La literatura épica española propiamente dicha tuvo origen durante el período de la Reconquista, y engloba a las largas narraciones en verso en las cuales el mester de juglaría describía las hazañas de los héroes nacionales. Reyes y nobles son ensalzados en estas narraciones épicas denominadas cantares de gesta. Son destacables el Poema de Fernán González, el Poema del Mío Cid, el Poema de Alfonso XI, o la Leyenda de Bernardo del Carpio a la batalla de Roncesvalles.
La presencia del apóstol Santiago evangelizador de la Hispania antigua surgió en el imaginario de los pueblos cristianos aportando un aliciente en su empresa contra el invasor islámico. Esta imagen de Santiago matamoros como caudillo de los ejércitos cristianos en fue llevada a la literatura épica, por autores como Beato de Liébana o Gonzalo de Berceo.