José de Acosta fue un antropólogo y jesuita que desempeñó importantes misiones en América a finales del siglo XVI efectuando análisis sobre hombres, animales, plantas, mareas, vientos y volcanes en la América hispana. Sus observaciones antropológicas y biológicas en el Perú deslumbraron a la ciencia europea, por lo que fue considerado como el precursor de la Antropología Cultural moderna.
Enunció que los indígenas y animales habrían llegado a América desde Asia atravesando el estrecho de Bering y adaptándose al medio ambiente, por lo que se convirtió en un precursor de la Teoría de la Evolución Natural de las Especies, anticipándose a Charles Darwin tres siglos antes.
Tras el descubrimiento y colonización de América, la
Iglesia española comenzó una tarea de evangelización de los indígenas
precolombinos mediante la organización de expediciones misioneras. Muchos de estos misioneros se dedicaron a conocer
aquellos pueblos, con sus lenguas, culturas y religiones, nuevas especies
animales y vegetales, paisajes geológicos jamás imaginados, realizando grandes
aportaciones a las ciencias de la Modernidad. Eso mismo es lo que hizo José de Acosta, un misionero que dedicó su vida a las ciencias y a la
evangelización.
José de Acosta nació en 1540 en Medina del Campo, pertenecía a una familia
burguesa de origen judía conversa. Estudió en la Compañía de Jesús de Medina del Campo.
Se formó en ciudades españolas y portuguesas, pasando siete años en la
Universidad de Alcalá de Henares, desde 1559 hasta 1567, cursando estudios de
filosofía, sagradas escrituras, derecho canónico y teología.
Desde 1566, se dedicó a la docencia en Ocaña,
Plasencia, Segovia, Salamanca y Alcalá de Henares hasta que su vida cambiaría por completo cuando la Compañía Jesuita le requirió para
misionar en las Américas.
Llegó a Lima, capital del Virreinato del Perú en abril
de 1572, donde el provincial le encargó visitar los principales colegios de su
jurisdicción, llegando a ser provincial de la compañía. Fue catedrático en San
Pablo, y en la Universidad de Lima impartió cursos de
latinidad, retórica, arte y teología. En 1586, se trasladó al Virreinato de la
Nueva España y, tras pasar allí dos años, regresó a la España peninsular.
En Arequipa y La Paz predicó a los indios, observando sus costumbres y mentalidad, y meditando cuales serían los medios más adecuados para su correcta evangelización. Por tal razón, fue comisionado para redactar catecismos y confesionarios en castellano, quechua y aimara.
En Arequipa y La Paz predicó a los indios, observando sus costumbres y mentalidad, y meditando cuales serían los medios más adecuados para su correcta evangelización. Por tal razón, fue comisionado para redactar catecismos y confesionarios en castellano, quechua y aimara.
Durante su estancia en el Perú y México, se dedicó también al estudio de su antropología cultural, botánica, zoología, mineralogía y geografía física, analizando las novedades que no tenían parangón en Europa. Observó las costumbres, ritos y creencias de los indios, recogiendo muestras sobre la botánica, la flora, la fauna, las mareas, los vientos alisios, las corrientes marinas, las interrelaciones entre los volcanes y los terremotos, y hasta acertadas observaciones geofísicas sobre las variaciones de la declinación magnética. Fue una gran información que más tarde servirían de base para su obra.
De su experiencia americana y gracias a su cercanía
con el rey Felipe II, Acosta pudo publicar varias obras:
De Procuranda Indorun Salute son seis libros escritos en latín en 1575 sobre su experiencia
evangelizadora y la salvación de los indígenas.
De Natura Novi Orbis es un compendio de
dos libros Peregrinación del hermano Bartolomé Lorenzo y De
promulgando Evangelio apud barbaros, impresos conjuntamente en un
volumen de 1589 al regresar a España. Está dedicada a la geografía y
naturaleza de América.
En esta obra discutió la forma del cielo y de la Tierra. Copérnico había publicado en 1543 su De revolutionibus orbium caelestium, y por eso consideró la zona sublunar subordinada a la celeste. Por lo que insistió en la exposición de novedades y exotismos americanos, formando el Nuevo Mundo parte del mundo habitado o Ecumene. Para Acosta el mundo moral es continuidad del natural, siendo el libre albedrío lo más definitorio de lo humano. Su pensamiento es mezcla del católico tradicional, basado en las Sagradas Escrituras y la Patrística, y el científico innovador; con la moral como mejoramiento espiritual y temporal de los indios.
En esta obra discutió la forma del cielo y de la Tierra. Copérnico había publicado en 1543 su De revolutionibus orbium caelestium, y por eso consideró la zona sublunar subordinada a la celeste. Por lo que insistió en la exposición de novedades y exotismos americanos, formando el Nuevo Mundo parte del mundo habitado o Ecumene. Para Acosta el mundo moral es continuidad del natural, siendo el libre albedrío lo más definitorio de lo humano. Su pensamiento es mezcla del católico tradicional, basado en las Sagradas Escrituras y la Patrística, y el científico innovador; con la moral como mejoramiento espiritual y temporal de los indios.
Acosta aportó gran cantidad de información referente a
metales, plantas, especies botánicas como patata, coca, guayabo, palta o
aguacate y especies animales como chinchilla, vizcacha, cuy, tominejos, entre
otras.
En De la propiedad y virtud admirable de la
piedra imán para navegar, fue precursor en el estudio de las variaciones
magnéticas, explicando la existencia o inexistencia de antípodas, zona tórrida
o equinoccial, posible existencia de antípodas, meteorología, civilizaciones
azteca y peruana, etc.
En De promulgando evangelio apud Indos, clasificó a los indios en tres grupos éticos: los que conocen la escritura y
poseen cierto grado de civilización; los que no saben escribir, pero poseen
gobierno, sociedad organizada y religión; y, por último, los salvajes, viviendo
unos como bestias, y poseyendo otros rudimentos de organización.
Sus observaciones fisiológicas sobre la población
andina, habituada a vivir a más de 4000 metros de altitud, le han valido que
algunos científicos modernos le consideren el precursor de la medicina astronáutica.
Durante su tiempo, los europeos trataron de resolver
la cuestión de la concepción del Universo, acorde con las Sagradas Escrituras. Acosta creyó como una probabilidad para no contradecir a las Sagradas Escrituras
que el origen del hombre se encuentra en Adán, del que derivaron los pueblos y
razas de toda la Tierra, por lo que llegó a suponer que el origen del indígena
precolombino no es distinto al del resto de habitantes de Asia o Europa.
Pero Acosta fue un científico moderno que
prefirió ignorar las creencias clásicas y basar su método de
investigación en datos empíricos, aportando explicaciones razonables a muchos
fenómenos naturales. Así, al referirse al origen de los primeros pobladores de
las Indias escribió:
"... porque no se trata qué es lo que pudo hacer Dios, sino qué es conforme a razón y al orden y estilo de las cosas humanas"
Concluyó con que:
"Es más conforme a buena razón pensar que vinieron por tierra los primeros pobladores de las Indias."
Mediante el razonamiento y de acuerdo a sus estudios
antropológicos intuyó que los indígenas americanos debieron llegar por tierra o
alguna estrecha franja de terreno desde la Siberia nororiental de Rusia
atravesando el estrecho de Bering hasta alcanzar la actual Alaska, habitando
todo el continente hacia el sur. Según escribió:
Se planteaba el gran interrogante sobre el origen de los habitantes indígenas y animales: "Cómo era posible haber en Indias, animales que no hay en otra parte del mundo?" Esta simple y contundente pregunta desafiaba no solamente la tradición clásica en geografía y en historia natural sino también en las Sagradas Escrituras.
José de Acosta admitía la generación espontánea de algunas especies animales en un determinado y único territorio, como ratas, ranas y avispas:
Pero también comprobó la presencia de especies iguales a las europeas como osos, jabalíes, zorros, lobos o jaguares que no han sido transportadas por los colonizadores o llegadas a nado por el océano, razón por la cual intuyó la existencia del estrecho, una manera muy novedosa para su tiempo. Con respecto a guanacos, pacos o monos de cola prensil, admitió la teoría de las creaciones sucesivas, o incluso a la teoría de la adaptación al medio, haciéndolas emigrar en busca de lugares propicios, o eliminándolas por selección natural si no se adaptaron al entorno.
"El nuevo orbe, que llamamos Indias, no está del todo diviso y apartado del otro orbe. Y por decir mi opinión, tengo para mí días ha, que la una tierra y la otra en alguna parte se juntan y continúan a lo menos se avecinas y allegan mucho."
Ese estrecho fue descubierto por Virtus Bering en 1741
en el océano Pacífico, lo que permitió deducir que los hombres que llegaron procedían
de Asia. En efecto, durante el último periodo glaciar se produjeron continuos
avances y retrocesos de la capa de hielo que cubre el casquete polar. En las
fases más frías, el crecimiento de los glaciares provocó un descenso de cerca
de 100 metros en el nivel del mar. Las partes donde el mar registra menor
profundidad, entre Siberia y Alaska, quedaron conectadas por un pasillo que
facilitó el paso de hombres y animales a través de lo que hoy es el mar de
Bering.
Se planteaba el gran interrogante sobre el origen de los habitantes indígenas y animales: "Cómo era posible haber en Indias, animales que no hay en otra parte del mundo?" Esta simple y contundente pregunta desafiaba no solamente la tradición clásica en geografía y en historia natural sino también en las Sagradas Escrituras.
José de Acosta admitía la generación espontánea de algunas especies animales en un determinado y único territorio, como ratas, ranas y avispas:
"Esto no es caso propio de Indias, sino general de otras muchas regiones y provincias de Asia, Europa y África; de las cuales se lee haber en ellas castas de animales que no se hallan en otras; y si se hallan, se sabe haber sido llevadas de allí."Por ello se le considera el fundador de la Paleo-biogeografía histórica.
Pero también comprobó la presencia de especies iguales a las europeas como osos, jabalíes, zorros, lobos o jaguares que no han sido transportadas por los colonizadores o llegadas a nado por el océano, razón por la cual intuyó la existencia del estrecho, una manera muy novedosa para su tiempo. Con respecto a guanacos, pacos o monos de cola prensil, admitió la teoría de las creaciones sucesivas, o incluso a la teoría de la adaptación al medio, haciéndolas emigrar en busca de lugares propicios, o eliminándolas por selección natural si no se adaptaron al entorno.
El mismo José de Acosta postuló que la fauna americana podría ser una evolución de la europea, asiática o africana que al dispersarse sufrieron una mutación adaptándose al medio. Esta evolución explica la diferenciación entre especies como por ejemplo:
"en el linaje de los simios ser unos sin cola y otros con cola, y en el linaje de los carneros ser unos rasos y otros lanudos, unos grandes y recios, y de cuello muy largo, como los del Perú; otros pequeños y de pocas fuerzas, y de cuellos cortos, como los de Castilla."
Por este concepto, por la explicación sobre el origen y naturaleza de la vida en el Nuevo Mundo, es considerado un precursor de la teoría de la evolución natural de las especies, anticipándose a Charles Darwin tres siglos antes cuando publicó su Origen de las especies.
EXPANSIÓN POBLACIONAL DEL AMÉRICA |
Toda su experiencia y las obras ya publicadas fueron aprovechadas más tarde para redactar los siete volúmenes que componen su obra antropológica más importante, Historia natural y moral de las Indias. En que se tratan las Cosas notables del Cielo y elementos, metales, plantas y animales de ellas y los ritos, ceremonias, leyes y gobierno y guerras de los indios.
Es un compendio que agrupa una serie de escritos monográficos de geografía,
botánica, zoología, y filosofía natural y cultural de las sociedades
americanas, destacando los aspectos políticos y religiosos. En su introducción
lo explicó de la siguiente forma:
"Así que aunque el mundo nuevo ya no es nuevo sino viejo, según hay mucho dicho y escrito de él, todavía me parece que en alguna manera se podrá tener esta Historia por nueva, por ser conjuntamente Historia y en parte Philosofía, y por ser no sólo de las obras de naturaleza, sino también las de libre albedrío, que son los hechos y costumbres de hombres. Por donde me pareció darle nombre de Historia Natural y Moral de Indias, abrazando con este intento ambas cosas."
El primer volumen, que apareció ya en 1583 en Perú, fue
el primer libro impreso en este territorio, se ocupa de la esfericidad de la
Tierra y de las características de los hemisferios meridionales y occidentales.
El segundo estudia el clima, temperatura y lluvia en la zona tropical. El
tercero trata de los vientos, océanos y las tierras. El cuarto estudia los
minerales, plantas, y animales. El quinto está dedicado a la cultura mexicana,
y el sexto a la peruana. Por lo tanto, cuatro son de historia natural y tres de
historia moral, y de ahí que lo titule como una Historia natural y moral. En
ellos comenta las novedades con respecto a Europa, excluyendo los hechos y
acontecimientos de los españoles que residían en América, y todo los que
afectaba a la evangelización ya que su intención es estudiar el significado de
la naturaleza y sus fenómenos. Utiliza la historia moral como un concepto
diltheano, considerando que el estado de los pueblos indígenas, y su cultura,
constituyen una disciplina nueva para la ciencia y las humanidades: la
antropología cultural.
La Historia natural y moral de las Indias fue editada de forma completa en Sevilla en 1590. Causó tanto impacto en Europa que pronto fue traducida al italiano en 1596, al francés en 1597, al holandés en 1598, al alemán en 1601, al latín en 1602 y al inglés en 1604. Los científicos europeos le definieron como el "Plinio del Nuevo Mundo".
La influencia de José de Acosta llegó hasta el científico alemán Alexander von Humboldt, dos siglos después, quien tomó el sistema descriptivo de la Historia natural y moral como base para la elaboración de sus ideas y para la creación de su obra más importante: Cosmos.
La Historia natural y moral de las Indias fue editada de forma completa en Sevilla en 1590. Causó tanto impacto en Europa que pronto fue traducida al italiano en 1596, al francés en 1597, al holandés en 1598, al alemán en 1601, al latín en 1602 y al inglés en 1604. Los científicos europeos le definieron como el "Plinio del Nuevo Mundo".
La influencia de José de Acosta llegó hasta el científico alemán Alexander von Humboldt, dos siglos después, quien tomó el sistema descriptivo de la Historia natural y moral como base para la elaboración de sus ideas y para la creación de su obra más importante: Cosmos.
Sus últimos años de vida los pasó entre Italia y
España. Durante su estancia en Roma, publicó algunos tratados en latín y, al volver a España, fue nombrado visitador de su orden en Andalucía y Aragón. De regreso a Roma en 1592, participó en la
V Congregación General de la Compañía de Jesús, en la que fue acusado de
"cristiano nuevo" y rebelde. En Valladolid se dedicó a la predicación
y a la enseñanza, y en Salamanca redactó Sermonario en tres tomos.
Reivindicado por sus compatriotas, fue elegido rector del Colegio de Salamanca,
cargo en el que falleció a los 59 años, en 1600.