Gonzalo de Berceo terminó explicando que no fue un sólo patriarca divino el que lideró las tropas cristianas sino que fueron dos: Santiago y San Millán. De esta manera, los castellanos tuvieron por patrón al santo Emiliano y, en la monarquía común con León, desde 1230, estuvo igualado por un tiempo con Santiago.
El qe tenié la mitrae la croça en mano,
éssi fue el apóstolde sant Jüán ermano,
el que la cruz teniée el capiello plano,
éssifue sant Millánel varón cogollano.
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ESTATUAS DE GONZALO DE BERCEO Y SANTO DOMINGO DE LA CALZADA |
8. CODEX CALIXTINUS, LA PRIMERA GUÍA TURÍSTICA DEL MUNDO
La primera Guía del peregrino de Santiago de Compostela fue escrita a mediados del siglo XII por el abate francés Aymeric Picaud, uno de los peregrinos más ilustres. Esta obra está considerada la primera guía turística de la Cristiandad Occidental, y contenida en el Libro V del Codex Calixtinus, (Códice Calixtino). El título fue atribuido por los "monjes negros" de la Orden de Cluny al Papa Calixto II, Guido de Borgoña, quien propuso a Aymerch Picaud seguir el camino y redactar la obra.
Desde principios del siglo XX, por influencia del erudito francés Bédier, se empezó a denominar Liber Sancti Jacobi (Libro de Santiago).
Aymeric Picaud era un cura poitevino de Parthenay-leVieux, que hizo personalmente el trayecto en 1109, en compañía de su hermano Martín y de su amigo Gilles, y anotando en su diario las experiencias de sus jornadas viajeras. Al regresar a su villa natal, escribe un minucioso tratado sobre el viaje basándose además en sus apuntes. Este libro serviría de gran valor para los sucesivos caminantes pues incluye un pormenorizado y exacto estudio de la Ruta Jacobea; en él se advierten de los peligros, se informa de los accidentes geográficos y de las costumbres de los diversos pueblos, de las mejores rutas y alojamientos, así como de las distancias entre las principales ciudades.
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HISTORIA TURPIN DEL CÓDICE CALIXTINO |
La primera parte del códice es el Libro de las Liturgias, contiene textos litúrgicos y de predicación para el culto al Apóstol, siendo el núcleo principal del códice.
La segunda, el Libro de los Milagros, relata veintidós milagros de este, acaecidos en distintos países de Europa, gracias al poder curativo del Apóstol Santiago, procedente del divino don que Dios otorgó a los apóstoles, así como la historia de la evangelización por tierras hispánicas. El relato de estos milagros pretende promocionar la peregrinación al Santuario.
La tercera es la narración legendaria de la Traslación de su cuerpo a Santiago. No sólo del traslado desde Jerusalén, sino también la historia del descubrimiento de su cuerpo en Iria Falvia el año 813, bajo el reinado de Alfonso II. Además comenta la costumbre de los primeros peregrinos de recoger conchas marinas en las costas gallegas. En este libro se inserta otra carta pontificia falsificada, atribuida a León III, un texto del siglo IX o del X, añadido en letra visigótica a un manuscrito del monasterio francés de San Marcial de Limoges.
La cuarta parte, Conquistas de Carlomagno, fue escrita por Turpín, el arzobispo benedictino de Reims, por eso es conocida como el Seudo Turpín. Pertenece a la literatura épica, es la Historia de Carlomagno y Rolando en la batalla de Roncesvalles, por lo tanto tiene el mismo argumento de la obra más emblemática de la epopeya francesa, la Chanson de Roland. Su inclusión se debe a considerar a los caídos en Roncesvalles en mártires y al emperador franco en un santo que vino a España en una cruzada para liberarla de los musulmanes siguiendo el camino de estrellas. Ante esta consideración mitológica, en 1610 esta parte fue separada del resto para formar otro volumen con el título Historia Turpini. Se atribuye al Arzobispo de Reims, Turpín, aunque en realidad es obra de un escritor anónimo del siglo XI.
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CÓDICE CALIXTINO GUÍA ETNOGRAFÍA MEDIEVAL DEL CAMINO DE SANTIAGO |
La parte última, Libro V, se titula Libro de la Peregrinación (Liber Peregrinationis), también llamado Guía del peregrino de Santiago de Compostela, es una guía del viaje para los peregrinos. Por lo tanto, el libro primero es de carácter litúrgico, el segundo hagiográfico, el tercero y cuarto de naturaleza histórica y el quinto, que alcanzó una mayor celebridad, de carácter turístico, se convierte en una guía para el peregrino.
Cuando Aymerc Picaud escribió la Guía del peregrino imperaba en el reino de León Alfonso VII el único Emperador castellano de Romanos, siendo rey de Aragón Alfonso I el Batallador y arzobispo de Compostela Diego Gelmírez. Un guía sensacional que vio laluz en Cluny hace más de 850 años, antes de que apareciese el Cantar del Mío Cid.
Aymerch dividió el Camino Francés en siete etapas a caballo que son trece etapas a pié, oscilando entre los veintiséis y los noventa y un kilómetros. Son las de Monreal-Puente la Reina, veintiséis; Saint Michel-Viscarret, treinta y cinco; Viscarret-Pamplona, cuarenta; Borce-Jaca, cuarenta y cinco; Estella-Nájera, setenta y cuatro; Nájera-Burgos, ochenta y nueve; y Jaca-Monreal, noventa y uno, estas dos últimas para hacerlas a caballo. El resto, según el autor al alcance de los peones, varía de los cincuenta a los setenta, debía hacerse en vario días.
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CÓDICE CALIXTINO GUÍA ETNOGRÁFICA MEDIEVAL DEL CAMINO DE SANTIAGO |
El texto del cronista cluniacense señala distancias entre pueblos, describe paisajes, santuarios y monumentos, e incluyó observaciones sobre gastronomía, potabilidad de las aguas, carácter de las gentes y costumbres de los pueblos, y transmite un asombro especial por la masiva afluencia y variedad de romeros, conviviendo durante su viaje con "francos, normandos, escoceses, íberos, georgianos, libios, cirenenses y pánfilos de Cilicia, de Judea y otras tribus y naciones". Está mezclado con un relato de viaje en el que se incluyen reflexiones moralizantes.
Esta guía de Aymerich es una obra original y muy personal, a veces caprichosa, con una visión muy particular y nada favorable de los pueblos hispánicos que atravesaba el Camino. Esta "mala prensa" que realiza el francés es considerada como antecesora de la leyenda negra de España. Denota en su escrito un amargo recuerdo de la derrota carolingia en Roncesvalles a manos de los vascones, destilando peste de los navarros. Se nota su preferencia por su patria francesa.
Describió con precisión a los barqueros que cobraban un abusivo precio por cruzar el río en su barca, a los aduaneros que se excedían en el precio de sus visados, a los venteros, y a los salteadores y forajidos, poniendo de relieve el peligro de perderse en aquellos barrios de las ciudades que rodeaban a la catedral poblados por mercante, abundantes en mesones y tabernas, donde el vino, la música y las bailarinas hacían olvidar al peregrino el motivo espiritual de su viaje y la promesa a la que se encomendó.
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CÓDICE CALIXTINO EN EL MUSEO DEL CAMINO
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El capítulo segundo de su Guía, Aymeric Picaud informa de los cuatro caminos que por Tours, Vézelay, Le Puy y Saint Gilles atraviesan Francia. Los tres primeros, reunidos en Ostabat, al pie de los Pirineos, entran en España por Saint Jean Pied de Port, Valcarlos y Roncesvalles. El segundo, tras llegar a Aragón por el puerto seco de Somport, se une al itinerario anterior en la hermosa y transitada ciudad de Puente la Reina, desde donde "todos los caminos se hacen uno solo hasta Compostela". La ruta será conocida como el Camino Francés, pues el mayor contingente de peregrinos pertenecía a esta nación.
Las descripciones viajeras del poitevino Aymeric, presentadas en secuencias de una gran fuerza plástica, resultan casi siempre poéticas y llenas de rudo encanto; aunque, a veces, la literatura deja paso a acusaciones furibundas, plagadas de denuestos y anatemas. Pero la Guía es documento impresionante por el que transcurren montes y llanuras, villas y ciudades, ríos de aguas buenas y malas, hombres malvados y almas benditas inundadas de la Gracias de Dios. Refleja en su potente prosa su condición áspera de hombre románico, su emocionante testimonio de ser el primer cronista del Camino.
Por ejemplo, en su llegada a la Catedral compostelana, elogió su perfección y describió la impresión que producía a los peregrinos: "En esta iglesia no hay grieta, ni defecto alguno." Describió las tres puertas de entrada al templo, las vidrieras, y el sepulcro, "con una belleza no superada por ningún palacio real conocido".
Su Orden de Cluny organizó técnicamente la peregrinación desde Francia, convirtiéndose en realidad en la primera agencia de propaganda en Europa.
El profesor Díaz y Díaz ha dicho que la Guía de Peregrinos tiene su verdadera razón de ser en "el afán de encandilar y deslumbrar al lector, tan típico de la lectura culta de la época" pero, en cualquier caso, sigue siendo un documento esencial para conocer cómo se hizo el prodigio de la peregrinación a la ciudad de Compostela.
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SÍMBOLOS DE CAMINO DE SANTIAGO |
9. OTROS LIBROS DE VIAJE
Después de la guía de Aymeric Picaud hubo otros peregrinos que dejaron constancia de su viaje relatando su experiencia personal, los monumentos y santuarios visitados, y las características geográficas y humanas de las comarcas.
Empezaron a aparecer muchas guíos y relatos medievales desde el siglo XV, un ejemplo es la Relación de la peregrinación de Sebastián Ilsung, de la segunda mitad de siglo. Es una especie de crónica del viaje por España hizo Sebastián Ilsung, de Augsburgo, llegando también a Santiago, en la que dejó constancia del esplendor de las ceremonias catedralicias. Otro relato es el de Jean de Tournay, llamado Récits de Pélgrime, de la misma época.
Nompar de Caumont fija en su libro, publicado en 1417, las etapas y el número de leguas que las separan. Afamado por ser el primero en contar el milagro del ahorcado en Santo Domingo de la Calzada.
Otro inglés, William Mey, vino a Santiago por mar en 1456 y contó la cantilena con la que los niños de la ciudad pedían a los peregrinos la propina y que acompañaban de un baile elemental.
En 1466 llegó a Santiago el barón de Rosmithal, en un viaje cortesano por Europa, del que se escribieron dos relatos, uno en latín por una persona de su servicio y otro en alemán por el noble bohemio Gabriel Tetzel.
Un noble polaco germanizado nacido en Wroclaw, Nicolás Popplan, llegó a Compostela en 1484 desde Portugal, adonde había llegado en barco desde Inglaterra. También un polaco de Silesia fue autor de otro relato de su viaje, Erich Lassota de Steblau, venido con las tropas alemanas en socorro de Felipe II, en 1581.
Juan de Tournai, comerciante flamenco, sale de Valenciennes el 25 de febreo de 1488, "con su hermano abad y varios compañeros".
Un monje alemán procedente de la región de Fulda, Herman Künig von Vach, hizo el camino en 1495. Partió desde Einsiedeln, siguiendo la Ruta de Suiza, cruzando los Alpes y el valle del Ródano, pasando por Nimes, Montepellier y Toulouse, y penetrando en la península por el paso aragonés de Somport. A su regreso alternó varios ramales del Camino, desde Burgos hasta el País Vasco, por donde pasa a Francia; después París y, por último Aquisgrán, donde termina la guía y la sugestiva información. Escribió una pequeña guía rimada en su idioma, publicada en Estrasburgo y de la que existe actualmente una versión francesa del año 1989: Un guide du Pelerin vers Saint Jacques de Compostelle. El itinerario de ida recibió el nombre de Obertrasse (vía alta), mientras que el de vuelta el de Niedertrasse (vía alta).
Un año más tarde, en 1496, siguiendo en gran parte el itinerario de Künig, otro alemán llamado Arnold von Harff emprendió su viaje. De noble familia renana, marchó primero a Egipto donde visitó el Monasterio de Santa Catalina en el monte Sinaí. A su vuelta, desde Venecia, se dirige a Santiago:
"Para consolar y salvar mi alma yo, Arnold von Harff, he decidido cumplir un beneficioso peregrinaje, pero también para conocer las ciudades y países y las costumbres de los pueblos."
Fue un valioso testimonio del estado de los caminos, alojamientos, costumbres y mentalidad social de la España de finales del siglo XV.
Von Harff critica el cobro desmesurado en varios pasos del Camino, la mala comida de las posadas, y el espectáculo de los ahorcados a la entrada de las poblaciones. Ya en su ciudad se mostró más complaciente con la ciudad, a la que definió como pequeña, bonita y alegre, sometida al rey de Castilla. Destaca su Catedral, comentando el ritual que dentro de ella efectuaban los peregrinos alemanes:
"Encima del altar mayor hay un gran santo de madera representando a Santiago, rematado con una corona de plata y los peregrinos, subiendo por detrás del altar, se tocan la corona, lo que provoca las burlas de los habitantes de la ciudad hacia nosotros, los alemanes."
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CÓDICE CALIXTINO |
También alemán de Feldkirch, en Tirol, es el geógrafo, médico y coleccionista de libros de Jerónimo Münzer, del que se sabe que entró en España por Perpiñán en septiembre de 1494 y salió en febrero del año siguiente por Roncesvalles, tras haber recorrido toda la costa de la península a caballo, acompañado por tres amigos. Desde Coimbra inició su peregrinación por el Camino Portugués, que pasa por Oporto, Barcelos, Ponto de Lima, Valença do Minho y Tuy, por donde entra a España, para llegar a Santiago en diciembre.
Su guía, publicada en castellano con el nombre de Viaje por España y Portugal es, según algunos autores, el relato más interesante de un viaje por España en la Edad Media, debido en gran parte a cuestiones que se alejan de las meramente peregrinas. En concreto, algunos autores han señalado tanto lo sorprendente del itinerario como la proximidad de Münzer a los intereses de los comerciantes de Nuremberg y al emperador Maximiliano, todo ello en un momento en que Colón volvía de su descubrimiento y se firma el Tratado de Tordesillas entre ambos países hispánicos. También han llamado la atención sus importantes contactos, tanto con España como en Portugal, donde es recibido por Juan II.
Más pintoresca, por lo lejano de su procedencia, es la peregrinación que efectuó el obispo Mártir de la ciudad armenia de Arzedjan, en Armenia, de donde salió en 1489. El documento fue publicado en castellano en 1898, con el título de Relación de un viaje por Europa con la peregrinación a Santiago de Compostela, verificado a fines del siglo XV por Mátir, obispo de Arzendjan. La originalidad del relato consiste en la elección de una ruta no muy transitada ya en aquella época: la Ruta del Cantábrico. Entró por Bayona, siguió por San Sebastián, Santander, Oviedo y Betanzos. Después de permanecer en Santiago ochenta y cuatro días se dirigió a Finisterre, desde allí hasta Guetaria, y en barco hasta Andalucía.
En el siglo XVI hay ya numerosas guías. Destacan las guías breves publicadas en Francia, de itinerarios variados, como por ejemplo la conocida De París a Compostela. Antoine Lalaing, hizo su viaje en 1501, acompañado de Felipe el Hermoso.
En Italia destacaron las publicaciones de Francesco Piccardi escrito en verso en 1472; la de Bartolomeo Fontana en 1550, desde Venecia pasando por Roma; la de Cosme III de Médicis en 1666, redactada por Lorenzo Magalotti y pintada por Pier-María Baldi; siete años después el del clérigo boloñés Doménico Laffi, que había estado dos veces, en 1666 y 1670, y admirado la reciente escalera del Obradoiro y la abundancia del mercado de abastos; la de Nicola Albani, titulado La historia verídica del viaje de Nápoles a Santiago, en 1743; y por último la de Giacomo-Antonio Naia, uno de los que prolongaron la peregrinación hasta Padrón.
Samuel de Purchas publicó en 1625 un texto titulado Purchas his Pilgrimes que se remonta a fines del siglo XIV, escrito anónimo en un inglés versificado, confuso, pero lleno de encanto. El manuscrito fue hallado, según señala el profesor Vázquez de Parga, en la biblioteca de sir Roberto Cottons y reúne el itinerario de respectivas peregrinaciones a los lugares sagrados del cristianismo: Jerusalén, Roma y Santiago. Aporta valiosa información sobre los valores monetarios, sobre comida y bebida, y sobre las reliquias e indulgencias que se podían ganar en las iglesias de Camino.
El anónimo peregrino partió de Plymouth, cruzó el Canal de la Mancha, siguió por Burdeos, Bayona y Sant Jean de Pied de Port, hasta entrar por Roncesvalles. Hace mención del monte Gozo y de la ciudad compostelana, pero su viaje continuó hasta Padrón (Patrovum), Pontevedra y Camposantos, cerca de la actual población de La Guardia, donde terminó su recorrido.
Juan de Sobieski, padre de Juan III de Polonia, estuvo en Santiago durante un viaje de seis años por Europa, algo habitual para la formación de la nobleza polaca y publicó su relato en 1636.
En 1726 un joven viajero de Carlepont llamado Guillaume Manier describió los remedios de la medicina popular, contando sus propias experiencias en los hospitales.
Uno de los escritores españoles más pintorescos y versátiles, Diego de Torres Villaroel, conocido como El gran piscator de Salamanca, catedrático la universidad, peregrinó en 1763 como cumplimiento a una promesa estando preso en Portugal.
Manuel C. Díaz y Díaz publicó su estudio Código Lógico en 1988.
En el año 2011, el Códice Calixtino es robado de sus dependencias de la Catedral de Santiago. La ausencia del códice, que se guardaba en una caja fuerte del archivo, se detectó el 5 de julio por la tarde. De nada sirvieron las potentes medidas de seguridad. La Policía Nacional sospecha que una banda organizada habría ejecutado el hurto por encargo de algún coleccionista extranjero.
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SANTIAGO MATAMOROS |
10. REPRESENTACIONES DE SANTIAGO
Los artes románico, gótico, renacentista y barroco nos ofrece una particularidad esencialmente jacobea: la iconografía del Apóstol, representada en multitud de cuadros, esculturas, miniaturas y relieves durante todo el Camino.
Las primeras representaciones no lo presentan sin atributo especial que lo distinga de los demás Apóstoles: así, en la Portada de las Platerías, en el Códice Calixtino, etc.
El primer Santiago peregrino, con escarcela, concha y bordón, es el de Sta. Marta de Tera (Zamora), abadía muy famosa ya en el siglo XII. Uno de los más interesantes es el Santiago Peregrino de Puente la Reina, llamado familiarmente "Beltza" (el Negro). El del parteluz, en el Pórtico de la Gloria, no parece que sea representación de Santiago como peregrino que camina, sino más bien como el gran Patrón que recibe a sus devotos.
Existen contados ejemplos de Santiago peregrino a caballo (distinto del Matamoros) de gran ingenuidad: el del Museo de los Caminos, en Astorga, otro en Vitoria, etc.
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ESTATUILLAS DE SANTIAGO PEREGRINO |
A veces aparece Santiago como Peregrino arrodillado, como por ejemplo en la tabla del Coro en la Catedral de Burgos, postrado a los pies ante la Virgen.
También ha sido representado como Santiago Doctor o Evangelizador que ensaña la doctrina recibida de Cristo, como en la estatua del Museo de San Marcos en León.
De Evangelizador pasó a ser Santiago Mantenedor de la fe contra los enemigos, es el Santiago Matamoros. Un icono ecuestre que portando el estandarte de la cruz sobre un caballo enjalbegado de poderes milagrosos se apareció en la batalla de Clavijo hacia el año 844 para conducir a los cristianos hacia su triunfo sobre las huestes musulmanas. El guerrero in equo albo encarnaba el triunfo del color blanco intrínseco al bien sobre el color negro que manchaba el mal. La estampa del caudillo triunfante que, picando espuelas a su caballo blanco, capitanea la carga contra sus enemigos infieles, quedaría grabada en el imaginario de los pueblos cristianos hispánicos que protagonizaron la lucha contra el islam.
El tímpano de Clavijo de la Catedral compostelana y el grandioso de la portada de Santiago, en Logroño, son dos ejemplos entre la abundantísima iconografía de Santiago Matamoros. Esta idea del Matamoros se aplicó a dos santos: San Isidoro y San Millán Matamoros que son la competencia, a lo divino, del Apóstol debelador de los enemigos.
Distinto del Santiago Peregrino y del Matamoros, es el Santiago del Espaldarazo, del Monasterio de las Huelgas, que con un brazo articulado daba el espaldarazo a los reyes, armándoles Caballeros para la cruzada contra los musulmanes.
Y como derivación del fervor de la peregrinación es notable la representación de Jesucristo como Peregrino, en la escena de Emaús en Silos, y en un relieve de León, procedente del convento de Agustinas, y la de la Virgen Peregrina, en Pontevedra y en Sahagún: el rostro de la Divina Romera refleja los soles de todos los Caminos; en el extremo de su bordón se balancea la calabaza en una de las fuentes del Paraíso.
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ESTATUILLAS DE SANTIAGO PEREGRINO |
Con el tiempo aparece ya fuera del Camino, en multitud de templos, libros, obras de arte y referencias de la vida española. Es comentando por la pluma de Cervantes en El Quijote como "el patrón de las Españas, San Diego Matamoros", al tiempo que había pasado a América como Santiago Mataindios. De peregrino apacible había mudado a cruzado belicoso.
Al imprimirse la imagen del Apóstol en expedientes oficiales, si inició una mecanismo psicológico de propaganda jacobea. Porque los burócratas veían el icono antes de abrir las carpetas de los documentos.
También se puso de moda, sobre todo entre los maestres de la Orden de Santiago, colocar en sus capillas la imagen del santo como compañero de viaje hacia la eternidad. De forma que los enterramientos santiaguistas de la Catedral de Toledo o los del Monasterio de El Parral y los sepulcros de don Álvaro de Luna o del marqués de Villena, aparecen rematados por la figura guerrera del Apóstol. Y lo mismo sucede en la obra, donde la Orden culminó su propaganda publicitaria, como fue el Hospital de San Marcos de León.
Esta metamorfosis obraba en la figura de Santiago, que le hizo pasar de Peregrino a Matamoros, contradecía las cabalgatas místicas de las religiones monoteístas. Pues estaba muy alejada de la galopada que hizo el profeta Mahoma en su ascensión a los cielos. Muy opuesta al viaje ecuestre del Mesías sonando el shofar para anunciar la reconstrucción del Templo. Muy distinta de la entrada de Jesús en Jerusalén, a lomos de un humilde borrico. El mensaje pacífico de las marchas místicas que se dirigieron hacia la morada de Dios se trocó así en una bélica contienda terrenal en la que el santo tomaba partido.
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ESCULTURA EN RELIEVE DE SANTIAGO MATAMOROS
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11. ICONOGRAFÍA JACOBEA
El Camino de Santiago es un universo de símbolos relacionados con dicha efeméride religiosa. Se encuentran esculpidos o pintados en los pórticos, los capiteles, las columnas, los claustros, etc. de los edificios de la peregrinación.
La Concha o Vieira es el símbolo más popular, un amuleto obligado para creyentes, ateos, deportistas, jinetes, viajeros indecisos y todo tipo de romeros. Según las crónicas medievales, se adquiría en la ciudad compostelana procedentes de las costas gallegas como recuerdo de vuelta al origen y como demostración garantista del éxito del viaje, como hacían los palmeros que visitaban Jerusalén volviendo con una rama de palma.
Así lo relató en su guía de peregrinos Arnold von Harff cuando al llegar a Santiago "delante de la catedral, encuentras muchísimas conchas de distintos tamaños que tienes que comparar y coser a tu sombrero si quieres demostrar que has llegado allí".
Al final, aquellas conchas eran tomadas posteriormente por quienes iniciaban el camino convirtiéndose en una tradición que además era usada para recoger agua, pedir limosna y cortar comida.
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ESCULTURA DE UNA VIEIRA
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Las Arcadas de los Pórticos románicos y los Canecillos de los Ábsides y Capiteles expresan la vida cotidiana del labriego, del artesano, del pastor, el herrero, y del resto de gremios tradicionales mezclados con escenas bíblicas, adornos vegetales con formas geométricas y escenas de interpretación particular de cada maestro cantero. Destaca la perta del Perdón de la iglesias de Santiago, en Villafranca del Bierzo.
Un Puente une dos naturalezas o sirve como lazo entre la razón y el corazón. Representa la evolución del viaje místico iniciado, puesto que al cruzarlo se enfrenta a las adversidades, pero también a sí mismo y a sus temores. El más emblemático es el de Reina, sobre el río Arga, cuya construcción fue ordenada por doña Mayor, esposa del rey Sancho III de Navarra.
Desde el punto de vista cristiano, el Árbol representa lo sagrado y la unión que hay entre el Cielo (la copa) y la Tierra, donde están las raíces, y donde tronco es el camino evolutivo para transcender.
El Roble era un árbol sagrado para las culturas prerrománicas y simboliza el vínculo de unión entre los pueblos medievales de las montañas del País Vasco, León y Galicia con los árboles, especialmente con el roble, símbolo de solidez, energía y longevidad. En la mitología celta el roble es la divinidad Dagda que representa la Creación. Los pueblos celtas divulgaron el culto al roble en el siglo III a.C., manteniendo una estrecha relación con el árbol en multitud de actos públicos que se celebraban debajo de robles particulares, con debates, sucesiones reales, distribuciones de poderes o reparto de riquezas. Como ejemplos claros son el roble de Rabanal, en León, o el roble de Guernica, en Vizcaya.
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SÍMBOLOS DEL CAMINO DE SANTIAGO |
Por otra parte, las Palmeras representan los árboles del Paraíso y su representación pretende animar al viajero y recordarle que al final del camino le espera el paraíso terrenal.
Los Millardoiros eran los "humilladeros" utilizados en Galicia donde los peregrinos se arrodillaban a dar gracias, implorar, ofrecer, rendir culto o arrojar piedras sobre la tumba de algún peregrino fallecido durante el viaje. En ocasiones estos milladoiros eran coronados con una cruz, como el de la Cruz de Ferro en los Montes de León, o adquirían formas diversas.
Los Barcos son una alegoría a la Iglesia católica, ya que los pescadores son los sacerdotes que se ocupan de atrapar a los pescadores, mientras que las Anclas representaban la cruz de Cristo.
Los Vasos y Recipientes simbolizan la fertilidad de las ideas y la capacidad de renovación. Metafóricamente el vaso o la tinaja es el cuerpo humano en tanto que el agua o líquido que contiene su alma.
Las Aves conectan al hombre con el Cielo, representan la capacidad de todo ser para deshacer del plano material para elevarse al mundo espiritual. Muchas veces los pájaros aparecen volando o preparándose para hacerlo, pero en ocasiones permanecen en el suelo o picoteando sus patas, como por ejemplo en uno de los capiteles del monasterio de Leyre (Navarra).
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HÁBITOS Y ESCULTURA DE PEREGRINO EN EL MONTE O CEBREIRO |
Las Flechas Amarillas aparecen pintadas en las piedras, en los muros de las casas, en los árboles, en el asfalto de las carreteras y en las señales de tráfico. Una iconografía moderna que señaliza la dirección correcta del camino para conseguir una eficiente orientación del peregrino.
Los Hitos kilométricos son símbolos modernos que han sido adquiridos, al igual que las flechas, en la historia reciente. Su finalidad es informar de la distancia hasta el destino final.
Los Azulejos, con la concha de Santiago en amarillo, adosadas en las fachadas de los edificios, y las Señales de Tráfico instaladas en las carreteras, son indicativos modernos del itinerario. Son colocadas por las asociaciones de Amigos del Camino, en el primer caso, y por la D.G.T., en el segundo.
Los Cruceiros de piedra han sido uno de los hitos que guiaban a los peregrinos antes de la aparición de las flechas amarillas. Solían colocarse en cruces de caminos, en cementerios y junto a las iglesias con una finalidad protectora.
El Camino de Santiago pasa siempre por delante de iglesias, catedrales, monasterios y templos parroquiales. Los Edificios Templarios fueron construidos para la protección de los peregrinos por estos monjes guerreros. Destacan el castillo de Ponferrada, en León, o la ermita de Santa María de Eunate y la iglesia de Torres del Río, ambas en Navarra.
El Baño Renovador que el peregrino efectuaba al llegar a Santiago consistía en visitar el "fin del mundo", la Casa de la Muerte, y en ella una de las playas más relevantes: Da Langosteira. El baño en la playa representaba la muerte del humano vulgar que había cumplido el camino y el renacimiento del nuevo ser limpio y puro.
La Credencias del peregrino lo identifica como tal. Debe proveerse de ella antes de iniciar el viaje en alguna asociación de Amigos del Camino. En ella irá estampado el sello de los albergues, iglesias y otras enclaves por los que vaya pasando. Una vez en Santiago debe mostrarla para obtener la Compostelana, que certifica que ha completado la peregrinación.
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ESCULTURAS EN RELIEVE DE SANTIAGO MATAMOROS
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