En 1901, a pesar de que ni siquiera tenía el bachiller elemental, Mónico marchó a Madrid para estudiar ingeniería eléctrica, en plena implantación del alumbrado eléctrico y de la electrificación del tranvía sustituyendo al de tracción animal.
Cuando llegó a la capital, la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid estaba cerrada por las huelgas estudiantiles. Mónico decidió matricularse en un curso a distancia de electrotecnia, impartido por The Electrical Institute of Correspondence Instrucion de Londres y dirigido por el ingeniero Joseph Wetzle. A pesar de que el temario se impartía en inglés y del desconocimiento por completo esta lengua, siguió el curso durante tres años de forma rigurosa mientras aprendía este idioma. Al finalizarlo, el propio Joseph Wetzler, que se movía en los entornos de Thomas Edison, se puso en contacto con el joven español para promocionarle como empleado en una empresa de Nueva York.
El 12 de octubre de 1904, con 23 años y a penas recursos económicos, Mónico se embarcó en Cádiz con destino a Nueva York. Esta era la capital económica y cultural del mundo, que sufría una efervescencia de inmigrantes para construir sus primeros rascacielos, y que la mayoría no encontraría el sueño americano.
Empezó a trabajar de ayudante de delineante y pronto se matriculó en el Instituto de Ingenieros Electricistas, un centro de formación profesional. Más adelante, pudo asistir a un curso de electrotecnia de unos meses de duración en la Universidad de Columbia, perfeccionando sus conocimientos sobre tecnología eléctrica.
Era la época del desarrollo de las corrientes eléctricas, cuando las centrales eléctricas de Nueva York quemaban carbón y petróleo en abundancia. La energía resultante movía dinamos que producían la electricidad, pero surgía el problema de su distribución hasta los tranvías y las bombillas de las casas.
Empezó a trabajar de ayudante de delineante y pronto se matriculó en el Instituto de Ingenieros Electricistas, un centro de formación profesional. Más adelante, pudo asistir a un curso de electrotecnia de unos meses de duración en la Universidad de Columbia, perfeccionando sus conocimientos sobre tecnología eléctrica.
Era la época del desarrollo de las corrientes eléctricas, cuando las centrales eléctricas de Nueva York quemaban carbón y petróleo en abundancia. La energía resultante movía dinamos que producían la electricidad, pero surgía el problema de su distribución hasta los tranvías y las bombillas de las casas.
Thomas Edison, propietario de la compañía General Electric, defendía el uso de la corriente eléctrica continua, un flujo perpetuo que implicaba grandes pérdidas en forma de calor por la resistencia de los cables. Mientras tanto, aparecía el ingeniero serbio Nikola Tesla, en la empresa Westinghouse, que propuso utilizar una corriente eléctrica alterna, en la que el flujo varía cíclicamente. La solución era magistral ya que minimizaba las pérdidas.
Sin embargo, Edison no aceptó las evidencias de Tesla e inició una campaña para demostrar los peligros que la corriente alterna suponía para los ciudadanos. Así pues, se dedicó a electrocutar animales en público, sobre todo perros y gatos, llevando al extremo de su siniestro espectáculo
la electrocutación de un elefante.
la electrocutación de un elefante.
Mientras tanto, Tesla reaccionó y demostraba en teatros que la corriente alterna no era tan peligrosa. Su propio espectáculo consistía en pasar por su cuerpo un flujo de corriente alterna en medio de una tormenta de relámpagos, pero protegido por un suelo aislante de corcho bajo sus pies. Lo más probables es que Mónico Sánchez, tan apasionado de la electricidad, acudiera a ver estos espectáculos públicos. De aquella rivalidad salió vencedora la corriente alterna de Nikola Tesla, que es la que actualmente se emplea en la distribución eléctrica en todo el mundo.
Y mientras Tesla y Edison se empeñaban en su guerra de corrientes eléctricas, surgía la figura de otro gran científico, Wilhelm Conrad Röntgen, que descubría los rayos X hacia el año 1895. Investigaba la fluorescencia producida por rayos catódicos mediante ensayos con tubos de vacío y descargas eléctricas de alto voltaje, pero encontró un tipo de nueva radiación invisible que podía atravesar la materia e impresionar placas fotográficas. Incapaz de definir ese tipo de radiación misteriosa la denominó "X". Cuando ganó, en 1901, el premio Nobel de Física, sus aparatos de rayos X se vendieron con éxito, pero eran voluminosos, estáticos y caros, llegando a pesar más de 400 kilogramos.
Y mientras Tesla y Edison se empeñaban en su guerra de corrientes eléctricas, surgía la figura de otro gran científico, Wilhelm Conrad Röntgen, que descubría los rayos X hacia el año 1895. Investigaba la fluorescencia producida por rayos catódicos mediante ensayos con tubos de vacío y descargas eléctricas de alto voltaje, pero encontró un tipo de nueva radiación invisible que podía atravesar la materia e impresionar placas fotográficas. Incapaz de definir ese tipo de radiación misteriosa la denominó "X". Cuando ganó, en 1901, el premio Nobel de Física, sus aparatos de rayos X se vendieron con éxito, pero eran voluminosos, estáticos y caros, llegando a pesar más de 400 kilogramos.
Mónico Sánchez fichó como ingeniero de
la Van
Houten and Ten Broeck Company, dedicada al diseño y fabricación de aparatos de radiología y electromedicina para hospitales. En esta empresa pudo
desarrollar la innovación por la que pasó a la historia de la ciencia
universal, el Aparato Portátil de Rayos
X y Corrientes de Alta Frecuencia, que fue patentado en 1908. Su generador
de rayos X estaba basado en la corriente de alta frecuencia, y era capaz de producir
tensiones de 100.000 voltios con una corriente continua o alterna de 25.
La máquina de Mónico Sánchez suponía toda una revolución que cambió el panorama del diagnóstico médico para siempre. Hasta el momento, la máquina de Röntgen no era muy práctica para aplicaciones a gran escala. Su coste de fabricación era altísimo y su instalación completa era complicada, ya que se trataba de un sistema de máquinas voluminosas que llegaban a pesar varios cientos de kilos. Además, para hacerla funcionar, necesitaba la energía de un generador eléctrico capaz de producir corrientes de alto voltaje. Estas adversidades hacían que el aparato de rayos X de Röntgen solo se pudiera utilizar en algunos hospitales.
En cambio, el portátil de Mónico Sánchez tenía escasos 10 kilogramos de peso y ocupaba el volumen de una pequeña maleta de viaje. Supuso un gran avance en comparación a los
equipos de Röntgen,
porque permitía ser transportado con sencillez y desplegado en unos minutos. Para
su funcionamiento, sólo necesitaba ser enchufada a la red eléctrica, no
necesitaba generadores.
La máquina de Mónico Sánchez suponía toda una revolución que cambió el panorama del diagnóstico médico para siempre. Hasta el momento, la máquina de Röntgen no era muy práctica para aplicaciones a gran escala. Su coste de fabricación era altísimo y su instalación completa era complicada, ya que se trataba de un sistema de máquinas voluminosas que llegaban a pesar varios cientos de kilos. Además, para hacerla funcionar, necesitaba la energía de un generador eléctrico capaz de producir corrientes de alto voltaje. Estas adversidades hacían que el aparato de rayos X de Röntgen solo se pudiera utilizar en algunos hospitales.
En cambio, el portátil de Mónico Sánchez tenía escasos 10 kilogramos de peso y ocupaba el volumen de una pequeña maleta de viaje.
Mónico Sánchez se había ganado la
admiración de los ingenieros neoyorquinos. La empresa Collins Wireless Telephone
Company de Newark (New Jersey), le contrató como ingeniero jefe con la intención
de vender su portátil de rayos X, que pasó a llamarse The Collins Sánchez Portable
Apparatus. Frederick Collins
ofreció 500.000 dólares a Mónico Sánchez por su invento. Se dedicaba especialmente al
desarrollo de la telefonía sin hilos, llegando a fusionarse con otra, crearon
una gran empresa, la Continental Wireless Telephone and Telegraph
Company.
Mónico Sánchez participó en el equipo de ingenieros que desarrolló el primer teléfono sin hilos, capaz de comunicarse a más de cien kilómetros. El problema es que este aparato, con un micrófono de carbón, se calentaba poco a poco y terminaba ardiendo a los 15 minutos de conversación continuada. La empresa de Collins comenzó una gran campaña de propaganda para vender acciones, sugiriendo que la telefonía móvil en coches, trenes y barcos ya era una realidad.
Además de este invento, registró otra patente, una máquina para la métrica precisa de diversos parámetros eléctricos como la resistencia o el aislamiento.
En 1909, el Aparato Portátil de Rayos X
y Corrientes de Alta Frecuencia fue presentado con notable éxito en la III Feria de la Electricidad, una
exposición de tecnología eléctrica, celebrada en el Madison Square Garden de
Nueva York. Se conserva una foto en la que Mónico Sánchez aparece junto altos
directivos de la General Electric de Thomas Edison y de la Westinghouse de
Nikola Tesla. En los carteles se leía: "No wires. No poles. No Franchises. The
Collins Wireless Telephone Co." (Sin cables. Sin postes. Sin franquicias. La
compañía telefónica inalámbrica Collins).
Lo cierto es que más que una realidad,
la telefonía sin hilos de la Collins Wireless Telephone Company resultó una
estafa y cuatro ejecutivos, incluido Collins, acabaron denunciados y
sentenciados a prisión. El veredicto judicial aludía a un presunto fraude en
sus demostraciones en lugares públicos, limitadas a conversaciones breves para
que los teléfonos no produjeran chispas. Cuando estalló el escándalo, Mónico ya
había abandonado la empresa y regresado a Nueva York, donde, en solitario,
fundaba la Electrical Sánchez Company.
En 1910, intervino en el V Congreso Nacional de Electrología y
Radiología de Barcelona, donde firmó contratos de compraventa de varios aparatos. Para comercializar su invento en Europa, fundó la European Electrical Company,
aunque su fabricación continuaba en EE.UU.
Entre 1909 y 1911, logró inventar otras
máquinas, tal y como aparece en las patentes numeradas como 46537, 49075 y 51029, sobre aparatos de rayos X portátiles y
generadores de alta frecuencia.
El éxito de su invento en Europa, le hizo
regresar a España en 1912 con 32 años y convertido en un emprendedor
millonario.
En 1913, construyó con su propia fortuna
un centro de alta tecnología en su pueblo natal: el Laboratorio Eléctrico Sánchez. Ocupaba una superficie de 3.500
metros cuadrados, donde montó su laboratorio y fábrica de aparatos portátiles
de rayos X. Debido a que Piedrabuena carecía de electricidad, instaló un
sistema de conducción de agua potable y una central eléctrica abastecida por el
carbón llegado en carros tirados por mulas. Apenas un año más tarde, el centro
era ya una realidad y casi todo el pueblo disponía de electricidad y agua.
Entre sus empleados más cualificados estaba un soplador de vidrio alemán que
contrató para la elaboración de tubos de vacío.
Los portátiles de rayos X se habían vendido a médicos
de toda Europa y América, pero este revolucionario invento además
salvaría miles de vidas en la I Guerra
Mundial.
Se personó en Francia para conseguir un contrato de venta de sus portátiles mediante concurso, entre los que estaba Marie Curie. Tras entrevistarse en Burdeos con autoridades y radiólogos, ganó el concurso. Así, el Ejército francés compró 60 unidades de aparatos Sánchez para el auxilio de los heridos en sus ambulancias de campaña, lo que contribuyó a reducir el número de bajas durante la guerra.
Mujeres tan grandes para la ciencia como Marie Curie en un bando y Lise Meitner en el otro pudieron utilizar aparatos como este para mejorar el tratamiento de los heridos recorriendo los frentes. Solo en Francia, sacaron más de un millón de radiografías, en las cuales se veían los huesos rotos y las balas alojadas que podrían ser mortales.
Condecorado por el Gobierno francés, Mónico regresó a su laboratorio para atender pedidos que llegaban de todas las partes del planeta. Colaboró en revistas científicas nacionales y extranjeras, ofrecía conferencias y asistía a congresos siendo nombrado Doctor Honoris Causa en Ciencias Electrotécnicas por la Escola Livre de Engenharia do Rio de Janeiro y por universidades de diversos países.
Se personó en Francia para conseguir un contrato de venta de sus portátiles mediante concurso, entre los que estaba Marie Curie. Tras entrevistarse en Burdeos con autoridades y radiólogos, ganó el concurso. Así, el Ejército francés compró 60 unidades de aparatos Sánchez para el auxilio de los heridos en sus ambulancias de campaña, lo que contribuyó a reducir el número de bajas durante la guerra.
Mujeres tan grandes para la ciencia como Marie Curie en un bando y Lise Meitner en el otro pudieron utilizar aparatos como este para mejorar el tratamiento de los heridos recorriendo los frentes. Solo en Francia, sacaron más de un millón de radiografías, en las cuales se veían los huesos rotos y las balas alojadas que podrían ser mortales.
Condecorado por el Gobierno francés, Mónico regresó a su laboratorio para atender pedidos que llegaban de todas las partes del planeta. Colaboró en revistas científicas nacionales y extranjeras, ofrecía conferencias y asistía a congresos siendo nombrado Doctor Honoris Causa en Ciencias Electrotécnicas por la Escola Livre de Engenharia do Rio de Janeiro y por universidades de diversos países.
Sus innovaciones continuaron en el
terreno de la electro-física y la electromedicina. Aportaba máquinas de electroterapia, generadores de
corriente y de onda corta, o accesorios como visores para radioscopias, chasis
para radiografías, tubos protectores, etc. Diseñó un inhalador de ozono destinado
al tratamiento de afecciones bronquiales con vapores de eucalipto. También
desarrolló un cauterizador eléctrico de tejidos, invento que utilizaba para
tratar daños dermatológicos. Otro de sus innovaciones revolucionarias para la época
fue un bisturí eléctrico.
A lo largo de su vida hizo muchísimas demostraciones públicas de los beneficios que proporcionaba su generador portátil de altas frecuencias. Para ello empleaba tubos y bombillas con pequeñas cantidades de materiales radioactivos, que producían extrañas luminiscencias y fulguraciones. Eran los precursores de los actuales tubos de neón.
El responsable de la sección médica del laboratorio y fábrica de Mónico Sánchez era su yerno, el doctor José Estébanez López, él y otros médicos fueron los divulgadores de sus innovaciones, consiguiendo curar el terrible ántrax o rebajar la tensión arterial humana.
A lo largo de su vida hizo muchísimas demostraciones públicas de los beneficios que proporcionaba su generador portátil de altas frecuencias. Para ello empleaba tubos y bombillas con pequeñas cantidades de materiales radioactivos, que producían extrañas luminiscencias y fulguraciones. Eran los precursores de los actuales tubos de neón.
El responsable de la sección médica del laboratorio y fábrica de Mónico Sánchez era su yerno, el doctor José Estébanez López, él y otros médicos fueron los divulgadores de sus innovaciones, consiguiendo curar el terrible ántrax o rebajar la tensión arterial humana.
Mientras tanto, Mónico Sánchez
tuvo que hacer frente a otras dificultades de carácter socio-político: primero,
su pueblo era una pequeña villa mal comunicada y con cierto ruralismo que
originó un resentimiento de la clase dominante por ser demasiado moderno, y un
desprecio de la clase obrera por ser demasiado adinerado.
Mónico celebró la caída de la Monarquía
y la llegada de la II República en 1931, pero cuando comenzó la Guerra Civil, sufrió la hostilidad de
ambos bandos implicados. Primero, los milicianos y autoridades locales afines a
la república incautaron sus instalaciones y actividades del laboratorio. Un día
fueron a detenerlo, pero como no estaba se llevaron a su segundo al mando, que
fue asesinado. Después, en época franquista, la política autárquica denegó los permisos
de importación, lo que propició su ruina económica.
Además, sufrió el
fallecimiento de la esposa y de cinco de sus seis hijos, circunstancias que
poco a poco pusieron fin a la industria.
Aunque continuó diseñando todo tipo de aparatos
novedosos, nunca conseguía reunir un equipo de
expertos colaboradores, ni volvió a la primera línea del mercado de aparatos
radiológicos.
Hacia el final de su vida en 1961, dejó
de vender sus aparatos y tuvo ciertas dificultades económicas, siempre
innovando para elevar el nivel de vida de las personas. A pesar de que la
tecnología ha avanzado muchísimo en ese campo, este aparato ha sido utilizado
hasta hace pocos años por numerosos servicios médicos rurales.
Tras su muerte el Laboratorio Eléctrico Sánchez se cerró. En la actualidad está ocupado por un colegio, un centro de salud y un centro cultural.
Muchos de los aparatos que fabricó en
su pueblo a partir de 1913 se exponen hoy en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología, con sedes en La Coruña y
Madrid.
El físico Manuel
Lozano Leyva, catedrático de Física Atómica, Molecular y Nuclear de la Universidad de Sevilla, narra la
apasionante vida y magníficos logros en
su libro El gran Mónico. Asegura que
se ha convertido en un ejemplo por el cual "en condiciones más adversas que las
actuales, es posible no sólo salir adelante, sino llevar a cabo proezas
admirables".
Según la física, Rosa Martín Latorre, que fue comisaria de una exposición en el
Museo Nacional de Ciencia y Tecnología sobre el inventor castellano-manchego:
"Es complicado encontrar a alguien innovador, atrevido y osado, capaz de salir de un entorno rural, de hacerse ingeniero sin saber inglés y de convertirse en un emprendedor. Mónico Sánchez fue un personaje muy singular."
COLECCIÓN PROCEDENTE DEL LABORATORIO ELÉCTRICO SÁNCHEZ |
autor de esta información por favor
ResponderEliminarBlog España Ilustrada
EliminarEn mi opinion uno de los inventos mas importantes de la humanidad son los generadores electricos diesel
ResponderEliminarBuen invento
EliminarExcelente articulo amigos, aunque no soy profesional en el tema me encanta leer y aprender cosas sobre electricidad y generadores eléctricos, hace unos días estuve leyendo un articulo muy interésate sobre este tema en el blog de Grupos Bravo se los recomiendo.
ResponderEliminarMuchas gracias Simon por leer este blog y recomendarme el blog de Grupos Bravo relacionado con esta temática. saludos
EliminarSoy médico oncólogo y admiro la historia de la medicina, no conocía a Ingeniero Monico Sanchez Moreno . Fue un excelente hombre de ciencia que salió de la nada y superó los beneficios de la humanidad , negándole un premio Nobel de todos sus inventos. Maravilloso. Me identifico con el. Mi padre fue también un Monico . 👏👏👍🏻👍🏻👍🏻
EliminarPues totalmente de acuerdo con tus palabras. Me alrgro que hayas leido esta información de Mónico Sánchez y que te sirva para conocer la historia de ls medicina rspañola. Saludos
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