POTESTAD PONTIFICIA DE JUAN DE TORQUEMADA


Obispo y cardenal en Roma, Juan de Torquemada fue uno de los máximos defensores de la Potestad del Pontífice sobre la del Concilio, como representante de Cristo.

POTESTAD PONTIFICIA DE JUAN DE TORQUEMADA

Juan de Torquemada nació en Valladolid en 1388. Pertenecía a una familia noble con antecedentes judaicos, fue sobrino del inquisidor general Tomás de Torquemada. Realizó sus primeros estudios en el Convento de San Pablo de Valladolid, en la Orden de Predicadores. Más tarde, cursó filosofía y teología en el Estudio General de San Esteban de Salamanca, y se licenció y doctoró en teología y derecho canónigo en la Universidad de París en 1425. A su vuelta fue nombrado prior de su convento, y después del de San Pedro Mártir de Toledo.

En 1431, el papa Eugenio IV le nombró maestro del Sacro Palacio, en Roma y, en 1432, asistió al Concilio de Basilea como teólogo pontificio, defendiendo la autoridad del papa sobre la del concilio, y contribuyendo a la condenación de las herejías de Jan Hus y de Wickleff. Después asistió a la Junta de Núremberg y luego a la de Florencia, a donde fue trasladado el concilio. Por su actuación, el papa le concedió el título de Defensor de la Fe.

Fue un siglo en el que surgieron polémicas entre papistas y conciliaristas, y entre partidarios de la autoridad temporal del papa frente al poder del emperador, siendo Juan de Torquemada un defensor de la autoridad del papa. Sostuvo siempre a los latinos contra las pretensiones y dogmas de los griegos, y con no menos tesón las prerrogativas de la Silla Romana contra las máximas de los doctores galicanos, servicios que el reconocimiento de Eugenio premió con la púrpura, habiéndole creado cardenal del título de Santa Sabina juntamente con Bessarion, el Griego, y con los españoles Juan Carvajal, y Alfonso de Borja (que luego fue papa con el nombre de Calixto III).

Trabajó como mediador entre el rey Carlos VII de Francia y el papa Eugenio IV para conseguir la conciliación, y entre dicho monarca francés y el rey Enrique VI de Inglaterra para lograr un tratado de paz. Su alta reputación como gran teólogo y consejero en asuntos políticos le permitieron influir en la toma de decisiones de los estados de la Cristiandad de su época.

En la década de 1440, durante los pontificados de Nicolás V y de Pío II, fue cardenal de San Sixto en Roma, ejerciendo también los obispados de Sabina y de Albano, en Italia, así como los de Cádiz, Orense y León, en España. Sobresalió como promotor de la reforma de su orden, y como protector de las artes, pues a él se debe la restauración del convento de la Minerva en Roma, la ejecución de la fachada del monasterio de San Pablo en Valladolid, y la introducción de la imprenta en Italia. Murió en Roma en 1468.

DECRETUM GRATIANI DE JUAN DE TORQUEMADA

Juan de Torquemada fue uno de los mejores teólogos de su tiempo, de adscripción tomista (doctrina de Santo Tomás de Aquino), y reconocido como el cardenal más ilustrado de sus contemporáneos. Representa, dentro de la Teología, una tendencia conservadora, pues defendió el criterio oficial de la Iglesia, que pretendía mantener la unidad jerárquica dentro de la Cristiandad, al mismo nivel que lo mantenía el Imperio.

Fue un ferviente defensor de la autoridad del papa, al que legitimaba como continuación de la que Cristo concedió a San Pedro. Por tanto, el poder de la Iglesia emana directa e íntegramente del Papa. Afirmaba que Cristo sólo instituyó como obispo a Pedro, mientras los demás apóstoles lo fueron indirectamente, por similitud con Pedro. Es por esta causa que los obispos sólo tienen confiado el cuidado de sus fieles, y que carecen de régimen sobre ellos. Se pronunció pues en contra de los conciliaristas, pues la autoridad del Concilio general era inferior a la del Papado. Para Juan de Torquemada sólo al Papa y al colegio cardenalicio, ambos de institución divina, les incumbe el gobierno y apostolado de la comunidad cristiana, mientras que las decisiones de los Concilios sólo son válidas tras la aprobación del Papa.

En cuanto a las relaciones entre los poderes secular y eclesiástico no aceptó las tesis que defendían la limitación del poder del Pontífice a asuntos meramente espirituales, sin inmiscuirse en lo temporal, ni tampoco la que proclamaba la jurisdicción universal del Papa, tanto en lo temporal como en lo espiritual, puesto que al ser vicario de Cristo ejercía legítimamente ambas. Juan de Torquemada aceptó un término medio entre ambas: la autoridad del Papa sólo puede ejercerse en los asuntos temporales para la conservación del bien espiritual, la resolución de problemas eclesiásticos o el ejercicio de las atribuciones pastoral y apostólico. Esta doctrina fue recogida y elaborada posteriormente por el cardenal Belarmino, y que llamó potestad papal en asuntos temporales indirectos.

MEDITACIONES DE JUAN DE TORQUEMADA

Se le atribuyen más de 40 escritos, siendo sus principales obras las dedicadas a la teología:

Summa de Ecclesia, de 1460, es una suma eclesiástica dedicada a Nicolás V, en la que respondió a los enemigos de los enemigos de la Iglesia. Fue la obra más importante del final de la Edad Media sobre el poder papal, que influyó en la escolaridad católica hasta el siglo XVIII.

Meditationes, seu Contemplationes devotissimae (Meditaciones, o las contemplaciones de los más devotos) se cree que fue el primer libro italiano ilustrado con una serie de xilografías. Su primera edición fue impresa en Roma en 1467, posiblemente por la imprenta que él mismo promovió y gracia al clérigo e impresor alemán Mainz por Johann Neumeister, alumno de Johannes Gutenberg.

Comentaría in decretum Gratiani (Comentarios al decreto de Graciano), publicado en su posteridad, en 1516, de, divididos en cinco partes.

FÁBULAS MORALES DE FÉLIX MARÍA SAMANIEGO


Escritor ilustrado del siglo XVIII, Félix María Samaniego famoso por pertenecer a la Sociedad Económica Bascongada y por escribir sus Fabulas Morales.

Escritor ilustrado Félix María Samaniego Fabulas Morales
FÁBULAS MORALES DE FELIX MARÍA SAMANIEGO

Félix María Serafín Sánchez de Samaniego Zabala era natural de Laguardia, Álava, donde nació en 1745, fue sobrino del ilustrado Xabier Munibe, conde de Peñaflorida. Su refinada educación discurrió bajo los consejos de Gaspar Calvo y luego acudió a la Escuela de Gramática de Laguardia para estudiar humanidades. Para completar su formación se trasladó a un colegio de jesuitas en Bayona y más tarde a Burdeos. En estos años despertó su interés por la cultura, por lo que desde entonces sería un asiduo de las tertulias y un excelente conversador.

Fue uno de los principales colaboradores en la fundación de la Real Sociedad Económica Bascongada de Amigos del País, y trabajó en la creación del Real Seminario de Vergara.

Intervino en numerosos debates sobre literatura y teatro, mostrándose a favor de las tendencias neoclásicas y de la ilustración. Samaniego intervino como mediador en el litigio creado con las provincias vascongadas, en relación a sus privilegios forales. En Vergara se decantó por la literatura y mantuvo más de un enfrentamiento con Tomás de Iriarte de esta naturaleza.

FÁBULAS DE SAMANIEGO

Influenciado durante su etapa formativa en Francia, adquirió la afición por la crítica mordaz contra la política y la religión; se burló de los privilegios, y llegó a rechazar un cargo ofrecido por Floridablanca, valido de Carlos III. Sus cuentos más subidos de tono ridiculizan los defectos humanos, con un alto nivel pedagógico poseen un componente de entretenimiento. Estos cuentos fueron escritos al estilo de las fábulas eróticas de La Fontaine y otros autores clásicos como Esopo o Fedro. Junto a Tomás de Iriarte, fueron los dos principales escritores de fábulas de lengua española, pues nadie como ellos dos han sabido componer relatos sencillos que guardasen una inteligente alegoría moral. 

Su principal obra literaria fue Fabulas en verso castellano para el uso del Real Seminario Bascongado, publicada en 1781, en tono aleccionador mediante moralejas. Son críticas contra personajes relevantes, hábitos sociales y actitudes políticas de dudosa integridad. Dueño de una extraordinaria ironía, muchos de sus personajes caen en el ridículo, al mostrarlos con algunos de los defectos humanos más comunes. Se trata de un conjunto de 157 fábulas distribuidas en 9 libros, entre ellas tan célebres comoLa palomaCongreso de ratonesLa cigarra y la hormigaEl perro y el cocodriloLa gallega o La zorra y las uvas.

FÁBULAS MORALES DE FÉLIX MARÍA SAMANIEGO

Escribió también una colección de cuentos eróticos, de tono humorístico y contenido procaz, llamado El Jardín de Venus, que quedó inédita. Estaba inspirado en las fábulas eróticas del francés Jean de la Fontaine. Su producción se completa con una serie de poesías y algunos trabajos de crítica teatral.

Samaniego siempre tuvo la lengua demasiado suelta para hablar y reírse de todo con unas ideas no muy santas, y contando chistes picarescos. En 1792, fue delatado por un socio de la Sociedad Bascongada, el escultor José María de Murga, y tuvo que enfrentarse a la Inquisición al ser acusado de leer libros prohibidos hasta que fue encarcelado durante algún tiempo al año siguiente. Gracias a la intervención de un consejero alavés establecido en la Corte de Madrid, Eugenio Llaguno, pudo ser liberado.

Por otra parte, en tiempos de la invasión francesa sus propiedades en Guipúzcoa se vieron seriamente afectadas. Murió a los pocos años, en 1801.

FÁBULAS MORALES DE FÉLIX MARÍA SAMANIEGO

Algunas de sus frases morales son las siguientes:

"Dijo la zorra al busto, después de olerlo: Tu cabeza es hermosa, pero sin seso. Como éste hay muchos, que aunque parecen hombres, sólo son bustos."

"No anheles impaciente el bien futuro. Mira que ni el presente está seguro."

"Aparta la amistad de la persona que, si te ve en el riesgo, te abandona."

"Quien oye aduladores, nunca espere otro premio."

"Cuántas veces resulta de un engaño, contra el engañador, el mayor daño."

"Quien al poder se acoja de un malvado, será, en vez de feliz, un desdichado."

"Te juzgarán virtuoso si eres, aunque perverso, poderoso; y aunque bueno, por lo malo detestable cuando te miran pobre y miserable."

"Todo varón prudente aconseja en el tiempo conveniente;
que es hacer de la ciencia vano alarde dar el consejo cuando llega tarde."

"El útil bien es la mejor belleza."

FÁBULAS MORALES DE FÉLIX MARÍA SAMANIEGO

HISTORIOGRAFÍA LATINA DE ALFONSO FERNÁNDEZ DE PALENCIA


Historiador y latinista, Alfonso Fernández de Palencia fue una figura representativa del prerrenacimiento castellano, y de su primer Humanismo, durante los reinados de Enrique IV e Isabel la Católica. Siendo cronista real, compuso numerosas obras de carácter histórico y militar como Gesta Hispaniensia, Anales de la Guerra de Granada y Tratado de la perfección del triunfo militar.

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HISTORIOGRAFÍA LATINA DE ALFONSO FERNÁNDEZ DE PALENCIA

Alfonso Fernández de Palencia nació en El Burgo de Osma, Soria, en 1423. De origen judeoconverso, recibió educación y formación humanística por parte de los obispos de Burgos Pablo de Santa María, primero, y Alfonso de Cartagena, después. Más tarde, estuvo al servicio del cardenal Basilio Besarión, en Florencia, donde estudió Humanidades con Jorge de Trebizonda y trabó amistad con Vespasiano da Bisticci en Roma.

Tras regresar a España en 1453, fue nombrado cronista real y secretario de cartas latinas de la Corte del rey Enrique IV de Castilla, en sustitución a Juan de Mena. Intervino en política durante este reinado (1454-1474), poniéndose del lado del infante Alfonso, hermano del rey. Al morir el pretendiente al trono, apoyó a su hermana Isabel, contribuyendo a las negociaciones de su matrimonio con Fernando de Aragón o en la organización de diversas misiones bélicas durante la Guerra de Sucesión castellana. Tras la llegada al trono de la reina Católica en 1475, renovó el servicio cortesano de cronista real.

Fue una figura representativa del prerrenacimiento castellano y de su primer Humanismo, llegando a ser un magnífico latinista que conocía a la perfección el italiano y el francés. En este sentido, fue el primer autor castellano en expresar la influencia del Humanismo italiano del Quattrocento.

Compuso un abanico de géneros: historiografía, hagiografía, geografía, gramática, retórica, política, epístola, etc. Pero no se dedicó solo a narrar crónicas de los acontecimientos de su época, sino que como profesional de las letras y hombre enciclopédico, puso la ética al servicio de la política.

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ALFONSO FERNÁNDEZ DE PALENCIA

Su principal obra en el plano historiográfico es Gesta Hispaniensia ex annalibus suorum diebus colligentis (Recopilación de los hechos de España de los anales de su tiempo), también llamada Décadaspor estar divida en cuatro décadas, cada una con diez libros excepto la cuarta, que consta de solamente seis. Esta crónica cubre los acontecimientos desde finales del reinado de Juan II hasta 1481 con Isabel I: los problemas políticos del reinado de Juan II de Castilla, el reinado de Enrique IV, su enfrentamiento con los partidarios de su hermanastro Alfonso, el conflicto por la sucesión de Enrique IV, la subsiguiente guerra civil y la guerra contra Portugal, y por último la consolidación de los Reyes Católicos en el trono tras la firma de la paz.

Según Palencia, esta obra historiográfica fue redactada para contar la verdad de los hechos de forma verídica, y en contraposición a la versión oficial y manipulada de Enríquez del Castillo, a quien calificó como "historiador sobornado". Palencia esclarece el lado oscuro de una nobleza elevada a las más altas cotas de poder por Enrique IV.

Es el más ambicioso proyecto de la historiografía castellana del siglo XV, por eso se convirtió en la fuente historiográfica de varios cronistas de su época (Bernáldez, Santa Cruz y Pulgar) y posteriores (Galíndez de Carvajal o Zurita), y hasta genealogistas (Argote de Molina, López de Haro, Fernández de Oviedo).

Otra importante obra historiográfica de Palencia es la denominada Anales de la Guerra de Granada, que narra los acontecimientos ligados a esta guerra desde su inicio hasta la toma de Baza en 1489. Su traducción al castellano fue publicada por Paz y Meliá en 1909. Como historiador se le considera observador y perspicaz.

REYES CATÓLICOS CON CRONISTAS, ESCRIBANOS Y CONSEJEROS

La obra satírica La batalla campal de los perros contra los lobos, compuesta en 1457, es una traducción hecha por él de un opúsculo latino suyo Bellum luporum cum canibus. Probablemente se trate de una fábula alegoría de corte senequista, escasamente inspirada en las fábulas y en la Batracomiomaquia de Homero: un enfrentamiento entre una manada de lobos (la nobleza) y los perros (la monarquía) que han de cuidar al rebaño (el pueblo llano). El discurso alegórico se centra en la situación creada tras la caída del condestable Álvaro de Luna, asesinado por la nobleza en tiempos de Juan II, o el posterior gobierno de Enrique IV: un lobo, Harpaleo, sucumbe ante los perros por hacer dejación del mando del ejército y muere por descuidar la disciplina militar.

Esta obra fue pionera en la utilización de contextos pastoriles para la literatura crítica, influyendo en las Coplas de Mingo Revulgo, escritas por Íñigo de Mendoza diez años más tarde, o el Libro de los pensamientos variables.

El alegórico Tratado de la perfección del triunfo militar es una traducción al castellano hecha en 1459 de una original escrita en latín un año antes con el título De perfectione militaris triumphi.

Es un tratado militar, tema muy típico del Humanismo, es un libro de viajes, ya que relata un viaje a Italia, y supone también una muestra de literatura crítica, porque representa de nuevo una crítica contra la nobleza castellana corrupta y contra la mala gobernación del monarca.

En ella aparecen cuatro personajes alegóricos Ejercicio, Experiencia, Rústico y Gloridoneo. Ejercicio intenta encontrar el Triunfo, acompañado de la sabia Discreción. Esta le remite a Gloridoneo, un capitán romano bajo cuya figura podría ocultarse Alfonso el Magnánimo. Gloridoneo vence y Triunfo otorga la victoria al Orden, al Ejercicio y a la Obediencia. Bajo estas virtudes habría de conducirse Enrique IV, según aconseja el autor.

Su primera gran obra de carácter lingüístico fue De sinonymis elegantibus, publicada en Sevilla en 1491. Es una colección de sinónimos eruditos, para un uso profesional de los humanistas. En Opus Synonymorum también se ocupó del estudio de los sinónimos.

Los dos amplios volúmenes que forman el Uniuersale Compendium Vocabulorum (Vocabulario universal en latín y en romance) fueron el primer intento de clasificación del léxico del castellano, publicado también en Sevilla en 1490. Aunque pocos años más tarde, se vería superado por el Diccionario latino-español de Antonio de Nebrija. Resultó ser un diccionario bilingüe muy útil para el estudio de la lengua romance.

Al final del impreso se hallaba una Mençión del trabajo passado, en la que el cronista realizó un recorrido por todos sus escritos que constituye la fuente principal para el conocimiento de su obra.

UNIVERSAL VOCAVBULARIO EN LATÍN Y EN ROMANCE

Durante su estancia en Italia se dejó influenciar por la literatura epistolar latina, especialmente por la del gran humanista Leonardo Bruni. En 1455, compuso la Epistula in funebrem Abulensis, que es una oración alegórica fúnebre por el fallecimiento del obispo abulense Alonso de Madrigal. El tópico de la muerte igualadora está presente, así como una original forma de presentar el lamento a través de toda la sociedad, desde los campesinos castellanos hasta las más altas autoridades de la universidad de Salamanca. Ese mismo año también escribió una epístola dedicaba a alabar las virtudes de la ciudad de Sevilla bajo el título De laudibus Hispalis.

Una serie de epístolas cruzadas con el florentino Vespasiano da Bisticci, en las que Palencia analizaba al detalla la política castellana de la época, siendo uno de los temas mejor tratados el juego de alianzas políticas entre los dos arzobispos a quien sirvió: Fonseca y Carrillo.

La Epistola ad Ioannem episcopum Astoricensem de bello Granatensi, publicada en 1492, trata la finalización de la empresa de la Reconquista española.

Escribió tratados geográficos en latín, el más importante desde el punto de vita humanista es el Compendiolum de oblitteratis mutatisque nominibus prouinciarum fluminumque Hispaniae (Compendio sobre los nombres ya olvidados o mudados de las provincias y ríos de España). Es la identificación toponímica de diversos lugares de la península. Adscribiéndose al gusto humanista por la Geografía, Palencia se revela como un erudito con pretensiones enciclopédicas.

DOS TRATADOS DE ALFONSO FERNÁNDEZ DE PALENCIA

Como gran humanista, también se dedicó a las traducciones latinas, publicadas como casi toda su obra en la ciudad de Sevilla. Destacan Lo specchio della croce (1486) del italiano Domenico Cavalca; Vidas paralelas (1491) de Plutarco de Queronea; y Los siete libros de las guerras judaicas con los romanos y Contra Apión gramático (1492) de Flavio Josefo.

Estas dos últimas fueron traducidos para que los nobles castellanos aprendiesen los conceptos de orden, justicia y guerra de las épocas pasadas, haciendo suyo el tópico ciceroniano de la Historia magister vitae y poniendo una vez más de relieve su preocupación humanista por la aplicación práctica del saber. De hecho, muchos notables caballeros andaluces, como Juan de Guzmán, Pedro Fernández de Córdoba o el marqués de Tarifa, Fadrique Enríquez de Ribera, contaron con ejemplares de estas traducciones efectuadas por Palencia. Ambos autores, Plutarco y Josefo, fueron conocidos en el Siglo de Oro gracias a estas traducciones de Palencia.

Se le atribuye además la famosa sátira contra el rey denominada Coplas del provincial.

En cambio se desconoce el texto de cinco de sus obras, incluidas en el anexo del Universal VocabularioDiez libros de antigüedades de EspañaVida del bienaventurado Alfonso, arzobispo de Burgos (Alonso de Cartagena); Costumbres y falsas religiones de los canariosTratado de la suficiencia de los cabdillos y de los embajadores; y Las lisongeras salutaciones epistolares e de los adjetivos de las loanzas usadas por opinión e no por razón.

EXPEDICIÓN MARÍTIMA DE ORTIZ DE RETES QUE DESCUBRIÓ NUEVA GUINEA


Una de las navegaciones más impresionantes y difíciles realizadas por los marinos españoles durante el siglo XVI fue la expedición realizada por Íñigo Ortiz de Retes alrededor de la costa la gran isla de Nueva Guinea en el océano Pacífico en 1545. Desde su aspecto geográfico, fue una de las más fructíferas singladuras por el llamado mar del Sur al descubrir un amplio espacio de mar, numerosos archipiélagos y en especial la Isla Grande, la tercera isla en extensión tras Australia y Groenlandia, ampliando los dominios del Imperio española en casi 800.000 kilómetros cuadrados.

EXPEDICIÓN MARÍTIMA DE ORTIZ DE RETES QUE DESCUBRIÓ NUEVA GUINEA

Íñigo Ortiz de Retes
 nació en Retes de Llantero (Ayala), en la provincia de Álava, en la primera década del siglo XVI. Atraído por la empresa americana, marchó a Sevilla para embarcarse en algún galeón atlántico. Participó en las expediciones del gobernador de Guatemala
 Pedro de Alvarado, en 1538, para explorar la costa occidental de México e intentar alcanzar las islas Molucas, y, en 1541, hacia Nueva Galicia.

Por orden del virrey Antonio de Mendoza, la expedición hacia las islas orientales pasó a cargo del reputado marino malagueño Ruy López de Villalobos, capitán de las flotas de Indias. Este continúa los avanzados planes de Alvarado y arma la flotilla expedicionaria, con el objetivo de alcanzar y establecer bases españolas en las tierras de poniente, y de trazar una ruta fiable de regreso desde las islas orientales a las costas pacíficas de Nueva España. Iñigo Ortiz de Retes estaba de nuevo ligado al proyecto descubridor de la Mar del Sur.

En 1542, con rumbo oeste para descubrir las rutas marítimas del Pacífico, Villalobos y Ortíz de Retes partieron con seis pequeñas naos y 370 hombres desde el puerto de Navidad (Jalisco), avistado el archipiélago de Revillagigedo, bautizando diversas islas como la Nublada, de Roca Partida, el Placer y los Bajos de Villalobos, de los Corales, los Jardines (archipiélago de las Marshall), alcanzando las ya descubiertas Carolinas Orientales y arribando en el archipiélago de las Filipinas, concretamente en la isla de Cesárea Carola (Mindanao), bautizada en honor del emperador Carlos I.

Exploraron las Filipinas, pero la continua lucha con temporales y borrascas y la falta de alimento le obligó a refugiarse en la isla moluqueña de Tidore, territorio colonizado por los portugueses.

Mapa océano Pacífico Ortelius
OCÉANO PACÍFICO

Un pacto con la guarnición lusa les permitió un tiempo de espera. Entonces, Villalobos decidió jugarse la última baza con la nao San Juan, a estas alturas la única capaz de aguantar una singladura hasta Nueva España, a cargo de Iñigo Ortiz de Retes a quien se le entrega el mando de la nave. Será en 1545, cuando Ortiz de Retes realiza una de las más fructíferas singladuras por la Mar del Sur, desde el punto de vista geográfico, al iluminar un amplio espacio de mar y tierra.

Partiendo de Tidore el 16 de mayo de 1545, en dirección norte, resultó ser un rumbo muy acertado ya que estaban en la época de los monzones del oeste, muy frecuentes en las latitudes australes con la intención de buscar el camino de regreso por debajo de la línea equinoccial.

Varios días después de la partida, la expedición avistó las llamadas islas Talud, cambiando el rumbo hacia el sur y buscó corrientes propicias para marear en dirección a las Indias, avistando islas nombradas como la Sevillana (Supiori), la Gallega (Noemfer), las Martires (Schouten) al adentrarse la nao de Retes por el estrecho de Japen.

NAO SAN JUAN

En las islas Padaido, más de treinta pequeñas embarcaciones cargadas de indígenas intentaron flechar a la marinería. La San Juan salvó la situación rumbo sur con la vista puesta en el horizonte de cumbres que a levante mostraba la isla Grande, Nueva Guinea, tropezaron con una pequeña isleta triangular, la Ballena (Koeroedoe) y tres días más tarde hallaron la desembocadura del río San Agustín (Mamberano), cuyo estuario consideró propicio para desembarcar.

El ayalés desconocía que con la toma de aquella enorme isla, Nueva Guinea, un 20 de junio de 1545, ampliaba los dominios del imperio español en casi 800.000 kilómetros cuadrados. 
Nueva Guinea fue llamada así por la semejanza del color de la piel de sus naturales con los de la Guinea africana.

Antes que él, los primeros que desembarcaron en el norte de la Isla Grande fueron los expedicionarios de Álvaro de Saavedra en 1528 (y quizá algún superviviente de la nao Santiago de Hernando de Grijalva en 1537). Pero, sería Ortiz de Retes y sus hombres los que formalmente tomaron posesión para la Corona hispana y los que con más precisión exploraron la parte norte de la isla.

Según lo escrito por su cronista, García de Escalante:

"…Sábado, a veinte del mes, surgieron en la isla grande, y allí tomaron agua y leña, sin contradicción de nadie, por ser allí despoblado. Tomó el Capitán la posesión de esta isla por Vuestra Señoría. Púsole nombre la Nueva Guinea. Todo lo que costearon de esta isla es tierra muy hermosa, al parecer, y tiende a la mar grandes llanos. En muchas partes y por la tierra adentro muestra ser alta, de una cordillera de sierras de alboredo, al mar el arcabuco y en otras partes pinos salvajes, y las poblaciones eran llenas de palmeras de cocos…"
ITINERARIO DE LA EXPEDICIÓN

Intentaron navegar hacia levante, pero las fuertes corrientes se lo impidieron, arribando en la isla de Mo (Liki), parte de las Kumamba, para descansar y aprovisionarse. Siguieron rumbo noreste atravesando varias islas volcánicas, algunas de ellas denominadas como Magdalena, Gaspar Rico, las Volcanes, las Barbada y Caimana.

Los vientos apartaron de la costa a la nave, que, en navegación adversa, se dirigió hacia el grupo de las islas Walulu y luego fue lanzada de nuevo hacia Nueva Guinea y Magdalena. Tras sufrir varios ataques por parte de los nativos, pudieron al fin fondear en la rada de Abrigo. El problema era encontrar el paso hacia las tierras americanas. Los vientos y corrientes contrarias les impedían avanzar hacia levante, cuando no les empujaba al noreste. Y por el sur, la gran isla de Nueva Guinea resultaba casi un continente imposible de circunnavegar.

En un nuevo y desesperado intento, emprenden rumbo a levante, pero el mar y los vientos alisios empujan el barco al nordeste, obligándoles a trazar un arco mucho más abierto. El 19 de agosto arriban al atolón de Ninigo, y que llamaron islas de los Hombres Blancos, donde fueron atacados por dichos aborígenes.



La última baza se jugó el 27 de agosto. Ortiz de Retes ordenaba aproar la nave hacia la isla de Mo, pero las corrientes y los vendavales contrarios llevaron el barco 30 leguas por debajo de su objetivo. La San Juan era empujada irremediablemente hacia el nordeste.

El 3 de octubre de 1545, tras cuatro meses y medio de singladura, regresaban a Tidore para reunirse con el resto de la expedición inicial en aquel puerto portugués y ser repatriados de forma deshonrosa por barcos portugueses por la ruta del Índico y del Atlántico.

Sin embargo, aún tardarían dos años en regresar, pasando calamidades en Malaca y Goa. Villalobos murió en 1546 en la isla de Amboine de fiebres palúdicas. García de Escalante escribió que sólo 144 supervivientes de la expedición llegaron a Lisboa en agosto de 1548, entre ellos Iñigo Ortiz de Retes.


Fracasaba así un nuevo intento hispano de regresar a América desde las islas de poniente:
Gómez de Espinosa con la nao Trinidad por Juan Sebastián Elcano en 1522; las dos tentativas de Álvaro Saavedra, desde latitudes semejantes a las de Ortiz de Retes (1528 y 1529); el trágico amago de tornaviaje de Hernando de Grijalva en 1537; y el escarceo de Bernardo de la Torre semanas antes que el del capitán alavés.

Habría que esperar hasta 1565 para que otros dos vascos, Miguel López de Legazpi y Andrés de Urdaneta, marcasen las derrotas definitivas que permitieron asegurar la navegación de los galeones entre los territorios pacíficos de la monarquía española.


NACIONAL-SINDICALISMO DE RAMIRO LEDESMA


Filósofo, novelista, periodista e ideólogo, Ramiro Ledesma pasó a la historia de la política española por ser el fundador de las Juntas Ofensivas Nacionales Sindicalistas (JONS) y uno de los teóricos que más influencia ejerció en la concepción del movimiento político conocido como Nacional-Sindicalismo.


NACIONAL-SINDICALISMO DE RAMIRO LEDESMA

Ramiro Ledesma Ramos nació en Alfaraz de Sayago, Zamora, el 23 de mayo de 1905, en el seno de una familia de maestros y clase media, fue el cuarto hijo de Manuel Ledesma Herrero, maestro de escuela, e Isabel Ramos Marcos. Por motivos laborales la familia se trasladó al vecino pueblo de Torrefrades, donde Ramiro pasó gran parte de su infancia y toda su adolescencia. Sació su curiosidad juvenil en la biblioteca de su abuelo, y en 1921 obtuvo plaza de oficial de Correos, destinado en 1922 al Correo Central de Madrid. En esta ciudad se matriculó en el Instituto de San Isidro.

En 1926 inició sus estudios universitarios y adquirió las licenciaturas en filosofía y letras, y en ciencias físicas y matemáticas por la Universidad de Madrid, recibiendo además de licenciatura en derecho a título póstumo, así como el reconocimiento posterior del régimen franquista con la Palma de Plata del Movimiento. Discípulo de José Ortega y Gasset, Manuel B. Cosío y Fernando de los Ríos profundizó en el estudio del filósofo Martin Heidegger y colaboró, desde muy joven, en La Gaceta Literaria, revista literaria donde se expresaba la Generación del 27, que a partir de 1930, dirigida por Ernesto Giménez Caballero, derivaría hacia posturas de inspiración fascista, y también colaboró en la Revista de OccidentePor esta época escribió, también El Sello de la Muerte, y El Quijote y nuestro tiempo.


Entabló contacto con Ernesto Giménez Caballero, César Muñoz Arconada, Agustín de Foxá, Salvador Dalí y otros intelectuales y artistas españoles. Se dio a conocer escribiendo artículos en La Gaceta Literaria, La Revista de Occidente El Sol, y asistiendo y destacándose en el Ateneo de Madrid.

Admiró al fascismo italiano y al nacional-socialismo alemán, pero motivado por los textos de Curzio Malaparte, quien articuló las bases del nacional-sindicalismo en España. Esta era una doctrina estatalista partidaria de la planificación económica, calificada como sindicalismo nacional.

Pero sus tesis estuvieron durante un tiempo influidas por la línea ideológica de revolucionarios heterodoxos franceses e italianos como Georges Eugéne Sorel y por algunos aspectos, prácticamente estéticos, del sindicalismo anarquista. Con todo, lo que realmente preocupó a Ramiro Ledesma Ramos fue:

1. el abandono de las tácticas de aproximación a los intentos subversivos de los anarcosindicalistas

2. un afán de crear su propia doctrina

3. la unidad de España

4. el respeto a la tradición religiosa


En su 
ideario se manifestó en oposición radical al marxismo, demandó una revolución social y económica, a base de la sindicación obligatoria, también estuvo a favor de la intervención nacional de la riqueza y la plena dignificación de los trabajadores. Para su difusión, se sirvió de los 23 números del semanario La Conquista del Estado, reflejo del italiano La conquista dello Stato, en la que propugnaba una política no parecida a la de los nazis, sino a la de los socialistas de Benito Amilcare Andrea Mussolini, que no es lo mismo. Entonces tenía 25 años cuando ocupó la dirección de esta revista, cargo que efectuó desde marzo a octubre de 1931, coincidiendo este momento con su irrupción en la política activa. Junto a él colaboraban principalmente Giménez Caballero, Juan Aparicio, Souto Vilas, Emiliano Aguado, y Bermúdez Cañete entre otros.

Justificaba su cambio ideológico con respecto a sus años en Revista de Occidente de esta manera:
"Toda novedad auténtica está condenada por radical designio, a no ser comprendida. Es el caso de las juventudes cuando acometen la creación de nuevos estilos de vitalidad."
El periódico estaba vinculado a dos consignas fundamentales: nacionalismo profundo y revolución de carácter económico-sindical. Por ello, Ledesma fue encerrado durante diez días en la cárcel Modelo de Madrid, acusado de complot contra la II República Española. El 25 de julio de 1931 es suspendido el periódico no reanudando la publicación hasta el mes de octubre, en cuyo número, se anunciaba la próxima fundación de la organización política.

Inmediatamente después difundió Libertad, y el 30 de noviembre de 1931 fundó las Juntas Ofensivas Nacional Sindicalistas (J. O. N. S.). Su espíritu respondía a una profunda inquietud social y a una actitud Nacional Sindicalista. Según su fundador:
"Las JONS equivalían al abandono de las tácticas de aproximación a los intentos subversivos de los anarcosindicalistas. Un afán de crear la propia doctrina. Quieren la unidad intangible de España. Postulan el respeto a la tradición religiosa. Llaman de modo preferente a las juventudes, no admitiendo en su seno sino a los españoles mayores de cuarenta y cinco años. Manifiestan su incompatibilidad radical con el marxismo. Y representan una demanda imperiosa de revolución social-económica, a base de la sindicación obligatoria, la intervención nacional de la riqueza y la dignificación plena de los trabajadores."
En la creación de las JONS participaron Juan Aparicio López, Antonio Bermúdez Cañete, Roberto Escribano Ortega, Ernesto Giménez Caballero, Ramón Iglesias Parras, Francisco Mateos González, Alejandro M. Raimúndez, Antonio Riaño Lanzarote y Manuel Souto Vilas.

BIOGRAFÍAS DE RAMIRO LEDESMA

En abril de 1932, Ledesma pronunció una conferencia en el Ateneo de Madrid sobre el tema El fascismo frente al marxismo, que no pudo terminar por las protestas del público, aunque alcanzó resonancia en la prensa.

El 10 de agosto de 1932, fue detenido a consecuencia de los sucesos anti-republicanos, desgracia que se repitió a finales de enero de 1933 para cumplir una condena de dos meses. Al salir de la cárcel participó en el consejo de Redacción del recién creado El Fascio, semanario que dirigió Delgado Barreto, del que salió un solo número y en cuyo consejo de redacción participaron Giménez Caballero, Primo de Rivera, Ramiro Ledesma, Sánchez Mazas y Juan Aparicio.

En abril de 1933, viajó a Portugal, donde estaba exiliado Onésimo Redondo, y decidieron fundar la revista JONS, como órgano teórico de la organización y cuyo primer número salió a la calle en mayo de aquel mismo año.

Tres meses después volvió a ser encarcelado, esta vez en el penal de Ocaña, acusado de complot contra la República.

Y al recuperar la libertad en agosto se dirigió a San Sebastián, donde, por mediación de José María de Areilza, se entrevistó con los dirigentes falangistas José Antonio Primo de Rivera (hijo de Miguel Primo de Rivera), Julio Ruiz de Alda (aviador, pionero de la aviación española) y Alfonso García Valdecasas.

En octubre de 1933, asistió al acto fundacional de la Falange Española en el teatro de La Comedia, y durante los días 11 y 12 de febrero de 1934, reunió al Consejo Nacional de las JONS para discutir una posible unificación con la Falange.

Aceptadas las bases del acuerdo, la fusión entre ambas formaciones políticas se produjo en febrero de 1934 por iniciativa de Ledesma. La estructura jerárquica adoptada fue la de una junta de Mando Nacional formada por José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma Ramos, Julio Ruiz de Alda, Onésimo Redondo, Raimundo Fernández Cuesta y Rafael Sánchez Mazas. Puede ser que las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista fueran más violentas que Falange Española, pero ni por entusiasmo hacia Hitler, ni por oratoria demagógica.

Desde entonces esta formación política se denominó se llamó Falange Española y de las JONS y tuvo a la cabeza, hasta septiembre de 1934, un triunvirato dirigente formado por Ruiz de Alda, Primo de Rivera y Ledesma Ramos. Debido al resurgimiento de ciertas discrepancias, en el mes de septiembre, el triunvirato delegó sus funciones ejecutivas en Primo de Rivera, que convocó el primer Consejo Nacional de F. E. y de las JONS. En éste, y a propuesta de Sánchez Mazas, fue nombrado jefe nacional Primo de Rivera y presidente de la junta política a Ledesma, que previamente había aceptado la jefatura de aquél.

Poco después de la Revolución de octubre en Asturias y Cataluña, Ledesma propuso que el partido, de acuerdo con jóvenes mandos del ejército, pasara a la acción armada. En la primera decena de noviembre redactó, por encargo de la junta, el Anteproyecto de los Estatutos que contenían los veintisiete puntos de la Falange, que serían retocados para su aprobación definitiva por Primo de Rivera.


A finales de diciembre de 1934, el Partido estaba en crisis y la junta política se reunió sin encontrar un remedio a la situación. Las JONS habían incorporado obreros a las filas de la Falange, pero aún estaba en plena elaboración la vertebración sindicalista, cuando se había llegado a la fusión de las dos fuerzas. 
Manuel Hedilla había creado la primera y muy limitada organización sindical de la Falange. 

A la salida de la reunión se decidió, junto con Onésimo Redondo, Sotomayor y Manuel Mateo, separar ambas fuerzas partidistas, es decir, regresar a la situación inicial; escisión que se llevó a efecto en enero de 1935.

La ruptura entre Primo de Rivera y Ledesma fue más por la presencia en el mismo partido de dos tendencias extremas en los escalones de mando inmediatamente a ellos, que por una intransigencia personal de ambos.

Por una parte, los miembros procedentes de las JONS veían en los falangistas hombres más preparados intelectualmente pero dudaban en cuanto a su capacidad revolucionaria, procedentes como eran de capas burguesas y acomodadas.

A su vez, los falangistas recelaban de los jonsistas, que al ser en su mayoría de origen obrero podrían proletarizar en extremo peligroso a la Falange y especialmente por la presencia, de entre aquellos, exmilitantes de la izquierda que pretendían conservar modos y tácticas troskistas.

La escisión de las JONS con respecto a Falange Española también tuvo interpretaciones distintas por parte de los miembros de ambas formaciones.

Los antiguos jonsistas interpretaron su salida como fruto de su disconformidad con la evolución de FE de las JONS, próxima al reformismo burgués y alejado de la Revolución del proletariado que decían defender sus partidarios. Es de consideración que José Antonio Primo de Rivera, líder indiscutible de Falange Española, fue hijo de un capitán general de Cataluña primero, y presidente del Gobierno después, entregado principal y fundamentalmente a la mejora económica de España. Por eso tuvo razón Falange, que consideró que el verdadero motivo de la separación de Ledesma fue la disconformidad ideológica de Falange a ser proletariamente revolucionaria, y preferir oposición parlamentaria a la lucha callejera para vengar la violencia que contra ellos se estaba haciendo por parte de las Juventudes Socialistas.

En cambio, la literatura falangista dio énfasis a las diferencias teóricas y políticas, pero fundamentalmente fueron el resultado de las ambiciones personales de ambos lados.

En cualquier caso, tras la ruptura de Falange Española con respecto a las JONS, Ledesma intentó sin éxito reactivar su partido como grupo independiente manteniéndose alejado de Falange. Pero nunca logró tener un número suficiente de miembros para viable el proyecto político, mientras que la Falange aumentaba progresivamente sus filas.


La nueva agrupación sacó un nuevo semanario, La Patria libre, que polemizó agriamente con Falange. En el mes de mayo publicó su libro Discurso a las juventudes de España. En noviembre del mismo año firmó su obra Fascismo en España (sus orígenes, su desarrollo, sus hombres) bajo el seudónimo de Roberto Lanzas en el que señaló que "para ellos su escisión y rompimiento con Falange equivale, de hecho, a la liquidación definitiva de una concepción que les era preciso superar" y terminó con estas palabras:
"A Ramiro Ledesma y a sus camaradas les viene mejor la camisa roja de Garibaldi que la camisa negra de Mussolini."
En mayo de 1936 visitó a José Antonio en la cárcel Modelo de Madrid y se ofreció a Falange sin condiciones.

En el mes de julio editó el primer y único número de la revista Nuestra Revolución. Durante ese mes, el 18 de julio se produjo el levantamiento militar del general Francisco Franco contra la II República dando comienzo la Guerra Civil.

Entonces, fue detenido e ingresado en la prisión de las Ventas, en Madrid, por su supuesta vinculación con los sublevados y defender ideales del nacional-sindicalismo contrarios al régimen.

El 29 de octubre de 1936 fue sacado, junto con Ramiro de Maeztu y los hermanos Borbón, para ser fusilado por los republicanos en Aravaca. El mismo fin también tuvo su camarada José Antonio Primo de Rivera.

Y tal condición lo elevó al martirologio franquista, aunque su programa ideológico quedó condenado al ostracismo e inaplicado por el régimen de Franco. Le fue otorgado a título póstumo la Palma de Plata del Movimiento.


Principales obras: artículos y escritos diversos en órganos de partido y cabeceras como La Gaceta Literaria, Revista de Occidente, El Debate, La Nación, Informaciones Heraldo de MadridFascismo en EspañaDiscurso a las juventudes de EspañaEl Quijote y nuestro tiempo (ensayo); El Sello de la Muerte (novela); La hora románticaEl escepticismo y la vidaIdeas. El escepticismo y la vidaEscritos filosóficos.

Otros librosCroce, Filosofía práctica (1927); El matemático Rey Pastor (1928); Otto Braun: Aus nachgelesseneu Schrifften eines frühvollendeten (1928); Tres libros de filosofía (1928) y la traducción de Mathematische philosophie, de W. Brand y M. Deutschbein.

Entre sus artículos merece que destaquemos La Filosofía, disciplina imperial (1931). Y también Hans Driesch y las teorías de Einstein (1928), El causalismo de Meyerson (1929), etc.

Sobre él se han escrito más de 170 publicaciones, y artículos en La Conquista del Estado, JONS, La Patria Libre y Nuestra Revolución.