Durante la Alta Edad Media, toda Europa se convirtió en Camino hacia Santiago de Compostela. La corriente peregrina procedía de los más apartados rincones: Inglaterra, Escandinavia, Rusia, Turquía, Gracia, Egipto y Abisinia y hasta la lejana India. Los ríos humanos de peregrinos fluían hacia Francia donde se concentraban en torno a cuatro rutas principales perfectamente fijadas: Vía Turonense, Vía Lemovicense, Vía Podiense y Vía Tolosana. Por ellos entraban en la península cruzando los Pirineos.
Viajeros ilustres describieron otros caminos terciarios que partían de lugares más remotos todavía, en especial destacan los Camino Suizo, Transalpino y Marítimo Inglés.
La recuperación de la memoria histórica vinculada con las peregrinaciones medievales y el trabajo de señalización y divulgación de los nuevos itinerarios jacobeos, facilitados por las Asociaciones de Amigos del Camino, permite disponer de varias rutas jacobeas principales que llegan directamente a Santiago, como son los Caminos Francés, Portugués o Inglés.
Existen otras rutas secundarias como la Ruta de la Plata, del Norte, Primitivo, Vasco o Aragonés, que enlazan con las principales y con pequeños ramales, marcados con las flechas amarillas en casi todas las regiones españolas.
ITINERARIOS DEL CAMINO DE SANTIAGO |
1. CAMINO PORTUGUÉS
116 kilómetros si se inicia en territorio español en el Puente internacional del río Miño, en Tui, en la provincia de Pontevedra, atravesando las rías gallegas y pasando por Vigo, Redondela, Castro Lupario, Pontevedra y Padrón, hasta llegar directamente a Santiago de Compostela.
El Camino Portugués propiamente dicho parte desde Lisboa, toma dirección nordeste, remonta la cuenca del Tajo y pasa por Azambuja, Cartaxo, Santarém, Golega, Tomar, sede de la Orden del Cristo, Alvaiázere, Ansiao, Condeixa y Coimbra. Seguía en gran parte una vía romana perteneciente al itinerario de Antonio, construida en el siglo II. El trazado ha sido descrito ampliamente en las Rutas Imperiales de la Hispania y en los relatos de ilustres viajeros, como Rosmerithal, Lassota o Canfalonieri. Es la ruta habitual usada por los peregrinos procedentes de Lisboa, Santarém, Coimbra y Porto, y por los monarcas portugueses, como Sancho III, Alfonso III, don Manuel, doña Isabel y la Reina Santa.
El otro ramal portugués, menos transitado, es el Camino Portugués del Interior, que parte también de Lisboa, toma rumbo oeste, visitando Mafra, Torres Vedras, Óbidos, Caldas de Rainha, Alcabaça, Batalha, Liría, Pombal, Montemos o Velho y la ciudad universitaria Coimbra, que guarda el sepulcro de la Reina Santa, dos catedrales y una iglesia medieval dedicada a Santiago.
En tierras gallegas la vía lusitana compostelana pasa por Rúa de Francos, donde se encuentra el Castro Lupario, antigua residencia de la reina Lupa, que intentó impedir el traslado de los restos del Apóstol a Santiago; y Padrón, el puerto pesquero donde atracó la barca con el cuerpo custodiado por sus discípulos. Estas vías lusitanas participaron efusivamente en la expansión de la noticia del descubrimiento de los resto del Apóstol desde el primer momento.
2. CAMINO INGLÉS
113 kilómetros entre El Ferrol y Santiago de Compostela, pasando por Betanzos, Bruma y Sigüeiro.
La peregrinación al sepulcro de Santiago el Mayor llegó hasta los lejanos puertos del Báltico y la península de Escandinavia, la temida Scandia romana, pasando por las poblaciones cristianas de los Países Bajos, Irlanda, Inglaterra y el norte de Francia, que aprovecharon las rutas navieras comerciales para viajar en barco a Noia, Muros, Padrón, Baiona, Neda y La Coruña, evitando las peligrosas rutas terrestres.
El puerto habitual de desembarco de peregrinos a partir del siglo XI fue la ensenada de Ferrol, afrontando después una amena y dura travesía por el agro más íntimo y profundo del territorio coruñés.
El geógrafo El-Idrisi describió la ruta jacobea por mar en sus crónicas del siglo XII, alcanzando gran popularidad a partir de la guerra de los Cien Años, entre los siglos XIV y XV.
3. PROLONGACIÓN A FISTERRA Y MUXÍA
87 kilómetros desde Santiago hasta Fisterra atravesando Negreira, Oliveira, o 92 por Hospital, Vilastose hasta Muxía.
87 kilómetros desde Santiago hasta Fisterra atravesando Negreira, Oliveira, o 92 por Hospital, Vilastose hasta Muxía.
El origen de esta prolongación se basó en la tradición por llegar al "final de la tierra", el fin del mundo conocido o finis terrae, símbolo de una tradición vinculada con la creencia de que más allá de la costa gallega moraba un abismo que marcaba los límites del mundo para los pueblos celtas y romanos. Los primeros datos fiables de peregrinos que ampliar su marcha por esta vía hacia el mar aparecieron en el siglo XV.
La prolongación del Camino de Santiago por Negreira, en la cuenca del tambre, Hospital, Cee y Corcubión hasta el cabo Finisterra es más pobre y discreta en monumentalidad que las rutas del norte peninsular, pero ofrecen el atractivo del medio rural gallego y la magia de los viajes que sucumben en el océano. La nueva señalización de la ruta con las inmortales flechas jacobeas y los hitos de las viejas vieiras amarillas sale del Obradoiro por la Rúa das Hortas y la Robleda, junto al convento de san Lorenzo, atraviesa las aldeas del concejo de Ames y lleva el peregrino durante casi noventa kilómetros al mítico cabo gallego por pueblos con encanto, corredoiras, veredas emboscadas y apacibles carreteritas locales.
La población más importante es Negreira, de origen medieval, con albergue para peregrinos. La ruta de Múxia deja el camino de Fisterra en Hospital, sigue el camino Real de Vilastose y San Martiño y lleva al santuario de A Barca, fusión sagrada de la leyenda, magia y fe en la orilla del infinito océano, creador de un conjunto de piedras abaladoiras (oscilantes) con poderes curativos que indican el lugar donde encalló la barca de la Virgen cuando llegó a la Costa da Morte.
830 kilómetros desde Irún en Guipúzcoa hasta Arzuá en la provincia de La Coruña, donde se une al Camino Francés a 40 kilómetros del destino final. Discurre por ciudades de la importancia de San Sebastián, Zumaia, Markina, Gernika, Zamudio, Bilbao, Portugalete, Castro Urdianles, Santander, Santillana del Mar, Comillas, Unquera, Llanes, Ribadesella, Sebrayo, La Vega, Oviedo, Avilés, Cudillero, Luarca, Navia, Ribadeo, Mondoñedo, Vilalba y Sobrado do Monxes.
Naturalmente había sus variantes. Algunos peregrinos hacían parcialmente esta ruta y subían desde Torrelavega dirección sur por Reinosa y Aguilar de Campoo atravesando los Picos de Europa hasta enlazar con el Camino Francés en Fromista, o bien se unían más adelante, desde Oviedo a León, por los puertos de Pajares y Arbas.
Suponen un interminable mundo verde de bosques, pastos, vegas y bellas aldeas rurales para el peregrino que recorre el Camino del Norte, de la Costas Cantábrica, o también llamado en Galicia Camiño Norte.
En el siglo XII las regiones costeras tenían fama de estar habitadas por gentes salvajes que hablaban idiomas desconocidos y vivían en caseríos dispersos. También existía el obstáculo geográfico que suponía salvar las numerosas rías que salpican el litoral, custodiadas por barqueros que cobraban el traslado entre orillas. En otros lugares, los romeros daban grandes rodeos para evitar las entradas de mar y las desembocaduras de los ríos, afrontando multitud de peligros por las extrañas tierras del interior.
Hasta el siglo XIII no aparecieron los primeros núcleos urbanos estables, durante los reinados de Alfonso VIII y Alfonso X. Se trataba de un trayecto muy peligroso y difícil por la agresividad de su costa, la dureza de sus montañas y la adversidad de su meteorología , pero hasta el siglo XI era más seguro que el Camino Francés, mucho más expuestos a los ataques de los sarracenos.
240 kilómetros desde la capital de Asturias hasta Palas del Rei, en Lugo, punto donde enlaza con el Camino Francés, pasando por Salas, Tineo, Pola de Allande, Grandas de Salime, Consagrada y Lugo.
Enterado del hallazgo del sepulcro de Santiago el Mayor en Iria Flavia, en el 813, el rey asturiano Alfonso II el Casto, quien mantenía buenas relaciones con Carlomagno, viajó con su cortejo real desde Oviedo al lugar del descubrimiento, ordenando construir una ermita de culto y devoción en honor del santo y sus dos discípulos. El auge de las peregrinaciones a Oviedo para adorar las reliquias sagradas de la cristiandad, a finales del siglo XI, estableció nuevas rutas en el norte peninsular, enlazando con las romerías a Santiago. La ruta lleva el nombre de Camino Primitivo porque durante los primeros tiempos de las peregrinaciones era la única vía disponible desde Oviedo, el principal centro cristiano en la península hasta el momento.
Las crónicas medievales hablan de un hospital jacobeo en Llanes, en 1330, una de las primeras hospederías conocida para peregrinos nacionales y extranjeros que transitaban a Santiago de Compostela. También existen documentos de un hospital en Pola de Siero fundado en 1141, relacionado posiblemente con las peregrinaciones de culto a la Cámara Santa de la catedral de Oviedo. Y varias crónicas de los siglos XV y XVI hablan de un camino francés en la zona de Grada, sin duda relacionado también con las romerías medievales por la Cordillera Cantábrica buscando el trazado del Camino Primitivo. Algunos grupos de peregrinos acudían a Oviedo desde León, salvando la Cordillera Cantábrica por el hospital de Santa María de Arabas, fundando por el conde Fruela, conectando en la capital asturiana con los romeros procedentes de Irún por el litoral, un recorrido mucho más penoso y menos atendido de fundaciones hospitalarias.
492 kilómetros desde Mérida hasta Astorga, pasando por Cáceres, Cáparra, Baños de Montemayor, Salamanca, Zamora y Benavente.
Discurre por la calzada romana número XXIV, construida entre Mérida y Astorga, Iter ab Emerita Asturicam, alrededor del 25 a.C. para facilitar la incursión de las legiones romanas en tierras cántabras y astures. Posteriormente, arquitectos hispanorromanos ampliaron y mejoraron el trazado de este primitiva calzada militar convirtiéndose en la principal vía comercial y ganadera de la Hispania romana, usada por vetones, astures, vacceos y lusitanos para desplazarse por el oeste peninsular. Los árabes admiraron el fabuloso pavimento de la calzada romana y llamaron a la ruta Al-Balat (camino empedrado).
La ruta sale de Mérida, la "Roma" española, por el Parque Natural de Cornalvo y en embalse de Proserpina, de origen romano, iniciando una solitaria aventura por las bellas llanuras extremeñas de encinares adehesados. Las principales dificultades aparecen después de pasar Cáceres y salvar el puerto de los Castaños, en las colinas de Grimaldo y el valle del Jerte. El tramo más solitario y bucólico es la etapa de montaña entre Carcaboso y Béjar, con el aliciente de las ruinas romanas de Cáparra, la calzada de Baños de Montemayor y el puente de la Malena, en el río Cuerpo de Hombre, rodeado de robles, miliarios, pueblos medievales y grandes sierras.
Por este acudían tanto los cristianos que vivían en territorios musulmanes como los nuevos cristianos que se convirtieron tras la Reconquista. Otros venían de Portugal por Ciudad Rodrigo pasando la frontera por el lugar de San Felices de los gallegos. Unos y otros solían visitar el Santuario de Peña de Francia.
Desde la ciudad universitaria de Salamanca proseguía por Zamora, Granja de Moreruela y Benavente, hasta Astorga donde se unían a los del Camino Francés. La Vía de la Plata cuenta con la variante del Camino Sanabrés. En Zamora deja la ruta principal de Astorga y toma rumbo a Puebla de Sanabria, pasa por Verín, Orense y concluye en Santiago.
El monje fray Justo Pérez de Urbel aventuró la hipótesis de un traslado de las reliquias de Santiago desde Mérida a Galicia por la Vía de la Plata en la génesis del mito jacobeo. De cualquier manera, la antigua vía romana coincide con la expansión del Reino de León en la Reconquista.
En 1062, en tiempos de Fernando I fue trasladado por esta vía el cuerpo de San Isidoro desde Sevilla a León.
Una vez tomadas las ciudades de Sevilla, Jaén y Córdoba por Fernando III en el siglo XIII, el camino quedó libre y seguro para los peregrinos. Este rey hizo devolver a Compostela las campanas que Almanzor llevó a Córdoba.
7. CAMINO DE MADRID
321 kilómetros desde Madrid hasta Sahagún. En el siglo XII la población de Madrid contaba con varias parroquias dedicadas a Santiago y es fácil pensar que los peregrinos jacobeos siguen el trazado de la antigua vía romana XXIV del Itinerario Antonino para enlazar con el Camino Francés en Sahagún. Esta vía atraviesa el Sistema Central por el puerto de Fuenfría, la etapa reina del itinerario, visita la monumental ciudad de Segovia, el monasterio de Santa María la Real de Nieva, las históricas villas castellanas de Simancas y Medina del Rioseco, y surca los horizontes llanos y serenos de Tierra de Campos hasta Sahagún, donde conecta con el Camino Francés.
8. RUTA VASCA O VÍA DE BAYONA
263 kilómetros desde Irún, en Guipúzcoa, hasta la ciudad de Burgos, donde se une al Camino Francés.
263 kilómetros desde Irún, en Guipúzcoa, hasta la ciudad de Burgos, donde se une al Camino Francés.
Su vinculación y origen es una de las primitivas vías romeras seguidas por los peregrinos francos en el norte peninsular, anterior al Camino Francés y por supuesto al temido Camino del Norte por la costa cantábrica, vinculada con el tránsito de la calzada romana de Briviesca a las Galias.
Con la entrada de Irún al Reino de Castilla, a principios del siglo XIII, el fronterizo puerto anclado en la desembocadura del Bidasoa se convirtió en un importante enclave comercial en el Pirineo occidental, flujo de mercaderes, viajeros y peregrinos procedentes del norte de Francia que seguían la denominada Vía de Bayona, Ruta Vasca o Ruta del Interior, porque esquivaba el temido itinerario costero del Cantábrico.
La ruta recorre el valle del río Oria hasta Tolosa, aunque existe otra variante por Zerain menos documentada en las crónicas medievales. El itinerario jacobeo hasta Zegama es ameno y entretenido por las poblaciones del fondo del valle, con abundantes muestras de arquitectura tradicional vasca y bellos monumentos. Después asciende por los hayedos de la sierra de Aizkorri donde se encuentran los restos de una ermita rupestre y una calzada medieval en el antiguo Camino de Castilla. La Llanada Alavesa es un apacible paseo por el viejo camino de los romanos que pasa por Salvatierra y Vitoria. El ambiente agrícola y sereno, plagado de pórticos, ábsides y campanarios románicos. Los meandros del río Zadorra y las poblaciones de Ariñez y La Puebla de Arganzón dirigen el Camino de Santiago hacia Miranda del Ebro y el desfiladero de Pancorbo, en los Montes Obarenes, paso secular de imperios y ejércitos desde el origen de los tiempos. El tramo final sigue el camino romano de Briviesca, capital de la Bureba, paso natural de la meseta castellana al País Vasco y el occidente de la Cordillera Cantábrica.
9. RUTA DE LA LANA
556 kilómetros desde Alicante hasta Burgos donde se une al Camino Francés. La Ruta de la Lana o Camino Real de Burgos a Valencia es la tradicional vía meseteña usada durante siglos por los rebaños trashumantes, pastores, esquilachadores y peregrinos durante la Edad Media desde La Mancha de Cuenca hasta Burgos, capital comercial durante los cinco siglos que duró la época gloriosa de la Mesta.
El oficio inicial de esta ruta, en proceso de señalización definitivo, se efectúa desde Alicante, donde también nace el Camino del Sureste. Ambas rutas discurren juntas hasta Villena. La Ruta de la Lana continúa por el valle de Cofrentes, pasando por Novelda y Almansa, hasta Cuenca, donde entra el trazado primitivo original de la vía pecuaria, y sigue por Salmerón, Cifuentes, Atienza y San Esteban de Gormaz, coincidiendo con el itinerario del Camino de Cid, que también pasó con sus mesnadas por el camino medieval en su épico destierro hacia las tierras de Valencia.
470 kilómetros desde el emblemático Monasterio de Monserrat, en la provincia de Barcelona, rodeado de un bello entorno natural y uno de los santuarios más venerados de Cataluña. Los primeros en utilizar esta vía fueron los peregrinos europeos procedentes del sur de Francia por Arles que buscaban el apoyo de los monasterios catalanes, especialmente el santuario de Monserrat y el monasterio de Ripoll, o que desembarcaban en las ciudades portuarias de Gerona, Barcelona y Tarragona.
El itinerario sigue dos trazados: Las ruta septentrional parte de Tárrega, pasa por Santas Creus y Poblet, y recorre la provincia de Huesca por los Monegros para conectar con el Camino Aragonés en Puente la Reina de Jaca. La ruta meridional es la más usada, busca el valle del Ebro por las ciudades de Igualada y Lérida, y por la campiña de Fraga.
El Camino del Ebro es una variante procedente de Sant Jaume d´Encija, en el delta del Ebro, continúa por Zaragoza y la ribera del Ebro, visitando poblaciones de notable tradición histórica como Tudela y Logroño, donde conecta con el Camino Francés.
El Camí de Sant Jaume cuenta con el ramal denominado Camí Gironí, procedente del este de Francia por La Jonquera y Figueres. Recorre la provincia de Gerona y ofrece el atractivo de los monasterios de Sant Pere de Rodes, Santa María de Panissars, Sant Benet de Bages o el monasterio de Folgueroles.
11. CAMINO ARAGONÉS
163 kilómetros desde Puerto de Somport, en el Pirineo aragonés en Huesca, pasando por Jaca, descendiendo el valle del río Aragón hasta la monumental Sangüesa, continúa por Monreal y el simbólico templo románico de Santa María de Eunate hasta enlazar con el Camino Francés en Puente la Reina. Algunas guías y asociaciones de peregrinos consideran esta ruta como el sector B o un segundo ramal del Camino Francés.
El Codex Calixtinus de Aymeric Picaud en el siglo XII señala dos rutas para salvar los Pirineos que responden a dos caminos naturales por los que pasaban las vías romanas: de Burdeos a Astorga, por Roncesvalles; y del Bearne a Zaragoza, por el puerto de Somport, donde se encontraba el hospital de Santa Catalina.
En el pueblo bearnés de Broce se agrupaban los peregrinos europeos que llegan por la Vía Tolosana antes de internarse en las gargantas del Aspe, pasar por Canfranc y afrontar la dura y peligrosa subida al puerto Somport (Summus Portus). En su cima el Codex Calixtinus ubica uno de los tres hospitales paran peregrinos más importantes del mundo: el de Jerusalén, en Tierra Santa; el Mont Joux, en los Alpes, camino de Roma; y el Santa Cristina, en las inhóspitas geografías del Alto Aragón.
Jaca es la primera ciudad española de este camino, origen del Reino de Aragón. La seo es soberbia, en la entrada del oeste se puede apreciar las dos esculturas de leones que custodian el crismón. A 4 kilómetros, se encuentra su monasterio de Santa María, del siglo XII, fundado por las tres hermanas de Sancho Ramírez.
El monasterio de San Juan de Peña, clavado en la misma roca, fue el prototipo de lugar telúrico con un claustro románico. Fue foco de la reforma cluniacense para toda España.
El monasterio de San Salvador de Leyre fue el "centro y corazón de mi reino" según declaró Sancho III el Mayor. En este centro benedictino se sitúa la leyenda de San Virila, el abab que tenía dudas sobre el misterio de la eternidad y se pasó 300 años embelesado con el canto de un pajarillo creyendo que solo habían pasado unas horas.
Pasado Yesa, se llega al castillo de Javier, cuna del patrón de Navarra, San Francisco Javier, y objeto de visita y peregrinación continuas que tienen su culminación anual en las famosas "javieradas".
Cerca de halla Sangüesa, ciudad fundada como pueblo-calle del Camino. Sus principales monumentos son la iglesia de Santa María, con una impresionante fachada, un triple ábside románico y una torre octogonal gótica; y el convento de San Francisco de Asís.
El camino discurre por Oloz, con su bella torre-palacio gótico y su iglesia románica, Enériz, y llega a la iglesia de Santa María de Eunate, un monumento funerario o "iglesia-faro" con hospital, relacionada con los templarios por su forma octogonal aunque con bóveda de influencia califal.
Justo ante de llegar a Puente la Reina se encuentra Obanos, relaciona con el misterio de San Guillén, duque aquitano que mató a su hermana Santa Felicia por haber abandonado su Corte para hacer el Camino. En él también se celebra la romería de Arnotegui.
La vinculación de este camino a las peregrinaciones está vinculada desde que el cáliz de Cristo llegase a Hispania en manos de un legionario romano, que entregó el grial a los padres de san Lorenzo. Se trata de la copa en la que bebió Jesucristo en la última cena, y en la que se derramó su sangre tras clavarle una lanza el legionario Longinos mientras estaba crucificado. La reliquia estuvo en Huesca, Yebra, Siresa y San Adrián de Sesabe, escapando sucesivamente del acoso musulmán. El grial llegó a Jaca en los albores del reino de Aragón, y Ramiro I, primer rey aragonés, mandó levantar la catedral para albergar la copa sagrada.
En el siglo XI pasó por San Juan de la peña y en 1399 estaba en el Palacio de la Aljafería de Zaragoza, de donde pasó a la Capilla Real de Barcelona en 1410. La historia señala el 18 de marzo de 1437 cuando Alfonso V entregó la reliquia a la catedral de Valencia, donde se conserva en una capilla especial.
12. CAMINO MOZÁRABE
380 kilómetros desde Granada y Málaga hasta Mérida, en Badajoz, donde enlaza con la Vía de la Plata. Pasa por ciudades como Moclín, Antequera, Alcalá la Real, Baena, Córdoba, Monterrubio y Campanario.
Es la ruta seguida a partir del siglo X por las poblaciones mudéjares que habitaban en las taifas musulmanas del sur peninsular. El auge de las peregrinaciones jacobeas al santuario compostelano de la plaza del Obradoiro llegó a las poblaciones cristianas que vivían en los territorios musulmanes del sur de España en el siglo X, abriendo una clara ruta romera desde las grandes ciudades andalusíes de Granada, Málaga y Córdoba hasta la antigua villa romana de Mérida, donde continuaba por la Vía de la Plata hacia el templo gallego.
La misma ruta mozárabe fue usada por Almanzor para la campaña de Santiago de Compostela en el año 997. Las tropas árabes destruyeron el templo prerrománico de la capital gallega pero respetaron el sepulcro, manteniendo vivo el fervor jacobeo en el mundo cristiano. Se llevaron las campanas de la catedral a Córdoba y fueron recuperadas y devueltas a Santiago dos siglos después por Fernando III el Santo.
En el siglo XI pasó por San Juan de la peña y en 1399 estaba en el Palacio de la Aljafería de Zaragoza, de donde pasó a la Capilla Real de Barcelona en 1410. La historia señala el 18 de marzo de 1437 cuando Alfonso V entregó la reliquia a la catedral de Valencia, donde se conserva en una capilla especial.
PUENTE LA REINA |
12. CAMINO MOZÁRABE
380 kilómetros desde Granada y Málaga hasta Mérida, en Badajoz, donde enlaza con la Vía de la Plata. Pasa por ciudades como Moclín, Antequera, Alcalá la Real, Baena, Córdoba, Monterrubio y Campanario.
Es la ruta seguida a partir del siglo X por las poblaciones mudéjares que habitaban en las taifas musulmanas del sur peninsular. El auge de las peregrinaciones jacobeas al santuario compostelano de la plaza del Obradoiro llegó a las poblaciones cristianas que vivían en los territorios musulmanes del sur de España en el siglo X, abriendo una clara ruta romera desde las grandes ciudades andalusíes de Granada, Málaga y Córdoba hasta la antigua villa romana de Mérida, donde continuaba por la Vía de la Plata hacia el templo gallego.
La misma ruta mozárabe fue usada por Almanzor para la campaña de Santiago de Compostela en el año 997. Las tropas árabes destruyeron el templo prerrománico de la capital gallega pero respetaron el sepulcro, manteniendo vivo el fervor jacobeo en el mundo cristiano. Se llevaron las campanas de la catedral a Córdoba y fueron recuperadas y devueltas a Santiago dos siglos después por Fernando III el Santo.
13. CAMINO DEL SURESTE
813 kilómetros entre Alicante y Astorga, travesando varias ciudades importantes como Novelda, Villena, Albacete, Toledo, Ávila, Tordesillas y Benavente.
Este camino está descrito por los Reportorios del valenciano Juan Pedro Villuga en 1546, una serie de mapas que dibujan una completa red de caminos históricos distribuidos en todas las regiones peninsulares.
Uno de ellos muestra un trazado claro desde Alicante hasta Zamora, pasando por Albacete, Toledo, la capital del reino en aquellos tiempos, y Ávila, conectando con la antigua calzada romana de la Vía de la Plata. Crónicas de la misma época describen las aventuras de los peregrinos que recorrían esta ruta milenaria, los hospitales edificados para los romeros y el estado de las calzadas.
La recuperación e integración del camino Real de Murcia y otras vías históricas del Levante en el Camino de Santiago del Sureste facilita el viaje a los habitantes del sureste peninsular en un itinerario largo y variado, ofreciendo un espectacular recorrido que supera los mil kilómetros hasta la plaza del Obradoiro, combinando paisajes de la España mediterránea, las mesetas castellanas, las cuencas del Tajo y el Duero y el mundo rural gallego. La ruta coincide con la Vía de la Plata en varias etapas y permite buscar el flujo romero del Camino Francés en Astorga o tomar la variante del Camino Sanabrés por Puebla de Sanabria hacia Verín.
104 kilómetros entre Ciudad Real y Toledo, pasando por Malagón, Los Yébenes y Sonseca. El Camino Manchego es reciente y puede considerarse un ramal de enlace entre Ciudad Real y la capital del antiguo Reino Hispano-visigodo, donde enlaza con el Camino del Sureste.
Desde el siglo XVI, los peregrinos jacobeos atravesaban la llanura manchega, escenario de las andanzas de Don Quijote y tierra de Santa Teresa y San Juan de la Cruz, así como los montes de Toledo.
Se iniciaba desde San Martín de Tours y desde París. Desde allí partían los peregrinos francos y otros provenientes de Flandes y los países nórdicos, especialmente alemanes, quienes seguían el Camino bajo, que comprendía los territorios del Bajo Rhin y los Países Bajos. Se reunían en la Torre de Santiago, en París, que todavía sigue en pie.
16. VÍA LEMOVICENSE
La Vía Lemovicense o Lemosina partía de la abadía de la Madeleine de Vezelay. Los romeros procedentes de regiones de Champaña, Lorena y Ardenas se reunían en Vezelay para proseguir por Limoges y Périgueux hasta llegar a Ostaba, en el Pirineo Francés.
17. VÍA PODIENSE
Comenzaba desde la basílica de Notre Dame de Puy y se internaba en las impresionantes gargantas de la región de la Auvernia hasta Conques, donde se encuentra la notable abadía de Saint Pierre de Moissac. Más tarde se unía a las vías Lemovicense y Touronense.
18. VÍA TOLOSANA
Partía de Arles, pero debe su nombre a su paso por la ciudad de Toulouse. Era utilizada por los peregrinos que venían de Italia, Oriente y varios ramales de las rutas germánicas. Pasaba por Montpellier y se adentraba en pleno corazón del Languedoc para llegar a Toulouse, importante ciudad que conserva las reliquias de San Saturnino. Descendiendo aún más, llega a Oloron Saint Marie para proseguir hasta Borce y emprender la subida del Somport, en el Pirineo Aragonés. Desde allí llega hasta Jaca para unirse al Camino Francés.
Desde Einsiedeln, el monje alemán Herman Künig von Vach trazó el itinerario del Camino Suizo, que desciende por el valle del Ródano, pasando por Lucerna, Berna, Lausanne, Génova, Chamberý, Valence, y Avignon, hasta enlazar con la Vía Tolosana cerca de Arles.
20. CAMINO TRANSALPINO
Otro alemán llamado Arnold von Harff emprendió su viaje desde Egipto donde embarcó hasta Venecia. Su Camino Transalpino conecta las ciudades de Venecia, Verona, Brescia, Bérgamo, Milán Turín y Grenoble, hasta conectar con la Ruta Suiza de Kúnig.
21. CAMINO MARÍTIMO INGLÉS
El inglés Samuel de Purchas publicó dos derroteros marítimos, los Caminos Marítimo Inglés, con referencia a un texto titulado Purchas his Pilgrimes, que parten la ciudad británica de Plymouth, y cruzan el Canal de la Mancha. Un itinerario llega a la Bretaña francesa; desde Brest va pasando por Vannes, Nantes, La Rochelle, Saintes, Burdeos hasta Sant Jean de Pied de Port, donde conecta con el Camino Francés. El otro llega directamente hasta Burdeos.
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