Isaac
Peral fue un excelente ingeniero y marino de la Real Armada española que pasó a
la Historia de la ciencia por inventar del primer submarino militar,
el Peral en 1885. Fue un submarino propulsado eléctricamente que revolucionó la navegación subacuática.
También destacó en trabajos y misiones de carácter científico: inventó un acumulador eléctrico, un varadero de torpederos premiado, un proyector luminoso y una ametralladora eléctrica. Escribió un Tratado
teórico-práctico sobre huracanes.
Durante toda su vida fue adquiriendo una amplia formación técnica pasando por varias instituciones científicas: el Observatorio Astronómico de San Fernando, la Comisión Hidrográfica y la nueva Escuela de la Armada, en la que fue profesor de física y química en 1882.
Su vida militar comenzó en 1866 cuando fue nombrado guardiamarina de segunda clase y, al año siguiente, embarcó en la corbeta Villa de Bilbao, con la que realizó varios viajes y evoluciones.
En noviembre de 1867, Peral inició su primer viaje de ultramares en la urca Santa
María, un navío muy robusto preparado para largas navegaciones de altura. Peral
fue designado gaviero de la seca o vega mayor de mesana. Arribó en Manila en
junio del año siguiente tras 201 días de navegación, regresando a Cádiz en
octubre de 1869. Peral tomó notas de todo cuanto se encontraba en el viaje, así
como hallando posiciones tanto diurnas como nocturnas, por lo que en ningún
momento se encontró sin trabajo.
Continuó realizando varios viajes más por el Mediterráneo y Caribe. Participó en la Guerra de Cuba de los Diez Años (1868-1878), en la que supo apaciguar la insurrección de los independentistas cubanos tras el Grito de Yara, y también tomó parte en la III Guerra Carlista (1872-1876).
En 1877, pasó al observatorio de San Fernando como profesor en la Academia de Ampliación de Estudios de la Armada durante cuatro años. Allí impartió clases de matemáticas, geografía, física, ingeniería naval y electricidad. Apenas unos años antes algunos físicos definían la electricidad como "un fluido desconocido que quemaba y no podía ser ponderado".
Continuó realizando varios viajes más por el Mediterráneo y Caribe. Participó en la Guerra de Cuba de los Diez Años (1868-1878), en la que supo apaciguar la insurrección de los independentistas cubanos tras el Grito de Yara, y también tomó parte en la III Guerra Carlista (1872-1876).
En 1877, pasó al observatorio de San Fernando como profesor en la Academia de Ampliación de Estudios de la Armada durante cuatro años. Allí impartió clases de matemáticas, geografía, física, ingeniería naval y electricidad. Apenas unos años antes algunos físicos definían la electricidad como "un fluido desconocido que quemaba y no podía ser ponderado".
Sobre
la labor a la investigación destacaron sus informes recogidos en el Tratado teórico práctico
sobre huracanes que le valió la Cruz de Primera Clase del
Mérito Naval con distintivo blanco. Su estancia en la institución científica y
su contacto con otros profesores preocupados por la ciencia y la técnica naval,
como José Luis Díaz y Joaquín Ariza, fueron decisivos para el futuro de Peral y
de su invento.
En 1881 fue enviado, nuevamente, en misión a Filipinas como jefe del arsenal de Cavite. El archipiélago era un territorio desconocido y hostil, que era preciso cartografiarlo. Más tarde fue miembro de la comisión hidrográfica, realizando misiones de control, vigilancia y transporte al mando del cañonero Caviteño y trabajó en el levantamiento de los planos del canal de Simanalés.
Al año siguiente regresó a España para trabajar en el observatorio de San Fernando como catedrático de física, química y alemán de la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada, alcanzado rápidamente la cátedra de física en la Academia de la Armada. Hasta aquí, había prestado servicio en 32 buques diferentes, embarcado durante 16 años con 1.318 días de mar.
En 1885 presentó el proyecto de torpedero sumergible a sus superiores del observatorio, los ilustres matemáticos Cecilio Pujazón y Juan Viniegra, proyecto en el que llevaba años trabajando en secreto en su domicilio gaditano. El comienzo del conflicto de las islas Carolinas, reivindicadas por Alemania, le hizo exponer su proyecto al servicio de la Armada para defender las costas del archipiélago. Mediante esta innovación tecnológica, Peral pretendía contribuir al Plan General de Renovación de la Armada española: el Plan Rodríguez Arias. La idea de su torpedero submarino empezaba a tomar forma en un contexto de creación de una Armada Nacional dotada de buques modernos y tecnológicamente adecuados a las nuevas misiones de las guerras modernas, con el objetivo de conservar los restos del Imperio español.
El ministro de Marina, vicealmirante Manuel de la Pezuela y Lobo le hizo acudir a Madrid, donde demostró su proyecto ante una comisión técnica, recibiendo un informe favorable y siendo autorizada la construcción del aparato de profundidades. Por la Real Orden de 4 de octubre de 1886, el gobierno de Cánovas autorizó el primer presupuesto de 5.000 pesetas. También fue comisionado para adquirir en el extranjero los materiales que no encontraba en España: aparatos ópticos en París, accesorios y torpedos en Berlín, acumuladores en Bruselas, y aceros, motores eléctricos, hélices y tubos lanzatorpedos en Londres.
Las obras del torpedero submarino Peral comenzaron en el arsenal de la Carraca Cádiz, el 23 de octubre de 1887 y, pese a todo y gracias al apoyo de la reina regenta María Cristina, fue finalmente botado el 8 de septiembre de 1888. El coste total del sumergible alcanzó las 300.000 pesetas de la época. Las pruebas oficiales se desarrollaron a lo largo de 1889 y 1890. Aunque las pruebas definitivas tuvieron gran éxito, el consejo superior de la marina no autorizó la construcción de nuevos submarinos.
Durante la construcción, presentó un varadero de torpederos en Exposición Universal de Barcelona de 1888, que fue premiado con medalla de oro.
El submarino consistía en una nave de ensayo construido de plancha de acero, su forma era fusiforme y estaba capacitado para navegar a profundidades de hasta 30 metros. Medía 22 metros de eslora, 2´76 de puntal, 2´87, de manga y desplazaba 77 toneladas en superficie y 85 en inmersión. Sus dimensiones eran 22 metros de eslora y 2´87 metros de manga en su Cuaderna Maestra. Tenía una velocidad máxima de 7´7 nudos en superficie y 3´5 nudos en profundidad, pudiendo tener una autonomía de 396 millas.
La propulsión se obtenía mediante unos acumuladores eléctricos que suministraban corriente a unas dinamos. Estas, a su vez, por rotación, hacían girar dos hélices dispuestas en el eje vertical del submarino. Las hélices iban hundiendo la nave hasta que su resistencia era inferior a la presión del agua.
Como armamento tenía instalado 3 torpedos Schwarzkopff, con su correspondiente tubo lanzatorpedos, además de un periscopio, un sofisticado "aparato de profundidades", que permitía al submarino navegar hasta una cota máxima de inmersión de 30 metros de profundidad y mantener el rumbo del buque en todo momento, incluso tras el lanzamiento de los torpedos desde el tubo lanzatorpedos situado a proa, y todos los mecanismos necesarios para navegar en inmersión hacia el rumbo prefijado en mar abierto. Además, demostró que podía atacar sin ser visto a cualquier buque de superficie.
Todas estas características no volverían a verse, 30 años después, en los famosos Holland norteamericanos de la I Guerra Mundial.
Tenía todas las funcionalidades básicas que se pueden incorporar en un submarino militar moderno, y supuso un avance científico y militar sin comparación para la época.
ESQUEMA DE UN SUBMARINO PERAL |
La
definición que la Real Academia española de la lengua dio a este buque
submarino fue:
La Comisión Técnica nombrada al efecto, avaló el éxito de las pruebas del primer submarino de la historia, ya que su rendimiento fue excelente. Recorrió cuatro millas bajo el agua durante más de una hora pasando prácticamente inadvertido y realizó el primer disparo de un torpedo en inmersión.
Con el éxito del Peral, este cartagenero había conseguido hacer realidad el sueño que otros científicos habían intentado infructuosamente antes que él: el Tortuga de David Bushell en 1776, el Nautilus de Robert Fulton, el Ictíneo I y II de Narciso Monturiol, el Plangeur del francés Bugeois o los ingenios de Cosme García y de Wilhem Bauer, todos resultaron un fracaso.
"El de guerra que puede cerrarse herméticamente, sumergirse a voluntad con su tripulación y, por medio de una máquina eléctrica, navegar dentro del agua para hacer reconocimientos en los buques enemigos y lanzarles torpedos, o para exploraciones submarinas."Con esta definición se toma al submarino de Isaac Peral como el primer buque submarino de guerra de la historia, el cual puede ser visitado en el puerto de Cartagena.
La Comisión Técnica nombrada al efecto, avaló el éxito de las pruebas del primer submarino de la historia, ya que su rendimiento fue excelente. Recorrió cuatro millas bajo el agua durante más de una hora pasando prácticamente inadvertido y realizó el primer disparo de un torpedo en inmersión.
Con el éxito del Peral, este cartagenero había conseguido hacer realidad el sueño que otros científicos habían intentado infructuosamente antes que él: el Tortuga de David Bushell en 1776, el Nautilus de Robert Fulton, el Ictíneo I y II de Narciso Monturiol, el Plangeur del francés Bugeois o los ingenios de Cosme García y de Wilhem Bauer, todos resultaron un fracaso.
Este mismo año fue elegido diputado por el Puerto de Santa María, arrebatando el escaño al hijo del almirante Berenguer, lo que ocasionó que la Armada rechazase el invento y lo consideraran un vehículo inservible, al igual que en otros casos anteriores (C. García o N. Monturiol). La independencia del científico resultaba incómoda para los partidos tanto de Cánovas como de Sagasta. Por desgracia, los ministros de Defensa de los siguientes gobiernos, los almirantes Rodríguez de Arias y Beránger, demostraron indiferencia o enemistad. Ningún gobierno le concedería el permiso para efectuar la prueba definitiva que había solicitado: atravesar sumergido el estrecho de Gibraltar, desde Algeciras hasta Ceuta.
Desanimado, solicitó el cese de su actividad militar en 1890, siendo relegado del servicio a la Marina definitivamente el 5 de noviembre de 1891.
Simultáneamente, Peral desarrollaba un cáncer cerebral que viajaba hacia la muerte, aunque fue operado de cáncer en Madrid.
Peral trató de explicar su proyecto y todo lo sucedido a la opinión pública mediante un Manifiesto. En él, rebatía las acusaciones y ofrecía su versión. A pesar de la campaña de desprestigio que sufrió y la prohibición de publicar su Manifiesto, en ningún medio de comunicación consiguió publicarlo, financiándolo personalmente, en un periódico satírico llamado El Matute.
Dedicado a la vida civil, nunca dejó de interesarse por desarrollar el submarino. Consiguió fundar varias empresas industriales con éxito, relacionadas con su especialidad: el aprovechamiento de la energía eléctrica. Algunas de estas empresas fueron el Centro Industrial de Consultas Electro-Mecánicas o Electra Peral-Zaragoza, dedicadas a la fabricación de acumuladores eléctricos, llegando a montar las 22 primeras centrales de alumbrado eléctrico de España.
Isaac Peral registró en España en siete patentes entre 1887 y 1891. Tres patentes estaban referidas al acumulador eléctrico de su nave (nº 7.073, nº 7.079 y nº 10.582). Las demás fueron un varadero para embarcaciones (nº 7.503), un proyector de luz (7.975) y un ascensor eléctrico (nº 12.703 y nº 12.837). También inventó una ametralladora que funcionaba con electricidad que no llegó a registrar en España.
El día 4 de mayo de 1895, Isaac Peral se trasladó a Berlín para ser operado de cáncer por el cirujano Bergman. Un problema durante el tratamiento le causó una meningitis que terminó finalmente con su vida el día 22 de mayo, a los 44 años, sin haber recibido ningún tipo de reconocimiento.
Los restos de Peral fueron trasladados a Madrid y enterrados el día 29 en el cementerio de la Almudena, cuando deberían reposar en el Panteón de Marinos Ilustres con todos los honores. El 11 de noviembre de 1911, los restos fueron exhumados y trasladados a Cartagena, donde se construyó un mausoleo. Asimismo, a instancias del pueblo de Cartagena y a través de su alcalde Miguel Tobal Yúfera, se solicitó el traslado de los restos del submarino a la ciudad departamental, donde se expone en el muelle de Alfonso XIII.
ISAAC PERAL |
En 1951, se realizó un monumento conmemorativo a Peral en Cartagena, su ciudad natal. Cartagena también dedica un barrio con su nombre y un parque en el barrio de La Flota. También Puerto de Santa María dedica una plaza homónima en honor al marino.
Cada 1 de noviembre, desde hace mucho tiempo, marinos de la Armada rinden homenaje en el Cementerio de Cartagena, frente al mausoleo. A este homenaje se han ido sumando otras marinas internacionales, como las Armadas de Peruana, de Alemania y de Italia.
La noche del 30 de octubre de 1993, se produjo una celebración única en el Puerto de Cartagena, consistente en una Naumaquia. Miles de personas de todas las edades y lugares se congregaron para contemplar con efusividad el sonido de cientos de bocinas de barcos, campanas de iglesias, tambores, cañones del ejército de tierra y fuegos artificiales. En todo el mundo, sólo dos veces se ha realizado una Naumaquia. La vez anterior fue en 1550, que Enrique II de Francia celebró en Ruan. La última, a finales del siglo XX, en honor a Peral.
Eran epocas donde se valoraban las mentes personales de los inventores aunque luego el gobierno no les apoyara.
ResponderEliminarAhora ni las valoran y encima les apoyan. Ejemplo, el ultimo submarino que esta fabricando Navantia.
Hola amigo Doramas!!! como en muchas ocasiones de nuestra historia los políticos no han sabido apoyar a nuestros grandes hombres, patriotas de verdad como este Isaac Peral. Si te gusta conocer los grandes proyectos científicos que en la actualidad están desarrollando las enpresas españolas (como oueda ser Navantia)te recomiendo que eches un vistazo a nuestra sección Ciencia y Tecnología en el Foro España http://foroespana.foroactivo.com/f15-ciencia-y-tecnologia
Eliminarespero que sea de tu interés. muchas gracias por todo y un saludo
Desde Barcelona (España) quiero manifestar mi reconocimiento a este gran científico y militar por sus grandes aportaciones a la sociedad tanto militar como civil. Así como dar las gracias a este "blog" por documentar la vida de este gran hombre y también mi gratitud a la ciydad de Cartagena, cuna de este científico y ciudad que me acogió excepcionalmente en mi etapa del servicio militar en el C.I.M. i abordo del destructor "Jorge Juan", con un recuardo grato para mus superiores de entonces (año 1970).
ResponderEliminarPues desde Madrid, un saludo a un barcelonés. Gracias por tus reconocimientos.
EliminarMuchas gracias por tu blog. Analitico,documentado ,objetivo.Puse un comentario en la Verdad (FranciscoB) con motivo de la ampliación del submarino Peral en el Museo Naval de Cartagena sacado de tu escrito sobre Isaac Peral.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti Francisco, por tus comentarios, por enlazar este artículo en el periódico La verdad y por ayudarme a promocionar los hallazgos de nuestros grandes científicos. un saludo
EliminarEl articulo de La Verdad es
ResponderEliminarhttp://www.laverdad.es/murcia/v/20130608/cartagena/reencuentro-submarino-peral-20130608.html