|
FRANCISCO JIMÉNEZ DE CISNEROS |
Entre los años 1499 y 1517, Cisneros intentó que su universidad tuviese unas características propias que la diferenciasen del resto de las peninsulares como fueron la generosidad financiera del fundador, la buena organización, la acertada elección de los primeros profesores, la construcción de espléndidos edificios, la protección legal que concedieron papas y reyes, el acierto de los planes de estudios de las facultades y el continuo crecimiento en el número de colegios fundados.
Aunque conservaba elementos de alguna universidad fundada en la Edad Media como Salamanca o París, Cisneros aportó un nuevo concepto en la forma de organizar la enseñanza universitaria. Esta tenía tres grandes objetivos:
1. religioso. La universidad debía formar a eclesiásticos que recuperasen los valores de la espiritualidad antigua, ya que estos se habían ido perdiendo en los siglos bajomedievales. Tenía que renovar no sólo la preparación intelectual del clero, sino también los textos bíblicos que exponían la doctrina católica. De esta última necesidad surgió el desarrollo de las imprentas universitarias y la creación de la Biblia Políglota Complutense.
2. político. La universidad debía aportar cualificados letrados a las estructuras administrativas del Estado moderno en expansión política, económica y militar por Europa, América y norte de África. Tenía que formar con una alta preparación académica a los futuros gobernantes de la Monarquía hispánica.
3. cultural. La universidad debía adecuar la Teología a los principios de la Antigüedad clásica, frente al Derecho Canónigo.
Estos objetivos propiciaron un rápido despegue, alcanzado su máximo esplendor a mediados del siglo XVI. Se convirtió en una de las tres grandes universidades de España, junto con Salamanca y Valladolid. El prestigio de sus estudios, así como el de sus maestros, hizo que se tomase como modelo sobre el que se fundaron las nuevas universidades de los virreinatos españoles de América, junto con el de Salamanca.
Universidad
de Alcalá
Antigua
Universidad Cisneriana Complutense
Creada
por una bula de Alejandro VI en 1499
El
cardenal Cisneros arzobispo de Toledo abrió sus puertas en 1508, para el
estudio de las Artes, Teología, Derecho Canónico y Medicina.
A
su alrededor crecieron los Colegios Menores donde se cursaban la Gramática y
las Lenguas, a los que se unieron otras instituciones eclesiásticas y privadas para componer un completo conjunto universitario de carácter humanista.
Fue
madre nutricia de generaciones de prelados, políticos y literatos del Siglo de
Oro español. En
ella se inspiraron algunas universidades nacidas en el Nuevo Mundo.
Sus
puertas fueron cerradas en 1836.
Por
Real Decreto fue restituida a esta ciudad en 1977.
|
ESCUDOS DE LA UNIVERSIDAD CISNERIANA DE ALCALÁ |
Cisneros tuvo especial cuidado en la máxima preparación académica y pedagógica de su profesorado, especialmente en los primeros catedráticos de Lenguas, Medicina y Teología. Para analizar la calidad del profesorado, ordenó que se realizaran visitas anuales a las cátedras para averiguar, interrogando al alumnado, el nivel de cumplimiento de las labores docentes. Dotó a este centro de una magnífica biblioteca, cuyos volúmenes trataban en su mayor parte sobre Ciencias Naturales.
El plan de estudios se convirtió en el máximo representante del Humanismo cristiano. Frente a la tradicional Universidad de Salamanca, Cisneros quería un centro superior humanístico que reuniese las tendencias científicas más modernas, en campos como la Filosofía, la Filología y la Historia. Pero, la Teología era la columna vertebral de la formación académica y su facultad organizaba las cátedras atendiendo a las tres corrientes más importantes de Europa en el siglo XV: el Nominalismo, el Tomismo y el Escotismo. Después, los alumnos podían escoger libremente cualquiera de las tres "vías" teológicas según su orientación; esta posibilidad no existía en Salamanca, la universidad española de mayor relevancia.
Grandes eruditos como Jorge Naveros, Jerónimo de Almonacid, Cipriano de Huerga, Gaspar Cardillo de Villalpando, Miguel Carrasco o el doctor Medina impulsaron la Escuela Teológica Complutense en sus dos corrientes: primero el Nominalismo, después el Escolasticismo.
La otra gran corriente filosófica del Renacimiento que desarrollaron los pensadores complutenses fue el Humanismo. Influenciados por el Erasmismo y por las ideas reformadoras de la Iglesia católica surgió un grupo encabezado por los hermanos Vergara, Agustín de Cazalla, Juan Valdés, Constantino de la Fuente o Mateo Pascual.
|
PARANINFO DE LA UNIVERSIDAD DE ALCALÁ |
Un doctor latinista excepcional fue Antonio de Nebrija, autor de la primera Gramática de la Lengua castellana, que convertía a esta lengua vernácula en lengua culta al mismo nivel que el latín o el griego. Durante su estancia impartiendo cátedra de Retórica y Gramática latina, el humanista sevillano lideró al grupo de eruditos que elaboraron la Biblia Políglota Complutense, la primera en la historia del Cristianismo. Fue un trabajo planeado personalmente por Cisneros, resultado de una concepción moderna de la exégesis bíblica, de inspiración humanística. Las tareas en equipo duraron 15 años, entre 1502 y 1517, comenzando incluso antes que los cursos ordinarios.
Aquel equipo de trabajo tuvo a judíos conversos para los textos escritos en hebreo, como Alfonso de Zamora, que era profesor, Pablo Coronel, o Alfonso de Alcalá. Para los textos griegos, Hernán Núñez de Guzmán fue también catedrático y otro de los grandes humanistas de su época, también Diego López de Estúñiga, igualmente catedrático, y Demetrio Ducas.
Nebrija se ocupó del texto de la Biblia Vulgata de San Jerónimo, pero no terminó su tarea por diferencias de criterio con Cisneros, aunque continuó con su cátedra de Latín y escribiendo otros trabajos. Gonzalo Gil y Bartolomé Castro fueron los otros colaboradores latinos.
|
PATIO DE SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA |
Desde 1530, los estudios de Teología y el ambiente intelectual se pusieron a la vanguardia de la labor crítica y reformadora desde dentro de la Iglesia, representada en Europa por Desiderio Erasmo de Rotterdam, y en España por Francisco Jiménez de Cisneros. Su proyecto universitario fue el principal foco irradiador de las ideas del Humanismo español. Algunos de sus teólogos participaron en el Concilio de Trento, entre los años 1545 y 1563. Uno de los resultados más notables fue la publicación de la Biblia Políglota Complutense, entre los años 1502 y 1507.
En la primera época, el número de colegiales que sólo podían estudiar Teología en la San Ildefonso fue de treinta y tres. Estos colegiales elegían cada año al rector, cargo que accedía a un amplio poder académico, judicial y económico.
El nuevo modelo organizativo estaba basado en el Colegio-Universidad, una Civitas Dei, Ciudad de Dios, a las afueras de la ciudad de Alcalá. Cisneros compró terrenos a las afueras de Alcalá de Henares para la construcción de una novedosa ciudad universitaria, dotándola de un correcto sentido urbanístico y buenas infraestructuras. Esta innovación la convirtió en la primera ciudad universitaria extrarradio del mundo, modelo que se exportaría a otras universidades españolas posteriormente fundadas.
Gracias a esta actividad docente y eclesiástica, la villa de Alcalá experimentó un desarrollo de su artesanía y comercio. Destacó especialmente la industria impresora de libros, convirtiéndose en un potente centro editor.
|
COLEGIO MAYOR DE SAN ILDEFONSO |
El Colegio Mayor de San Ildefonso fue su primera sede y núcleo principal, nombrada así en recuerdo del santo patrón de Toledo, sede de la diócesis eclesiástica. Era conocido como el colegio de los teólogos, cuyo rector era al mismo tiempo rector de toda la universidad.
Se construyó entre 1451 y 1508, por el arquitecto Pedro Gumiel, en ladrillo y adobe, materiales pobres y fáciles de conseguir para su rápida disponibilidad en un tiempo récord para la época. Su espléndida fachada frente a la plaza de San Diego es una obra arquitectónica símbolo del Renacimiento español. Construida en granito sobre la base de la anterior, fue esculpida en estilo plateresco, adornada de esculturas alegorías. Fue obra de Rodrigo Gil de Hontañón, entre los años 1537 y 1553, ayudado por Juan de la Riba, quien se ocupó de la administración, y por Pedro de la Cotera, continuador del proyecto desde 1541 y autor del Patio Trilingüe.
El programa iconográfico de esta fachada relaciona la Sabiduría académica y la Fe católica con el poder Imperial de Carlos V. El esquema ideológico de sus iconos seguiría de esta manera: la Santísima Trinidad (lo celestial), gárgolas (figuras demoniacas que separan lo celestial y lo terrenal), Carlos V (cabeza del mundo terrenal), San Pedro (cabeza de la Iglesia), Biblioteca (la sabiduría), San Pablo (cabeza de la Iglesia) y los Padres de la Iglesia (pilares y soportes de la Cultura occidental).
En el interior se formaron tres patios. El Patio de Santo Tomás de Villanueva fue reformado en 1618 por Juan Gómez de Mora, de planta cuadrada levanta tres pisos desde el suelo con una fachada compuesta de arcos en estilo herreriano, decorado con releves de cisnes y del escudo de armas de Cisneros. Sobre la balaustrada de este patio existe una frase esculpida: "En luteam olim celebra mamoream" (Lo que antes se construye en barro, hoy se celebra en piedra). Posiblemente significa que la piedra granítica que se ve ahora, antes fue ladrillo de barro y adobe. Y sobre cada frontal, se levanta cuatro esculturas, una por cada lado, que representan: el escudo de armas de Cisneros; el escudo de la Universidad; Cisneros rescatando a los cautivos de Orán; y Cisneros evangelizando.
Las otras dos estancias abiertas son el Patio de los Filósofos, levantado por Pedro Gumiel, en 1513; y el Patio de Continuos, por Pedro de la Cotera, en 1570.
En 1518, Pedro Gumiel elaboró un precioso Theatro Escolástico, que en la actualidad es conocido como Paraninfo, con sus yeserías y su artesonado mudéjar. En la actualidad, es el lugar en el que se conceden los galardones del Premio Cervantes sobre literatura hispana.
Completaría el complejo universitario la espléndida Capilla Universitaria de San Ildefonso, que conserva el sepulcro de Cisneros en mármol de Carrara y un hermoso artesonado.
|
PATIO DE LOS FILÓSOFOS |
En 1513, Cisneros puso en marcha la construcción de seis colegios menores para completar la ciudad universitaria a lo largo del siglo XVI. Eran independientes entre ellos y vinculados al mayor. Concedían becas para buenos estudiantes de origen humilde, capaces en el futuro de acceder a las facultades mayores. Estos fueron:
1. el Colegio de San Pedro y San Pablo, vinculado a la Orden de San Francisco
2. el Colegio de la Madre de Dios, conocido como el de los teólogos, aunque también por el de los médicos
3. el Colegio de Santa Catalina, para estudiar la Física de Aristóteles
4. el Colegio de Santa Balbina, conocido como el de los lógicos y sumulistas, porque se cursaban esta y otras disciplinas filosóficas y teológicas, correspondientes a los primeros cursos de Artes
5. el Colegio de San Eugenio, conocido como el de los gramáticos y estudiantes de lenguas clásicas
6. el Colegio de San Isidoro, también conocido como el de los gramáticos, griegos y latinos
En el siglo XVII, los colegios de San Eugenio y San Isidoro se fundieron en uno solo, el Colegio de San Ambrosio.
|
COLEGIO DE LOS TEÓLOGOS DE LA MADRE DE DIOS |
El
Colegio de Teólogos de la Madre de Dios se sitúa dentro de la manzana
fundacional de la Universidad. Fue uno de los primeros colegios menores
fundados en época del cardenal Cisneros, dedicándose al estudio de la Teología
y la Medicina. Entre sus colegiales estuvo Francisco Vallés, médico de Felipe II. En su interior, el licenciado Francisco Murcia de la Llana firmó el
testimonio de las erratas de la primera parte del Ingenioso hidalgo don Quijote
de la Mancha, de Miguel de Cervantes, en diciembre de 1604. Hoy es sede del
Colegio de Abogados.
Tras el fallecimiento de Cisneros en 1517, dio comienzo una nueva fase de colegios menores fundados y financiados por parte de la Monarquía de los Habsburgo, por personas privadas, por órdenes militares y por órdenes religiosas como los agustinos, dominicos, franciscanos, jesuitas, cistercienses, trinitarios, y carmelitas descalzos y calzados. La incorporación de una treintena de nuevos colegios menores en los amplios terrenos de la ciudad universitaria formó un conglomerado de edificios. La ciudad civil tuvo que adecuarse a las nuevas necesidades.
El Colegio-Convento de San Agustín es un
edificio renacentista fundado en 1518, y refundado y edificado en la calle de
los Colegios a partir de 1533 bajo el nombre de Colegio de Agustinos
Calzados de San Agustín el Real. Su verdadero artífice fue el agustino santo
Tomás de Villanueva, antiguo colegial del Mayor de San Idelfonso y arzobispo de
Valencia. A partir de 1555, gracias a la protección de Juan de Austria, hermana
de Felipe II, pasó a formar parte del Patronato Real. La portada está formada
por un arco de medio punto sobre una hornacina con la escultura central de san
Agustín y los escudos laterales de Juan de Austria y de la Orden agustina. En
la actualidad alberga unos juzgados.
|
COLEGIO DE SAN AGUSTINOS CALZADOS |
El Colegio
de San Jerónimo o Trilingüe se unió al Colegio Mayor a través del Patio de Continuos, construido por Pedro de la Cotera en estilo renacentista, entre 1557 y 1570. Desde uno de los laterales de este patio se accede al Paraninfo. El origen de este colegio, por tanto, se remonta a los primeros tiempos de la universidad. Desde 1929,
alberga la primera ubicación del Parador de Turismo conocido como Hostelería
del Estudiante.
El Colegio-Convento de San Basilio Magno fue fundado en 1660, la obra principal del conjunto colegial no se finalizó hasta bien entrado el siglo XVIII. Su iglesia es un bello ejemplo de tipología de planta central con forma hexagonal. Actualmente alberga las aulas de Música, Bellas Artes, Danza y Fotografía, así como un auditorio de la Universidad de Alcalá.
La Iglesia y Colegio Máximo de la Compañía de Jesús se construyó como el principal centro educativo de la Orden en la provincia jesuítica de Toledo. La iglesia, actual parroquia de Santa María, es un ejemplo de estilo barroco establecido en los edificios de la Compañía. El interior del colegio conserva una gran escalera del siglo XVIII trazada por Ventura Rodríguez. El colegio es actualmente Facultad de Derechos de la Universidad de Alcalá mientras que la iglesia continúa su culto bajo la advocación de Santa María la Mayor.
El Colegio
de Santa María de Regla y de los Santos Justo y Pastor fue fundado en 1586 por Francisco
Trujillo, canónigo de la Iglesia Magistral y antiguo colegial del Mayor de San
Ildefonso. Al ser este obispo de León, también fue llamado Colegio de León. El
edificio tenía una sola planta entre dos torreones y, en el centro, una portada
adintelada en piedra, al estilo del vecino Colegio del Rey.
|
IGLESIA Y COLEGIO MÁXIMO DE LA ORDEN JESUÍTICA |
Durante el reinado de Felipe II, la Universidad de Alcalá se convirtió en una excelente cantera de administradores y funcionarios con destino a las estructuras de gobierno tanto de la España peninsular como de los virreinatos de América.
Entre 1620 y 1630, consiguió alcanzar los 3.500 estudiantes matriculados. Un récord que no impidió que, durante el siglo XVII, su prestigio y eficiencia fuesen entrando en decadencia a la par que el Imperio español.
Por sus aulas pasaron médicos, filósofos, científicos, políticos y religiosos. Grandes personalidades de la historia y la cultura españolas fueron: el humanista Antonio de Nebrija, autor de la primera Gramática de la lengua española, en 1492; los místicos san Juan de la Cruz y fray Luis de León; los grandes literatos del Siglos de Oro de las Letras españolas como Miguel de Cervantes, Félix Lope de Vega, Tirso de Molina, Mateo Alemán, Francisco de Quevedo o Pedro Calderón de la Barca; el reformista ilustrado Gaspar Melchor de Jovellanos; el presidente de la II República Manuel Azaña, entre otros muchos.
|
COLEGIO DE SANTA MARÍA DE LA REGLA |
El
agustino fray Luis de León se matriculó en 1556 e impartió clases en el Colegio de los Agustinos, como declaró ante la Inquisición: "En Alcalá estuve año y medio, en diferentes veces, oyendo y leyendo." Durante sus estancia hizo gran amistad con el humanista Benito Arias Montano, autor de la Biblia Políglota Regia. El escritor místico dedicó estos versos a esta institución:
"¡Que
descansada vida
la
del que huye del mundanal ruido,
y
sigue la escondida
senda
por donde han ido
los
pocos sabios que en el mundo han sido!"
Mateo
Alemán, autor de la novela Guzmán de Alfarache, estudio en
1566, y a la ciudad universitaria elogió con estas palabras:
"¿Quién,
dónde o cómo se hace hoy en el mundo como en las escuelas de Alcalá? ¿Dónde tan
floridos ingenios en artes, medicina y teología? ¿Dónde los ejercicios de
aquellos colegios teólogo y trilingüe, de donde cada día salen tantos y tan
buenos estudiantes?"
En el Colegio de los Manriques vivió Félix
Lope de Vega, siendo estudiante de la Universidad en 1576:
"Crióme
don Jerónimo Manrique,
estudié
en Alcalá, bachilleréme,
y
aun estuve de ser clérigo a pique."
Y, en este Colegio de los Manriques fue capellán el maestro
León Marchante, que falleció en Alcalá, en 1680.
"Por
Alcalá no volvieron los reyes, porque se cuenta, que estaban los gigantones con
sarampión y viruelas."
Francisco
de Quevedo fue alumno del Colegio del Rey durante sus estudios en Alcalá, entre
1596 y 1600.
"Casi
era peor lo que había pasado en Alcalá en un día que todo lo que me sucedió con
el dómine Cabra."
"…
salimos del mesón a la casa que nos tenían alquilada que estaba fuera de la
puerta de Santiago, patio de estudiantes donde hay muchos juntos…"
|
COLEGIO DE SAN JERÓNIMO |
La Universidad estuvo inmersa en el contexto de la Reforma Universitaria de la Ilustración española, y Gaspar Melchor de Jovellanos impulsó sus estudios. En 1777, la dirección de la universidad se separó del poder del Colegio Mayor de San Ildefonso, mediante unos nuevos estatutos y agrupamiento de varios colegios menores en el nuevo Colegio Menor de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora, en 1779. En esta línea reformista, la renombrada Real Universidad de Alcalá se trasladó de forma momentánea a una nueva sede en el antiguo edificio del Colegio Máximo de los Jesuitas de Alcalá de Henares, regresando a la original en octubre de 1797.
En 1785, María Isidra de Guzmán y de la Cerda obtuvo el doctorado en Filosofía, siendo la primera mujer en alcanzar tal grado académico en España.
Pero aquellas reformas de la Ilustración no consiguieron frenar el declive de la universidad española en general, cada vez más alejada de las necesidades de la sociedad civil. El pensamiento ilustrado generó un férreo intervencionismo gubernamental sobre estas instituciones. Una de las medidas borbónicas más relevantes fueron las Reales Cédulas de Carlos III, dictadas entre 1771 y 1787, con el objetivo de unificarlas. Aquel intentó reformador fracasó al no poder renovar al profesorado.
|
COLEGIO-CONVENTO DE SAN BASILIO MAGNO |
El siglo XIX, supuso el definitivo declive y clausura de esta institución en la ciudad de Alcalá de Henares. Durante la Guerra de la Independencia, entre 1808 y 1814, fue ocupada por el Ejército napoleónico y convertida en asentamiento militar permanente.
En 1821, durante el Trienio Liberal de 1820-1823, parte del patrimonio académico, bibliográfico y mobiliario se entregó a la recién fundada Universidad Central de Madrid, construyéndose un edificio para esta con el beneficio obtenido por la venta de parte de aquella.
En 1836, el Colegio Mayor de San Ildefonso fue cerrado junto a las pocas escuelas menores que quedaban activas. Más bien fue un traslado de sede con destino final en la Central de Madrid. Los gobiernos liberales deseaban tener una universidad en la capital y no a las afueras. Por eso, esta decisión fue tomada tras la definitiva caída del Régimen absolutista y la llegada del Estado liberal en 1833, bajo el reinado de Isabel II. Además, los liberales consideraban que solo era "una residencia de gentes petulantes, atentos únicamente a sostener su casta de estudiantes", incluso fue acusada de colaboracionismo con los carlistas. Entonces, ya contaba con muy pocos estudiantes y muchos profesores aceptaron la oferta de trasladarse a la nueva sede central.
|
COLEGIO DEL REY |
Los edificios que habían albergado la Universidad Cisneriana se subastaron pasando a titularidad del empresario Joaquín Alcober, en 1845, que pretendía establecer en el Colegio Mayor un telar y un criadero de gusanos de seda. Su proyecto no se materializó y revendió el complejo universitario al político y mecenas Javier Quinto y Cortés, quien se llevó gran parte de las obras de arte decorativas. Ante la posibilidad de que el valioso patrimonio fuese desapareciendo, un grupo de vecinos fundó una sociedad para la protección y la conservación del patrimonio histórico, en 1851. Fue la denominada Sociedad de Condueños de los edificios que fueron Universidad.
En la actualidad, los herederos de estos vecinos socios de Alcalá siguen siendo los propietarios de una parte importante de los inmuebles que antiguamente conformaron la denominada Manzana Universitaria, los cuales se encuentran arrendados a la actual Universidad de Alcalá.
Otros de los edificios que se mantuvieron aún abiertos tras la clausura del San Ildefonso en 1836, fueron suprimidos en 1843 y pasaron a los planes de desamortización de los bienes de la Iglesia durante el siglo XIX, los de Madoz y de Álvarez de Mendizábal. Algunas de aquellas instalaciones terminaron en poder del Estado con diversas utilidades: Academia Militar, Escuelas Pías y Centro de Formación de la Administración del Estado.
Tras el real decreto de la reina regente María Cristina, la universidad fue ocupando distintas sedes durante el siglo XIX. Primero ocupó el Real Seminario de Nobles, pero su emplazamiento más estable fue un edificio de Noviciado, propiedad de los jesuitas, que había sufrido las desamortización.
|
SOCIEDAD DE CONDUEÑOS |
En el primer cuarto del siglo XX, se proyectó levantar una sede de mayores dimensiones para la universidad de la capital, cuyas obras comenzaron en 1927 bajo los auspicios de Alfonso XIII. Durante la Guerra Civil, el recinto sufrió graves desperfectos y, tras su reconstrucción, recuperó parte de la influencia que había ejercido hasta entonces.
La Universidad Central fue la primera española en conseguir la potestad para otorgar el título de doctor, en 1857, hasta que el privilegio se amplió a la Universidad de Salamanca, en 1945. Finalmente, en 1970, obtuvo el nombre que disfruta en la actualidad Universidad Complutense de Madrid. Su crecimiento ha sido imparable en cuanto al número de alumnos, 85.000, solo superado por el de la UNED. Aquel año, se reorganizó su ubicación y se fundó la Politécnica de Madrid para albergar los estudios técnicos. Más tarde, desarrollaría su actividad en el campus de Somosaguas, en Pozuelo de Alarcón. Su biblioteca está considerada la que contiene el mayor número de fondos de España tras la Biblioteca Nacional.
En sus aulas impartieron clases personalidades como Santiago Ramón y Cajal, José Ortega y Gasset, Blas Cabrera, Gregorio Marañón, Francisco Giner de los Ríos, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Francisco Ayala, Jacinto Benavente, Camilo José Cela, Antonio Maura, Emilio Castelar, Manuel Azaña, Adolfo Suárez, etc.
Tras la caída del Régimen franquista, en 1975, se reutilizaron algunas de las instalaciones alcalaínas donde poder impartir facultades la Universidad Central, que cambió su denominación a Universidad Complutense de Madrid, con el objetivo de descongestionarla de su masificación.
|
RELIEVES ESCULTÓRICOS SOBRE EL PATIO DE SANTO TOMÁS |
En 1977, se reabrió la nueva Universidad de Madrid, con sede en Alcalá de Henares, de nueva creación. En 1891, obtuvo la sanción legal del escudo y de su lema "Compluti urbis universitas" (Universidad de la ciudad de Alcalá), y el reconocimiento legal bajo la nominación de Universidad de Alcalá de Henares. El 5 de noviembre de 1996, se aprobó la denominación de Universidad de Alcalá.
El 2 de diciembre de 1998, la UNESCO declaró al sitio Ciudad Patrimonio de la Humanidad "en reconocimiento a su historia como capital de las Letras y las Ciencias durante el Renacimiento y el Siglos de Oro".
En el siglo XXI, la Universidad de Alcalá busca la conexión entre el presente y su esplendoroso pasado renacentista. Posee campus en Alcalá de Henares y en Guadalajara, imparte 38 titulaciones oficiales de grado, además de otras tantas titulaciones oficiales posgrado, 58 maestrías y 28 doctorados, y 71 estudios propios y cursos de formación continua.
Actualmente están matriculados unos 29.000 alumnos aproximadamente y ejercen la docencia 2.075 profesores. Es la primera de las universidades españolas en cuanto a la recepción de alumnos internacionales y en su paraninfo se entrega el premio Cervantes cada año.