DOCTRINA DE LA GUERRA JUSTA POR JUAN GINÉS DE SEPÚLVEDA


El derecho al dominio político español en el Nuevo Mundo conllevaba implícita la legitimidad de la guerra. Esta es la doctrina de la guerra justa que defendió Juan Ginés de Sepúlveda en la denominada "polémica de los naturales" frente a las tesis de Francisco de las Casas, y que tuvo como resolución la controversia de la Junta de Valladolid sobre los Derechos Humanos en 1550.

Era un humanista, filósofo, jurista e historiador, situado en el lado más extremo y antítesis de la teología española del siglo XVI. Defendió con argumentos difícilmente compatibles con la doctrina de la no-violencia predicada por Jesucristo, por mucho que pretendiera apoyar sus tesis en San Agustín, Tomás de Aquino y otros doctores de la Iglesia.

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DOCTRINA DE LA GUERRA JUSTA POR JUAN GINÉS DE SEPÚLVEDA

Juan Ginés de Sepúlveda había nacido en Pozoblanco, Córdoba, en 1490. Desde 1510 a 1515 cursó estudios de artes en la Universidad de Alcalá de Henares, donde obtuvo el título de bachiller, y el de teología en Sigüenza, siendo discípulo del anti-erasmista Sancho Miranda de Carranza

Mediante una beca concedida por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros en 1515, estudió en el Colegio de San Clemente de Bolonia, creado por Gil de Albornoz, que aún existe, y escribió la biografía de su fundador De vita et rebus gestis Aegidii Albornotii. Allí ingresó en la Orden de los Dominicos, entró en contacto con las corrientes humanistas destacándose pronto por su erudición en lenguas clásicas y doctorándose en artes y teología. Durante su estancia, consiguió la protección del príncipe de Capri, el anti-erasmista Alberto Pío, también la amistad de humanista Luis de Lucena, conociendo además a Julio de Médicis y Adriano VI.

Entre los años 1523 y 1526, residió en Roma, sirviendo en la Corte pontificia y asistiendo a las lecciones de Pietro Pomponazzi.

En 1527, se trasladó a Nápoles al lado del cardenal Cayetano (Tomás de Bio), que le encargó la revisión del texto griego del Nuevo Testamento.

Contrario a las reformas eclesiásticas del siglo XVI, entabló correspondencia con Erasmo de Rotterdam, al que combatió por no compartir su idea sobre el libre albedrío, y refutó las ideas de Lutero en De fato et libero arbitrio, libri tres.

Apoyó a Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos, casada con el rey de Inglaterra Enrique VIII, en su obra Antapollogia pro Alberto Pio Comite Carpensi in Erasmum Roterodamum, publicada en Roma y París, en 1532.

En 1535, acompañó al cardenal Francisco de los Ángeles Quiñones a Génova, encargado de cumplimentar a Carlos V. El emperador quedó tan prendado de Ginés de Sepúlveda que le nombró capellán y cronista real. De regreso a España, vivió en la Valladolid cortesana y en su Córdoba natal.

Colegio Clemente Bolonia Ginés Sepúlveda
CÓLEGIO DE SAN CLEMENTE EN BOLONIA

Sepúlveda era un hombre de vasta cultura, conocedor de las lenguas clásicas. Su interés por Aristóteles le llevó a traducir su Política, su Ética y otros libros del Estagirita en 1548, y los Comentarios a la Metafísica de Alejandro de Afrodisia.

De Aristóteles asumió la tesis que defendía que existen hombres que habían nacido para ser esclavos. También estaba a favor del sometimiento de las culturas inferiores, cuya influencia fue determinante para sostener la legitimidad de la Conquista de América en función de infundir a los indios una cultura superior y cristiana. Partiendo de esta tesis racista, calificaba a los indios como bárbaros y justificaba como legítimo y necesario la utilización de la violencia como único procedimiento para erradicar sus ritos idolátricos y su incultura. Fue contrario al espíritu de Las Leyes Nuevas.

A pesar que las conquistas de Cortés y Pizarro ya habían acabado con los dos mayores imperios y regiones de América, Sepúlveda defendió la justicia de aquellas guerras, sentando por principio:
"… que es lícito subyugar con las armas á aquellos, cuya condición por naturaleza es tal, que necesariamente han de obedecer á otros. …, que siendo los Americanos naturalmente siervos, bárbaros, incultos é inhumanos; y rehusando como lo hacían el imperio de hombres mas perfectos que ellos, era justo conquistarlos y sujetarlos, por la razón misma que la materia se sujeta á la forma, el cuerpo al alma, el apetito á la razón, lo peor á lo mejor."
No satisfecho con querer someter a los habitantes del Nuevo Mundo, incitaba a Carlos V a expandir los dominios del Imperio español hasta Asia Menor, a mayor gloria del Cristianismo y de España, pero sin dejar de mencionar las riquezas existentes en aquella región.

Epistolarium Apologia Ginés Sepúlveda
EPISTOLARIUM Y APOLOGIA

En su Exhortación a Caros V (Oratio ad Carolum V ut bellum suscipiat in Turcas) escribía al emperador en 1535 con delirios de grandeza, proponiéndole desorbitados planes expansionistas: "¿Por qué no te decides, César, y te lanzas, sin temor, por este camino que Dios y el destino te muestran para las cosas más altas y el dominio del mundo?" Sepúlveda hacía compatible la disciplina militar y la creencia cristiana defendiendo la guerra justa, solo en los casos que: sea declarada por autoridad legítima, con la intención de corregir, actuando con moderación y proporcionalidad, y para repeler agresiones, recuperar el expolio y castigar a los agresores.

Se convirtió en el defensor oficial de la conquista, colonización y evangelización de los indígenas americanos, justificando el derecho de unos pueblos a someter a otros para su civilización superior, y el derecho del dominador sobre el dominado para evangelizarlo y elevarlo a su misma cultura, ya que eran pueblos sin civilizar.

Era lógico que un hombre que razonaba en estos términos rechazase la política irénica y humanista postulada por los principales teólogos de su generación, especialmente chocó de frente con la tesis iusnaturalista de Francisco de Vitoria.

Esta teoría quedó escita en su obra Democrates alter, sive de justi bellis causis suscepti apud Indos (Diálogo de las justas causas de la guerra): sobre las causas justas de la guerra y la legitimidad de la conquista española en América y sobre la licitud de la guerra por el derecho de los cristianos a hacerla contra los idólatras en virtud de la autoridad del Papa.

El obispo de Segovia, Antonio Ramírez de Haro, consiguió que se prohibiera el Democrates Alter gracias a la intervención de Francisco de las Casas y a la influencia de las universidades de Salamanca y Alcalá. Finalmente, Sepúlveda logró publicar en Roma bajo el título de Apología pro libro de justis belli causis (Defensa de las justas causas de la guerra), gracias a la intervención de su amigo Antonio Agustín, presidente del Tribunal de la Rota Romana, y miembro destacado de la Corte pontificia.
"Con perfecto derecho los españoles imperan sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio, virtud y humanidad son tan inferiores a los españoles como niños a los adultos y las mujeres a los varones, habiendo entre ellos tanta diferencia como la que va de gentes fieras y crueles a gentes clementísimas.
¿Qué cosa pudo suceder a estos bárbaros más conveniente ni más saludable que el quedar sometidos al imperio de aquellos cuya prudencia, virtud y religión los han de convertir de bárbaros, tales que apenas merecían el nombre de seres humanos, en hombres civilizados en cuanto pueden serlo.
Por muchas causas, pues y muy graves, están obligados estos bárbaros a recibir el imperio de los españoles [...] y a ellos ha de serles todavía más provechoso que a los españoles [...] y si rehusan nuestro imperio (imperium) podrán ser compelidos por las armas a aceptarle, y será esta guerra, como antes hemos declarado con autoridad de grandes filósofos y teólogos, justa por ley natural.
La primera [razón de la justicia de esta guerra de conquista] es que siendo por naturaleza bárbaros, incultos e inhumanos, se niegan a admitir el imperio de los que son más prudentes, poderosos y perfectos que ellos; imperio que les traería grandísimas utilidades, magnas comodidades, siendo además cosa justa por derecho natural que la materia obedezca a la forma."
BARTOLOMÉ DE LAS CASAS Y JUAN GINÉS DE SEPÚLVEDA

En contra de esta obra, Bartolomé de las Casas publicó sus Treinta proposiciones muy jurídicas, además consiguió impedir la entrada de este libro en España, e incluso se ordenó la quema de los ejemplares que ya hubiesen entrado; y también se prohibió su envío a las Indias. Pero Sepúlveda, no dándose por vencido, envió el libro al Concilio de Trento, que se desentendió del asunto.

En 1549, el Consejo de Indias propuso la celebración de una reunión de teólogos y juristas en Valladolid, formalizada en Junta, entre los meses de agosto y septiembre de 1550, con el objetivo de solucionar la disputa, que recibió el nombre Controversia de Valladolid. Fue la denominada "polémica de los naturales" el primer debate sobre los Derechos Humanos. Sus contendientes principales fueron Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas.

Sepúlveda, partidario de un Consuetudinarismo aristotélico y de la Razón de estado de Nicolás Maquiavelo, defendió sus ideas sobre la justicia de la guerra contra los indios a causa de sus costumbres caníbales y los sacrificios humanos, por su inferioridad cultural y para evitar guerras entre ellos, argumentos a los que ya se habían opuesto los seguidores del iusnaturalismo de Francisco de Vitoria. Además, él creía que las conquistas eran necesarias por el adelantamiento cultural de España, de forma que la civilización equivalía a derecho del dominador sobre el dominado para evangelizarlo y elevarlo a su misma altura.

Ginés de Sepúlveda basó su defensa en los argumentos siguientes:
1. los habitantes de la Tierra bíblica de promisión, antes de establecerse en ella los israelitas, fueron castigados por haber cometido idolatrías y sacrificios humanos. 
2. las palabras de Dios en el evangelio de San Lucas (cap. XIV, v.23) han de entenderse como compulsión física y corporal.
3. San Agustín aprueba que se coaccione a los paganos, y no sólo a los herejes, si bien esto ha de hacerse para apartarlos de la idolatría y predicarles la fe cristiana, no para obligarles a creer en ésta.
4. el Papa San Silvestre, cuando convirtió y bautizó a Constantino, exhortó a éste a que castigase la idolatría con pena de muerte y pérdida de bienes.
5. las palabras de San Pablo en la Epístola I a los Corintios han de interpretarse como potestad de las iglesias y del Papa para predicar a los infieles, subordinando a dicho poder espiritual todas las cuestiones temporales.
6. el poder y potestad que Cristo transmitió a San Pedro y a sus sucesores se extiende a los fieles.
7. los canonistas enseñan que sólo por no guardar la Ley natural, o por ser idólatras, pueden los gentiles ser castigados.
8. los indios eran realmente bárbaros por no vivir conforme a la razón natural y tener muchas costumbres, públicamente aprobadas entre ellos mismos.
9. aunque la guerra irrita a los indios no por ello debe dejar de hacerse, pues la guerra sirve para preparar la predicación evangélica, y no debe confundirse nunca con ésta, labor tan sólo de frailes y misioneros pacíficos y de vida ejemplar.
10. el Papa tiene mandamiento y poder para predicar el evangelio por todo el mundo, y en consecuencia tiene también potestad para forzar y obligar a oír tal predicación.
11. no es verdad que las guerras a los indios traigan mayores males que sus prácticas idolátricas y de sacrificios humanos, pues sólo en la Nueva España morían sacrificados más de 20.000 inocentes al año, según los viajeros de tales regiones.
12. en la intención de donación pontificia de Alejandro VI en 1493 entraba el ceder a los Reyes Católicos el dominio sobre aquellas tierras y sus habitantes, a fin de que tras el dominio político se facilitase la predicación evangélica.

El rey Felipe II le confirmó en el cargo de cronista en 1556, después de haber sido su preceptor cuando era príncipe. Ese año editó De rebus hispanorum gestis ad Novum Orbem Mexicumque, que era una historia de la conquista del Nuevo Mundo en 30 volúmenes. También una crónica de carácter panegírico sobre el emperador De rebus gestis Caroli V. Pero ya había decidido retirarse a su pueblo natal de Pozoblanco, dedicándose a escribir las obras de historia que le han dado su gran reputación, y allí falleció en 1573, a los 83 de su edad.

Ginés Sepúlveda Pozoblanco escultura
BUSTO DE GINÉS DE SEPÚLVEDA EN POZOBLANCO

LIBERALISMO ANTIFISIOCRÁTICO DE VALENTÍN DE FORONDA


Economista, escritor y político ilustrado y liberal, Valentín de Foronda ha sido considerado uno de los máximos representantes de la corriente crítica del pensamiento ilustrado. Sus obras tienen importancia por los principios económicos antimercantilistas y antifisiocráticos sobre los que teorizó.

Estableció los principios del Estado liberal en los derechos de propiedad, libertad y seguridad, y defendió los ideales liberales y constitucionalistas a fines del siglo XVIII y principios del XIX.

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LIBERALISMO ANTIFISIOCRÁTICO DE VALENTÍN DE FORONDA

Valentín Tadeo de Foronda y González de Echavarri era natural de Vitoria, donde nació en 1751, perteneciente a una familia noble y acaudalada. Su padre fue Luis Antonio de Foronda, caballero de la Orden de Santiago y tesorero general de la Santa Cruzada en La Paz; y su madre, Catalina de Echavarri, era hija de un secretario del Consejo del rey y regidor perpetuo de Vitoria. Su familia tenía intereses comerciales en la Compañía Guipuzcoana de Caracas.

Durante el reinado de Carlos III, participó en la creación del Banco de San Carlos con su amigo Francisco de Cabarrús, el principal promotor del proyecto. Cursó estudios de Economía Política en Francia, materia que más tarde impartió en el Seminario de Vergara, que él mismo impulsó, como miembro de la Real Sociedad Económica Bascongada de Amigos del País. Además impartió clases de economía política.

Desengañado del modo de obrar y pensar esta Sociedad Económica, dejó de ser miembro de la misma. Había definido a sus socios los caballeritos de Azcoitia de "fanáticos de la antigüedad", aunque mantuvo un estrecho contacto con sus socios frecuentando esta institución. También se preocupó de las duras ordenanzas de limpieza de sangre y xenofobia contra el forastero en las Provincias Vascongadas.


En 1777, fue elegido regidor de Vitoria, mandato durante el cual ayudó a fundar la Casa de la Misericordia de Vitoria.


SEMINARIO DE VERGARA

Viajó por Italia, Francia, Flandes, Gran Bretaña Alemania y entabló amistad con los profesores extranjeros del Seminario, con lo que accedió a bibliografía exterior difícil de hallar en España. Finalmente, se estableció en Burdeos, donde mantuvo contactos con algunos de los representantes del pensamiento ilustrado del momento.

Su afición al estudio le transformó en un polígrafo interesado por numerosos temas. Tradujo, entre otras obras, Instituciones políticas, del Barón de Bielefeld; Lógica, de Étienne Bonnet de Condillac; Belisario, de Jean François Marmontel, y la Enciclopedia metódica de Charles Panckoucke; escribió asimismo diversos estudios sobre Jean Jacques Rousseau.


Publicó habitualmente en la prensa periódica (Diario de Madrid, Diario de Zaragoza, Semanario de Salamanca, etc.). Publicó obras sobre química, lógica economía y política. Fue elegido miembro de las sociedades económicas de Zaragoza y de Valladolid, de Ciencias Naturales de Barcelona, de Ciencias y Artes de Burdeos y posteriormente de nada menos que la Sociedad Filosófica Americana de Filadelfia, fundada por Benjamín Franklin. 
Con anterioridad a 1789, el contenido político y económico de las propuestas de Foronda fue relativamente moderado, pero, después de esa fecha, evolucionó hacia el más puro Liberalismo.

Hasta 1789, fue reflejando en su obra las ideas de Montesquieu, Coyer y el Humanismo de Filangieri, Hume y Brissot de Warville. Desde ese año, empezó a publicar una serie de cartas en las que radicalizaba los principios económicos liberales, publicadas en el Espíritu de los Mejores Diarios. Estas cartas fueron reeditadas en Madrid (primer tomo, 1789; segundo, 1794; después reimpresos en 1799) y en Pamplona (1821), bajo el título Cartas sobre los asuntos más exquisitos de la economía política, clara defensa de los ideales políticos y económicos liberales y crítica del análisis económico fisiocrático de François Quesnay
. Se trataba de una gran crítica al intervencionismo estatal que reflejaban las preocupaciones de las clases burguesas españolas de un modo que era imposible encontrar en escritos anteriores. En ellas afirmó:
"Los derechos de propiedad, libertad y seguridad son los tres manantiales de la felicidad de los estados."
En dichas cartas citaba las obras de Davenant, John Locke, Adam Smith, Accarias de Serionne, Nicolás Donato, Forbonnais, Graslin, Herbert, Necker, Plumard de Dangeul, etc. En realidad, su pensamiento estaba formado en la escuela fisiocrática de Quesnay y en el Iusnaturalismo, a través de las relaciones que tuvo con Burdeos y con Guillaume Grivel, abogado y fisiócrata tardío afincado allí, pero se separó de dicha doctrina en puntos muy importantes. Rechazaba la descripción del orden social físico de esta escuela y se negaba a aceptar algunos de los principios analíticos de la misma (impuesto único sobre la tierra y el gran cultivo, por ejemplo) y las políticas derivadas de los mismos. Por otra parte, interpretaba el principio de seguridad según las ideas de Holbach y de Grivel. Por eso criticaba el despotismo y defendía los derechos políticos del ciudadano y la primacía de la soberanía popular sobre la real.

CARTAS SOBRE LA POLÍTICA

También publicó sus Cartas sobre la policía (1781). La variedad de su producción se aprecia en libros como Miscelánea o Colección de varios discursos, que es una compilación de los discursos pronunciados en la Sociedad Bascongada de Amigos del País, que incluye, entre otros textos, Disertación sobre lo honrosa que es la profesión del comercio (1778), Disertación sobre la nueva Compañía de Indias Orientales (1784) y Cartas sobre el Banco de San Carlos (1786-1787). Se ganó rápidamente enemigos por sus ideas. Fue multado y obligado a abandonar Vergara por practicar con su hijo Fausto la inoculación de la viruela, y fue denunciado a la Inquisición por leer libros prohibidos. Además el inquisidor Juan Francisco Torrano le acusó de connivencia con los franceses durante la Guerra de la Convención (1794-1795) y la ocupación de Guipúzcoa, acusado de ser un colaboracionista francés. Ante estas delaciones, se exilió unos años a París.

Consiguió el cargo de cónsul general en Filadelfia en 1801. En 1807, asumió además el puesto de encargado de asuntos económicos del reino de España en Estados Unidos por el regreso del embajador. En esta ciudad publicó unas interesantes Observaciones sobre algunos puntos de la obra de Don Quijote (1807), aunque fue publicada en Londres bajo firma de T. E. (sus segundos nombre y apellido, Tadeo Echavarri), temeroso de la crítica cervantófoba que se volcó en esta obra; las cartas habían empezado a redactarse en 1793 en Vergara y reprochaban a la obra no ser todo lo edificante ni decorosa que fue recomendable, así como ciertas flojedades e incorrecciones de estilo, en lo que el mismo autor reconocía no conocer suficientemente la lengua de la época; parte de esas acusaciones fueron después rebatidas por Diego Clemencín.


En otro panfleto anónimo defendió la necesidad de abandonar las colonias españolas: Carta sobre lo que debe hacer un príncipe que tenga colonias a gran distancia, en Filadelfia (1803). También publicó allí Cartas presentadas a la Sociedad Filosófica de Philadelphia, (1807).
INSTITUTO DE HISTORIA SOCIAL VALENTÍN DE FORONDA

Tras la invasión francesa y unos momentos de indecisión, en los que se le llegó a acusar de jacobino, en vísperas de su llegada a Cádiz publicó en Filadelfia unos Apuntes ligeros sobre la Nueva Constitución proyectada por la Junta Suprema de España y reformas que intenta hacer en las leyes, que merecieron los elogios del presidente Thomas. En tal escrito defendía un gobierno constitucional con separación de poderes, la soberanía del pueblo y las libertades individuales frente al despotismo.


Harto de la camarilla de Casa-Irujo y las dificultades que le ponían para solucionar los problemas que provocaba el comercio español con los Estados Unidos, solicitó su retorno a España, obteniéndolo en 1809. La Junta Suprema le nombró en 1810 intendente honorario del Ejército, y, tras las Cortes de Cádiz celebradas entre 1810 y 1813 en las que formó parte, fue nombrado miembro de la Junta de Censura, protectora de la libertad de imprenta, en Galicia.


En estos años, fue publicando diversas cartas sobre temas constitucionales: Cartas sobre varias materias políticas, en Santiago (1811), Ligeras observaciones sobre el proyecto de Nueva Constitución, La Coruña (1811). En estos escritos denunciaba una constitución que no especifica claramente los derechos individuales, otorga excesivos poderes al rey y no separa los espacios político y religioso. El proyecto territorial de Valentín de Foronda para la Constitución de 1812 trataba de dividir a España en dieciocho partes geométricas denominadas con números a fin de suprimir los nombres de Vizcaya, Castilla, Andalucía, etc., "que solo eran origen de disputas crueles, pueriles y funestas".

Siendo protegido del ministro de Hacienda, Francisco Cabarrús, Foronda defendió la pervivencia del Banco Nacional de San Carlos y participó como accionista en la Compañía naviera de Filipinas.

BARCO DE ESPAÑA ANTIGUO BANCO DE SAN CARLOS

Sus ideas se vertían en los periódicos El Patriota Constitucional, El Ciudadano por la Constitución y La Gaceta Marcial y Política, desde los cuales combatió la tortura, la Inquisición, los abusos del clero gallego, la falta de garantías procesales en los pleitos, etc. Escribió además unas Cartas sobre la obra de Rousseau titulada Contrato social, en La Coruña, en 1814. Por sus escritos críticos contra el Antiguo Régimen, se ganó la enemistad de la Iglesia gallega y de los absolutistas de la región.

Tras la derogación de la Constitución de 1812 y la vuelta del Absolutismo fernandino en 1814, ingresó en una prisión madrileña como consecuencia de sus ideas políticas, y al año siguiente fue sentenciado a diez años de destierro en Pamplona. En la ciudad navarra, a través de Vidarte, pudo colaborar en las Cortes de Navarra en 1817 y 1818 para la inclusión de los principios liberales. Al ser rehabilitado políticamente en el Trienio liberal, intentó infructuosamente conseguir el Consulado general de Francia, aunque logró que las Cortes reconocieran públicamente su labor y fue nombrado ministro del Tribunal especial de Guerra y Marina.


Reeditó algunas de sus obras, relató el juicio político a que había sido sometido en Defensa de los dieciséis cargos hechos por don José de Valdenebro, en 1820, y escribió nuevos artículos para El Liberal Guipuzcoano, en 1821. Ese año murió en Pamplona.

DIVISIÓN REGIONAL DE ESPAÑA SEGÚN VALENTÍN DE FORONDA

En el ámbito de la filosofía, Foronda ha pasado por ser uno de los más eficaces difusores del Sensualismo de Étienne Bonnot de Condillac, mediante la traducción de su Lógica. Unos años antes, el capitán Bernardo María de Calzada ya había hecho una traducción con el título Lógica o los primeros elementos del arte de pensar (1784).

Sin duda, Foronda no la encontró suficientemente asequible para todo el mundo, por lo que se propuso elaborar otra traducción, acomodada a la capacidad de su hijo, y para lo cual se esforzó en ponerla en diálogo: Lógica de Condillac puesta en diálogo por don Valentín de Foronda. Su amplio subtítulo ofrece ya una idea de los varios temas filosóficos a tratar: Y adicionada con un pequeño tratado sobre toda clase de argumentos y sofismas, y con varias reflexiones sobre la Aritmética moral de Buffon, sobre medir las cosas inciertas, sobre el modo de apreciar las relaciones de verosimilitud, los grados de probabilidad, el valor de los testimonios, la influencio de las casualidades el inconveniente de los riesgos, y sobre formar el juicio del valor real de nuestros temores y esperanzas.

Foronda consiguió el objetivo que se propuso con esta nueva versión, que fue publicada en Madrid, en 1789 y 1794. Marcelino Menéndez Pelayo se refirió a él en su Historia de los heterodoxos españoles:
"El estilo de Foronda es agradable y sencillo, casi igual en limpieza y claridad al del autor que traduce."