HELICÓPTERO LIBÉLULA ESPAÑOLA POR FEDERICO CANTERO VILLAMIL


Federico Cantero Villamil fue un ingeniero que inventó el primer prototipo de helicóptero en la década de 1920, patentando con el nombre de Libélula española, también llamado Libélula Viblandi. Se adelantó en más de diez años al modelo del ingeniero ucraniano Igor Sikorsky, al que se atribuye la invención del helicóptero actual.

De forma teórica, reunió sus resultados de ingeniería aeronáutica en su obra Aviación y relatividad. Problemas del vuelo sin motor, publicada en 1923. También destacó por sus investigaciones en el campo de la tecnología de generación de electricidad.

Federico Cantero Villamil helicóptero Libélula española
HELICÓPTERO LIBÉLULA ESPAÑOLA POR FEDERICO CANTERO VILLAMIL

Federico Cantero Villamil nació en Madrid el 22 de junio de 1874. Tras acabar el bachillerato estudió Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos, logrando ser el primero de su promoción. La ingeniería industrial fue algo familiar, su padre, ingeniero industrial, investigó y desarrolló prototipos de trenes, que puso bajo la protección de las leyes de la propiedad industrial de su época.

En el año 1900, consiguió una licencia estatal para poder trabajar en la Jefatura de Obras Públicas de Zamora, donde llegó a realizar algunas patentes de sus inventos. Ese mismo año, obtuvo licencia para trabajar en obras hidráulicas, justo cuando en esos momentos los gobiernos de España y Portugal planificaban como explotar el potencial hidroeléctrico del río Duero para generar electricidad.

HELICÓPTERO LIBÉLILA ESPAÑA Y FEDERICO CANTERO VILLAMIL

Pero un año antes, en 1899, había fundado la sociedad El porvenir de Zamora, con la intención de explotar la presa de San Román, cerca de Zamora, para la producción de electricidad. Este proyecto basado en el sistema de saltos de agua se prolongó hasta 1903, convirtiéndose en el primero de España. También diseñó lo que pasaría a llamarse la Solución Ugarte o Solución Española de los Saltos del Duero, un proyecto de construcción de presas a lo largo del Duero en territorio español, materializándose en el desarrollo de algunas presas, y también de otras de otras de Burgomillodo, y de los ríos Duratón, Esla y Eresma.

En 1945, patentó un nuevo tipo de esclusas hidráulicas accionadas por el agua del canal o presa donde estuvieran instaladas. Aunque los principales trabajos de Cantero se centraban en la construcción de presas y saltos de agua, desde el año 1908 fue patentando otras invenciones relacionadas con la aeronáutica, donde su principal interés se centraba en el problema del vuelo.

Libélula española Viblandi Cantero Villamil aeródromo Cuatro Vientos
HELICÓPTERO LIBÉLILA ESPAÑA

En 1910, patentó una "idea para mantener cuerpos en el aire, y si se necesita, propulsión", y hasta 1946 llegó a registrar 23 patentes relacionadas con la aeronáutica.

En 1923, Cantero editó su libro Aviación y relatividad: problemas del vuelo sin motor (exposición elemental).

Su gran invención fue una especie de autogiro, el primer prototipo de helicóptero denominado por el nombre de Libélula española o Libélula Viblandi, abreviatura de su apellido Villamil y el de sus ayudantes Blanco y Díaz, desarrollada en 1924.

A finales de 1935, Cantero Villamil fundó la Sociedad de Vuelos Planeados y a Vela de La Granja de San Idelfonso (Segovia).

Usando el conocimiento que adquirió durante treinta años de trabajo, Cantero comenzó a construir su prototipo de helicóptero en 1935, pero el estallido de la Guerra Civil un año después paralizó el proyecto a punto de su puesta en marcha. Mientras que el proyecto estaba en la zona republicana de Madrid, Cantero permaneció en la ciudad de Zamora, que se sumó al alzamiento nacional.
En 1941, el helicóptero estaba preparado para realizar pruebas de vuelo, pero finalmente quedó en el olvido después de las exitosas pruebas de vuelo realizadas en 1939, por el ingeniero ucraniano Igor Sikorsky, a quien se atribuye la invención del helicóptero moderno.

biografía Federico Pérez Villamil Suárez Caballero Congreso Semana Ingeniería Caminos Madrid
BIOGRAFÍAS DE FEDERICO CANTERO VILLAMIL

Al igual que hizo su padre, también desarrolló proyectos de ingeniería en el transporte ferroviario. En 1913, realizó el proyecto de la nueva estación de ferrocarril para la ciudad de Zamora y propuso la construcción de una vía férrea que uniese Zamora con Orense pasando por Puebla de Sanabria. Fue uno de los proyectos de ingeniería más complicados de su tiempo, ya que implicaba la construcción de más de cien túneles, en particular el túnel de Pandornelo, de 6 kilómetros de longitud. Los trabajos se realizaron entre los años 1921 y 1957 con la construcción de una única vía, aunque el diseño estaba pensado para una vía doble.

Falleció el 22 de diciembre de 1946. Durante años, los trabajos de Cantero permanecieron en el olvido, hasta que recientemente han vuelto a salir a la luz de la mano de Isabel Díaz de Aguilar y Federico Suárez Caballero.

diseños helicóptero Libélula española patentes
PLANOS DEL HELICÓPTERO LIBÉLULA ESPAÑOLA

EXPEDICIÓN GEODÉSICA PARA LA MEDICIÓN DE LA TIERRA POR ANTONIO ULLOA Y JORGE JUAN


Antonio de Ulloa y Jorge Juan quedarán siempre unidos a la Historia de la Geodesia gracias a la labor fundamental que realizaron en la expedición franco-española para la medición de la Tierra. Ambos marinos españoles calcularon el arco meridiano en Ecuador, que resultaría determinante para hallar la forma exacta de la Tierra.

EXPEDICIÓN GEODÉSICA PARA LA MEDICIÓN DE LA TIERRA

Durante el periodo de la Ilustración europea, surgió un fuerte debate entre los científicos de las academias de Francia e Inglaterra a cerca de la forma exacta de la Tierra. La escuela inglesa defendía que el planeta estaba achatado por los polos, estaba encabezada por Isaac Newton, pero también por el astrónomo holandés Christiaan Huygens o el filósofo Voltaire. Por contra, el modelo francés intuía que el planeta está achatado por el ecuador, cuyos principales exponentes eran el astrónomo Jacques Cassini y el filósofo, matemático y físico René Descartes.

La Real Academia de Ciencias de París tenía la intención de resolver esta rivalidad entre instituciones y astrónomos a cerca de la forma exacta de la Tierra, cuyo resultado aportaría un importante conocimiento a la navegación, la cartografía y otras disciplinas.

En 1733, a través de su secretario de Marina, decidió organizar una expedición científica a Laponia, en el norte de Finlandia, concretamente a latitudes boreales en 1736, al mando del astrónomo Pierre-Louis Moreau de Maupertuis. Tenía como objetivo la medición de un grado de meridiano terrestre bajo el círculo polar. Al mismo tiempo enviar otra expedición al Virreinato del Perú, en las cercanías del ecuador para medir otro grado del meridiano en la línea ecuatorial de América del sur. Fue la internacional Misión Geodésica hispano-francesa a Quito para la medición de la Tierra, desarrollada entre los años 1734 y 1744 y cuyo resultado permitió comprobar de una vez la medida y forma reales del mundo. Se eligió la ciudad de Quito porque era preciso un punto por el que pasase la línea ecuatorial y que, a la vez, fuera un lugar seguro y habitado.

MODELOS GEODÉSICOS DE LA FORMA DE LA TIERRA

El rey Felipe V de España, primo del francés Luis XV, autorizó la realización de esta segunda expedición al virreinato, ya que los Pactos de Familia entre ambos reyes Borbones permitía este tipo de colaboraciones. El secretario real de Marina e Indias, José Patiño, permitió la puesta en marcha del proyecto por la repercusión internacional e interés geoestratégico que podía tener, pero a cambio exigió la inclusión de almirantes españoles dentro del grupo expedicionario. Comisionó a dos excelentes marinos ilustrados del momento en calidad de matemáticos y astrónomos: el alicantino Jorge Juan y Santacilia y el sevillano Antonio Ulloa marinos de altos conocimientos científicos que habían destacado en la Real Academia de Guardias Marinas de Cádiz.

Por entonces, Juan y Ulloa tenían veintiún y diecinueve años respectivamente y eran unos desconocidos guardiamarinas que habían demostrado una alta preparación en conocimientos científicos y una gran valía personal y profesional, que terminarían por consolidarse como dos de las figuras más sobresalientes de la Ilustración científica española. Jorge Juan ingresó en la Escuela Naval Militar de San Fernando, en 1720, y participó en la expedición contra Orán, y en la campaña de Nápoles. Antonio Ulloa poseía una gran experiencia y tradición familiar en la marinería, ingresó en la Real Academia de Guardas Marinas en 1733.

Eran simples oficiales guarda marinas, por lo que, para igualarse a sus homólogos galos, fueron ascendidos a teniente de navío, cuatro grados en la escala militar (alférez de fragata, teniente de fragata, alférez de navío y teniente de navío).

ANTONIO DE ULLOA Y JORGE JUAN

Los objetivos encomendados eran muy diversos:

1. colaborar con los científicos franceses en las mediciones del grado de un arco de meridiano por debajo de la línea del Ecuador.

2. realizar observaciones y redactar informes de todas las medidas físicas y astronómicas, cálculos de longitud y latitud.

3. elaborar estudios sobre etnografía, náutica, botánica, zoología y mineralogía.

4. levantar planos y cartas y efectuar descripciones de puertos y fortificaciones de las ciudades.

5. redactar un informe secreto sobre la situación política y social, así como analizar aspectos que pudieran mejor las condiciones económicas y administrativas de las gobernaciones virreinales.

6. llevar un control policíaco sobre los académicos franceses, dado que toda información que obtuvieran iba a caer en manos de los ministros de Luis XV.

Entre los franceses se encontraban científicos de gran prestigio como el geógrafo y astrónomo Charles Marie de La Condamine, el astrónomo Louis Godin, el matemático y botánico Jussieu, el ingeniero naval Jean Joseph Verguin, el cirujano Jean Sénièrgues, el mecánico-relojero Théodore Hugot, el dibujante Jean Louis de Morainville y los ayudantes geógrafos Jean Godin des Odonais y Couplet. Estaban dirigidos por el hidrógrafo y astrónomo Pierre Bouguer.

Cartagena Indias plano carta siglo XVIII Virreinato
CARTA ESCENOGRÁFICA DE CARTAGENA DE INDIAS

En mayo de 1735, los dos marinos españoles partieron desde Cádiz a bordo de las fragatas Conquistador e Incendio. La travesía atlántica fue aprovechada para realizar observaciones astronómicas y pruebas con diferentes instrumentos sobre la influencia de los vientos y las corrientes marinas. A inicios de de junio, desembarcaron en Cartagena de Indias, en el Virreinato de Nueva Granada. Los franceses pasaron un periodo de cuatro meses en la isla de Santo Domingo (La Española).

Durante la espera, los guardiamarinas reconocieron la ciudad y sus alrededores, dibujaron un plano y reunieron información económica, social, histórica, geoestratégica y de otras áreas.

Tomando muestras minerales traídas en el Chocó, en 1735, Antonio Ulloa descubrió la existencia del elemento químico Platina, debido a su parecido con la Plata y que con el tiempo ha sido llamado Platino. Fue el primero en realizar un riguroso análisis y descripción del elemento de número atómico 78.

Durante aquel tiempo, en la industria de la extracción del oro era considerado como un metal sin valor, un metal basura, en el proceso de beneficio, incluso los incas ya habían utilizado este metal para fabricar adornos.

Pero resultó ser un hallazgo científico singular a partir de las investigaciones de Ulloa. Entonces, empezó a tomarse como un valioso metal, y en la actualidad sirve como material de fabricación para circuitos electrónicos, como catalizador en vehículos junto con elementos de su misma familia como el paladio y el rodio, e incluso para la industria química y joyería.

Es destacable el gesto que las autoridades españolas hicieron con respecto a este metal, ya que en lugar de crear un monopolio o una industria exclusiva, repartieron muestras del mismo a toda academia científica que solicitaba su conocimiento y experimentación. Fue un paso más para el objetivo de fundir y malear el metal de la forma más cómoda y útil.

DESCUBRIMIENTO DEL PLATINO POR ANTONIO DE ULLOA

Una vez reunidos con los académicos franceses en Cartagena de Indias el 15 de noviembre, se dirigieron al Virreinato del Perú, atravesando el continente americano por el istmo de Panamá. En la costa del océano Pacífico pusieron rumbo sur en el navío San Cristóbal, desde la ciudad de Panamá hasta los puertos de Manta y de Guayaquil. En esta última ciudad, consiguieron un equipo de instrumental científico de gran exactitud.

El 29 de mayo de 1736, Juan, Ulloa y Goudin llegaron a la capital del virreinato. Se alojaron en la residencia oficial de Dionisio de Alcedo y Herrera, presidente de la Audiencia, donde se repusieron de la dureza del recorrido. El resto de la expedición lo haría semanas después.

Lo primero fue determinar un área de trabajo idóneo desde el cual medir una longitud terrestre, base de las triangulaciones. Los extremos de la triangulación fueron el pueblo de Yaruquí, en las cercanías de Quito, y la ciudad de Cuenca, situada tres grados más al sur de la primera, a una distancia de 250 kilómetros. Esta área de estudio entre ambas ciudades es un lago valle andino delimitado por dos cadenas montañosas paralelas, que facilitaba la elección de vértices a una y otra parte del gran corredor que las une. La medida de longitud a emplear era la toesa, equivalente a casi 2 metros (198 cms.).

PLANO SOBRE DIFERENCIAS ENTRE ALTURAS Y LATITTUDES

Pero el proceso de medición triangular resultó ser bastante complicado, ya que requería la colocación de señales en puntos determinados tanto en el valle como en lo alto de picos montañosos, algunos a más de 4.000 metros de altura de las dos sierras. Era necesario tomar datos en puntos muy concretos del terreno ecuatoriano en condiciones climatológicas y físicas extremas como ciénagas, terrenos escarpados y cumbres como el macizo volcánico de Pichancha, el Corazón o el Sinasaguan, sufriendo lluvias torrenciales, fuertes vientos, nieve, granizo y enfermedades tropicales.

Más tarde, en 1748, Ulloa describía en su Relación Histórica del Viaje a la América meridional muchas de las dificultades y sufrimientos que tuvieron que soportar los "caballeros del punto fijo":
"Nuestra común residencia era dentro de la choza, así porque el exceso del frío y la violencia de los vientos, no permitían otra cosa, cuando porque de continuo estábamos envueltos en una nube tan espesa que no dejaba libertad a la vista.... cuando se elevaban las nubes, todo era respirar su mayor densidad, experimentar una continua lluvia de gruesos copos de nieve o granizo, sufrir la violencia de los vientos y con ésta, vivir en continuo sobresalto, o de que arrancaran nuestra habitación y dieran con ella y con nosotros en el tan inmediato precipicio, o de que la carga de hielo y nieve, que se amontonaba en corto rato sobre ella, la venciese y nos dejase sepultados."
Entonces, la expedición se separó en dos grupos, cada uno en sentido contrario, con el objetivo de comprobar la exactitud. En un grupo marcharon Bouguer con Ulloa, y en el otro Goudin con La Condamine y Juan, los cuales alcanzando la máxima extensión el 5 de noviembre.

MEDICIÓN TOPOGRÁFICA DEL SIGLO XVIII

A continuación, dio comienzo el proceso de medición física formando una serie de triángulos. Pero estas observaciones físicas debían ser contrastadas con las astronómicas. Después de dos años de mediciones, Goudin descubrió diferencias en la situación de las estrellas que habían servido para calcular tanto la longitud como la latitud del emplazamiento, por lo que tuvieron que repetir todas las observaciones. Para mejorar la exactitud de las mediciones, Godín, Juan y el relojero Hugot, tuvieron que construir un instrumento de 20 pies de largo.

Completadas las triangulaciones con éxito, era necesario reducir las mediciones al nivel del mar. El astrónomo Pierre Bouguer se encargó de unir los triángulos con el océano Pacífico, mientras que Jorge Juan, situando una señal en la cima del Pichincha, fue descendiendo después hasta el encuentro con el nivel del mar.

Las tareas de medición se vieron obstaculizadas por las continuas disputas surgidas entre La Condamine, Godin y Bouguer, que separaron sus estudios en tres grupos independientes para abordar diferentes áreas. Sus estudios científicos generaron recelos entre la población rural, a los que confundían con brujos que dominaban la magia negra, así como una animadversión en las autoridades locales, que pensaban que realizaban actividades ilegales como el contrabando y la búsqueda de metales preciosos. Por si este fuera poco, los trabajadores locales que contrataban abandonaban la expedición, estando más acostumbrados al terreno y al clima.

La prolongación de la expedición en el tiempo, desde 1736 a 1744, hizo que se agotara la tesorería, y esto obligó a La Condamine a solicitar un préstamos de 70.000 libras a unos banqueros franceses establecidos en Lima.

Además de las mediciones triangulares, los estudios científicos fueron ampliados a mediciones de la velocidad del sonido y de la reflexión de la luz, la observación de eclipses y de oscilaciones del péndulo, y la cartografía de planos de la región.

Con el conocimiento exacto de la forma y la magnitud de la Tierra, se podía realizar planos cartográficos más perfectos, situando correctamente longitud y latitud. De hecho, ambos científicos españoles realizaron cuarenta de las cien cartas modernas del mundo. Juan estableció como valor del grado de Meridiano contiguo al Ecuador, 56.767.788 toesas, en un cálculo que fue el más aproximado de todos. La unidad de medida pasó a ser el metro, y con ello un sistema métrico decimal adoptado universalmente.

En 1740, Ulloa se reunió en Quito con integrantes de la expedición francesa y juntos participaron en la observación de un cometa. Junto con Bouguer, Ulloa realizó la descripción de un arco iris originado por la niebla.

carta Lima Ulloa Juan escenográfica xviii
CARTA ESCENOGRÁFICA DE LIMA

En 1739, había comenzado la Guerra de la Oreja de Jenkins (Guerra del Asiento), entre Inglaterra y España, conflicto que se prologaría hasta 1748. Entonces, una potente armada al mando de Edward Vernon había saqueado y tomado las ciudades de Portobelo y Panamá desde el Caribe. Por el Pacífico, tras doblar el cabo de Hornos, el comodoro inglés George Anson había saqueado el puerto de Paita, en noviembre de 1741.

Juan y Ulloa tuvieron que interrumpir sus observaciones geodésicas en Cuenca para presentarse con urgencia en Lima ante el virrey, el marqués de Villagarcía. En calidad de oficiales marinos les fue encargada la organización de la defensa de las costas y plazas del océano Pacífico sur americano, principalmente de Guayaquil y de El Callao. Organizaron la defensa del puerto de Guayaquil, especialmente mala era la situación del puerto de El Callao, principal enclave estratégico hacia Lima. Visitaron ciudades como Chancay, Trujillo y Oiura, describiendo la realidad económica y administrativa, y su desarrollo científico y técnico, y participando en la construcción los navíos Nuestra Señora de Belén y Rosa del Comercio.

En diciembre de 1742, Juan y Ulloa iniciaron una expedición marítima en corso con el objetivo de recorrer las costas del Pacífico sur, al mando de los dos navíos. Navegaron hacia la Capitanía General de Chile, avistaron las islas del archipiélago Juan Fernández, y se aprovisionaron en la bahía de la Concepción en febrero de 1743. Después de divisar Valparaíso, regresaron rumbo norte hasta el puerto de El Callao, en julio del mismo año.

Esta navegación de seis meses fue aprovechada por los dos guardiamarinas españoles, al igual que desde su salida de Cádiz, para anotar rumbos, derroteros, corrientes y vientos, y fenómenos marinos. Realizaron observaciones astronómicas, barométricas, de latitud y del péndulo, y cartografiaron las costas, bahías, puertos y ciudades por las que pasaban, y describieron flora y fauna de los lugares que pasaron.

A inicios de 1744, se incorporaron a los trabajos que realizaba la expedición geodésica, que fueron concluidos en mayo del mismo año.

Después de nueve durísimos años, de intenso trabajo científico, Jorge Juan y Antonio de Ulloa demostraron su solvencia en la resolución de problemas, contribuyeron a realizar trabajos científicos a la altura de sus compañeros y se habían convertido en grandes observadores de los paisajes, los conflictos sociales y las debilidades del amplio Imperio español. El resultado final fue impresionante, superó cualquier expectativa, incluso el de los franceses.

RESULTADO GEODÉSICO DE LA FORMA DE LA TIERRA

Concluidas todas sus comisiones, los dos españoles embarcaron por separado, guardando cada uno un archivo completo de los trabajos e informes realizados. Desde el puerto de El Callao, doblaron el cabo Hornos en dos barcos franceses hasta llegar a Santo Domingo, y desde allí regresaron a Europa, pero con desigual final. Mientras que el navío Lis en el que viajaba Juan llegó a Brest sin incidencias, el navío Nuestra señora de la Deliberanza de Ulloa fue detenido por los ingleses en Lousbourg, enclave portuario francés al norte de América (actual Canadá). Antes de esto, arrojó al mar los documentos más comprometedores. Desde allí fue enviado a Portsmouth, y finalmente Londres, donde permaneció durante un tiempo.

En la capital británica se integró como miembro de la Royal Society, desde 1746. Gozaba de gran reputación dentro de los círculos ilustrados de Europa, y aunque siguió prisionero, se le otorgó algunos privilegios por ser una autoridad científica. Conoció a Martin Folkes, presidente de la Real Sociedad de Londres, quien permitió la devolución de los papeles donde Ulloa escribió el resultado de sus investigaciones. Aquella valiosísima información completaría más tarde, junto a la aportada por Jorge Juan, la Relación histórica del viaje a la América meridional. Y tras ser liberado, regresó a España.

Cuando Ulloa pudo reunirse con Juan en Madrid, en verano de 1746, había fallecido el rey Felipe V, unos meses antes, y reinaba Fernando VI. Patiño había caído, y el nuevo secretario de Hacienda, Guerra, Marina e Indias era el marqués de la Ensenada, Zenón de Somodevilla y Bengoechea.

Fueron recibidos con indiferencia en el despacho de Marina y en la secretaría de Estado. Pero el general de la Armada, Pizarro, viejo amigo en Chile, les presentó al secretario Ensenada, quien vio en ellos a las personas ideales para desarrollar su política naval y de armamentos, apreciando su valía. A partir de entonces se inició una etapa de trabajo fecunda y una relación de amistad con Ensenada que duraría varios años, incluso después de su caída política. Este reconoció la importancia de las investigaciones que habían efectuado, les ascendió a capitanes de fragata, y ordenó la publicación oficial de los resultados de la expedición adelantándose a los franceses.

ETNOGRAFÍA ANDINA DEL VIRREINATO DEL PERÚ

Tras recopilar toda la información basa en informes, memoras y planos, dividieron sus tareas. Juan se ocupó de los aspectos científicos, mientras que Ulloa se ocupó de la historia, política, geografía, etnografía y otras cuestiones del virreinato. El resultado final fue una obra con el extenso título Relación histórica del viaje a la América Meridional hecho de orden de S. Mag. para medir algunos grados de meridiano terrestre, y venir por ellos en conocimiento de la verdadera Figura y Magnitud de la Tierra, con otras varias Observaciones Astronómicas, y Phísicas. Fue publicada de forma conjunta en Madrid, en 1748, tres años antes que la edición francesa de La Condamine, aparecida en 1751, y tuvo una tirada inicial de 1.500 ejemplares.

Está dividida en dos partes y compuesta de cuatro volúmenes. El primer volumen trata desde lo referente al viaje desde la salida en Cádiz hasta la conclusión de la medida de los grados de meridiano terrestre situados junto al ecuador. El segundo es una descripción de la provincia de Quito. El tercero es contiene las expediciones de ambos por el Virreinato del Perú y el Reino de Chile. El cuarto y último volumen es una cronología de los hechos y autoridades desde la etapa prehispánica hasta la actualidad del momento que gobernaban en el Perú.

Tenía un doble objetivo: presentar el estado de las provincias de ultramar por donde pasaron y exponer las mediciones astronómicas y geodésicas. Pero, en ambas partes se describen los territorios y mares por los que pasó la expedición, las costumbres de sus gentes, condiciones meteorológicas y climáticas, la flora, la fauna, los cultivos y otros aspectos de su historia natural.

La Relación histórica del viaje a la América Meridional tuvo gran éxito en los gabinetes científico de Europa. Se tradujo al inglés en 1758, en dos ediciones diferentes, en Londres y en Dublín, y tuvieron varias reediciones en las siguientes décadas. También fue editada en alemán, en 1761; en holandés, en 1772 y en francés, en 1776.

RELACIÓN HISTÓRICA DEL VIAJE A LA AMÉRICA MERIDIONAL

Además, Jorge Juan redactó una nueva obra específicamente científica con el amplio título Observaciones astronómicas y phisicas, hechas de orden de S. Mag. en los reynos del Perú. Por D. Jorge Juan y D. Antonio de Ulloa. De las quales se deduce la figura y magnitud de la Tierra, y se aplica a la navegación. Fueron impresas por Juan de Zúñiga, teniendo una tirada inicial de 900 ejemplares, coincidiendo el mismo año con la obra conjunta con Antonio de Ulloa.

En nueve libros, Jorge Juan recopilaba todos los trabajos de las observaciones y mediciones y exponía los resultados científicos. Sus conclusiones, puestas en relación con las obtenidas por la expedición francesa enviada a Laponia, confirmaban que, efectivamente, la Tierra no es una esfera perfecta, sino un geoide que está achatado por los polos y con ciertas irregularidades, tal y como preconizaba el científico británico Isaac Newton. Y se consiguió el grado de achatamiento de la Tierra.

Las Observaciones Astronómicas y Phisicas se convirtieron en un gran éxito de la ciencia española y tuvo un amplio reconocimiento internacional. Sus conclusiones fueron vitales para el posterior desarrollo de la navegación, la cartografía y para, siglos más tarde, la rotación de los satélites artificiales alrededor de la Tierra.

Jorge Juan demostró sus grandes conocimientos matemáticos exponiendo el método seguido para realizar las mediciones con las que conseguir el valor de un grado del meridiano en el Ecuador. Pero suscitaron ciertos reparos al aceptar evidente el sistema de Copérnico, que todavía en Roma provocaba un rechazo porque mantenían aún las teorías especulativas de su método escolástico. El jesuita Andrés Marcos Burriel defendió sus escritos y, para evitar la censura, se acordó figurase en la segunda edición de 1773 un prólogo de titulado Estado de la Astronomía en Europa. En él, explicaba que el carácter heliocentrista de la obra tan solo era un hipótesis más y no una teoría aceptada.

OBSERVACIONES ASTRONÓMICAS Y FÍSICAS HECHAS EN PERÚ

Un año después de haber publicado Relación histórica del viaje a la América Meridional, ambos científicos publicaron otra obra conjunta fruto de la expedición geodésica. La Disertación histórica y geográfica sobre el meridiano de demarcación entre los dominios de España y Portugal y los parages por donde passa en la América meridional conforme a los Tratados y derechos de cada Estado y las más seguras y modernas observaciones, fue publicada en Madrid, en 1749, e impresa por Antonio Marín.

Se trata de un libro de 175 páginas, compuesto por una introducción y cuatro temas. Pero el objeto tenía una intención más política que científica, pues debía establecer la frontera entre los Imperios español y portugués en América del sur. Este serviría para apoyar los intereses españoles en el Tratado de Madrid, acordado por Fernando VI de España y Juan V de Portugal, el 13 de enero de 1750.

DISERTACIONES HISTÓRICA Y GEOGRÁFICA EN LA AMÉRICA MERIDIONAL

Otra obra fruto de la expedición geodésica a Quito fue la escritura de un manifiesto que tenía un carácter político y un sentido crítico, redactado con un espíritu liberal sorprendente por su juventud. Ambos marinos denunciaban el lamentable estado de las fortificaciones y puertos y las deficiencias de las tropas militares por las ciudades que pasaron, desde Portobelo y Cartagena hasta Quito, Lima y las costas de Chile. Advertían de la multiplicidad de administraciones y los casos de corrupción.

Estas duras reflexiones políticas generaron que el ministerio de Marina e Indias ordenase la custodia del texto bajo secreto de estado, ya que comprometía la seguridad de los territorios en caso de ataque por una potencia enemiga. El manifiesto fue inédito y desconocido por los españoles hasta un siglo después. En 1826, fue publicado en Londres por David Berry con el título de Noticias secretas de América sobre el estado naval, militar, y político de los reynos del Perú, y provincias de Quito, costas de Nueva Granada y Chile.

placa aniversario expedición Juan Ulloa Perú
PLACA 250 ANIVERSARIO DE LA EXPEDICIÓN