos.

Los primeros grabados y la colocación de dólmenes y menhires ordenados de acuerdo a criterios relacionados con fenómenos astronómicos son prueba de que, ya en la Prehistoria, el hombre conocía y estudiaba los astros y sus movimientos.

En la Cueva de Parpalló, en Gandía (Valencia), se puede observar cómo los equinoccios muestran una serie de juegos de luces que siguen un orden establecido. Del mismo modo, los Toros de Guisando (siglos V-IV a. C.), en El Tiemblo (Ávila), fueron alineados siguiendo la puesta del sol en los días de equinoccio. Recientes teorías atribuyen la posición de los Bisontes de Altamira a una suerte de mapa del cielo. Otro símbolo que se cree relacionado con los conocimientos astronómicos en la antigüedad es el Indalo, dibujado en la Cueva de los Letreros (Almería) y que representa a un hombre, con lo que se cree el firmamento o el arco iris.

BISONTES DE ALTAMIRA E INDIALOS DE LOS LETREROS

Los primeros registros sobre trabajos en materia astronómica en España se encuentran en la Corte visigoda. San Isidoro de Sevilla (560-636) escribió un tratado científico, De rerum natura (Sobre la naturaleza), a petición del rey Sisebuto. Era obispo, teólogo y cronista, y tradujo los escritos de Aristóteles. Al recibir la copia del famoso libro de San Isidoro, escribió una carta en la cual trataba de dar explicación a los eclipses de Sol y de Luna, por la cual se deduce que ambos personajes históricos ya creían en la esfericidad de la Tierra.

Los astrónomos de Al-Ándalus asimilaron y rescataron los conocimientos griegos en todas las ramas de las ciencias, que asimilaron y mejoraron con observaciones más precisas y cálculos más exactos. El llamado método científico, cuya introducción se atribuye a Galileo Galilei, ya estaba presente en la astronomía andalusí.

Los estudios astronómicos se cultivaron asiduamente después de la segunda mitad del siglo X y fueron vistos con especial interés por los gobernantes de Córdoba, Sevilla y Toledo. Siguiendo a Abu Ma'shar de Bagdad, muchos astrónomos andalusíes creían en la influencia astral como la causa de los sucesos acaecidos desde el nacimiento hasta su muerte. El estudio de esta influencia astral hizo que la astrología contribuyera al estudio de la astronomía.

Los astrónomos hispano-árabes contaban con las obras astronómicas y astrológicas precedentes de sus colegas de Oriente. A dvirtieron que el tradicional sistema teórico, basado en las ideas de Ptolomeo, que afirmaban que la Tierra ocupaba el centro del Universo, no cuadraban bien con sus observaciones, añadiendo novedades. Reprodujeron el sistema aristotélico y, basándose en este, combatieron la representación ptolomeica de los movimientos celestes.

Astrolabio andalusí astronomía medieval
ASTROLABIO

Entre sus logros se encuentran las predicciones sobre manchas solares, los primeros estudios sobre el paso de cometas y los ciclos lunares, las correcciones sobre observaciones de Ptolomeo y las mejoras efectuadas en los calendarios existentes. A los científicos de Al-Ándalus también se debe la creación de artefactos como el astrolabio o el péndulo, instrumentos astronómicos más precisos y ligeros.

El astrolabio con lámina universal es un ejemplo de belleza, ligereza y versatilidad. Modificado por el astrónomo granadino Ibn Baso, fue construido a principios del XI. Con esta especie de antecesor del GPS era posible pasar de forma rápida de un sistema de coordenadas a otro y se podía calcular con él la hora en cualquier latitud.

Uno de los artefactos más sorprendentes de aquellos islámicos toledanos fueron los relojes de agua o clepsidras, construidos a orillas del río Tajo. Consistían en un par de estanques que se llenaban coincidiendo con la Luna llena (plenilunio) y se vaciaban con la nueva. De este modo, los musulmanes de Toledo conocían la hora y el día del mes, ya que se guiaban por meses lunares.

Los poetas cantaron a estos relojes de aguas y algún ilustre visitante las calificó de "lo más maravilloso y sorprendente que hay en Toledo y que no tiene igual en el mundo habitado".

En el año 1133, el rey de Castilla quiso conocer los secretos del artificio y un astrónomo judío se ofreció a desmontar una de las clepsidras y a mejorarla, pero tal era la complejidad del mecanismo que fracasó en su intento y la clepsidra no volvió a funcionar. La otra desapareció más tarde, y de ella no quedó rastro, como no ha quedado de otros muchos artificios construidos por los ingeniosos sabios hispanoárabes.

MODELOS DE CLEPSIDRAS

También elaboraron novedosas tablas astronómicas como instrumentos que permitieran calcular las posiciones de los planetas, el Sol y la Luna, respecto a un punto geográfico, las distancias entre ellas, o el cálculo de los eclipses y posiciones de las estrellas. Las tablas astronómicas aparecieron en la Grecia clásica, se conserva un ejemplar de Ptolomeo, pero fue en el ámbito islámico medieval donde tuvo un mayor desarrollo, especialmente en la elaboración de calendarios y el cálculo temporal.

Cuando los centros científicos de Arabia empezaron a caer, todo el conocimiento se desplazó hasta Al-Ándalus, en donde brillaron grandes pensadores y estudiosos como Averroes o Malsama. Con Maslama, las investigaciones astronómicas comenzaron a trasladarse desde Bagdad a Córdoba y Toledo en la Edad Media, de igual manera que siglos más tarde, el meridiano de Toledo sería el de Greenwich en la Edad Moderna.

Maslama ben Ahmad Al-Majriti fue el fundador de la prestigiosa Escuela de Astronomía y Matemáticas de Córdoba, en el siglo X. En ella se confeccionaron las primeras tablas astronómicas de la península y se diseñó el mapa celeste más preciso hasta la fecha, lo que situó a la España musulmana en la vanguardia de la astronomía mundial.

Maslama corrigió las tablas de Al-Joarizmi y Albatenio, los dos astrónomos más célebres del oriente islámico, perfeccionando el mapa del cielo y reduciendo muchas observaciones al meridiano de Córdoba. Comentó y tradujo a Ptolomeo, incorporándolo a la astronomía hispano-musulmana con sus esferas excéntricas y epiciclos, armonizando los movimientos de los astros alrededor de la Tierra. Por último, introdujo novedosos métodos de observación astronómica y completó las fórmulas matemáticas del geómetra oriental Tabit ibn Qurra.

Discípulo suyo fue Abu-l-Quasim Asbag, autor de unas famosas tablas astronómicas y cuyos escritos sobre el astrolabio fueron incorporados por Alfonso X el Sabio al Libro del saber astronómico.

ASTROLABIO DE AZARQUIEL

Durante el reinado de Al-Mamun, cadí de Toledo, tuvo lugar la Escuela Astronómica de Toledo, del siglo XI, dirigida por el docto y enciclopédico Ben Said. El más notable representante de esta escuela de astrónomos y matemáticos fue Azarquiel, cuyo talento se manifestó en todas las ramas de ambas disciplinas. Fue un ingenioso inventor de instrumentos astronómicos como astrolabios o brújulas y, sobre su construcción y manejo, dejó escritos varios tratados. Casi todos ellos fueron traducidos al castellano o al latín en la Corte de Alfonso X.

Azarquiel tuvo una visión más audaz del sistema planetario que sus antecesores y fue el primero que hizo mover a los planetas menores alrededor del Sol y en investigar el fenómeno de los eclipses. Descubrió que la órbita descrita por el planeta Mercurio se ajustaba mejor a un óvalo que a una circunferencia, anticipándose siglos antes al tratado de Johannes Kepler, por el cual los planetas giraban en torno al Sol en órbitas elípticas.

Por orden del gobernador Al-Mamun y bajo la dirección de Azarquiel, los astrónomos toledanos realizaron numerosas observaciones, que fueron ordenadas en unas excelentes tablas, completando las más importantes de sus antecesores Joarizmí, Tabit ibn Qurra y Maslama de Madrid. Las llamadas Tablas astronómicas toledanas, publicadas en 1080, se utilizaron durante más de un siglo para establecer el movimiento de los planetas, cuya precisión ha sido elogiada por astrónomos de todos los tiempos. En su elaboración también participó Ben Said.

Realizó una Suma referente a la duración del año solar, para la cual Azarquiel pasó veinticinco años analizando los movimientos del Sol. Midió la variación del apogeo solar, es decir, el punto donde la distancia entre el Sol y la Tierra es mayor, siendo de 12 segundos de arco por año, mientras el valor moderno está en torno a 11,8 segundos de arco. También fue notable la fijación por la precisión, contrastando sus resultados con los de otros astrónomos.

Escribió un Tratado relativo al movimiento de las estrellas fijas, basándose en las ideas de Ibn Qurra, que suponía que estas estrellas tenían un movimiento de acceso y retroceso. Era importante porque en las Tablas Toledanas se usaba una estrella patrón como origen de las coordenadas y era necesario corregir la longitud sumando el valor de la precisión. En contraste con las teorías de Hiparco y de Ptolomeo, que predecían un movimiento constante, la teoría de la trepidación de Azarquiel e Ibn Qurra predecía un acceso y retroceso de los equinoccios.

En el Tratado de la Azafea, Azarquiel introdujo innovaciones en el astrolabio, un instrumento fácil de manejar y transportar y que permitía una amplia serie de cálculos y de mediciones. Su construcción estaba basada en la proyección de la esfera celeste sobre un plano, más o menos como se proyectan los mapas terrestres. En el astrolabio plano, esta proyección es la estereográfica ecuatorial, que tenía sus inconvenientes ya que hacía falta una lámina para cada latitud, lo que limitaba el uso del astrolabio u obligaba al fabricante a manufacturar varias láminas. La innovación técnica de Azarquiel consistió en introducir dos proyecciones meridianas, una para cada mitad de la esfera. Así, algunos planos fundamentales, como el ecuador, la eclíptica y los horizontes, fueron representados por líneas rectas, cambio que permitía utilizarla en cualquier latitud.

Si la Azafea suponía un avance en relación a la Lámina Universal de Ali B. Jalaf, el Tratado de la lámina de los siete planetas de Azarquiel supuso igualmente un progreso con respecto al astrolabio de Ibn Samh. Este último requería una lámina para cada planeta y Azarquiel, en su intención de simplificar resultados, introdujo una sola lámina que hacía todo el trabajo. Fue en esta obra donde la Astronomía pasó de representarse mediante círculos a óvalos.

Otro de los grandes astrónomos de referencia fue Ibn Tufayl, posiblemente el científico granadino que más ha influido en el pensamiento de Occidente. Fue seguidor de Avempace y también fue médico, primero en Granada y luego en otras ciudades del Al-Ándalus. Más tarde renunció al cargo de médico real en favor de su discípulo, Averroes. Fue un pionero en erradicar el sistema de Ptolomeo, basado en las enseñanzas de Aristóteles. Negaba los epiciclos y excéntricas por su imposibilidad física, detalle de suma importancia dado que los modelos vigentes en aquella época se basaban sólo en la geometría.

Ibn Tufayl no se limitó a la astronomía. Su libro El Filósofo Autodidacta ha servido de modelo a la literatura y filosofía europeas posteriores como Robinson Crusoe de D. Dafoe y Emilio de J. J. Rousseau.

Otros libros andalusíes de astronomía y matemáticas fueron libros de consulta en la Europa Occidental en los siglos posteriores.

ESCUELA ASTRONÓMICA DE TOLEDO

El declive llegó con la caída del Califato cordobés, que acabó dividido en pequeñas taifas y la invasión de los bárbaros guerreros almorávides. Destacó entonces la labor desarrollada por la Escuela de Traductores de Toledo, fundada por Alfonso VI, tras la reconquista de esta ciudad, en 1085. Esta institución permitió que obras fundamentales de la antigua cultura grecorromana así como de la actual hispano-árabe pudieran ser transmitidas a la Europa medieval a través de España.

Los llamados Libros del Saber de Astronomía son una recopilación del conocimiento astronómico hasta el reinado de Alfonso X, que consistían en varias traducciones y adaptaciones de tratados al romance castellano, aunque también contiene producción propia.

El máximo desarrollo científico de esta Escuela toledana se experimentó bajo el reinado de Alfonso X el Sabio (1221-1284), quien fundó la prestigiosa Escuela Alfonsina de astronomía. Financió los estudios encaminados a validar la astronomía de posición. Son numerosos los testimonios de la época que informan del esfuerzo científico destinado a la observación del cielo para el necesario apoyo a la navegación. Las primeras universidades europeas, en especial la de París, recibían maestros y estudiantes hispanos que llevaban novedades científicas de esta disciplina. En esta escuela se publicaron obras relevantes como el Libro de las figuras de las estrellas fijas, el Libro del Alcora, el Astrolabio redondo y llano, el Tratado de las Armiellas, el Libro del Lapidario, las Tablas astronómicas alfonsíes, entre otras.

ESCUELA ASTRONÓMICA ALFONSINA

Esta escuela supuso una evolución en la astronomía europea, ya que era la primera vez que una Corte occidental promovía de forma directa un proyecto de esta índole: el primer observatorio astronómico construido con fines específicos, así como las primeras tablas de época medieval realizadas por astrónomos no musulmanes.

Su obra cumbre fueron las Tablas astronómicas alfonsíes, elaboradas por los científicos hispano-judíos Yehuda ben Moshe e Isaac ben Sid, para el meridiano de Toledo. Sirvieron para calcular las efemérides planetarias, tomando como referencia las elaboradas en el siglo XII por el astrónomo cordobés Azarquiel en sus Tablas toledanas, el cual a su vez las había adaptado del sistema de Ptolomeo. Así, partiendo de la tradición tabular, introdujeron nuevos parámetros de medición recogiendo en forma de tablas las posiciones exactas y precisas, y determinando el movimiento sobre la elíptica de los cuerpos espaciales sobre Toledo, desde el 1 de enero del año 1263 hasta 1272, durante el reinado de Alfonso X. Con estas tablas se pretendía calcular la posición del Sol, la Luna y los planetas de acuerdo con el sistema de Ptolomeo. Fueron muy útiles para la geografía, contribuyendo a la localización de coordenadas terrestres basándose en las coordenadas celestes; también para la navegación, ya que facilitaban la orientación basándose en el conocimiento de las constelaciones y situación de los planetas.

Durante mucho tiempo, estas Tablas fueron la base de todas las efemérides astronómicas que se publicaron en los reinos hispánicos medievales y las más empleadas en Europa durante la baja Edad Media, circulando cientos de copias manuscritas al latín por Italia, Francia e Inglaterra a lo largo del siglo XIV. A comienzos de este siglos ya habían llegado a París, donde un grupo de importantes astrónomos recogieron las novedades de las Tablas alfonsíes y las adaptaron para el meridiano de París con gran éxito. Desde entonces, sentaron las bases de la elaboración de las tablas astronómicas de toda la Edad Media tardía y del Renacimiento, teniendo vigencia hasta el siglo XVII, momento en el que se aceptó la concepción heliocéntrica de Copérnico.

Estas Tablas alfonsiés "parisinas" adquirieron tanto éxito que se reeditaron en varias ocasiones durante dos siglos, siendo un punto de referencia imprescindible en las universidades europeas así como texto de consulta para los grandes científico y astrónomos de la época: Pascual de Hamel, Nicholas Polonius, Juan de Sajonia, Gaurico, Tycho Brahe, etc

Ejemplo de su alcance fueron las Tablas firmadas por Galileo, impresas en 1492, y ubicada en la Biblioteca Nazionale Centrale di Firenze, o el ejemplar formado por Copérnico, también de 1492, ubicado en la Biblioteca de la Universidad de Uppsala. Tras la invención de la imprenta, fueron reimpresas varias veces, si bien la edición más aparecida fue la que el profesor del Colegio Real de París Paschasius Hamelius publicó en 1545 y 1553. Fueron desplazadas por las Tablas Rodolfinas, publicadas por Kepler en 1627 y basadas en las observaciones de Tycho Brahe. En 1935, se reconoció al rey Alfonso X como astrónomo, nombrándole en su honor el cráter lunar Alphonsus.

tablas astronómicas alfonsíes
TABLAS ASTRONÓMICAS ALFONSÍES

Se estaba gestando durante aquellos siglos la madurez científica precisa al mundo, tan importante como la invención de la vela y el timón, porque sin mapas el hombre no hubiera podido navegar más allá de las proximidades de la costa.

Su entusiasmo y trabajo fueron continuados por el también rey castellano Juan I distribuyó, en 1390, ochenta y cuatro años antes de que Regio Montano escribiese su Ephemérides, un almanaque, calculando día por día para tres años, con datos para determinar la posición de los astros.

Un rey aragonés, Pedro IV, fue protector de sabios, bajo cuyos auspicios el castellano Jacobo Carcomo compuso las tablas astronómicas, y Bartolomé de Tresvents redactó un tratado de astrología.