Uno de nuestros mejores marinos ilustrados del siglo XVIII fue Antonio Barceló. Siendo teniente general de la Real Armada española colaboró en el asedio de Gibraltar, durante los años de la Guerra contra Inglaterra de 1779 y 1783, mediante la aportación de unas lanchas cañoneras de su invención que supondrían el comienzo de hacer la guerra marítima de una manera muy efectiva.
La lancha cañonera y bombardera fue una aportación más de la Ilustración española a la ciencia marítima y militar. Estaba blindada con planchas de acero, con formas redondeadas que hacían rebotar los proyectiles enemigos, y montaba un potente cañón de artillera en su centro de 24 libras sobre una base giratoria que permitían apuntar el cañón sin modificar el rumbo de la embarcación.