FÉLIX DE AZARA PRECURSOR DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES


Félix de Azara fue militar, ingeniero, cartógrafo, naturalista, antropólogo y geógrafo. Realizó importantes investigaciones sobre la geografía y la historia natural del territorio del Río de la Plata y Paraguay a finales del siglo XVIII. Pasó a la historia de la Humanidad por ser el precursor de la Teoría de la Evolución de las Especies, en su obra Viajes a la América septentrional, publicada en París en 1805, anticipándose en 60 años al antropólogo británico Charles Darwin.

Fue el primer científico en demostrar la existencia de mecanismos de adaptación de los animales al medio o bien que podían extinguirse, y llegó a describir 440 especies de animales de Suramérica, de las que 200 eran nuevas. El naturalista inglés que desarrolló más ampliamente la idea de la evolución biológica a través de la selección natural citó a Félix de Azara en sucesivas ocasiones.

FÉLIX DE AZARA PRECURSOR DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES

Félix de Azara y Peralta nació en 1746, en un pueblo del Alto Aragón llamado Barbuñales, en la provincia de Huesca, en el seno de una familia hidalga y bien posicionada. Sus padres fueron Alejandro de Azara y María de Pereda, y tuvo seis hermanos que obtuvieron cargos en las administraciones estatales.

Entre 1757 y 1761, realizó su formación académica superior en la Universidad de Huesca, donde estudió Filosofía y Derecho. Eligió la carrera militar para desenvolverse profesionalmente, solicitando plaza en el Colegio de Artillería de Segovia, que no obtuvo.

En 1764, ingresó en el Regimiento de Infantería de Galicia como cadete, y un año después estudió en la Academia de Matemáticas de Barcelona, donde adquirió una sólida formación científica y técnica. Tras graduarse, en 1767, obtuvo destino en el Cuerpo de Ingenieros Militares con el rango de alférez e ingeniero delineador de los Ejércitos Nacionales, Plazas y Fronteras.

Durante varios años ejerció actividad en la fortificación de Figueras, obras hidráulicas civiles de los ríos Jarama, Tajuña y Henares en Alcalá y Guadalajara y en la reconstrucción de la fortaleza de Mallorca.

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CASA NATAL DE LOS AZARA EN BARBUÑALES

En 1775 y con treinta y dos años, tomó parte de la desastrosa expedición de castigo a Argel. Su misión era la construcción de parapetos y trincheras. La falta de previsión, la incompetencia del alto mando y el mal tiempo impidieron el efecto sorpresa. Cuando las tropas empezaron a desembarcar, los argelinos estaban preparados en las inmediaciones para hacer su defensa. El primer contingente de infantería española fue tiroteado en la misma playa hasta que se ordenó el reembarque. En medio de la masacre, Azara resultó herido de gravedad, y solo gracias a la ayuda de un marinero, que le extrajo la bala en medio del combate, pudo salvar la vida. Por su heroica resistencia fue ascendido a capitán, al año siguiente.

Después de este desafortunado episodio para las armas españolas, Azara debió tomar buena nota de las debilidades que aquejaban al ejército y a la misma nación española. Por eso tomó parte en la fundación de la Real Sociedad Económica de Amigos de País de Zaragoza.

Mientras, continuaba con las rutinarias misiones de ingeniería militar dentro del territorio durante seis años. En Gerona se ocupó de la desviación del arroyo Galligans, la reconstrucción de la calzada urbana y la mejor de sus baluartes defensivos.

En 1780, fue destinado a Guipúzcoa, tras ser nombrado teniente coronel del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Y, al año siguiente, estando en San Sebastián, recibió la orden de dirigirse de manera inmediata a Lisboa y presentarse en la embajada española. Allí le comunicaron que iba a embarcar con destino a Río de Janeiro, y desde allí a Asunción, en el Virreinato de la Plata, para una comisión que sería explicada en el lugar.

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FÉLIZ DE AZARA Y ANIMALES EN SU VIAJES A LA AMÉRICA MERIDIONAL

Años antes se habían formalizado los acuerdos del Tratado de San Ildefonso de 1777, ratificados por el Tratado de El Prado de 1778, entre Carlos III de España y María I de Portugal. Para llevar a efecto estos acuerdos, una comisión mixta de ambos países ibéricos debía establecer un meridiano que separase las tierras hispanas al este de las lusas al oeste, en el cono sur americano. Durante los tres siglos de colonización, los españoles habían descuidado sus fronteras en toda esa área por falta de recursos y pobladores, y los portugueses habían ido avanzando y ampliando sus dominios. El enorme país de Brasil es la consecuencia del expansionismo luso en detrimento del hispano.

Azara fue designado como uno de los comisarios militares encargados de la dirección de los trabajos de delimitación territorial por parte española en la frontera paraguaya del Virreinato de la Plata. Estaría acompañado de cosmógrafos, dibujantes, pilotos y el capitán de navío José Varela y Ulloa. Todos zarparon desde Lisboa en un barco portugués hasta alcanzar Río de Janeiro, en marzo de 1781.

La expedición llegó a Montevideo, desde donde se trasladó, unos meses después, a Buenos Aires para visitar al virrey Juan José del Vértiz y Salcedo y empezar los preparativos. Azara fue ascendido a capitán de fragata y teniente coronel de ingenieros, e incorporado a la Real Armada. Debía encargarse de la tercera partida que se dirigiría hacia el norte, para delimitar la frontera por el río Paraguay, desde la boca del río cuya cabecera fuera más inmediata a la del Igurey, hasta Jaurú. Más tarde, coincidiría con el brigadier Diego de Alvear y Ponce de León, también en la ejecución de estas divisiones a estudiar. En concreto, este militar y geógrafo estudió la zona de los ríos Paraná y Paraguay, levantando planos topográficos, haciendo estudios botánicos y elaborando informes sobre los indios tupíes y guaraníes.

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JOSÉ NICOLÁS DE AZARA Y DIEGO DE ALVEAR Y PONCE DE LEÓN

En el verano de 1781, viajó a la capital de Río Grande, y de allí a Asunción del Paraguay, escoltados por una pequeña partida de soldados, un servidor negro y porteadores, siguiendo una vía fluvial a través de Santa Fe, la Bajada del Paraná, Goya y Corrientes. Tuvieron que esperar hasta finales de 1783 a que la comisión portuguesa se pusiera en marcha, y cuando entraron en materia, pronto surgieron diferencias entre los comisarios de las dos naciones acerca del establecimiento de las fronteras.

Ante las dilaciones y la consiguiente parálisis de los trabajos para cumplir los acuerdos del tratado, Azara optó por recorrer y explorar en numerosos viajes el territorio que abarcaba la provincia del Paraguay y llegó hasta las misiones y pueblos que habían sido de los jesuitas y la jurisdicción de la ciudad de Corrientes.

Así, entre 1784 y 1788, viajó a la región de la cordillera al noroeste de Asunción, navegó y reconoció los ríos Pilcomayo y Tebicuarí, visitó la mayoría de las misiones, viajó a Capapeguá, Quyndy, Curuguaty, la laguna de Iberá y la ciudad de Corrientes. Luego realizó un viaje a Curuguaty entre junio y agosto de 1791, pero la espera de la comisión portuguesa fue infructuosa. Durante los años siguientes, hasta su regreso a Buenos Aires en 1796, Azara se dedicó a trabajos relacionados con la demarcación, el reconocimiento de la costa septentrional, y la determinación de los límites del río Paraná, solventando problemas económicos y estratégicos relacionados con la defensa del territorio de los portugueses y con el establecimiento de poblaciones fronterizas.

Asimismo, este marino e ingeniero militar realizó estudios de investigación histórica en los archivos de Asunción y abordó trabajos de geografía y de historia natural, sobre la fauna y la flora. Sus resultados dieron origen a valiosas publicaciones sobre los cuadrúpedos y las aves del Río de la Plata y del Paraguay. Se había quedado impresionado del exuberante escenario de naturaleza tan diferente al que conocía en la península Ibérica.

En junio de 1793, a propuesta del cabildo de Asunción y ejecutando la misión que se le había encomendado, levantó la carta geográfica de aquellas regiones, confeccionando el primer mapa del Paraguay y Misiones.

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MAPA DE PARAGUAY POR FÉLIX DE AZARA

Sin apoyo oficial, preparaba la expedición por sus propios medios y contaba con la ayuda de poblaciones criollas o indígenas que estaban fuera del control de la administración virreinal. Las comunicaciones eran muy precarias y gran parte del territorio era aún salvaje. Un trayecto entre Buenos Aires y Asunción llevaba entre tres y cinco meses.

El propio Azara dejó reflejado su método de trabajo durante sus continuos viajes. Iba siempre provisto de una escopeta para la caza de animales y del instrumental científico adecuado: dos instrumentos de reflexión de Halley un horizonte artificial y una brújula con pínulas, entre otras cosas. Encabezaba al grupo marchando en solitario a caballo, tomando notas, dibujos o mediciones. Detrás seguía el resto con los caballos de transporte y repuesto. Cuando su montura estaba fatigada cambiaba por otra de refresco a fin de ir más rápido.

A veces, cuando se encontraba en un bosque, hacía encender grandes hogueras y el humo le servía de señal y le ayudaba a encontrar la posición de los lugares cuya latitud había observado previamente. En otras ocasiones enviaba por delante a dos hombres a caballo, uno de los cuales se detenía cuando perdían a Azara de vista, mientras el otro continuaba hasta perder de vista al primero que se había detenido, y así sucesivamente.

Realizaba sus observaciones astronómicas confrontando los datos con los de algún subalterno, apoyándose cuando era necesario, en el caso de los resultados cartográficos, en las cartas levantadas por otros expedicionarios. Entre la gran cantidad de información cartográfica destacan el mapa de la ciudad de Corrientes, el de las provincias de Misiones y Paraguay, y el curso del río Paraguay.

Sobre la etnografía, reunió informaciones a cerca de las formas de vida, costumbres y tradiciones de los indios nativos. Aportó noticias fidedignas sobre numerosas poblaciones aborígenes: churrúas, yares, minuames, pamapas, aucas, tupys, gusarapos, guanos, aguyitequedichagas, payaguas, guarirucús, vilelas, chumipis y patagones. Analizó los métodos empleados por los primeros conquistadores de América para colonizar las tierras y pacificar a los indios, especialmente en el Río de la Plata y Paraguay. Esto le hizo tomar parte del largo debate filosófico denominado Polémica de Indis, sobre el origen de los amerindios y su capacidad de raciocinio, como hombre "digno de recibir el sacramento de la eucaristía, o si no llega a esta categoría".

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INDIOS NATIVOS DEL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA

Pero en la especialidad que obtuvo mayor número de apuntes fue sobre la fauna autóctona. Había estudiado animales tras ser cazados por él mismo o visitando los mercados. Llegó a catalogar 440 especies, de las que cerca de 200 eran completamente desconocidas hasta el momento. Algunas se han extinguido en el transcurso de casi dos siglos y medio, pero ofrece una idea de la amplia biodiversidad que había.

Azara seguía la misma corriente de investigación que otros científicos de la época. Pero no se empleó en el estudio académico, sino de forma independiente, sin libros, ni colaboradores, en medio de un inmenso territorio formado por el Chaco y la Pampa del Río de la Plata. Tan solo se apoyó en la obra del francés George-Louis Leclerc, conde de Buffon, gran autoridad de la época a la que después rebatiría en muchas de sus conclusiones. Una vez en Asunción y Buenos Aires, consultó documentos en los archivos de estas ciudades para reconstruir la historia de un modo más científico.

Entretanto, la comitiva portuguesa seguía sin aparecer o lo hacía en lugares no acordados. En varias ocasiones, Azara informó a las autoridades que había descubierto asentamientos lusos dentro del territorio hispano. Nunca hubo una respuesta activa desde la administración, dejando toda la responsabilidad a Azara.

Fue encomendado a la fundación de poblaciones muchos quilómetros al norte de la actual frontera uruguaya. Sabía que la única maneta de frenar el expansionismo luso pasaba ya por poblar con españoles las zonas despobladas, pues las vías diplomáticas habían fracasado. Y con esta intención fundó la ciudad de Batoví.

Un mes antes de que Azara tomase un barco de vuelta, el Ejército portugués invadió la zona, destruyó la población y la renombró. Sao Gabriel pertenece a la provincia brasileña de Río Grande do Sul.

Estaba fracasando su plan de colonización de los territorios deshabitados de la región paraguaya, y las autoridades virreinales no se hacían cargo de la situación ante un Ejército portugués que no cooperaba en la delimitación de una frontera que le perjudicaba como potencia colonial. De hecho, tuvo algún momento de conflicto interno con las autoridades virreinales que juzgaban con recelo su independencia de criterio y su iniciativa militar.

Desde la jefatura de la Armada tampoco le permitieron el regreso a España tras reiteradas solicitudes. En una ocasión de 1794, escribió una misiva al ministro Antonio Valdés:
"Habiendo esperado doce años a los portugueses, y pasado la mejor parte de mi vida en este país, el más remoto y trabajoso, es ya tiempo de pedir mi relevo."
Desesperado, Azara llegó a confesar en uno de sus escritos que su permanencia en estas tierras ya solo le motivaba su labor científica:
"Desprovisto de libros y conversaciones agradables, no podía apenas ocuparme más que de objetos que me presentaba la naturaleza. Me determiné observar todo lo que me permitiera mi capacidad, el tiempo y las circunstancias, tomando nota de todo y desembarazado de mis preocupaciones."

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BUENOS AIRES Y MONTEVIDEO, POR FÉLIX DE AZARA

En 1801, Azara regresó a España, tras veinte años de expedición. Se había convertido en un científico reconocido en Europa porque fue enviando sus resultados sobre la naturaleza sudamericana a su hermano, José Nicolás de Azara, embajador español en París. Este era considerado uno de los principales prohombres de la Ilustración científica española; era editor, arqueólogo, y diplomático, y se encargó de la promoción de su hermano menor.

Asentado en el gran foco irradiador de la Ilustración europea, Félix de Azara pudo mantener una relación profesional con la comunidad de naturalistas franceses, que impulsaron la publicación de sus obras sobre zoología e historia natural. Fue acogido por el Museo de Historia Natural y tuvo un grato reconocimiento por parte del prestigioso paleontólogo Georges Cuvier.

Hasta Napoleón Bonaparte se interesó por el español y especialmente por su cartografía. Entonces, Portugal era aliada de Inglaterra y, por tanto, enemiga de Francia, y el emperador tenía intenciones de invadir el sur de Brasil con su ejército a través del río de la Plata. Azara mantuvo una entrevista con un comisario.

En 1802, fue ascendido a brigadier de la Real Armada. Tras la muerte de su hermano, regresó volvió a España. Conocida su repercusión por la Corte de Carlos IV, el primer ministro Manuel Godoy le ofreció ocupar el cargo de virrey de la Nueva España, en 1803, que rechazó. Pero si aceptó forma parte de la Junta de Fortificaciones y Defensa de Indias.

El pintor Francisco de Goya realizó un retrato de cuerpo entero para la posteridad. En el óleo, Azara aparece pintado en uniforme de brigadier, rodeado de libros y animales disecados, dentro de un gabinete de investigación que jamás tuvo durante su aventura americana. Uno de los libros es su Geografía Física y Esférica, sobre cartografía.

Pudo contemplar, en 1808, como el Ejército napoleónico invadía España y estallaba la Guerra de la Independencia. No solo pudo comprobar en primera persona que España no conseguía mantener la frontera con Portugal en Suramérica, sino que ni siquiera podía defenderse la frontera con Francia en los Pirineos. Tras la llegada al trono de Fernando VII, su ciencia ya no interesaba a una nación devastada por la guerra, menos aún relacionada con unos territorios de ultramar que se estaban separando del Reino de España. Entonces, decidió retirarse a su pueblo natal.

En 1821, durante el Trienio Liberal, Félix de Azara murió de una pulmonía en Huesca, con casi ochenta años. En la actualidad, está enterrado en la catedral de esa ciudad.

Voyages L'Amérique Méridionale Félix Azara
VIAJE DE LA AMÉRICA MERIDIONAL, POR FÉLIX DE AZARA

Sus escritos habían sido un avance en el naturalismo, la cartografía y la antropología. En ellos describió 448 de especies animales, de las cuales la mitad eran desconocidas aún.

En 1801, tras su llegada a París, se publicó su primer libro Essais sur l’histoire naturelle des Quadrupédes de la province du Paraguay, cuya versión al español era Apuntamientos para la historia natural de los cuadrúpedos del Paraguay y del Río de la Plata, publicado en Madrid al año siguiente.

Otro de los volúmenes fue Apuntamientos para la historia natural de los pájaros del Paraguay y del Río de la Plata, publicado también en Madrid, en 1805. Este último fue traducido al francés por Sonnini, en 1809, bajo el título Voyages dans l’Amérique méridionale, par don Félix de Azara.

Por último, en 1809, se publicó en francés su obra cumbre, Voyages dans l’Amérique Méridionale, y traducido al español, inglés, alemán, italiano y sueco. El libro Viajes por la América meridional desde 1781 hasta 1801 es la obra que recopila los volúmenes anteriores más un atlas cartográfico.

Su obra resultó vital para conocer la historia, la sociedad y la naturaleza de la zona subtropical de América del sur. Anticipaba el fenómeno de la deforestación, muy de actualidad, anticipando el movimiento del Ecologismo. Por ejemplo, en una descripción que hizo sobre los montes del río Paraná despoblado de árboles con el objetivo de cultivar la tierra a la altura del río Guayquiraró:
"Donde viven hombres, ni árboles, ni animales quedan."
Pero sus reflexiones más determinantes han sido en el reino animal. Encontraba diferencias entre los animales de una misma especie que no se debía a un motivo superficial, sino a una causa interna. No pudo investigar los mecanismos de aquella diferenciación entre la misma especie, pero si expresó la posibilidad de evolución. Intuyó que las especies cambiaban su morfología y anatomía para adaptarse al medio en el que viven. Además, se estaba aproximando al concepto de mutación de la biología moderna.

Esta idea pro-evolucionista introducía el desorden de la naturaleza, rompía con la perfecta armonía del universo, con el orden científico que imperaba en el pensamiento de la comunidad científica del siglo de la Ilustración. Y esta ruptura con aquel orden científico de su época abría la investigación hacia un abanico de posibilidad futuras.

Apuntamientos historia natural cuadrúpedos Paraguay Río Plata
APUNTAMIENTOS DE LOS CUADRÚPEDOS, POR FÉLIX DE AZARA

Sus ideas eran un preludio de la teoría de la evolución de las especies, desde el punto de vista de la historia natural, siendo precursor de la teoría evolucionista de Charles Darwin.

Darwin realizó su viaje iniciático en el barco Beagle por América del sur, pudo leer los escritos del Viajes por la América Meridional. El naturalista inglés que desarrolló más ampliamente la idea de la evolución biológica a través de la selección natural citó a Félix de Azara una quincena de veces en su Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo, dos en El origen de las especies, y una El origen del hombre.

No solo tuvo a Charles Darwin como discípulo. En 1837, Gustav Hartlaub editó un índice de las especies de aves descritas por Azara. Varias especies le fueron dedicadas: el pájaro Synallaxis azarae por Alcide Dessalines d’Orbigny en 1835 y los roedores Dasyprocta azarae por Martin Lichtenstein en 1823, Akodon azarae por Johann Fischer von Waldheim en 1829 y Ctenomys azarae por Michael Rogers Oldfield Thomas en 1903.

En 1976, se le dedicó una dorsal de la Luna, la Dorsum Azara es una cresta en Mare Serenitatis. Tiene 103 kilómetros de largo y está ubicada en 26º 42’N y 19º 12’O.

La ciudad agrícola Azara, situada en la provincia de Misiones, de la República de Argentina, está nombrada en su honor por el trabajo realizado en la zona. Este era un asentamiento jesuita fundado en el siglo XVII, dedicado a la ganadería. Tras la expulsión de la Compañía de Jesús, la villa fue abandonada y saqueada por bandoleros. En 1800, Azara intentó sin éxito la refundación de la ciudad por orden del virrey del Río de la Plata, José Avilés e Iturbe.

En la actualidad, la Diputación Provincial de Huesca ha creado el Premio Félix de Azara en reconocimiento a la conservación del espacio natural.

Retrato Félix Azara Francisco Goya
FÉLIX DE AZARA

ORÍGENES ESPAÑOLES DE LA ANTROPOLOGÍA CULTURAL MODERNA


Durante la colonización de América de los siglos XVI y XVII, España realizó una precursora labor de investigación etnográfica sobre las tierras descubiertas y las etnias precolombinas, por un interés económico y político por parte de la Monarquía y los colonizadores y una intencionalidad religiosa por parte de misioneros y eclesiásticos.

La acumulación de un abundante material etnográfico fue el origen de la Antropología cultural moderna. No fue un material al nivel científico de la Antropología cultural actual, pero sí representó los inicios de esta ciencia.

Entre aquellos investigadores y cronistas fue fundamental la labor de José de Acosta, Bernardino de Sahagún, Diego Durán, Bernal Díaz del Castillo, Toribio de Benavente, Pedro Cieza de León, Garcilaso de la Vega, Gonzalo Fernández de Oviedo o Diego de Landa

ORÍGENES ESPAÑOLES DE LA ANTROPOLOGÍA CULTURAL MODERNA

Las características del descubrimiento de América habían dado lugar a las condiciones más favorables para el surgimiento de las ciencias Etnografía y Antropología cultural. Los misioneros y evangelizadores españoles desarrollaron una muy meritoria tarea de conocimiento científico de pueblos indígenas y territorios colonizados que iba unido al interés de conversión cristiana. 

Los usos y costumbres, la flora y la fauna, las lenguas y las creencias de las etnias indígenas del Nuevo Mundo fueron materias de estudio por los misioneros, desarrollando con todo ello una incipiente Antropología hispanoamericana.

El origen de estos estudios partió de la necesidad de conocer las lenguas nativas así como sus creencias paganas con el objetivo de convertir al Cristianismo con mayor eficacia a los naturales. Tras su aparente conversión, el indígena no quedaba totalmente impregnado en la fe de Dios, continuando con sus idolatrías y cultos ancestrales. A veces incluso ocultaban sus ídolos en los muros cercanos al altar mayor de las iglesias, a los cuales adoraban, mientras parecía que lo hacían hacia Cristo u otros santos católicos. Por eso los misioneros tuvieron que conocer y analizar los esquemas mentales, creencias y conducta de los indígenas, llegando a metodologías de bastante precisión.

Códice Florentino Historia Nueva España Bernardino Sahagún
CÓDICE FLORENTINO

Así lo explicaron eclesiásticos como Pablo José de Arriaga en su Extirpación de la idolatría del Perú, publicada en 1621, Establece el programa siguiente:
1. conocer los hechos
2. averiguar las causas de esos hechos
3. aplicar el remedio para que desaparezcan o no actúen
4. aprovechar la experiencia de otros en todo ello 

Diego Durán en el Libro de los ritos y ceremonias, publicado en 1570, se expresa con suficiente claridad sobre el asunto:
"Hame movido, cristiano lector, a tomar esta ocupación de poner y contar por escrito las idolatrías antiguas y religión falsa con que el demonio era servido, antes que llegase a estas partes la predicación de Santo Evangelio, el haber entendido que los que nos ocupamos en la doctrina de los indios nunca acabaremos de enseñarles a conocer al verdadero Dios si primero no fueran raídas y borradas totalmente de su memoria las supersticiones, creencias y cultos falsos de los falsos dioses que adoraban, de la suerte que no es posible darse bien la sementera de trigo y los frutales en la tierra montuosa y llena de breñas y maleza, si no estuvieren primero gastados todas las raíces y cepas que en ella de su natural producía..."
"Y así, de estas y otras colijo... que jamás podremos hacerles conocer de veras a Dios, mientras de raíz no les hubiéramos tirado todo lo que huela a la vieja religión de sus antepasados... (están) tan temerosos de dejar lo que conocen, que todo el tiempo que les dure en la memoria han de acudir a ello, como lo hacen cuando algunos se ven enfermos o en alguna necesidad, que juntamente con llamar a Dios acuden a los hechiceros y médicos burladores y a las supersticiones e idolatrías y agüeros de sus antepasados."
"Pues visto esto, he entendido que, aunque queramos quitarles de todo punto esta memoria de Amalek, no podremos, por mucho trabajo que en ello se ponga, si no tenemos noticia de todos los modos de religión en que vivían. Porque, a mi pobre juicio, no creo que hay hoy cosa en el mundo que trabajo más baldío que ocuparse toda la vida el hombre trayendo siempre entre las manos lo que no entiende, teniendo tan estrecha necesidad se saber de raíz los antiguos engaños y supersticiones, para evitar que esta miserable y flaca gente no mezcle sus ritos antiguos y supersticiones con nuestra divina Ley y Religión cristiana."

En realidad, en esta línea de pensamiento e intención se mueven las siguientes obras de Durán y otros tantos eclesiásticos españoles desplegados en América:

1. Historia de las Indias de Nueva España de la Tierra Firme, de Diego Durán

2. Relación de las cosas del Yucatán, de Diego de Landa

3. Historia general de las cosas de la Nueva España, de Bernardino de Sahagún

4. Historia natural y moral de las Indias, de José de Acosta

5. Crónica del Perú, de Pedro Cieza de León

6. Historia de los Indios de Nueva España, de Toribio de Benavente

7. Historia general y natural de las Indias, de Gonzalo Fernández de Oviedo

No son las únicas, pero sí algunas las más importantes crónicas de Indias conservadas hasta el momento.

HISTORIA DE LAS INDIAS DE LA NUEVA ESPAÑA

Pero las órdenes eclesiásticas no fueron las únicas instituciones dedicadas a la investigación antropológica en tierras americanas. A esta actividad científica también contribuyó con importancia la Corona de España, que estuvo interesada desde el primer momento en la obtención de noticias sobre la geografía de las tierras descubiertas, su agricultura y su ganadería, sus características naturales y climáticas, así como sobre la naturaleza y costumbres de sus habitantes, además de unas intenciones políticas.

Desde la fundación de la Casa de la Contratación en Sevilla, en 1503, toda esa información fue tratada de forma sistemática. Los gobernadores de Indias exigieron a los expedicionarios y colonizadores que regresaran provistos de relaciones sobre gentes, organizaciones, tierras, animales, plantas, minas y cultivos. Los cargos de cosmógrafo y cronista mayor de Indias estaban dirigidos a recopilar informaciones sobre la realidad indiana.

El propósito de administrar las nuevas tierras virreinales desde el punto de vista político, económico, social y religioso generó la necesidad por parte de la Monarquía española a recabar toda la información posible, mediante relaciones, informes, estadísticas, mapas y descripciones. Sobre la importancia de esta política escribió Carmelo Lisón Tolosana:
"La clarividencia de la Corona y empleados fue excepcional para su tiempo, sin comparación posible a nivel europeo, y pienso que desde entonces no ha sido superada aún aquí en España."
El resultado final fue la acumulación de un abundante material etnográfico de forma metodológica, considerado el origen de la Antropología cultural moderna.

HISTORIA GENERAL Y NATURAL DE LAS INDIAS

En 1570, se confeccionó un cuestionario de 200 preguntas para recoger información antropológica para su posterior análisis sistemático. Al mismo objetivo también respondía la Cédula, Instrucción y Memoria para la formación de las relaciones y descripciones de los pueblos de Indias elaborada en 1577, que constaba de 5p capítulos. Se inquirían los datos más diversos, desde los caracteres de la tierra, las aguas y los pastos, hasta las tribus indias, su lengua, organización, creencias, administración pasando por ciudades, edificaciones de casas, clima, tratos, costumbres, animales, clases de hierbas, etc.

Fueron destacables las figuras de Bernardino de Sahagún, de José de Acosta y de Diego de Landa, padres de la Antropología cultural como disciplina científica.

Diego de Landa fue obispo de la archidiócesis del Yucatán entre los años 1572 y 1579. Logró reunir una gran información sobre la historia de los mayas, sus modos de vida y costumbres, y sus creencias religiosas. También consiguió entender el sistema vigesimal de las matemáticas y el calendario de esta civilización. Diego de Landa encontró algunas similitudes entre el Cristianismo y la religión maya en el aspecto de los ritos sagrados que consistían en sacrificios humanos y ofrendas de sangre, que relacionó con carácter sacrificial de la figura de Cristo, el cual había entregado su vida para salvar a la Humanidad.

Escribió Relación de las cosas del Yucatán (1560), su obra clave para entender el mundo maya durante su época. En ella hizo un relato de la historia de esta etnia, finalizando con una crónica del descubrimiento de aquellas tierras y la colonización española. Su obra ha sido la base de las posteriores investigaciones antropológicas de la civilización maya.

RELACIÓN DE LAS COSAS DEL YUCATÁN

El franciscano Bernardino de Sahagún fue un hombre culto del Renacimiento. Miembro de la Universidad de Salamanca, fue el pionero en la elaboración de los primeros estudios de Etnografía moderna por medio de obras bilingües en náhuatl y español.

En 1525, fue destinado en Nueva España, allí fundó el convento de Xochimilco y el Imperial Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, donde enseñó latín a los indios, e instruyó a jóvenes nahuas y al clero local. Continuó su labor misionera y formativa por varias pueblos y conventos, hasta que en 1547 se dedicó a la elaboración de su obra histórico-antropológica.

En la primera imprenta de Méjico publicó un Vocabulario trilingüe, en castellano, latín y náhuatl, y una Gramática del náhuatl, una Vida de San Bernardino, en náhuatl, y otras tantas como un Tratado de Retórica y Teología a la gente mexicana, un Arte de la lengua mexicana, un Manual del cristiano, un Calendario, etc.

Su obra monumental es Historia general de las cosas de la Nueva España (1557-1577), considerada la mejor fuente para el estudio de la antigüedad mexicana. Gracias a esta enciclopedia de la etnografía y de la historia de los mexicas, Sahagún está considerado el primer antropólogo de América. Está narrada directamente por indios conversos e ilustrada con multitud de dibujos, muchos de los cuales se encuentran en el Códice Florentino. La mayor parte de esta enorme investigación está dedicada a la naturaleza mejicana y a las costumbres de los indios de Nueva España. También trató sobre la antigua religión mexicana, con sus fiestas, ritos, ofrendas y cantos, gracias a la colaboración de los sacerdotes y notables del extinto Imperio azteca.

HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPAÑA

El jesuita José de Acosta estudió filosofía y teología en la Universidad de Alcalá de Henares y trabajó como rector en la de Salamanca. En 1572, fue enviado al virreinato del Perú y más tarde al de Nueva España, regresando después a España, en 1578. Allí pudo observar la naturaleza americana y meditar sobre sus novedades. En Arequipa y La Paz predicó a los indios, observando sus costumbres y mentalidad, y pensando los medios más adecuados para su evangelización. Por tal razón fue comisionado para redactar catecismos y confesionarios en castellano, quechua y aimara.

De su experiencia americana brotaron obras como De procuranda Indorun salute (1575), De natura Novi Orbis (1589), Peregrinación del hermano Bartolomé Lorenzo, y De promulgando Evangelio apud barbaros, impresas conjuntamente en 1588 un volumen.

Todas estas obras sobre la etnografía americana fueron recopiladas en su obra más importante Historia natural y moral de las Indias (Sevilla, 1590), redactada ya en España, en siete libros, dedicando el V a la cultura mexicana, y el VI a la peruana. Redacta sólo lo que es novedoso en Europa, excluyendo los hechos y acontecimientos de los españoles que residían en América, y todo lo que afecta a la evangelización. Usa la historia moral con concepto diltheano, considerando que el estudio de los pueblos indígenas y su cultura constituyen una disciplina nueva: la Antropología cultural.

historia Indias José de Acosta
HISTORIA NATURAL Y MORAL DE LAS INDIAS

Insistió en la exposición de novedades y exotismos americanos, formando el Nuevo Mundo parte del mundo habitado. Proporciona numerosa información sobre metales, plantas, especies botánicas (patata, coca, guayabo, palta o agracate) y animales (chinchilla, vizcacha, cuy o tominejos). Fue precursor en el estudio de las variaciones magnéticas en su obra De la propiedad y virtud admirable de la piedra imán para navegar, en el cual trata sobre la posible existencia de antípodas, zonas tórridas o equinocciales, meteorología, civilizaciones azteca y peruana, etc.

En De promulgando evangelio apud Indos clasificó a los indios en tres grados:
1. los que conocen la escritura y poseen cierto grado de civilización.
2. los que no saben escribir, pero poseen gobierno, sociedad organizada y religión.
3. los salvajes que viven como bestias y poseen una organización rudimentaria.

Poniendo de acuerdo razón y experiencia, supone que el origen del hombre americano no es distinto al del resto y llega a la conclusión de que los habitantes americanos debieron llegar por tierra o alguna estrecha franja de terreno.

CÓDICE BORGIA

Este enorme conocimiento aportado por los misioneros unidos al valioso material etnográfico recogido con carácter oficial por las instituciones de la Monarquía hispánica desplegada en América ha supuesto el origen de la Antropología cultural. No fue un material al nivel científico de la antropología cultural actual, pero sí representó los inicios de dicha ciencia.

El antropólogo contemporáneo español Carmelo Lisón Tolosana, en su Antropología social en España, publicada en Madrid en 1974:
"Ninguna nación puede aportar a la Historia de la Cultura nada equivalente a la riqueza y maestría etnográfica española."
Pero el mismo Lisón se atrevió a matizar que este material no tuvo un carácter de auténtica Antropología cultural; es indudable que no tiene el nivel científico de la actualidad, pero representa los inicios de dicha ciencia. Las razones fueron:
1. que tenía metas concretas en su investigación, unas de carácter económico, otras político, religioso y social, y a esas metas dirigían su indagación, más que a un conocimiento desinteresado e integral de otras culturas.
2. que no podían servirse de una metodología científica que sólo la Antropología contemporánea, con su diversidad de conceptos, teorías, métodos y técnicas, ha desarrollado plenamente.

Pero Lisón afirma que aquellos primeros exploradores sociales fueron los pioneros de este tipo de acercamiento a pueblos desconocidos. Los primeros reconocimientos de la comunidad científica internacional aparecieron en el siglo XIX, especialmente en el ámbito anglosajón.

John Howland Rowe, en su obra Traditions and paradigms: Studies in the History of linguisties, publicada por la Indiana University Press, en 1975, afirmó que:
"El gobierno español parece haber sido el primero en el siglo XV que reconoció la importancia de la Antropología aplicada."

El investigador Fermín del Pino, en su obra Primera reunión de antropólogos españoles, publicado en Sevilla en 1975, escribió que, entre los considerados padres de la Antropología científica contemporánea (Tylor, Morgan y Schmidt), la utilización de fuentes españolas antiguas es un hecho.

El antropólogo inglés del siglo XIX, Edward Burnett Tylor, ofreció mucha importancia al descubrimiento de América, y al interés científico mostrado por los españoles en los Virreinatos del Perú y de Nueva España. En la primera obra, Anahuac, or mexico and the Mexicans, ancient and modern, publicada en Londres, en 1861, citó a Bernal Díaz, Torquemada, Boturini y el doctor Francisco Hernández de Toledo. En la segunda, Research into the Early History of Mankind, en 1865, citó hasta 35 autores españoles, entre los cuales Cieza de León y Garcilaso son sus preferidos. Y en su tercera y más importante obra, Primitive culture, publicada también en Londres en 1871, en dos volúmenes, se encuentran hasta 62 citas de cronistas y naturalistas españoles, por ejemplo a Bernardino de Sahagún, José de Acosta, Félix de Azahara, Bernal Díaz, Cieza de León, Garcilaso de la Vega, Torquemada, Oviedo, Piedrahíta, Herrera y Martín.

En el prefacio que Tylor redactó especialmente para la traducción española:
"La Ciencia del hombre, en su pleno y último desarrollo, tiene una historia particularmente interesante para los lectores españoles... La necesidad y el uso de la Antropología como Ciencia del Mundo no llega a ser evidente hasta el periodo moderno, en que los descubrimientos de las Indias orientales y occidentales colocaron a los europeos frente a pueblos hasta ahora desconocidos, cuyos estados sociales comprendían desde el más rudo salvaje hasta el semicivilizado de Perú y México. Cuando los españoles recuerden la gran parte que a su nación corresponde en la extensión del conocimiento del género humano mediante la adicción de un nuevo mundo al antiguo, sentirán un interés, tanto científico como patriótico, por la Antropología del siglo XIX; aún hoy países que hablan el español ofrecen uno de los más amplios campos para las observaciones antropológicas."

CÓDICE MENDOZINO

El antropólogo, etnólogo y escritor estadounidense Lewis Henry Morgan, en su obra Ancient Society, citó 53 fuentes españolas para investigar la evolución de la humanidad.

El padre Wilhelm Schmidt, lingüista, etnólogo y antropólogo, concedió una gran importancia a las misiones españolas en América en su Historia comparada de la religión, obra escrita en 1940. En su traducción española explica:
"Así sucedió que la primera gran cosecha etnográfica y científica que las religiones lograron con el descubrimiento de nuevos continentes, fue casi exclusivamente hecha por las misiones católicas... Sobre las relaciones de los misioneros, que por su naturaleza misma son generalmente monografías de un único país o tribu, contenémonos aquí con remitir al lector a la Historia de la Etnografía... Merece especial mención aquí la obra Historia universal de la Nueva España, del misionero francisco Bernardino Rivera de Sahagún, que hizo minuciosas indagaciones ante los sacerdotes y notables del antiguo México acerca de toda la antigua religión mexicana, con sus fiestas, ritos, ofrendas y cantos, y que los transmitió en detallada exposición en la lengua original, ilustradas con figuras y dibujos."
Schmidt supo valorar la importancia de las fuentes españolas para la aparición de la Antropología científica en los siglos XIX y XX.

Por último, el profesor Fermín del Pino, en el artículo Los cronistas de las culturas indígenas de América: su valor antropológico, de la obra Primera reunión de antropólogos españolesexaminó traducciones de crónicas españolas en Inglaterra, Francia y Estados Unidos, que se consideran antecedentes de la Antropología científica de nuestro tiempo. 

Aunque algunos prefieren llamar Etnología a la labor desarrollada por los españoles en Hispanoamérica, en México y Perú principalmente, no hay ninguna duda de que el nacimiento de esta disciplina está relacionada con la frecuencia de traducciones al inglés y francés de crónicas españolas sobre los indígenas americanos.