Durante los primeros siglos de lo colonización de América por España, la Universidad de Salamanca instruyó y formó a numerosos estudiantes que prestaron una gran labor cultural, religiosa y gubernativa al servicio de aquella sociedad. Aquellos graduados salmantinos llevaron a América el mensaje docente de los grandes maestros de la Escuela de Salamanca, basados en ideas de libertad, de fraternidad y de respeto por los derechos humanos, e impulsaron la educación desde el nivel más básico a sus poblaciones, a través de la fundación de universidades, escuelas mayores y seminarios
Entre los grandes protagonistas de esta gesta sin igual en otra colonización de la historia de la Humanidad se encontraron Bernardino de Sahagún, Alonso de la Vera Cruz, Francisco Cervantes de Salazar, Bartolomé de Ledesma o Juan de Palafox y Mendoza.
Fundada por el rey Alfonso X para "aprender los
saberes", la Universidad de Salamanca tuvo su mayor esplendor en el siglo XVI,
registrando las cifras más altas de matriculados que llegaban de toda España y
el extranjero. Como escribió el polígrafo Antonio de León Pinelo "doctores y
estudiantes, no claustros y aulas, hacen las universidades".
Cerca de un millar de alumnos graduados de
Salamanca llegaron a América durante aquel siglo para emprender un trasvase
cultural, especialmente en el ámbito universitario. Posteriormente, se
emplearon en las instituciones civiles y eclesiásticas, en los distintos cargos
de gobierno y justicia, en la evangelización, y en la educación. Terminaron
representando cargos civiles y militares como virreyes, gobernadores, capitanes
generales, oidores, etc., y cargos eclesiásticos como priores, profesores y misioneros.
Entre los que se vincularon al movimiento universitario hispanoamericano,
destacaron los fundadores, visitadores, reformadores y legisladores, rectores,
cancelarios, catedráticos y estudiantes, entre otras funciones de la vida
académica.
En cuanto a su profesión o facultad en que se
habían formado, los hay teólogos y juristas, tanto canonistas como legistas,
graduados en ambos derechos, algunos médicos, y filósofos o expertos en artes
liberales, e incluso gramáticos.
Gran parte de estos escolares salmantinos que
terminaron en las universidades hispanoamericanas partieron de los colegios
universitarios, especialmente de los colegios conventuales adheridos a la sede
principal. También fue muy notable el número que salió de los colegios mayores,
menor fue el de los colegios menores, y otros de los colegios de las órdenes
militares. Pertenecían a todas las órdenes religiosas incorporadas a la
Universidad de Salamanca, pero entre ellas destacaron los Dominicos, por su
elevada cantidad.
Aquellos graduados salmantinos llevaron a América
el mensaje docente de los grandes maestros de la Escuela de Salamanca, basados
en ideas de libertad, de fraternidad y de respeto por los derechos humanos,
sobre todo en el magisterio de sus teólogos y juristas, de sus filósofos.
Impulsaron la educación desde el nivel más básico a sus poblaciones, a través
de la fundación de colegios conventuales, escuelas y seminarios, desarrollaron
doctrinas y catecismos, y elaboraron cartillas y gramáticas, tanto en lengua
castellana como en lengua indígena. Todo para la construcción de una nueva
sociedad.
En la isla La Española, cuya ciudad principal fue
Santo Domingo, se fundó la primera universidad de todo el continente
americano por bula papal, la Universidad de Santo Domingo. Allí destacó Antonio de Montesinos, por su defensa de los
indios.
En el Virreinato de la Nueva España, capital fue
México, se fundó la primera universidad de toda la región centro y norte de
América, la Universidad de México. El conquistador Hernán Cortés tomó parte de la fundación de su primer
estudio general. Y tras la fundación universitaria, destacaron:
Antonio Rodríguez de Quesada fue primer rector de
la Universidad, y oidor de la Real Audiencia.
Francisco Cervantes de Salazar fue el catedrático
de Retórica del primer claustro universitario, que tuvo a su cargo la lección
inaugural de las cátedras y que en su Diálogo sobre la Universidad hizo una
sobresaliente comparación con la Alma Máter salmantina que vio reproducida en
su filial de ultramar.
Bartolomé Frías de Albornoz fue catedrático de su
primer claustro.
Alonso de la Vera Cruz, también llamado Alonso
Gutiérrez de Veracruz, fue catedrático agustino de su primer claustro.
Discípulo de Francisco de Vitoria, ejerció su doctrina en la mexicana.
Bartolomé de Ledesma había sido catedrático
dominico en la Universidad primada de Santo Domingo, después en la de México, y
terminó en la de Lima.
Pedro Farfán fue una figura relevante de la
proyección salmantina en Hispanoamérica, autor de la piedra angular del derecho
universitario mexicano y, a su vez, de otras universidades que se inspiraron en
las prácticas de esta.
Pedro Moya de Contreras fue un famoso prelado
reformador.
Juan de Palafox y Mendoza fue obispo de México y
reformador, cuyas constituciones universitarias tuvieron mucha repercusión en
la mexicana y en sus filiales que se inspiraron en su estructura y espíritu.
Juan de Cervantes, nacido en México, fue
catedrático de Sagrada Escritura.
Ruiz de Alarcón, nacido en México, fue famoso
dramaturgo.
Bernardino de Sahagún fue un gran historiador
franciscano, padre de la antropología americana.
Diego López de Pacheco, marqués de Villena y
duque de Escalona, fue rector de la Universidad de Salamanca y luego virrey de
México.
ALONSO DE LA VERACRUZ, BERNARDINO DE SAHAGÚN Y JUAN DE PALAFOX Y MENDOZA |
En el Virreinato del Perú, cuya Universidad de San Marcos de Lima fue la primera en fundarse por real decreto de la Corona española, destacaron:
Vicente Valverde fue un gran evangelizador y primer obispo de Cuzco.
Pedro de la Gasca obtuvo fama de pacificador.
Lope García de Castro fue gobernador.
Toribio Alfonso Mogrovejo fue el gran arzobispo de Lima, reorganizador de la Iglesia de Suramérica.
Fueron relevantes catedráticos de la Universidad limeña:
Bartolomé de Ledesma fue dominico, discípulo de Francisco de Vitoria en la Escuela de Salamanca, llegó a ser catedrático de Primera de Teología en México y Lima, donde actualizó el pensamiento del maestro.
Juan de Lorenzana llegó a ser prior del convento de Lima y luego provincial, y catedrático de Prima de Teología, como los anteriores. Gran discípulo de la denominada Escuela de Salamanca, este dominico fue el nuevo Báñez a quien todos consultaban.
Antonio de Hervias fue uno de los primeros que obtuvo grados o se incorporó en la naciente Universidad limeña. Este dominico llegó a ser catedrático de Prima de Teología y prior-rector en 1565-1566 y 1571.
Luis López de Solís fue agustino, catedrático en Lima y después en Quito.
Diego de León Pinelo fue rector, conocido por su poema apologético en defensa de la Universidad de San Marcos.
Francisco de León Garavito fue catedrático de Prima de Leyes, y rector
Pedro Gutiérrez Flores pertenecía a la Orden militar de Alcántara, fue rector, visitador y reformador.
Juan de Atienza fue rector del Colegio de San Martín de Lima, que llegó a contar con más de trescientos estudiantes.
Juan Perlín fue profesor de Filosofía en Quito, Cuzco y Lima, que posteriormente regresó a España por petición de su mentor el jesuita Francisco Suárez para trabajar junto a él.
En Quito, perteneciente al Virreinato del Perú, al igual que forma parte de la actual República del Perú:
Luis López de Solís fue obispo de la ciudad, se encargó de solicitar estatutos de universidad y consiguió constituciones al Colegio-seminario de San Luis, base de la Universidad de San Gregorio.
José Pérez de Calama fue también obispo de la ciudad, elaboró un plan de estudios vanguardista para la Universidad de Santo Tomás, reorganizada en institución pública.
En Santafé de Bogotá, capital de la actual
Colombia, perteneciente al Virreinato de Nueva Granada, se fundó la Universidad
de Santo Tomás de Bogotá:
Fernando Arias de Ugarte, santafereño de
nacimiento, fue arzobispo de la ciudad. Colaboró en la composición de los
primeros estatutos de la Universidad tomista, con claro influencia de la
salmantina. Después fue protector de la naciente Universidad de San Francisco
Xavier de Charcas.
Alonso de Medrano, Martín de Funes y Diego de
Torres Bollo fueron jesuitas, primeros fundadores del Colegio Máximo de la
Compañía de Jesús, base de la Universidad Javierana, y colaboraron en la
realización universitaria.
Fernando de Pedroza y Meneses fue catedrático de
Prima de Cánones en el Colegio Mayor del Rosario.
En la Capitanía General de Chile, el primer
intento de fundación universitaria para la ciudad de Concepción partió del
obispo Antonio de San Miguel, que luego fue también el primero en interesarse
por la fundación de Universidad Real en Santiago de Chile.
En Guatemala, el obispo agustino Payo de Ribera
hizo la mejor apología de la fundación universitaria. El obispo agustino Payo
de Ribera hizo la mejor apología de la fundación universitaria.
En Venezuela, el fundador de la Universidad de
Caracas fue el obispo Juan José Escalona y Calatayud. En Mérida, Hipólito Elías
González reorganizó el seminario, base de la futura Universidad. Más tarde el
obispo Santiago Hernández Milanés le dio un nuevo impulso y organización, logrando
la real cédula que lo erigió en Universidad de Mérida.
En el Virreinato del Río de la Plata:
Sebastián Malvar fue obispo franciscano que apoyó
el proyecto fundacional de la Universidad de Buenos Aires ante la Corona.
Manuel Belgrano fue el prócer y creador de la
bandera argentina.
Pedro Guitián y Arias fue catedrático de la
Universidad de Córdoba, canciller en propiedad, vicerrector, rector interino, y
reorganizó la cordobesa en la etapa franciscana.
Entre los filósofos y juristas que fueron discípulos de Francisco Suárez y que se trasladaron a América para ejercer la docencia se encuentran:
Diego de Torres Bollos, discípulo de Francisco Suárez, fue fundador del Colegio Máximo de Córdoba, luego reconvertido en la Universidad de San Ignacio de Loyola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario