Hasta el Renacimiento, se sabía que la Tierra era redonda con bastante aproximación del tamaño, pero el océano Atlántico era concebido como un Mare Tenebrosum, límite del territorio occidental en Finisterrae (cabo Finisterre) o las Columnas de Hércules (estrecho de Gibraltar), y fin de la expansión de cualquier civilización bajo el lema Non plus ultra (No hay más allá).
A finales del siglo XV, España y Portugal se habían convertido en las dos grandes potencias náuticas y astronómicas de Europa, desarrollando rutas marítimas por al Atlántico hacia el mar del Norte y la costa Africana occidental.
El Descubrimiento de América, el 12 de Octubre de 1492, fue una hazaña científica y técnica que permitió traspasar unos límites oceánicos y descubrir unos territorios que cambiaron la mentalidad y conocimientos científicos tanto del hombre europeo como del indígena americano. Fue el hallazgo geográfico más importante para la Humanidad.