ANESTESIA EPIDURAL POR FIDEL PAGÉS MIRAVÉ


Fidel Pagés Miravé
fue un comandante médico militar que tomó parte de la primera y segunda Guerras del Rif, en el Protectorado español de Marruecos, en los años 1909 y 1921. Allí, desarrolló un novedoso método experimental para anestesiar a los heridos de guerra durante sus intervenciones quirúrgicas. Había inventado la técnica de la anestesia epidural lumbar.

Este hallazgo científico fue presentado en el ensayo Anestesia Metamérica, publicado en su Revista Española de Cirugía, en junio de 1921. Pero tuvieron que pasar varias décadas para que la comunidad científica internacional reconociera su valiosa aportación a la disciplina de la Cirugía, a pesar de que su técnica ya estaba muy implantada.

Durante su carrera médica, Pagés practicó varios métodos quirúrgicos y traumatológicos, tanto en civiles como en heridos de guerra, modernizando el sistema sanitario español.

ANESTESIA EPIDURAL POR FIDEL PAGÉS MIRAVÉ

Fidel Pagés Miravé nació en Huesca, en 1886. Pertenecía a una familia de clase social media-alta, aunque siendo un niño quedó huérfano de padre. Cursó estudios primarios en su ciudad natal, y estudios universitarios en Zaragoza, en la Facultad de Medicina y Cirugía, recibiendo la titulación en 1908.

Acababa de sacar la oposición como médico militar con el número tres de su promoción, tras cursar en la Academia de Sanidad Militar. Juró bandera ante el Regimiento de Infantería Asturias 31. El 30 de junio de 1909, fue destinado al hospital militar de Carabanchel.

En julio de 1909, Pagés llegaba como segundo oficial médico a Melilla, tomando parte de la Guerra de Melilla, en el Protectorado español de Marruecos. Se hizo necesaria su puesta en marcha, ya que el Ejército español había sufrido algunas derrotas y los servicios médicos allí desplegados estaban desbordados. Dos días antes de su llegada, se había producido casi 300 bajas españolas entre muertos y heridos. A los tres días después su desembarco, ocurrió el desastre del Barranco del Lobo.

militar médico Fidel Pagés Miravé
FIDEL PAGÉS MIRAVÉ

Lo que Pagés Miravé vio en Melilla fue una ciudad cuartel y hospital. Contaba con el enorme Hospital del Rey para militares y el Hospital del Buen Acuerdo para civiles en el casco viejo. Tras el desarrollo del conflicto, se habilitaron el casino militar y el teatro Alcántara, asistidos por las monjas del Colegio del Buen Consejo. Después, se adaptaron el cuartel de San Fernando, la iglesia parroquial de Melilla la Vieja, la fábrica de salazones de Triana, una escuela de niños y algunas viviendas particulares para atender a heridos y enfermos.

Los heridos sufrían lesiones tanto por armas blancas (gumías) como por armas de fuego (espingardas), en todas partes del cuerpo. Y los enfermos contraían principalmente fiebres, gastroenteritis o tifus.

A pesar de habilitarse estas nuevas instalaciones, el número de médicos era limitado y no contaba con las garantías de higiene requeridas. Además, era necesario que el número de intervenciones sanitarias cada vez fuera incrementándose ante la avalancha de soldados gravemente heridos que iban llegando. La forma de realizar aquellas operaciones quirúrgicas debía ser más rápida, ante el colapso o gangrena que podían sufrir muchos de los combatientes.

FIDEL PAGÉS MIRAVÉ

Tras la batalla, una oleada de soldados heridos, graves o a punto de morir eran trasladados al Hospital del Rey. Pagés hacía un reconocimiento previo para evaluar la gravedad de cada uno y organizar su distribución la urgencia de cada caso. Sus primeras atenciones estuvieron dedicadas al Regimiento del Príncipe nº3 y a un escuadrón de caballería del Regimiento Alfonso XII que participaron en la batalla de Taxdirt.

Entonces, el método de anestesia estaba basado en el uso de los anestésicos cloroformo o éter. Pero, apenas había enfermeras que supieran administrar correctamente el éter o el cloroformo. La aplicación indebida de estos anestésicos en ocasiones hacía empeorar el resultado, provocando directamente la muerte. Además, el tipo de balas que usaban los francotiradores marroquíes era de punta hueca, las llamadas "dum-dum", que se expandían al impactar en el cuerpo de los soldados españoles. Si hacían blanco en el vientre o en un pulmón lo reventaba, provocando una muerte lenta y dolorosa al soldado abatido. Esto suponía un problema añadido al cuerpo médico que intentaba aliviar el sufrimiento de los heridos y salvar la mayor cantidad de soldados posibles.

Los seis meses que duró la Guerra de Melilla había ocasionado la muerte de centenares de muertos y miles de heridos en el Ejército español. El antiguo y obsoleto hospital militar fue sustituido por uno nuevo al que llamaron Docker, y más tarde, Hospital Militar Capitán Médico Pagés, en honor al médico oscense en prueba de reconocimiento a su aportación. En el quirófano se colocó una placa con el texto:
"Aquí operó Pagés, sirviendo a la patria, enalteció a la ciencia."
El nuevo hospital militar de Melilla tenía una extensión de 28.000 metros cuadrados, con capacidad para 300 camas iniciales, ampliándose hasta las 750. Cuatro barrancones estaban destinados a ser clínicas y salas de operaciones, y contaba hasta con una estación de ferrocarril.

FIDEL PAGÉS Y EL PROTECTORADO ESPAÑOL DE MARRUECOS

En enero de 1910, Pagés ya estaba de vuelta en el madrileño hospital militar de Carabanchel, tras el final de la contienda africana. Toda aquella dura experiencia le valdría para reflexionar y trabajar en la elaboración de una mejor metodología de anestesia en las intervenciones quirúrgicas.

Pocos meses tuvo para desarrollar alguna investigación, pues fue requerido de nuevo a Melilla, a la Compañía Mixta Sanitaria, donde pondría en marcha el uso práctico de su anterior experiencia de guerra. Una vez establecido en El Rif, primero, fue nombrado instructor de los reclutas de la compañía ocupándose de su formación. Después, trató de dotar a las ambulancias de montaña de todo el material médico necesario.

La actuación del cuerpo de médicos militares establecidos en la zona de El Rif, perteneciente al Protectorado de Marruecos, estaba muy valorada también entre la población local, a la que trataba habitualmente. De hecho, tuvieron un homenaje en el XVI Congreso Internacional de Medicina en Budapest.

Si España estuvo conquistando Marruecos y ganándose a la gente fue entre otras casas gracias al sistema sanitario que estuvo desplegando. Un ejemplo del nivel de involucración de la medicina española fue el testimonio ofrecido por el muley Abdallah al-Raisuli, poderoso señor rifeño, quien reconoció:
"Vuestros médicos ya entran en el harén cuando paren las mujeres; y a un jerife amigo mío le han devuelto la vista tras seis años de ceguera. En verdad, es mayor milagro dar la vista que dar la oscuridad."
Fidel Pagés Miravé no fue un caso excepcional, también destacaron otros médicos y científicos militares como Mariano Gómez Ulloa, Francisco García Belenguer, Francisco Moreno Sáenz, Manuel Bastos Ansart, Martínez Zaldivar, etc.

FIDEL PAGÉS Y LA GUERRA DEL RIF

Tras regresar a España, estuvo destinado en sucesivos cargos y destinos como capitán médico: el Regimiento de Infantería Almansa 18, en Tarragona; el Colegio de Huérfanos María Cristina, en Toledo; el Ministerio de la Guerra; el II Regimiento de Zapadores Minadores etc.

En 1912, Pagés publicó su primer artículo para la Revista de Sanidad Militar: La lucha en campaña contra de las enfermedades infecciosas. Se trata de un estudio sobre las técnicas médicas desarrolladas por los médicos japoneses durante la Guerra entre Rusia y Japón y su manera de desplegar un sistema de sanidad militar.

Consiguió el título de doctorado en Medicina por la Universidad Central de Madrid, en 1913. Ese año, contrajo matrimonio con Berta Concepción Bergenmann y Quirós, de origen hispano-alemán. Y fue trasladado a otros destinos médico-militares en Mahón, Ciudad Real y Alicante.

De nuevo en la capital, en 1915, fue desempeñando diversos cargos: primero en el gabinete del Ministerio de la Guerra y en el Estado Mayor del Ejército; después, en el Hospital Provincial de la Beneficencia. Su prestigio como médico cirujano fue incrementándose hasta el punto en que fue médico real de la regente María Cristina, con quien llegó a trabar amistad.

HOSPITAL MILITAR DOCKER DE MELILLA 

El hecho de que supiera hablar lenga alemana y su pertenencia al Estado Mayor del Ejército fueron los motivos para su nueva misión. En febrero de 1917, viajó hacia el Imperio austro-húngaro, epicentro de la
I Guerra Mundial. Pagés formaría parte de una delegación española a Viena con un objetivo humanitario: la inspección de los campos de concentración de prisioneros de guerra, especialmente en los del territorio húngaro.

Bajo unas lamentables condiciones de hambre y frío, falta de higiene y medicamentos, Pagés realizó numerosas operaciones quirúrgicas a los prisioneros, en el hospital militar de Viena. El hecho de que supiera hablar alemán y su conocimiento de la literatura médica francesa y alemana le sirvieron para adentrase en las técnicas traumatológicas y quirúrgicas empleadas por los médicos del Imperio austro-húngaro.

Otros médicos militares españoles desplegados en el territorio austrohúngaro murieron mientras realizaban atenciones médicas o servicios de inspección. Incluso, Pagés enfermó de gravedad, por lo que tuvo que trasladarse a España. Por esta labor humanitaria en los campos de batalla europeos, Pagés fue condecorado con la medalla de la Cruz Roja Española, al año siguiente.

En 1819, fue nombrado secretario de la Revista de Sanidad Militar. Pero, no estando satisfecho con aquella actividad, en 1919, Pagés fundó la Revista Española de Cirugía junto al doctor Ramírez de la Mata. Fue en esta publicación donde expondría los avances de sus investigaciones sobre anestesia para la operación quirúrgica, editando una decena de artículos y ensayos, entre los que sobresales: La anestesia intratraqueal de Meltzer; El aparato de Ombredanne; La cánula de Trendelenburg; La anestesia intrarrectal de Victor Horsley; La anestesia intravenosa de Hedonal; La anestesia espinal completa de Le Filliatre.

ANESTESIA METAMÉRICA

Su gran ensayo periodístico fue Anestesia metamérica, publicado en la Revista Española de Cirugía, en marzo de 1921, y en la Revista de Sanidad Militar, en junio de 1921. En él, Pagés expuso por primera vez al mundo un nuevo método anestésico local. La técnica consistía en anular de sensibilidad a un segmento del cuerpo mediante la administración del anestésico por punción lumbar. Así, se dejaban bloqueadas las proporciones situadas por encima y por debajo del segmento medular de donde proceden las raíces nerviosas. El espacio epidural quedaba disponible para la cirugía de forma práctica e inmediata.

Según Pagés escribió en su ensayo:
"En el mes de noviembre del pasado año, al practicar una raquianestesia, tuve la idea de detener la cánula en pleno conducto raquídeo, antes de atravesar la duramadre, y me propuse bloquear las raíces fuera del espacio meníngeo, y antes de atravesar el ligamento amarillo correspondiente. Abandoné la estovaína que tenía preparada, y en una cápsula hervida hice la disolución de tres tabletas de novocaína suprarrenina de la serie A (375 mg. de novocaína) en 25 c.c. de suero fisiológico, procediendo a inyectarlo inmediatamente a través de la cánula, que estaba enclavada entre las vértebras lumbares 2ª y 3ª.
Explorando la sensibilidad, pudimos convencernos de que a los cinco minutos comenzaba una hipoestesia en la porción infraumbilical del abdomen, que se extendía a la cara anteroexterna de los miembros inferiores, dejando indemne el periné, escroto, cara posterior de los miembros inferiores y planta del pie en ambos lados; la hipoestesia se fue acentuando progresivamente, y a los veinte minutos de practicada la inyección, juzgamos prudente empezar a operar, practicando una cura radical de hernia inguinal derecha, sin la menos molestia para el paciente. El resultado de este intento nos animó a seguir estudiando este método, al que en la clínica denominamos de anestesia metamérica, por la posibilidad que nos proporciona de privar de sensibilidad a un segmento del cuerpo…"
En su estudio, Pagés realizó hasta 43 operaciones quirúrgicas ensayando esta técnica que dejó constatada de forma exitosa. Fue uno de los grandes hallazgos de la historia de la cirugía, que pudo ser implementado de forma práctica y efectiva en una nueva misión al norte del norte de África.

DIBUJOS DE LA ANESTERIA EPIDURAL Y RAQUÍDEA

En enero de 1921, siendo comandante médico, Fidel Pagés Miravé recibió la Cruz de 1ª clase del Mérito Militar, con distintivo blanco y pasador de profesorado, como recompensa a la labor desarrollada y los servicios prestados en el Gabinete Militar y en el Estado Mayor Central.

Aquel año de 1921, en el Protectorado español de Marruecos se produjo un levantamiento armado al mando de Abd el-Krim. En el Desastre de Annual, las bajas por muerte superaban los 10.000 soldados españoles. Tras Annual o Monte Arruit, los enfrentamientos se fueron sucediendo: el de Nador, el 17 de septiembre; el de Tizziel, el 2 de octubre; los de Atlaten y Segangan, los 10 y 11 del mismo mes; el de Taxuda, el 2 de noviembre.

A la vez que iban llegando los regimientos militares a Melilla, se desplegaban todos los recursos y efectivos médicos disponibles. El capitán médico Pagés estaba al mando de uno de los equipos de cirugía del Hospital Docker, que no daba abasto con la enorme cantidad de soldados que iban apareciendo heridos de gravedad, realizando turnos de hasta 24 horas en los días posteriores a una batalla. Al menos, Pagés pudo comprobar que su innovador sistema anestésico estaba resultando muy efectivo y aliviador para los sufridos soldados operados.

Tras la batalla de Nador, el capitán Pagés pudo conocer y operar a José Millán-Astray, teniente coronel de la Legión, que había sido herido en el pecho por un impacto de bala en el barranco de Amadí.

OPREACIÓN QUIRÚRGICA DE LA ANESTERIA EPIDURAL

Terminada su segunda participación en la contienda africana del Rif, regresó al Hospital de Madrid como comandante médico. Aprovechó aquella experiencia para continuar con los ensayos quirúrgicos y redactar nuevos artículos científicos, destacando aquellos que se ocupaban de intervenir las heridas de bala en el abdomen: La gastroentrostomia con collar epiplóico y heridas abdominales de guerraAspectos quirúrgicos del estreñimiento.

A pesar de sus artículos y su reconocimiento dentro del Ejército español, la comunidad científica internacional no tuvo en cuenta sus innovaciones. Hubo que esperar una década más tarde, hasta 1932, cuando el médico italiano Achilles Doliotti se atreviera a exponer un ensayo sobre la anestesia epidural, precisamente en un congreso internacional de cirugía organizado en Madrid. Aquel trabajo era una copia del procedimiento de Pagés. En cambio, la comunidad internacional le reconoció la innovación a él debido a que fue publicado en la revista American Journal of Surgery, en 1933, Además del inglés, también fue traducido al alemán y al francés, desde su original italiano.

Sin embargo, no todos los cirujanos que ya empleaban esta técnica reconocían basarse en el italiano, sino en el estudios del español. Uno de ellos fue el cirujano argentino Alberto Gutiérrez, jefe del Servicio de Cirugía de Mujeres del Hospital Española de Buenos Aires, quien aclaró el error en la Revista de Cirugía de Buenos Aires, en 1932. Manifestó que él ya utilizaba la técnica de Pagés desde 1929.

Finalmente, en 1935, el propio Dogliotti reconoció que el verdadero innovador de la técnica anestésica epidural no había sido él, sino Pagés, legítimo autor 14 años antes. Sin embargo, los estudios de Pagés fueron presentados a la comunidad científica internacional unas décadas más tarde, cuando fueron publicados al inglés, en 1961, y al francés, en 1975.

PLACAS CONMEMORATIVAS

En la actualidad, existe una placa conmemorativa en la fachada del edificio ubicado en la calle Infantas número 13 de Madrid, donde vivió Pagés junto a su familia. Su mujer y sus hijos salvaron la vida el 21 de septiembre de 1923, durante el viaje de vacaciones desde Madrid a Santander, cerca de Burgos. En aquel fatídico accidente de tráfico murió Fidel Pagés Miravé, quien conducía el coche, a los 37 años de edad.

Otra placa conmemorativa fue expuesta en el hospital militar de San Sebastián, por iniciativa de la reina María Cristina, cuyo texto es:
"A la memoria del eminente cirujano comandante médico don Fidel Pagés Miravé, compendio de ciencia, bondad, modestia y altruismo, que inauguró esta sala, en agosto del corriente año, y practicó en ella su última intervención, veinticuatro horas antes de su trágica muerte."

También desde la comunidad científica española se ha trabajado en la recuperación de su legado. Así, desde 1957, la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor otorga el Premio Fidel Pagés Miravé cada dos años. Desde 2007, el Ministerio de Defensa concede el Premio a la Investigación en Sanidad Militar Fidel Pagés Miravé.

ANESTESIA METAMÉRICA

PRIMERA FUNDACIÓN DE BUENOS AIRES POR PEDRO DE MENDOZA


Pedro de Mendoza realizó la primera fundación de Buenos Aires en 1536, una de las urbes más importantes de Hispanoamérica. Buscaba la mítica Sierra de la Plata en la región del sur americano y un paso hacia el océano Pacífico a través del Río de la Plata.

Su aventura consiguió la exploración y colonización del enorme valle del Río de la Plata y sus afluentes, una amplia extensión territorial que incluye el norte de Argentina, Uruguay y Paraguay, gracias a las expediciones de Juan de Ayolas o Domingo Martínez de Irala.

FUNDACIÓN DE BUENOS AIRES POR PEDRO DE MENDOZA

Entre 1516 y 1521, Juan Díaz Solís y Fernando de Magallanes habían avanzado por una densa cuenca que se abría entre las costas de Brasil y el incierto sur del Nuevo Continente. Ambos supusieron que estaban en la entrada a un gran pasaje hacia el "Mar del Sur", lo que hoy es el océano Pacífico, pero era el estuario del Río de la Plata.

Díaz Solís murió de un flechazo por indios de la zona al poco de poner pie a tierra en la orilla de la desembocadura de aquel río. Magallanes no tuvo tantas bajas que el primero durante su estancia en la costa argentina a la espera de que pasase el invierno y retomar la búsqueda de algún estrecho o paso rubo oriente. Mientras tanto, realizó un exhaustivo reconocimiento de la cuenca para asegurarse que no era un acceso al Pacífico.

Ambos expedicionarios dieron comienzo a la exploración del Río de la Plata, el más ancho del planeta, que fue continuada por Pedro de Mendoza, fundador de Buenos Aires, y finalizada por Juan de Garay, refundador de esta ciudad.

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GOBERNACIÓN DEL RÍO DE LA PLATA

Pedro de Mendoza nació en Guadix, Granada, en 1487, proveniente de una familia hidalga bien posicionada, que poseía el ducado del Infantado. Desempeñó cargos administrativos y militares en la Corte del emperador Carlos V, a quien acompañó en las Guerras de Italia entre España y Francia. Por sus méritos militares en 1524, fue recompensado con los hábitos de caballero de la Orden de Alcántara y después de la Orden de Santiago. Luchó contra el ejército de Francisco I, tomando protagonismo en la toma de Roma, en 1527.

En mayo de 1534, Mendoza firmó las Capitulaciones de Toledo con Carlos V, que le permitía la conquista y colonización de las tierras comprendidas entre el paralelo 25º y el 36º de la aún por descubrir región sur de América, un área que abarca la totalidad del actual Uruguay, el norte de Argentina y el extremo sur de Brasil. Obtenía el título de adelantado, gobernador y capitán general de Nueva Andalucía del Río de la Plata.

Pedro Mendoza gobernaciones América sur
GOBERNACIONES DE AMÉRICA DEL SUR

El objetivo político de la Expedición colonizadora del Río de la Plata era la contención del avance portugués desde Brasil hacia el sur mediante la fundación de villas y ciudades. Para ello, debía penetrar por el estuario del Río de la Plata hasta encontrar la legendaria Sierra de la Plata, también llamado Reino del Rey Blanco, que en realidad se trataba del Potosí, en las faldas de la cordillera de los Andes. Así mismo, se establecería un camino que comunicase ambas vertientes oceánicas.

Además, Mendoza tenía otra intención personal, sufría la enfermedad de la sífilis contraída durante su estancia en Roma y buscaba en el Nuevo Mundo alguna cura. Seguramente se dejó llevar por las leyendas de los primeros aventureros en aquellas tierras inhóspitas como la fuente de la eterna juventud, las mujeres amazonas, los ríos de oro o las pócimas contra enfermedades.

PRIMERA FUNDACIÓN DE BUENOS AIRES POR PEDRO DE MENDOZA

En agosto de 1535, la flota partió de Sanlúcar de Barrameda, punto de partida de las principales expediciones rumbo al Nuevo Mundo. Esta estaba compuesta por aproximadamente 3.000 tripulantes en 14 naves.

Los primeros problemas para Mendoza aparecieron al llegar a las costas de Brasil, donde una terrible tempestad dispersó a las naves. Entonces, se vio obligando a desembarca en el litoral carioca para reorganizar la expedición. Se produjo hubo un intento de rebelión contra su mando, siendo el capitán Juan de Ayolas quien se encargó de sofocar cualquier conspiración.

Después de cinco meses cruzando el Atlántico y comprobando diferentes puntos de la costa suramericana, la expedición se adentraba en el estuario del Río de la Plata, desembarcando en la isla San Gabriel, cerca de la ciudad Colonia de Sacramento en el actual Uruguay. Exploraron ambas orillas del amplio "Mar Dulce", donde buscaron una base segura, punto de partida de las próximas expediciones colonizadoras al interior.

El 3 de febrero de 1536, Mendoza estableció un primer asentamiento estable río arriba sobre la margen meridional. Su nombre sería Santísima Trinidad y el puerto de Nuestra Señora de Santa María del Buen Ayre, término que se transformaría en Buenos Aires. El fuerte se construyó donde se ubica el actual monumento a Pedro de Mendoza, en la plaza Lezama.

Es destacable el relato que escribió el cronista Ulrico Schmidl, nacido en Baviera. Su Viaje al Río de la Plata es el primer texto etnográfico sobre la geografía y las tribus indígenas que encontraba a su paso, detallando con precisión el alimento, la vestimenta, los tatuajes y ritos. Está considerada como una de las mejores crónicas escritas sobre la conquista de América. Sobre la fundación de Buenos Aires escribió:
"Allí levantamos una ciudad que se llamó Bonas Ayers, esto es en alemán gueter windt."

Buenas Aires Viaje Río Plata Ulrico Schmidl
FUERTE DE BUENOS AIRES EN 1536

Los expedicionarios tomaron contacto con los indios querandíes del territorio, intercambiando recursos de forma pacífica. Pero aquella beneficiosa situación dio la vuelta a las pocas semanas y las misiones en la búsqueda de alimentos por los territorios colindantes terminaron en emboscadas por los nativos. Mendoza se dispuso a someter a los díscolos indígenas organizando una incursión militar al mando de su hermano, Diego de Mendoza, formada por 300 soldados y 30 jinetes.
"En esta tierra dimos con un pueblo en que estaba una nación de indios llamados carendies (querandíes) como de 2.000 hombres con las mujeres e hijos, y su vestir era como el de los zechurg del ombligo a las rodillas; nos trajeron de comer, carne y pescado. Estos carendies no tienen habitaciones propias, sino que dan vueltas a la tierra, como los gitanos en nuestro país; y cuando viajan en el verano suelen andarse más de 30 millas por tierra enjuta sin hallar una gota de agua que poder beber. Si logran cazar ciervos u otras piezas del campo, entonces se beben la sangre. También hallan a veces una raíz que llaman cardes la que comen por la sed. Se entiende que lo de beberse la sangre sólo se acostumbra cuando les falta el agua o lo que la suple; porque de otra manera tal vez tendrían que morir de sed."
Escribió Schmidl que ante una de las frecuentes agresiones:
"… don Pedro de Mendoza envió enseguida un alcalde de nombre Juan Pavón, y con él dos soldados, al lugar donde estaban los indios. El alcalde y los soldados se condujeron de tal modo que los indios los molieron a palos y después los dejaron volver a nuestro campamento, tras lo cual Mendoza envió a su hermano carnal con trescientos lansquenetes y treinta jinetes bien pertrechados."
Pero los querandíes habían reunido a otras tantas tribus del territorio formando un ejército de unos 4.000 guerreros. El 15 de junio de 1536, se produjo el combate de Corpus Christi, cerca de la laguna de Roche. La superioridad de efectivos indígenas, sumado a un extenuante cansancio y desnutrición de los españoles, hizo que Mendoza replegase sus fuerzas. Murieron 38 españoles entre los que se encontraban Diego de Mendoza y Pedro Luján.

Ulrich Schmidl cronista Río Plata Juan Ayolas
ULRICO SCHMIDL Y JUAN DE AYOLAS

Mientras que esto sucedía, Mendoza encargó al alguacil mayor Juan de Ayolas el liderazgo de una expedición formada por 400 soldados para explorar el río Paraná en dirección norte para la fundación de un nuevo asentamiento. En junio de 1536, a orillas del Paraná y en la confluencia con el Carcarañá, refundó el fuerte Corpus Christi. Era un enclave que había construido y abandonado años atrás Sebastián Gaboto bajo el nombre de Sancti Spiritus, en las tierras de la tribu de los timbúes.

Aprovechando la debilidad del ejército colonizador, el 24 de junio de 1536, Buenos Aires sufrió el ataque de los querandíes durante quince días. Habían conseguido formar un poderoso ejército de varias tribus indias como los guaraníes, los charrúas y los timbúes. Muchas de las casas fueron destruidas, así como las embarcaciones menores hundidas. Gran parte de los supervivientes tuvieron que refugiarse en los barcos artillados y desde ahí cañonear a los asaltantes hasta que terminase el asedio. La situación era tan desesperada que Mendoza llegó a pensar en abandonar el estuario.

Dos aspectos iban desgastando a los expedicionarios, tanto a los que se quedaron en Buenos Aires con Mendoza, como a los aventureros que acompañaron a Ayolas en la navegación del Paraná: la inanición y la lucha. Tal era el hambre en los soldados que comían toda clase de animales; pájaros, ratas, víboras, insectos, etc., que terminaban pasado al fuego o ingerido sin cocción alguna.

Además, eran asediados por indígenas de muy diferentes formas, en cada poblado que iban encontrando durante la navegación fluvial o en la búsqueda de alimento en las tierras de la ribera. Las tribus de la cuenca de la Plata, como guaraníes, pampas y charrúas, eran muy superiores en efectivos guerreros, eran feroces y agresivos, no temían a la caballería española, pero poseían una tecnología militar muy rudimentaria: arco y flechas.

Buenos Aires Pedro Mendoza misa católica
PRIMERA MISA EN BUENOS AIRES

A finales de septiembre, Mendoza fundó el fuerte Buena Esperanza, en las cercanías del actual Puerto Aragón, ubicado en el actual estado argentino de Santa Fe.

En diciembre de 1536, miles de indios querandíes lanzaron otra ofensiva a la ciudad de Buenos Aires rompiendo, en esta ocasión, las defensas. El fuerte fue quemado y la ciudad destruida por completo. Mendoza, junto a un grupo de supervivientes, pudo escapar y dirigirse hacia el norte, remontando el río Paraná hasta refugiarse en Buena Esperanza. Desde aquel fuerte esperarían el regreso de Ayolas.

Pero los efectos de la enfermedad de sífilis en el maltrecho cuerpo de Mendoza se iban dejando notar. Tejidos y heridas sin cicatrizar y una progresiva parálisis general avanzaban inexorablemente, y su corazón estaba cada día más débil. Había delegado el gobierno en el capitán Francisco Ruiz Galán de forma momentánea hasta que Ayolas regresara, que pasaría a él.

En abril de 1537, Mendoza partía rubo a España con un lamentable estado de salud a bordo de alguno de los barcos que quedaban en el puerto de Buenos Aires. La muerte lo abordó en el océano Atlántico cerca de las islas Canarias y su cuerpo fue arrojado al mar.

La conquista de la Gobernación del Río de la Plata fue continuada por Francisco Luis Galán y Juan de Ayolas.

DESTRUCCIÓN DE LA PRIMERA BUENOS AIRES

Buenos Aires llegó a estar protegida con dos fuertes, pero las malas condiciones de salubridad e inseguridad estratégica del emplazamiento serían determinantes para su posterior abandono e incendio.

En febrero de 1539, el fuerte de Buena Esperanza fue asaltado y destruido por los timbúes.

En junio de 1541, Juan de Salazar fundó el fuerte de Asunción, actual capital de Paraguay y nuevo campamento base de los conquistadores del Río de la Plata. Allí se reubicaron a las 350 personas que permanecían en Buenos Aires antes de su despoblación. El nuevo gobernador y capitán general fue Domingo Martínez de Irala.

Desde Corpus Christi, la expedición de Ayolas siguió el curso de los ríos Paraná, Paraguay y Pilcomayo, hasta controlar todo el territorio del actual Paraguay.

El 11 de junio de 1580, Juan de Garay refundó la ciudad en otra ubicación más segura con 70 personas. Gracia a esta definitiva expedición, la Corona española pudo implantar el control efectivo del Río de la Plata.

Monumento Pedro Mendoza escultura Parque Lezama Buenos Aires
MONUMENTO A PEDRO DE MENDOZA

UNIVERSITARIOS SALMANTINOS EN LA FUNDACIÓN DE UNIVERSIDADES HISPANO-AMÉRICANAS


Durante los primeros siglos de lo colonización de América por España, la Universidad de Salamanca instruyó y formó a numerosos estudiantes que prestaron una gran labor cultural, religiosa y gubernativa al servicio de aquella sociedad. Aquellos graduados salmantinos llevaron a América el mensaje docente de los grandes maestros de la Escuela de Salamanca, basados en ideas de libertad, de fraternidad y de respeto por los derechos humanos, e impulsaron la educación desde el nivel más básico a sus poblaciones, a través de la fundación de universidades, escuelas mayores y seminarios

Entre los grandes protagonistas de esta gesta sin igual en otra colonización de la historia de la Humanidad se encontraron Bernardino de Sahagún, Alonso de la Vera Cruz, Francisco Cervantes de Salazar, Bartolomé de Ledesma o Juan de Palafox y Mendoza.

UNIVERSITARIOS SALAMANTINOS EN LOS VIRREINATOS HISPANOAMERICANOS

Fundada por el rey Alfonso X para "aprender los saberes", la Universidad de Salamanca tuvo su mayor esplendor en el siglo XVI, registrando las cifras más altas de matriculados que llegaban de toda España y el extranjero. Como escribió el polígrafo Antonio de León Pinelo "doctores y estudiantes, no claustros y aulas, hacen las universidades".

Cerca de un millar de alumnos graduados de Salamanca llegaron a América durante aquel siglo para emprender un trasvase cultural, especialmente en el ámbito universitario. Posteriormente, se emplearon en las instituciones civiles y eclesiásticas, en los distintos cargos de gobierno y justicia, en la evangelización, y en la educación. Terminaron representando cargos civiles y militares como virreyes, gobernadores, capitanes generales, oidores, etc., y cargos eclesiásticos como priores, profesores y misioneros. Entre los que se vincularon al movimiento universitario hispanoamericano, destacaron los fundadores, visitadores, reformadores y legisladores, rectores, cancelarios, catedráticos y estudiantes, entre otras funciones de la vida académica.

En cuanto a su profesión o facultad en que se habían formado, los hay teólogos y juristas, tanto canonistas como legistas, graduados en ambos derechos, algunos médicos, y filósofos o expertos en artes liberales, e incluso gramáticos.

Escuelas Mayores Universidad Salamanca
UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

Gran parte de estos escolares salmantinos que terminaron en las universidades hispanoamericanas partieron de los colegios universitarios, especialmente de los colegios conventuales adheridos a la sede principal. También fue muy notable el número que salió de los colegios mayores, menor fue el de los colegios menores, y otros de los colegios de las órdenes militares. Pertenecían a todas las órdenes religiosas incorporadas a la Universidad de Salamanca, pero entre ellas destacaron los Dominicos, por su elevada cantidad.

Aquellos graduados salmantinos llevaron a América el mensaje docente de los grandes maestros de la Escuela de Salamanca, basados en ideas de libertad, de fraternidad y de respeto por los derechos humanos, sobre todo en el magisterio de sus teólogos y juristas, de sus filósofos. Impulsaron la educación desde el nivel más básico a sus poblaciones, a través de la fundación de colegios conventuales, escuelas y seminarios, desarrollaron doctrinas y catecismos, y elaboraron cartillas y gramáticas, tanto en lengua castellana como en lengua indígena. Todo para la construcción de una nueva sociedad.

En la isla La Española, cuya ciudad principal fue Santo Domingo, se fundó la primera universidad de todo el continente americano por bula papal, la Universidad de Santo Domingo. Allí destacó Antonio de Montesinos, por su defensa de los indios.

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FACHADA DE LA ESCUELA MAYOR DE LA UNIVERSIDAD DE MÉXICO

En el Virreinato de la Nueva España, capital fue México, se fundó la primera universidad de toda la región centro y norte de América, la Universidad de México. El conquistador Hernán Cortés tomó parte de la fundación de su primer estudio general. Y tras la fundación universitaria, destacaron:

Antonio Rodríguez de Quesada fue primer rector de la Universidad, y oidor de la Real Audiencia.

Francisco Cervantes de Salazar fue el catedrático de Retórica del primer claustro universitario, que tuvo a su cargo la lección inaugural de las cátedras y que en su Diálogo sobre la Universidad hizo una sobresaliente comparación con la Alma Máter salmantina que vio reproducida en su filial de ultramar.

Bartolomé Frías de Albornoz fue catedrático de su primer claustro.

Alonso de la Vera Cruz, también llamado Alonso Gutiérrez de Veracruz, fue catedrático agustino de su primer claustro. Discípulo de Francisco de Vitoria, ejerció su doctrina en la mexicana.

Bartolomé de Ledesma había sido catedrático dominico en la Universidad primada de Santo Domingo, después en la de México, y terminó en la de Lima.

Pedro Farfán fue una figura relevante de la proyección salmantina en Hispanoamérica, autor de la piedra angular del derecho universitario mexicano y, a su vez, de otras universidades que se inspiraron en las prácticas de esta.

Pedro Moya de Contreras fue un famoso prelado reformador.

Juan de Palafox y Mendoza fue obispo de México y reformador, cuyas constituciones universitarias tuvieron mucha repercusión en la mexicana y en sus filiales que se inspiraron en su estructura y espíritu.

Juan de Cervantes, nacido en México, fue catedrático de Sagrada Escritura.

Ruiz de Alarcón, nacido en México, fue famoso dramaturgo.

Bernardino de Sahagún fue un gran historiador franciscano, padre de la antropología americana.

Diego López de Pacheco, marqués de Villena y duque de Escalona, fue rector de la Universidad de Salamanca y luego virrey de México.

ALONSO DE LA VERACRUZ, BERNARDINO DE SAHAGÚN Y JUAN DE PALAFOX Y MENDOZA

En el Virreinato del Perú, cuya Universidad de San Marcos de Lima fue la primera en fundarse por real decreto de la Corona española, destacaron:

Vicente Valverde fue un gran evangelizador y primer obispo de Cuzco.

Pedro de la Gasca obtuvo fama de pacificador.

Lope García de Castro fue gobernador.

Toribio Alfonso Mogrovejo fue el gran arzobispo de Lima, reorganizador de la Iglesia de Suramérica.

Fueron relevantes catedráticos de la Universidad limeña:

Bartolomé de Ledesma fue dominico, discípulo de Francisco de Vitoria en la Escuela de Salamanca, llegó a ser catedrático de Primera de Teología en México y Lima, donde actualizó el pensamiento del maestro.

Juan de Lorenzana llegó a ser prior del convento de Lima y luego provincial, y catedrático de Prima de Teología, como los anteriores. Gran discípulo de la denominada Escuela de Salamanca, este dominico fue el nuevo Báñez a quien todos consultaban.

Antonio de Hervias fue uno de los primeros que obtuvo grados o se incorporó en la naciente Universidad limeña. Este dominico llegó a ser catedrático de Prima de Teología y prior-rector en 1565-1566 y 1571.

Luis López de Solís fue agustino, catedrático en Lima y después en Quito.

Diego de León Pinelo fue rector, conocido por su poema apologético en defensa de la Universidad de San Marcos.

Francisco de León Garavito fue catedrático de Prima de Leyes, y rector

Pedro Gutiérrez Flores pertenecía a la Orden militar de Alcántara, fue rector, visitador y reformador.

Juan de Atienza fue rector del Colegio de San Martín de Lima, que llegó a contar con más de trescientos estudiantes.

Juan Perlín fue profesor de Filosofía en Quito, Cuzco y Lima, que posteriormente regresó a España por petición de su mentor el jesuita Francisco Suárez para trabajar junto a él.

En Quito, perteneciente al Virreinato del Perú, al igual que forma parte de la actual República del Perú:

Luis López de Solís fue obispo de la ciudad, se encargó de solicitar estatutos de universidad y consiguió constituciones al Colegio-seminario de San Luis, base de la Universidad de San Gregorio.

José Pérez de Calama fue también obispo de la ciudad, elaboró un plan de estudios vanguardista para la Universidad de Santo Tomás, reorganizada en institución pública.

BARTOLOMÉ DE LEDESMA, TORIBIO ALFONSO DE MOGROVEJO Y VICENTE VALVERDE

En Santafé de Bogotá, capital de la actual Colombia, perteneciente al Virreinato de Nueva Granada, se fundó la Universidad de Santo Tomás de Bogotá:

Fernando Arias de Ugarte, santafereño de nacimiento, fue arzobispo de la ciudad. Colaboró en la composición de los primeros estatutos de la Universidad tomista, con claro influencia de la salmantina. Después fue protector de la naciente Universidad de San Francisco Xavier de Charcas.

Alonso de Medrano, Martín de Funes y Diego de Torres Bollo fueron jesuitas, primeros fundadores del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, base de la Universidad Javierana, y colaboraron en la realización universitaria.

Fernando de Pedroza y Meneses fue catedrático de Prima de Cánones en el Colegio Mayor del Rosario.

En la Capitanía General de Chile, el primer intento de fundación universitaria para la ciudad de Concepción partió del obispo Antonio de San Miguel, que luego fue también el primero en interesarse por la fundación de Universidad Real en Santiago de Chile.

En Guatemala, el obispo agustino Payo de Ribera hizo la mejor apología de la fundación universitaria. El obispo agustino Payo de Ribera hizo la mejor apología de la fundación universitaria.

En Venezuela, el fundador de la Universidad de Caracas fue el obispo Juan José Escalona y Calatayud. En Mérida, Hipólito Elías González reorganizó el seminario, base de la futura Universidad. Más tarde el obispo Santiago Hernández Milanés le dio un nuevo impulso y organización, logrando la real cédula que lo erigió en Universidad de Mérida.

En el Virreinato del Río de la Plata:

Sebastián Malvar fue obispo franciscano que apoyó el proyecto fundacional de la Universidad de Buenos Aires ante la Corona.

Manuel Belgrano fue el prócer y creador de la bandera argentina.

Pedro Guitián y Arias fue catedrático de la Universidad de Córdoba, canciller en propiedad, vicerrector, rector interino, y reorganizó la cordobesa en la etapa franciscana.

Entre los filósofos y juristas que fueron discípulos de Francisco Suárez y que se trasladaron a América para ejercer la docencia se encuentran:

Diego de Torres Bollos, discípulo de Francisco Suárez, fue fundador del Colegio Máximo de Córdoba, luego reconvertido en la Universidad de San Ignacio de Loyola.