FÉLIX DE AZARA PRECURSOR DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES


Félix de Azara fue militar, ingeniero, cartógrafo, naturalista, antropólogo y geógrafo. Realizó importantes investigaciones sobre la geografía y la historia natural del territorio del Río de la Plata y Paraguay a finales del siglo XVIII. Pasó a la historia de la Humanidad por ser el precursor de la Teoría de la Evolución de las Especies, en su obra Viajes a la América septentrional, publicada en París en 1805, anticipándose en 60 años al antropólogo británico Charles Darwin.

Fue el primer científico en demostrar la existencia de mecanismos de adaptación de los animales al medio o bien que podían extinguirse, y llegó a describir 440 especies de animales de Suramérica, de las que 200 eran nuevas. El naturalista inglés que desarrolló más ampliamente la idea de la evolución biológica a través de la selección natural citó a Félix de Azara en sucesivas ocasiones.

FÉLIX DE AZARA PRECURSOR DE LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES

Félix de Azara y Peralta nació en 1746, en un pueblo del Alto Aragón llamado Barbuñales, en la provincia de Huesca, en el seno de una familia hidalga y bien posicionada. Sus padres fueron Alejandro de Azara y María de Pereda, y tuvo seis hermanos que obtuvieron cargos en las administraciones estatales.

Entre 1757 y 1761, realizó su formación académica superior en la Universidad de Huesca, donde estudió Filosofía y Derecho. Eligió la carrera militar para desenvolverse profesionalmente, solicitando plaza en el Colegio de Artillería de Segovia, que no obtuvo.

En 1764, ingresó en el Regimiento de Infantería de Galicia como cadete, y un año después estudió en la Academia de Matemáticas de Barcelona, donde adquirió una sólida formación científica y técnica. Tras graduarse, en 1767, obtuvo destino en el Cuerpo de Ingenieros Militares con el rango de alférez e ingeniero delineador de los Ejércitos Nacionales, Plazas y Fronteras.

Durante varios años ejerció actividad en la fortificación de Figueras, obras hidráulicas civiles de los ríos Jarama, Tajuña y Henares en Alcalá y Guadalajara y en la reconstrucción de la fortaleza de Mallorca.

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CASA NATAL DE LOS AZARA EN BARBUÑALES

En 1775 y con treinta y dos años, tomó parte de la desastrosa expedición de castigo a Argel. Su misión era la construcción de parapetos y trincheras. La falta de previsión, la incompetencia del alto mando y el mal tiempo impidieron el efecto sorpresa. Cuando las tropas empezaron a desembarcar, los argelinos estaban preparados en las inmediaciones para hacer su defensa. El primer contingente de infantería española fue tiroteado en la misma playa hasta que se ordenó el reembarque. En medio de la masacre, Azara resultó herido de gravedad, y solo gracias a la ayuda de un marinero, que le extrajo la bala en medio del combate, pudo salvar la vida. Por su heroica resistencia fue ascendido a capitán, al año siguiente.

Después de este desafortunado episodio para las armas españolas, Azara debió tomar buena nota de las debilidades que aquejaban al ejército y a la misma nación española. Por eso tomó parte en la fundación de la Real Sociedad Económica de Amigos de País de Zaragoza.

Mientras, continuaba con las rutinarias misiones de ingeniería militar dentro del territorio durante seis años. En Gerona se ocupó de la desviación del arroyo Galligans, la reconstrucción de la calzada urbana y la mejor de sus baluartes defensivos.

En 1780, fue destinado a Guipúzcoa, tras ser nombrado teniente coronel del Cuerpo de Ingenieros del Ejército. Y, al año siguiente, estando en San Sebastián, recibió la orden de dirigirse de manera inmediata a Lisboa y presentarse en la embajada española. Allí le comunicaron que iba a embarcar con destino a Río de Janeiro, y desde allí a Asunción, en el Virreinato de la Plata, para una comisión que sería explicada en el lugar.

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FÉLIZ DE AZARA Y ANIMALES EN SU VIAJES A LA AMÉRICA MERIDIONAL

Años antes se habían formalizado los acuerdos del Tratado de San Ildefonso de 1777, ratificados por el Tratado de El Prado de 1778, entre Carlos III de España y María I de Portugal. Para llevar a efecto estos acuerdos, una comisión mixta de ambos países ibéricos debía establecer un meridiano que separase las tierras hispanas al este de las lusas al oeste, en el cono sur americano. Durante los tres siglos de colonización, los españoles habían descuidado sus fronteras en toda esa área por falta de recursos y pobladores, y los portugueses habían ido avanzando y ampliando sus dominios. El enorme país de Brasil es la consecuencia del expansionismo luso en detrimento del hispano.

Azara fue designado como uno de los comisarios militares encargados de la dirección de los trabajos de delimitación territorial por parte española en la frontera paraguaya del Virreinato de la Plata. Estaría acompañado de cosmógrafos, dibujantes, pilotos y el capitán de navío José Varela y Ulloa. Todos zarparon desde Lisboa en un barco portugués hasta alcanzar Río de Janeiro, en marzo de 1781.

La expedición llegó a Montevideo, desde donde se trasladó, unos meses después, a Buenos Aires para visitar al virrey Juan José del Vértiz y Salcedo y empezar los preparativos. Azara fue ascendido a capitán de fragata y teniente coronel de ingenieros, e incorporado a la Real Armada. Debía encargarse de la tercera partida que se dirigiría hacia el norte, para delimitar la frontera por el río Paraguay, desde la boca del río cuya cabecera fuera más inmediata a la del Igurey, hasta Jaurú. Más tarde, coincidiría con el brigadier Diego de Alvear y Ponce de León, también en la ejecución de estas divisiones a estudiar. En concreto, este militar y geógrafo estudió la zona de los ríos Paraná y Paraguay, levantando planos topográficos, haciendo estudios botánicos y elaborando informes sobre los indios tupíes y guaraníes.

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JOSÉ NICOLÁS DE AZARA Y DIEGO DE ALVEAR Y PONCE DE LEÓN

En el verano de 1781, viajó a la capital de Río Grande, y de allí a Asunción del Paraguay, escoltados por una pequeña partida de soldados, un servidor negro y porteadores, siguiendo una vía fluvial a través de Santa Fe, la Bajada del Paraná, Goya y Corrientes. Tuvieron que esperar hasta finales de 1783 a que la comisión portuguesa se pusiera en marcha, y cuando entraron en materia, pronto surgieron diferencias entre los comisarios de las dos naciones acerca del establecimiento de las fronteras.

Ante las dilaciones y la consiguiente parálisis de los trabajos para cumplir los acuerdos del tratado, Azara optó por recorrer y explorar en numerosos viajes el territorio que abarcaba la provincia del Paraguay y llegó hasta las misiones y pueblos que habían sido de los jesuitas y la jurisdicción de la ciudad de Corrientes.

Así, entre 1784 y 1788, viajó a la región de la cordillera al noroeste de Asunción, navegó y reconoció los ríos Pilcomayo y Tebicuarí, visitó la mayoría de las misiones, viajó a Capapeguá, Quyndy, Curuguaty, la laguna de Iberá y la ciudad de Corrientes. Luego realizó un viaje a Curuguaty entre junio y agosto de 1791, pero la espera de la comisión portuguesa fue infructuosa. Durante los años siguientes, hasta su regreso a Buenos Aires en 1796, Azara se dedicó a trabajos relacionados con la demarcación, el reconocimiento de la costa septentrional, y la determinación de los límites del río Paraná, solventando problemas económicos y estratégicos relacionados con la defensa del territorio de los portugueses y con el establecimiento de poblaciones fronterizas.

Asimismo, este marino e ingeniero militar realizó estudios de investigación histórica en los archivos de Asunción y abordó trabajos de geografía y de historia natural, sobre la fauna y la flora. Sus resultados dieron origen a valiosas publicaciones sobre los cuadrúpedos y las aves del Río de la Plata y del Paraguay. Se había quedado impresionado del exuberante escenario de naturaleza tan diferente al que conocía en la península Ibérica.

En junio de 1793, a propuesta del cabildo de Asunción y ejecutando la misión que se le había encomendado, levantó la carta geográfica de aquellas regiones, confeccionando el primer mapa del Paraguay y Misiones.

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MAPA DE PARAGUAY POR FÉLIX DE AZARA

Sin apoyo oficial, preparaba la expedición por sus propios medios y contaba con la ayuda de poblaciones criollas o indígenas que estaban fuera del control de la administración virreinal. Las comunicaciones eran muy precarias y gran parte del territorio era aún salvaje. Un trayecto entre Buenos Aires y Asunción llevaba entre tres y cinco meses.

El propio Azara dejó reflejado su método de trabajo durante sus continuos viajes. Iba siempre provisto de una escopeta para la caza de animales y del instrumental científico adecuado: dos instrumentos de reflexión de Halley un horizonte artificial y una brújula con pínulas, entre otras cosas. Encabezaba al grupo marchando en solitario a caballo, tomando notas, dibujos o mediciones. Detrás seguía el resto con los caballos de transporte y repuesto. Cuando su montura estaba fatigada cambiaba por otra de refresco a fin de ir más rápido.

A veces, cuando se encontraba en un bosque, hacía encender grandes hogueras y el humo le servía de señal y le ayudaba a encontrar la posición de los lugares cuya latitud había observado previamente. En otras ocasiones enviaba por delante a dos hombres a caballo, uno de los cuales se detenía cuando perdían a Azara de vista, mientras el otro continuaba hasta perder de vista al primero que se había detenido, y así sucesivamente.

Realizaba sus observaciones astronómicas confrontando los datos con los de algún subalterno, apoyándose cuando era necesario, en el caso de los resultados cartográficos, en las cartas levantadas por otros expedicionarios. Entre la gran cantidad de información cartográfica destacan el mapa de la ciudad de Corrientes, el de las provincias de Misiones y Paraguay, y el curso del río Paraguay.

Sobre la etnografía, reunió informaciones a cerca de las formas de vida, costumbres y tradiciones de los indios nativos. Aportó noticias fidedignas sobre numerosas poblaciones aborígenes: churrúas, yares, minuames, pamapas, aucas, tupys, gusarapos, guanos, aguyitequedichagas, payaguas, guarirucús, vilelas, chumipis y patagones. Analizó los métodos empleados por los primeros conquistadores de América para colonizar las tierras y pacificar a los indios, especialmente en el Río de la Plata y Paraguay. Esto le hizo tomar parte del largo debate filosófico denominado Polémica de Indis, sobre el origen de los amerindios y su capacidad de raciocinio, como hombre "digno de recibir el sacramento de la eucaristía, o si no llega a esta categoría".

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INDIOS NATIVOS DEL VIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA

Pero en la especialidad que obtuvo mayor número de apuntes fue sobre la fauna autóctona. Había estudiado animales tras ser cazados por él mismo o visitando los mercados. Llegó a catalogar 440 especies, de las que cerca de 200 eran completamente desconocidas hasta el momento. Algunas se han extinguido en el transcurso de casi dos siglos y medio, pero ofrece una idea de la amplia biodiversidad que había.

Azara seguía la misma corriente de investigación que otros científicos de la época. Pero no se empleó en el estudio académico, sino de forma independiente, sin libros, ni colaboradores, en medio de un inmenso territorio formado por el Chaco y la Pampa del Río de la Plata. Tan solo se apoyó en la obra del francés George-Louis Leclerc, conde de Buffon, gran autoridad de la época a la que después rebatiría en muchas de sus conclusiones. Una vez en Asunción y Buenos Aires, consultó documentos en los archivos de estas ciudades para reconstruir la historia de un modo más científico.

Entretanto, la comitiva portuguesa seguía sin aparecer o lo hacía en lugares no acordados. En varias ocasiones, Azara informó a las autoridades que había descubierto asentamientos lusos dentro del territorio hispano. Nunca hubo una respuesta activa desde la administración, dejando toda la responsabilidad a Azara.

Fue encomendado a la fundación de poblaciones muchos quilómetros al norte de la actual frontera uruguaya. Sabía que la única maneta de frenar el expansionismo luso pasaba ya por poblar con españoles las zonas despobladas, pues las vías diplomáticas habían fracasado. Y con esta intención fundó la ciudad de Batoví.

Un mes antes de que Azara tomase un barco de vuelta, el Ejército portugués invadió la zona, destruyó la población y la renombró. Sao Gabriel pertenece a la provincia brasileña de Río Grande do Sul.

Estaba fracasando su plan de colonización de los territorios deshabitados de la región paraguaya, y las autoridades virreinales no se hacían cargo de la situación ante un Ejército portugués que no cooperaba en la delimitación de una frontera que le perjudicaba como potencia colonial. De hecho, tuvo algún momento de conflicto interno con las autoridades virreinales que juzgaban con recelo su independencia de criterio y su iniciativa militar.

Desde la jefatura de la Armada tampoco le permitieron el regreso a España tras reiteradas solicitudes. En una ocasión de 1794, escribió una misiva al ministro Antonio Valdés:
"Habiendo esperado doce años a los portugueses, y pasado la mejor parte de mi vida en este país, el más remoto y trabajoso, es ya tiempo de pedir mi relevo."
Desesperado, Azara llegó a confesar en uno de sus escritos que su permanencia en estas tierras ya solo le motivaba su labor científica:
"Desprovisto de libros y conversaciones agradables, no podía apenas ocuparme más que de objetos que me presentaba la naturaleza. Me determiné observar todo lo que me permitiera mi capacidad, el tiempo y las circunstancias, tomando nota de todo y desembarazado de mis preocupaciones."

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BUENOS AIRES Y MONTEVIDEO, POR FÉLIX DE AZARA

En 1801, Azara regresó a España, tras veinte años de expedición. Se había convertido en un científico reconocido en Europa porque fue enviando sus resultados sobre la naturaleza sudamericana a su hermano, José Nicolás de Azara, embajador español en París. Este era considerado uno de los principales prohombres de la Ilustración científica española; era editor, arqueólogo, y diplomático, y se encargó de la promoción de su hermano menor.

Asentado en el gran foco irradiador de la Ilustración europea, Félix de Azara pudo mantener una relación profesional con la comunidad de naturalistas franceses, que impulsaron la publicación de sus obras sobre zoología e historia natural. Fue acogido por el Museo de Historia Natural y tuvo un grato reconocimiento por parte del prestigioso paleontólogo Georges Cuvier.

Hasta Napoleón Bonaparte se interesó por el español y especialmente por su cartografía. Entonces, Portugal era aliada de Inglaterra y, por tanto, enemiga de Francia, y el emperador tenía intenciones de invadir el sur de Brasil con su ejército a través del río de la Plata. Azara mantuvo una entrevista con un comisario.

En 1802, fue ascendido a brigadier de la Real Armada. Tras la muerte de su hermano, regresó volvió a España. Conocida su repercusión por la Corte de Carlos IV, el primer ministro Manuel Godoy le ofreció ocupar el cargo de virrey de la Nueva España, en 1803, que rechazó. Pero si aceptó forma parte de la Junta de Fortificaciones y Defensa de Indias.

El pintor Francisco de Goya realizó un retrato de cuerpo entero para la posteridad. En el óleo, Azara aparece pintado en uniforme de brigadier, rodeado de libros y animales disecados, dentro de un gabinete de investigación que jamás tuvo durante su aventura americana. Uno de los libros es su Geografía Física y Esférica, sobre cartografía.

Pudo contemplar, en 1808, como el Ejército napoleónico invadía España y estallaba la Guerra de la Independencia. No solo pudo comprobar en primera persona que España no conseguía mantener la frontera con Portugal en Suramérica, sino que ni siquiera podía defenderse la frontera con Francia en los Pirineos. Tras la llegada al trono de Fernando VII, su ciencia ya no interesaba a una nación devastada por la guerra, menos aún relacionada con unos territorios de ultramar que se estaban separando del Reino de España. Entonces, decidió retirarse a su pueblo natal.

En 1821, durante el Trienio Liberal, Félix de Azara murió de una pulmonía en Huesca, con casi ochenta años. En la actualidad, está enterrado en la catedral de esa ciudad.

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VIAJE DE LA AMÉRICA MERIDIONAL, POR FÉLIX DE AZARA

Sus escritos habían sido un avance en el naturalismo, la cartografía y la antropología. En ellos describió 448 de especies animales, de las cuales la mitad eran desconocidas aún.

En 1801, tras su llegada a París, se publicó su primer libro Essais sur l’histoire naturelle des Quadrupédes de la province du Paraguay, cuya versión al español era Apuntamientos para la historia natural de los cuadrúpedos del Paraguay y del Río de la Plata, publicado en Madrid al año siguiente.

Otro de los volúmenes fue Apuntamientos para la historia natural de los pájaros del Paraguay y del Río de la Plata, publicado también en Madrid, en 1805. Este último fue traducido al francés por Sonnini, en 1809, bajo el título Voyages dans l’Amérique méridionale, par don Félix de Azara.

Por último, en 1809, se publicó en francés su obra cumbre, Voyages dans l’Amérique Méridionale, y traducido al español, inglés, alemán, italiano y sueco. El libro Viajes por la América meridional desde 1781 hasta 1801 es la obra que recopila los volúmenes anteriores más un atlas cartográfico.

Su obra resultó vital para conocer la historia, la sociedad y la naturaleza de la zona subtropical de América del sur. Anticipaba el fenómeno de la deforestación, muy de actualidad, anticipando el movimiento del Ecologismo. Por ejemplo, en una descripción que hizo sobre los montes del río Paraná despoblado de árboles con el objetivo de cultivar la tierra a la altura del río Guayquiraró:
"Donde viven hombres, ni árboles, ni animales quedan."
Pero sus reflexiones más determinantes han sido en el reino animal. Encontraba diferencias entre los animales de una misma especie que no se debía a un motivo superficial, sino a una causa interna. No pudo investigar los mecanismos de aquella diferenciación entre la misma especie, pero si expresó la posibilidad de evolución. Intuyó que las especies cambiaban su morfología y anatomía para adaptarse al medio en el que viven. Además, se estaba aproximando al concepto de mutación de la biología moderna.

Esta idea pro-evolucionista introducía el desorden de la naturaleza, rompía con la perfecta armonía del universo, con el orden científico que imperaba en el pensamiento de la comunidad científica del siglo de la Ilustración. Y esta ruptura con aquel orden científico de su época abría la investigación hacia un abanico de posibilidad futuras.

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APUNTAMIENTOS DE LOS CUADRÚPEDOS, POR FÉLIX DE AZARA

Sus ideas eran un preludio de la teoría de la evolución de las especies, desde el punto de vista de la historia natural, siendo precursor de la teoría evolucionista de Charles Darwin.

Darwin realizó su viaje iniciático en el barco Beagle por América del sur, pudo leer los escritos del Viajes por la América Meridional. El naturalista inglés que desarrolló más ampliamente la idea de la evolución biológica a través de la selección natural citó a Félix de Azara una quincena de veces en su Diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo, dos en El origen de las especies, y una El origen del hombre.

No solo tuvo a Charles Darwin como discípulo. En 1837, Gustav Hartlaub editó un índice de las especies de aves descritas por Azara. Varias especies le fueron dedicadas: el pájaro Synallaxis azarae por Alcide Dessalines d’Orbigny en 1835 y los roedores Dasyprocta azarae por Martin Lichtenstein en 1823, Akodon azarae por Johann Fischer von Waldheim en 1829 y Ctenomys azarae por Michael Rogers Oldfield Thomas en 1903.

En 1976, se le dedicó una dorsal de la Luna, la Dorsum Azara es una cresta en Mare Serenitatis. Tiene 103 kilómetros de largo y está ubicada en 26º 42’N y 19º 12’O.

La ciudad agrícola Azara, situada en la provincia de Misiones, de la República de Argentina, está nombrada en su honor por el trabajo realizado en la zona. Este era un asentamiento jesuita fundado en el siglo XVII, dedicado a la ganadería. Tras la expulsión de la Compañía de Jesús, la villa fue abandonada y saqueada por bandoleros. En 1800, Azara intentó sin éxito la refundación de la ciudad por orden del virrey del Río de la Plata, José Avilés e Iturbe.

En la actualidad, la Diputación Provincial de Huesca ha creado el Premio Félix de Azara en reconocimiento a la conservación del espacio natural.

Retrato Félix Azara Francisco Goya
FÉLIX DE AZARA

2 comentarios:

  1. Un artículo interesantísimo y muy bien documentado, gracias.

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  2. Muy buen artículo, gracias por publicarlo. Otro héroe español olvidado entre nosotros.

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