EXPEDICIÓN BOTÁNICA A NUEVA GRANADA POR JOSÉ CELESTINO MUTIS


José Celestino Mutis fue un botánico, matemático, sacerdote y expedicionario español que ha pasado a la historia de la Humanidad por descubrir una riqueza natural americana nunca antes investigada, desde cargamentos de quina a una extraordinaria representación iconográfica de la flora y la fauna del Virreinato de Nueva Granada.

Su expedición botánica ilustrada también se encargó de radiar las nuevas teorías científicas de Linné y Newton sobre la América española.

expedición botánica de José Celestino Mutis
EXPEDICIÓN BOTÁNICA A NUEVA GRANADA POR JOSÉ CELESTINO MUTIS

José Celestino Bruno Mutis y Bosio nació en Cádiz, el 6 de abril de 1732. Esta era una ciudad en pleno auge comercial con América, que estaba desarrollando el estudio de las ciencias y el movimiento de la Ilustración.

En la década de 1750, Mutis iniciaba estudios de medicina y cirugía en el vanguardista Colegio de Cirugía de Cádiz, fundado por Pedro Virgili, carrera que continuó en la Universidad de Sevilla.

Tras concluir su etapa de formación, trabajó durante cuatro años en el Hospital de Cádiz. Sus primeras etapas profesionales se desarrollaron bajo la tutoría de algunos de los más eminentes científicos del momento.

Durante tres años se interesó por la física, la química, la fisiología, la patología y la historia natural, trabajando como suplente de la cátedra de anatomía del Hospital General de Madrid. En esta ciudad recibió la influencia de la botánica linneana impartida por Miguel Barnades y participó en algunas tertulias ilustradas, entre ellas la de la Sociedad Médica de la Real Hermandad de Madrid. Perfeccionó sus conocimientos botánicos en el Jardín del Soto de Migas Calientes y en el Hospital Real de la Marina de Cádiz.

retrato dibujo José Celestino Mutis Virreinato Nueva Granada
RETRATOS DE JOSÉ CELESTINO MUTIS

En septiembre de 1760, Mutis zarpó desde Cádiz con destino a Cartagena de Indias en la comitiva que acompañaba al recién nombrado virrey de Nueva Granada, Pedro Messía de la Zerda, alcanzando Santa Fe de Bogotá, al año siguiente. El territorio virreinal englobaba las actuales Colombia, Ecuador, Panamá, Venezuela, norte del Perú y Brasil, y oeste de Guyana.

A pesar de la dureza del clima tropical, las continuas lluvias, la agresividad de los mosquitos y su limitada salud, se dedicó a la actividad médica. Durante sus primeros meses, quedó cautivado por la agreste y exuberante naturaleza tropical, lo que estimularía su estudio por la botánica americana. Desde entonces, Mutis se dedicó a observar y describir el medio natural: desde la medicina popular a los venenos animales, desde las propiedades medicinales de las plantas a la utilización de las aguas, desde la explotación minera a las lenguas vernáculas. Mientras tanto, ejercía la profesión médica en la sede virreinal y una labor educacional como catedrático de matemáticas en el Colegio del Rosario.

En 1763 y 1764, Mutis propuso a la Corte de España el apoyo y la subvención para la realización de una expedición botánica por el Virreinato de Nueva Granada con el objetivo de estudiar la flora y fauna americanas al más estilo de las expediciones patrióticas e ilustradas de su época. Su proyecto consistía en elaborar una completa historia natural, explorar la población indígena y la naturaleza, y mejorar la economía del virreinato.

Ante la negativa burocrática, continuó sus investigaciones científicas y su cátedra, iniciándose a la explotación de las minas de plata de La Montuosa, en la provincia de Nueva Pamplona. Durante este período tuvo notable importancia el descubrimiento de quinos en varios lugares.

Virreinato Nueva Granada siglo XVIII
VIRREINATO DE NUEVA GRANADA

Después de veinte años, a petición del virrey y arzobispo Antonio Caballero y Góngora,
envió un actualizado tercer proyecto científico a la Corte de Carlos III. Este rey ilustrado, que había estudiado botánica además de otras ciencias, técnicas y artes, aceptó la propuesta en 1783.


La Real Expedición Botánica al Nuevo Reino de Granada se inició bajo su mando ese mismo año y prolongó unos treinta años más. Fue englobada en el marco científico e ilustrado en el que se fomentaron las expediciones de su época y que se denominó como el "redescubrimiento de América".

Aunque durante veinte años de vida en el territorio americano había reunido una valiosísima información científica, hasta el momento Mutis se había ocupado de la investigación botánica como actividad secundaria. En adelante, la observación y el estudio del medio natural constituyó su ocupación principal, siendo nombrado primer astrónomo y botánico de la Real Expedición.

Cubrió unos 8.000 kilómetros cuadrados, utilizando como eje el río Magdalena: Santafé y sus alrededores, la laguna de Pedro Palo, la Mesa de Juan Díaz, Guaduas, Honda y los alrededores de Mariquita, donde se establecería la base científica hasta 1790.

Dibujos Nuevo Reino de Granada Celestino Mutis
DIBUJOS FLORALES DE LA EXPEDICIÓN BOTÁNICA

El proyecto expedicionario permitía el adiestramiento de un grupo de naturalistas, formados por Mutis, para colaborar en sus trabajos de campo. Por esta razón, en Bogotá se abrió una Casa Botánica donde se formaron numerosos licenciados de pluma y herbolarios que estudiaron la historia natural y que realizaron láminas de excepcional calidad. Entre los dibujantes destacaban Salvador Rizo y Francisco Javier Mutisque fue calificado por Humboldt como el mejor ilustrador botánico del mundo. Años más tarde, el médico y botánico bogotano José Jerónimo Triana contribuyó decisivamente a la determinación de las especies. También fue relevante su herbario y su biblioteca.

Su obsesión por pintar plantas desde su entorno natural, el respeto por el sistema linneano y la reproducción con colores naturales le permitió realizar extraordinarias colecciones de dibujos de la flora colombiana y encontrar algunos pies de quinos.

Entre sus colaboradores más notables, que extendieron la cobertura geográfica a estudiar, estaban sus sobrinos José y Sinforoso Mutis, este último exploró el norte del virreinato y la isla de Cuba, recogiendo materiales y participando en el negocio de la quina; el científico naturalista Francisco José Caldas, que fue responsable de la observación astronómica, consiguiendo además un extensísimo herbario de las tierras de Ecuador; fray Diego García, que reunió un amplio muestrario de fauna y geología desde el Alto Valle del Magdalena, entre La Palma y Timaná, hasta la zona de los Andaquíes; Eloy Valenzuela, subdirector de la expedición, que efectuó colecciones en Santander y, más tarde, en Bucaramanga; el botánico Francisco Antonio Zea, quien llegó a ser director del Real Jardín Botánico de Madrid; y Jorge Tadeo Lozano, que  fue responsable de los trabajos zoológicos. Sus trabajos botánicos fueron la fuente de la Historia natural del Nuevo Reino de Granada.

Dibujos plantas Expedición Botánica Mutis
DIBUJOS FLORALES DE LA EXPEDICIÓN BOTÁNICA

Preocupado por la utilidad y el provecho que podía beneficiar a la humanidad 
de estos estudios, se centró en ciertas especies vegetales como el "té de Bogotá", la canela americana y, muy especialmente, en la quina.

La quina era extraída de la corteza de los quinos, árboles de la familia de las rubiáceas, cuyas propiedades febrífugas eran utilizadas por los indígenas. En Europa, ya se conocía sus propiedades curativas de este llamado "polvo de los jesuitas" desde que precisamente un jesuita, Bernabé Cobo, descubriese su uso como medicamento en 1638. La quina se había convertido en un remedio eficaz contra las fiebres, como el paludismo o la malaria.

Durante su tiempo, otros naturalistas se dedicaron al estudio de esta planta: el naturalista francés La Condamine realizó investigaciones sobre la curativa corteza en la región de Loja (Quito); el médico español Pedro Virgili, maestro y protector de Mutis, fue el primer promotor de la creación de un monopolio de la quina peruana a instancias de Antonio Ulloa.

En 1772, descubrió una especie de quino en los bosques de Cundinamarca, resultando un hallazgo relevante ya que hasta la fecha se creía que el quino sólo crecía en las cercanías del Ecuador. Más tarde, descubrió otras especies de cinchona, el tipo de quina más habitual, teniendo propiedades medicinales algunas de ellas.

Sobre esta planta medicinal, sus especies, su forma de cultivo, recolección y protección, sus propiedades, y utilización en las enfermedades se volcaron algunos de sus más importantes trabajos.

Dibujos Botánica Nuevo Granada Celestino Mutis
DIBUJOS FLORALES DE LA EXPEDICIÓN BOTÁNICA

A principios del siglo XIX, Mutis consiguió implantar en el virreinato su plan de desarrollo científico desde la base fundacional de instituciones a imagen y semejanza a las europeos: fundó la Sociedad Patriótica del Nuevo Reino de Granada, también conocida como Sociedad Económica de Amigos del País de Bogotá, inauguró el Observatorio Astronómico de Santa Fe de Bogotá, y elaboró un plan de estudios de medicina, vinculados al Colegio
Mayor de Nuestra Señora del Rosario.

La Sociedad Económica de Bogotá promovió novedades en los sistemas educativos, económicos y sociales que mejoraron la vida en el virreinato.

Esta expedición resultó decisiva para el desarrollo de la cultura y la investigación en el territorio de la actual República de Colombia, ya que no sólo estudió la flora, la fauna y la minería, sino además las lenguas indígenas de su entorno. Es destacable la elaboración de una serie de vocabularios elementales constituidos por 100 palabras de cada idioma indígena por encargo del rey Carlos III. El Borbón respondía a la demanda de la zarina Catalina la Grande que le había solicitado vocabularios de las lenguas habladas en todos sus reinos, para hacer un monumental Diccionario de todas las lenguas del mundoLa defensa de los derechos de los indígenas y de sus culturas por parte de la Monarquía española fue un hecho verificable tanto Mutis como  otros hombres y mujeres de su tiempo.

Celestino Mutis Observatorio astronómico Bogotá
JOSÉ CELESTINO MUTIS Y OBSERVATORIO DE BOGOTÁ

José Celestino Mutis impulsó el desarrollo de otras ciencias especialmente las relacionadas con procesos industriales, como la minería de la plata y la destilación del ron. Contribuyó a mejorar el rendimiento de la Universidad de Bogotá en la que introdujo la ciencia moderna, siendo muy notable su influencia sobre las matemáticas, la física, la medicina y la historia natural.

Se preocupó por el progreso de la sanidad en campos como la enseñanza de la medicina, la mejora de la profesión, las instituciones y los tratamientos adecuados. Las líneas de reforma eran novedosas: la medicina debía basarse en las ciencias experimentales y ser enseñada por medio de modernos libros. Era necesario cultivar la observación en las prácticas médicas, así como las autopsias, los estudios de enfermos y la atención a estos junto a sus lechos. La medicina se abría a los idiomas modernos, a las ciencias y a las prácticas recientes. Entre sus colaboradores y discípulos destacó Miguel Isla.

La apertura hacia la ciencia astronómica permitió la fijación de los puntos geográficos y el estudio de los cielos. Francisco José de Caldas, su principal figura, fue quien estableció las coordenadas de Bogotá y comenzó una importante labor cartográfica necesaria para la geografía, la economía, la política y la defensa de las costas frente a los ingleses.

Durante su carrera científica, Mutis tuvo que defenderse de las acusaciones de la Iglesia, por ejemplo, en 1762, cuando al inaugurar la cátedra de matemáticas del Colegio del Rosario de Bogotá, en el Virreinato de Nueva Granada, expuso los principios del sistema copernicano, de la ciencia moderna y del método experimental.

Fue el primer defensor de los principios de Copérnico, así como de la física y la matemática modernas, inspiradas en Isaac Newton, y de la "filosofía natural", lo cual le ocasionó, en 1774, el enfrentamiento a los sectores más conservadores de la Iglesia del virreinato, en una nueva controversia.

Esculturas botánico Mutis Bogotá Cádiz
ESCULTURAS DE JOSÉ CELESTINO MUTIS

Con el tiempo, Mutis fue adquiriendo un gran renombre en los círculos científicos europeos. Mantuvo
constante correspondencia con los principales científicos europeos y españoles, entre los que destacaba Carlos Linneo, "padre de la taxonomía".

La relación entre Linneo y Mutis se inició a través de los discípulos del gran naturalista sueco, Clas Alströmer y Frederic Logié, a quienes Mutis conoció en el puerto de Cádiz, cuando se disponía a partir a Nueva Granada. Linneo mostró interés en el estudio de la quina, por lo que Mutis le remitió ejemplares de una especie diferente a la Conchona oficiales. Linneo hijo introdujo en su honor el género Mutisia, ampliando el significado que le dieron los alumnos de Mutis.

También compartió sus observaciones con Aimé Bonpland y con el prestigioso geógrafo y naturalista alemán Alexander von Humboldt, que le visitó durante su viaje expedicionario por América en 1801. Tal fue la admiración despertada por el alemán que le llamó "príncipe e ilustre patriarca de los botánicos".

También consiguió que Juan José Elhuyar fuese a Nueva Granada para mejorar la producción de la plata en el virreinato y, al igual que había hecho su hermano Fausto Elhuyar en Nueva España, planteó con Mutis posibles mejoras en la extracción y administración de este metal. Eran dos magníficos científicos con muy buena formación en química, minería y metalurgia. La Corona quería mejorar la extracción de la plata en los virreinatos, aumentando así las remesas a una Europa necesitada de metales nobles para la acuñación de monedas debido a los importantes cambios políticos, bélicos, sociales y económicos de la época.

geógrafo naturalista Alexander von Humboldt Mutis botánico
ALEXANDER VON HUMBOLDT

José Celestino Mutis murió en Bogotá, el 11 de septiembre de 1808. Sus restos reposan en la Universidad del Rosario en Bogotá como docente que fue de esta institución.

Su sobrino, Sinforoso Mutis Consuegra, hijo de su hermano Manuel, se hizo cargo de la Expedición Botánica con la colaboración de los oficiales de la Casa Botánica. Sinforoso completó el trabajo de su tío sobre la quina publicando, en 1809, un importante libro médico-botánico llamado Historia de los árboles de la Quina. Describió siete especies del género cinchona: lancifolia, cordifolia, oblongifolia, ovalifolia, longiflora, parviflora y flora; y comentaba asimismo sus propiedades medicinales.

El arcano de la quina. Obra póstuma del doctor don José Celestino Mutis, que contiene la parte médica de las cuatro especies de quinas oficiales, sus virtudes eminentes y su legítima preparación fue publicada en Madrid, en 1818, por el doctor Manuel Hernández de Gregorio. Se trataba del trabajo que Celestino Mutis entregó para su publicación en 1807, poco antes de morir.

Tras el estallido de los movimientos de emancipación de 1818, los materiales de la expedición (herbario, manuscritos y dibujos) se llevaron a España y actualmente se conservan en el Real Jardín Botánico de Madrid. Los más destacado son sus más de 6.000 dibujos botánicos de flora colombiana que forman parte del patrimonio nacional.

Mutis está considerado un padre fundador de la formación nacional de Colombia, por eso es significativo que el Jardín Botánico José Celestino Mutis de Bogotá fuese nombrado en su honor, al igual que el Parque Botánico José Celestino Mutis de Palos de la Frontera.

Billetes José Celestino Mutis
BILLETES DE JOSÉ CELESTINO MUTIS

ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO


La Escuela de Traductores de Toledo consistió en una serie de iniciativas culturales desarrolladas desde su reconquista de esta ciudad en 1085, por Alfonso VI, hasta su máximo esplendor cultural en tiempos de Alfonso X el Sabio.

El objetivo fue trasladar del arábigo al latín y al castellano todos los textos sobre las disciplinas del conocimiento y del saber que los árabes habían aportado a la España musulmana, en especial las ciencias; conocimientos que permanecieron ignorados en la Europa cristiana medieval.

Escuela Traductores Toledo Alfonso castilla latín
ESCUELA DE TRADUCTORES DE TOLEDO

La invasión de los musulmanes a la península Ibérica en el año 711, supuso la caída del Reino Hispano-visigodo y, por tanto, el final de la capitalidad de Toledo, que fue tomada sin resistencia. Durante el periodo califal, Toledo se embelleció y enriqueció con nuevos edificios, destacando las dos mezquitas, la de Bid al-Mardum, posteriormente convertida en la ermita del Cristo de la Luz, y la mezquita de Tornerías también convertida.

En los siglos de la Reconquista, los habitantes de los reinos cristianos peninsulares eran una sociedad inquieta y pujante, que compensaba su escasez demográfica con una enorme vitalidad, pero era también una sociedad rudimentaria, de cultura muy limitada, después de que la invasión islámica asolara el mundo visigodo.

En el siglo XII, penetró en Al-Ándalus y en Sicilia un aluvión de escritos árabes, judíos y griegos, tratándose de conocimientos traídos de todo el Viejo Mundo, desde el ámbito grecolatino hasta Persia y Babilonia, gracias a la gran extensión del islam. Los eruditos árabes aportaron valiosa información, tanto importada como propia, en los campos de la medicina, botánica, geografía o farmacología, también en materias como matemáticas, astrología, astronomía, magia y filosofía. La civilización islámica poseía un amplio desarrollo de estas disciplinas, mayormente científicas

Reyes y obispos eran conscientes de que toda aquella ciencia y cultura era imprescindible para consolidar su liderazgo. El poder cristiano desea ese saber y así decidieron traducir al latín las obras que los árabes atesoraban.

En Toledo se inició este movimiento cultural tras haber sido reconquistado por Alfonso VI de Castilla y León, en 1085, quien estableció un régimen de tolerancia con los antiguos pobladores. A esta ciudad se habían refugiado muchos judíos y algunos musulmanes, huyendo de la represión de almorávides y almohades en las taifas de Al-Ándalus. Dentro del núcleo urbano había comunidades de cristianos y judíos viviendo pacíficamente bajo dominio musulmán, habiendo adoptado incluso el lenguaje, el estilo de vida y la cultura árabes.

Con el tratado de capitulación, se concedieron fueros propios a los mozárabes, musulmanes y judíos que la habitaban, leyes que serían respetadas y unificadas en un único fuero de 1118, otorgado por Alfonso VII, y gracias al cual comenzó uno de los períodos más florecientes de Toledo, especialmente en el aspecto cultural.

Toledo panorámica foto pintura Toletum
PANORÁMICAS DE TOLEDO

Toledo se había convertido en la "Ciudad de las Tres Culturas", nombre con el que ha sido bautizada gracias a que musulmanes, judíos y cristianos convivían con sus propias costumbres y en relativa paz durante los siglo XI, XII y XIII. Gracias a ello, surgió en el siglo XII la Escuela de Traductores de Toledo, convirtiendo a esta ciudad en un importante núcleo intelectual a nivel europeo.

Aquella iniciativa agrupó a muchos traductores, pero no puede asegurase de una escuela estable, porque los traductores no estaban centrados en una institución concreta en la que hubiese una relación profesional entre sus miembros, tratándose más bien de un movimiento. Los europeos serán asesorados por mozárabes (cristianos que vivían en Al-Ándalus y conocían el idioma árabe), judíos e islámicos. Son los pioneros del renacimiento intelectual del XII. El siglo XII era también el siglo del esplendor de la filosofías árabe y judía, y el XIII el de las traducciones de los comentarios de Averroes a Aristóteles.

Junto a la catedral, en estancias especialmente acondicionadas, se reunían grupos de estudiosos que entendían sobre las diferentes materias. En unas salas, los amanuenses y los copistas escribían sobre pergaminos. En otras salas se elaboraban ciudadosamente los pergaminos o se preparaba el papel que ya se fabricaba en Játiva, según fórmulas procedentes de Oriente. En las salas más silenciosas, en las que se percibía un fervor casi religioso, trabajaban los traductores.

El trabajo se organizaba en varios equipos mediante una cadena de traducciones sucesivas. El arzobispo encargaba a los judíos y mozárabes de Toledo, conocedores del lenguaje arábigo, las traducciones del árabe al castellano antiguo. A su vez, los clérigos de la catedral toledana, que conocían el latín, traducían del romance castellano al latín escolástico, que era el idioma culto usado en todas las universidades y estudios generales de Occidente. Igualmente, los judíos de Toledo traducían del árabe al hebreo y del hebreo al latín.

Sobre las mesas de trabajo y en las estanterías de la biblioteca se podían encontrar las obras más dispares: junto a los clásicos cristianos ocupaban un lugar preferente las obras de Aristóteles, Avicena, Maimónides, Averroes y tratados científicos, especialmente de medicina, matemáticas y astronomía

catedral Toledo escultura Jiménez Rada Alfonso
CATEDRAL DE TOLEDO

El promotor de este movimiento fue el arzobispo toledano  Raimundo de Sauvetât, también canciller de Castilla durante 1126-1150. Fue este cisterciense francés quien a principios del siglo XII impulsó la traducción y la edición de las obras arábigas. Su labor fue continuada por sus sucesores a cargo del arzobispado toledano, especialmente por Rodrigo Jiménez de Rada, que había estudiado en París, introduciéndose en la primera parte del siglo XIII en la corte de Alfonso VIII como cronista. Este erudito y políglota navarro, natural de Puente la Reina, compuso De rebus Hispaniae, que describe la historia de España desde sus orígenes hasta 1243.

Durante la segunda mitad del siglo XII, Domingo Gundisalvo y su colaborador Juan Hispano dirigieron la Escuela de Traductores de Toledo, que adquirió fama internacional, incorporándose el arabista italiano Gererdo de Cremona, los ingleses Daniel de Morlay, Alejandro Neckham y Alfredo de Sareshel, y otros como Abelardo de Bath o Rétines.

Las traducciones continuaron hasta finales de este siglo y comienzos del XIII gracias a la labor de Marcos de Toledo, Rodolfo de Brujas, el italiano Platón de Tívoli, o el escocés Miguel Scoto. La participación de eruditos extranjeros se debió a que aquel movimiento cultural estaba transformando la vida intelectual
, no solo en la península Ibérica, sino también al norte de los montes Pirineos.

El filósofo segoviano Domingo Gundisalvo fue arcediano de su ciudad natal, discípulo de Juan Hispano y del médico Ibrahim ibn Dawud. Juan Hispano le enseñó árabe, por lo que tradujo la Metafísica de Avicena, De anima de Avicena, Fons vitae de Ibn Gabirol, De intellectu de Alkindi, Liber de scientiis de Alfarabi, Las tendencias o las opiniones de los filósofos de Algaceletc; siempre en colaboración con Juan Hispano, que traducía del árabe al castellano, y Gundisalvo del castellano al latín. Gundisalvo fue el primer pensador occidental que sufrió la influencia de escritos árabes, además fue un agente decisivo en la incorporación de estos escritos al mundo latino. Sus principales obras fueron De divisione philosophiae, De inmortalitate animae, De processione mundi, De unitate et uno y De anima.

El maestro Juan Hispano, también llamado Juan Hispalense, fue un judío converso de nombre Ibn Däwüd. Fue autor de treinta y siete traducciones y obras originales. Compuso un Tractatus de anima, el Liber de causis, el Liber de causis primis et secundis, una física y una metafísica. Las doctrinas de Avicena constituyeron el fondo de su doctrina.

En 1175, Gerardo de Cremona tradujo el tratado de astronomía de Ptolomeo del árabe al latín con el título de Almagesto. También un tratado sobre algoritmos de Al-Jwarizmi, un Canon de medicina de Avicena, y obras de Aristóteles. Pero su traducción más relevantes del árabe al latín fue un tratado astronómico del hispanoárabe Azarquiel llamado Tablas Toledanas, elaboradas un siglo antes y que se utilizaron para establecer el movimiento de los planetas.

La fama de la ciencia musulmana fue puesta de relieve por Daniel de Morley, quien abandonó Inglaterra en busca de amplios conocimientos y se trasladó a París, donde sólo encontró maestros vacíos. Allí supo que Toledo era el gran foco difusor de conocimientos científicos de los árabes, y no dudó en marchar a esta ciudad castellana para aprender de los mayores sabios del mundo.

Hasta muy entrado el siglo XII, Aristóteles sólo era conocido por su Logica vetus y Logica nova, y un siglo después Avicena y Averroes difundieron sus obras de física, biología, zoología, psicología y política. A través de la Escuela de Traductores de Toledo penetró la cultura griega en Occidente: las obras de Al Kindi, Al Farabi, Algacel, Aristóteles, Platón, Euclides, Galeno, Ptolomeo, Alejandro de Afrodisia, Ibn Gabirol, Qusta ben Luca y Temistio.

Se tradujo la Fons Vitae de Avicebrón, la metafísica de Avicena, las matemáticas de Euclides, la astronomía de Ptolomeo, la medicina de Hipócrates y de Galeno. De igual manera, se recibieron saberes propiamente musulmanes como la aritmética, el álgebra, la astronomía y la medicina de Raschid y de Avicena. Con estos autores no solo llegaban obras, sino también el método, el razonamiento.

El 47% de las obras traducidas eran de cálculo y cosmología; el 21% de filosofía; el 20% de medicina; un 8% de religión, física y ciencias naturales, disciplinas que en esta época estaban muy relacionadas; sólo un 4% de las traducciones se ocupaba de química y ciencias ocultas, por eso Toledo fue también el centro cultural de la magia.

edificio Toledo traducciones sede Alfonso Sabio
CENTRO DE TRADUCCIONES

Posteriormente, aparecieron otras ciudades que se dedicaron a traducir textos del arábigo y del judío al latín: Sevilla, Tarragona, Tudela, Burgos, Murcia, Tarazona, etc. Hubo muchos traductores, muchas traducciones y un efectivo trasvase de la cultura acumulada por el islam a la civilización cristiana.

En la región del Ebro, Roberto de Kétène y Hermann el Dalmata tradujeron el Corán al latín, a petición de Pedro el Venerable, abad de Cluny. En Tarazona, bajo la dirección del obispo Miguel, se tradujeron obras de astronomía, matemáticas, astrología, alquimia y filosofía por Hugo Sanctallensis, Roberto de Ketten, Herman el Dálmata, Pedro de Toledo y el sarraceno Muhammad.

Tudela, bajo el reinado del navarro Sancho VI el Sabio, contaba con un importante grupo de distinguidas familias judías por su cultura entre los que destacaron Benjamín de Tudela, Yehudá ha-Levi, Abraham ibn Ezra, etc., discípulos de otros eruditos hebreos y contemporáneos de Maimónides. Tudela y Toledo tenían relación antes y después de ser reconquistadas. En la escuela tudelense estuvo uno de los traductores del Corán al latín, Roberto de Ketton, que presentó varias versiones de libros árabes sobre álgebra, astronomía y alquimia.

En Burgos, Juan Gundisalvo, de nuevo, el obispo García Gudiel, el cristiano Juan González, y el judío Salomón tradujeron varias obras de Avicena. Más tarde, continuaron su labor en Toledo al ser nombrado arzobispo García a finales del siglo XIII.

En TarragonaHugo de Santalla tradujo obras de geometría, meteorología y aritmética. También tradujo obras científicas Juan de Sevilla y el monje Gerberto de Aurillac, futuro papa Silvestre II, que viajó a Córdoba para estudiar en su madrasa (universidad) y conseguir manuscritos árabes.

sala traducciones toledano
CENTRO DE TRADUCCIONES

Las obras de los clásicos grecolatinos no habían desaparecido en la Europa medieval, pero aquellas copias eran raras, pocas veces completas y con mucha frecuencia malas. Por el contrario, el movimiento iniciado por Raimundo permitió una difusión prácticamente generalizada del saber oriental en Europa. Y así fue como el patrocinio de los reyes y obispos cristianos permitió dar un impulso cultural sin precedentes.

Un solo ejemplo: el actual sistema numérico formado por guarismos, así como los números cero e infinito son de origen indio; fue un científico persa formado en Bagdag, Al-Jwarismi, quien recogió de los indues el sistema numérico decimal en su Libro de los guarismos; ese libro fue difundido a su vez en el mundo islámico hasta Córdoba; en Toledo fue traducido al latín por Gerardo de Cremona y desde esta ciudad fue difundido por toda la Cristiandad europea sustituyendo al sistema de números romanos.

Del mismo modo, el Canon de Avicena o el Arte de Galeno se generalizaron en las universidades europeas.

El papel se usaba ya en la España del siglo XI, introducido por los árabes, que a su vez lo habían tomado de China. El libro de papel más antiguo que se conserva en Occidente es un misal toledano del siglo XI.

corte Alfonso Sabio corte traductores
ALFONSO X CON TRADUCTORES

Años más tarde, durante el último tercio del siglo XIII el rey Alfonso X el Sabio impulsó una intensa actividad cultural. Toledo había alcanzado uno de los periodos de mayor esplendor, convirtiéndose en la capital europea de la cultura.

Se trasladaron allí los restos de la biblioteca de Al Hakam II, cuyos fondos fueron traducidos. Para entonces, no sólo se traducía al latín sino de manera definitiva también al castellano y al francés. Como ejemplo preclaro es la obra árabe Libro de la Escala, que recoge una serie de leyendas relativas a un viaje recorrido por Mahoma en el infierno y el paraíso. Aquella obra fue traducida al castellano por Alfonso X antes de 1264, y posteriormente por Buenaventura de Siena, quien la tradujo al francés y al latín. Dante se inspiró en esta traducción al francés para establecer la base argumental de su Divina Comedia.

Y no sólo se recopilaba y se copiaba, sino que también se creaba mucha obra original en todas las materias (medicina, filosofía, cosmografía, etc.). Un ejemplo eminente es el Libro de las Tablas Alfonsíes. Alfonso X había mandado instalar un observatorio astronómico en el castillo toledano de San Salvador; a partir de las observaciones realizadas, se calcularon esas Tablas astronómicas, un completo tratado de Astronomía que todavía tres siglos más tarde admiraría Copérnico.

Corte Alfonso Sabio traductores científicos árabes
ALFONSO X CON MÉDICOS ISLÁMICOS Y TRADUCTORES

Alfonso X el Sabio fue un rey con un legado muy discutible en lo político, pero como promotor cultural no tuvo parangón. Se interesó por todas las disciplinas: ciencias, historia, derecho, literatura. Cambió el sistema de trabajo: él mismo dirigió las traducciones, en lugar del arzobispo, y revisaba su resultado final. Empezó a hacer versiones al romance castellano, que ya utilizaba como lengua culta junto al latín escolástico. Otra novedad fue la de introducir en el catálogo de obras traducidas las de carácter popular con intención recreativa o moralizante. Buen conocedor del impulso que tomaban en su tiempos los estudios jurídicos, reunió a expertos en leyes antiguas y les encargó la recopilación de las leyes generales para el reino. Así fue sancionado el Fuero Real, primero, y la ley Siete Partidas, después.

Y, sobre todo, él fue quien impulsó las dos grandes compilaciones historiográficas que la España medieval nos dejó: la Estoria de España y la Grande e general Estoria. El propósito de Alfonso X lo dejó escrito:
"Donde por todas estas cosas, yo, don Alfonso, después que hube hecho juntar muchos escritos y muchas historias de los hechos antiguos, escogí dellos los más verdaderos e los mejores que supe; e hice también hacer este libro, y mandé poner en él todos los hechos señalados tanto de las historias de la Biblia como de las otras grandes cosas que acaecieron por el mundo… Todos los grandes hechos que acaecieron por el mundo a los godos y a los gentiles y a los romanos y a los bárbaros y a los judíos y a Mahoma, a los moros de la engañosa fe que él levantó, y todos los reyes de España, desde el tiempo en que Joaquín casó con Ana y que Octavio César comenzó a reinar, hasta el tiempo que yo comencé a reinar, yo, don Alfonso, por la gracia de Dios, rey de Castilla."

De manera que la llamada Escuela de Traductores de Toledo, que en realidad no era una escuela sino un movimiento de cultura promovido por los reyes cristianos y por los obispos durante la Reconquista, consiguió enriquecer la cultura Occidental al incorporar los conocimientos que los árabes habían copiado y conservado de otros, aportando los suyos propios.

A lo largo de toda la Edad Media, el núcleo urbano fue aumentando, adquiriendo en el siglo XIV el Privilegio de Ferias y pasando a ser, un siglo después, una de las principales productoras de Castilla de paños, actividad que se sumó a las ya existentes de acuñación de moneda, fabricación de armas e industria de seda. El colectivo que más ayudó a dicho desarrollo económico fue el de los judíos.

TRADUCTOR DE TOLEDO

UNIVERSIDAD DE SALAMANCA


La Universidad de Salamanca es la más antigua de España y una de las cuatro de Europa abiertas actualmente, junto con las de Bolonia, Oxford y París (La Sorbona). El origen de esta universidad fue el Estudio General de Salamanca, inaugurado en 1218 por Alfonso X el Sabio. Fue el segundo Estudio General más antiguo de España tras el de Palencia, fundado en 1208.

Además, fue la primera institución educativa española y europea que obtuvo el título de Universidad, es decir, de validez universal de sus títulos, a través de la bula papal de Alejandro IV en el año 1255. En la actualidad es una universidad pública, y fue pontificia hasta 1852.

UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

La Universidad de Salamanca tuvo su origen en la Escuela Catedralicia de Salamanca, fundada en 1130. El primer documento oficial fue expedido por el rey Alfonso IX de León, quien le concedió en 1 de enero de 1218 la categoría de Estudio General salmantino, "Studii salmantini". Esta titulación manifiesta la diversidad de las cátedras impartidas (Derecho Canónico, Civil, Medicina, Lógica, Gramática y Música), la validez de sus títulos, y su carácter público abierto a todos cuya pretensión era competir con el Estudio de Palencia, al que Alfonso VIII de Castilla había dado este título en 1208.

Bajo el reinado de Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y León, el Estudio General se convirtió en Universidad, en su doble carácter de real y pontificia, el 8 de mayo de 1254. Además de los reyes, diversos papas favorecieron a la universidad: Alejandro IV confirmó la titularidad de Universidad, la primera de toda Europa, en 1255.

Según lo escrito en las Siete partidas de Alfonso X, esta institución fue concebida como "Estudio es ayuntamiento de maestros, e de escolares, que es fecho en algún lugar, con voluntad, e entendimiento de aprender los saberes", conforme al espíritu medieval. El rey asignó sus primeras ordenanzas, dotó sus primeras cátedras estables, como la de música, y creó el cargo de bibliotecario, siendo la primera universidad de Europa que toma este nombre y que contaba con biblioteca pública.

Funcionaba como una corporación autónoma, independiente de la ciudad y del cabildo catedralicio, participativa y celosa de sus privilegios, disponiendo de sus propias reglas y hasta de sus propias instituciones penales. El rector podía ser un estudiante elegido por los miembros de la corporación, si bien la concesión de los grados académicos correspondía a autoridades como el maestrescuela o el canciller. Las cátedras se asignaban por cooptación, mediante oposiciones públicas acompañadas a veces de asambleas tumultuarias.

En sus comienzos, las clases se impartían en el claustro de la Catedral Vieja, en casas alquiladas al cabildo y en la iglesia de San Benito, hasta que a principios del siglo XV empezaron a fundarse colegios. El primer edificio propiamente universitario fue el Colegio Mayor de San Bartolomé, fundado por el obispo Diego de Anaya Maldonado, en 1401.

El cardenal aragonés Pedro de Luna, gran protector de la institución, impulsó la compra de los primeros solares y la construcción del Hospital del Estudio (actual rectorado), las Escuelas Mayores y las Escuelas Menores. Además también se impartieron enseñanzas en los Colegios Mayores y Menores o en conventos de las órdenes religiosas.

MEDALLÓN DE LOS REYES CATÓLICOS EN LA FACHADA DE LAS ESCUELAS MAYORES

El edificio más emblemático de la Universidad es el de las Escuelas Mayores, que se comenzó a construir en 1411. La fachada, dedicada a los Reyes Católicos en 1534, es el elemento más conocido y está dividida en tres cuerpos. El primero contiene el medallón de los Reyes Católicos que empuñan el mismo cetro. En la parte inferior se puede leer "Fernandino - Elisabeta", y en la parte superior, en griego, "Los Reyes a la Academia, y ésta a los Reyes", donde aparecen el yugo de Fernando y las flechas de Isabel.

El segundo cuerpo contiene en el centro el escudo de Carlos V, rematado con un globo y una cruz sobre una espectacular corona; a la derecha el águila de San Juan y de los Reyes Católicos, a la izquierda el águila bicéfala del Imperio. En el tercer cuerpo hay una capillita donde se halla Papa Benedicto XIII que exhorta los clérigos.

El patio posee un doble claustro con columnas y arcos de medio punto, en la galería inferior, y columnas muy finas y arcos truncados mixtilíneos en la galería superior. En la planta baja están las antiguas aulas en las que impartían estudios generales, destacando las aulas de Salinas, Fray Luis de León y el Paraninfo.

La biblioteca cuenta con más de 40.000 volúmenes escritos entre los siglos XVI y XVIII, en todas las lenguas y materias, destacando las dedicadas a teología, letras y leyes. La biblioteca se extiende a un recinto anejo cubierto por una bóveda gótica estrellada, donde se guardan tres mil seiscientos manuscritos y cuatrocientos incunables con páginas de pergamino y vitela, escritos entre los siglos XI al XVI.

BIBLIOTECA DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA

Durante el Siglo de Oro en España existían tan sólo seis Colegios Mayores de los cuales cuatro pertenecían a la Universidad de Salamanca: el de San Bartolomé, el de Oviedo, el de Cuenca, y el de Santiago; a estos habría que sumar el de Santa Cruz en Valladolid y el de San Ildefonso en Alcalá de Henares. Salamanca contaba además con numerosos colegios menores y otros centros universitarios de diversa índole.

Es durante este periodo de máximo esplendor de la cultura española cuando la Universidad se convirtió en el escenario de relevantes acontecimientos para la historia de la humanidad. En el claustro de esta Universidad se discutió sobre la viabilidad del proyecto de Cristóbal Colón y las consecuencias que traían sus afirmaciones. Tras el descubrimiento de América, se discutió sobre el derecho de los indígenas a ser reconocidos con plenitud de derechos; la denominada polémica de indis fue algo revolucionario para la época.

Se analizaron los procesos económicos por primera vez, generándose el primer movimiento de estudios y análisis de la macro economía moderna, conocida como Escuela de Salamanca. Esta institución fomentó un corriente de pensamiento económico durante los siglos XVI y XVII, capaz de reconciliar la doctrina tomista (Santo Tomás) con el nuevo orden social y económico, y abordar los cambios de la Edad Moderna desde una nueva perspectiva.

Sus profesores fueron un grupo de escolásticos españoles, teólogos y juristas, seguidores de las corrientes moralistas e iusnaturalistas que efectuaron novedosas aportaciones en el estudio del hombre y su relación con la moral, la economía y la justicia. Sus miembros más brillantes fueron Luis de León, Francisco de VitoriaDomingo de SotoMartín de Azpilcueta, Tomás de Mercado, Luis de Molina, Bernardino de Sahagún, Domingo Báñez, Francisco Suárez, etc. 

Todos ellos formaron un importante foco humanista, renovaron la teología, sentaron las bases del Derecho moderno de gentes, del Derecho Internacional, precursora de los primeros Derechos Humanos, encabezados por Francisco de VitoriaY efectuaron los primeros estudios en etnografía y antropología social moderna, especialmente por Bernardino de Sahagún

Describieron, por primera vez, los efectos producidos por la masiva llegada de metales preciosos traídos desde el Nuevo Mundo a Europa, abordaron cuestiones referentes al dinero, valor y precio, y formularon las primeras teorías macroeconómicas como la teoría del valor-escasez de un producto, la teoría cuantitativa del dinero o la ley de la oferta y la demanda, generando conceptos como la inflación o el interés bancario. En este campo destacaron Martín de Azpilcueta o Tomás de Mercado, considerados como los fundadores de la ciencia económica.

También participaron activamente en el Concilio de Trento, cumbre del pensamiento católico español sobre la irrupción del protestantismo europeo.

Matemáticos de esta Escuela estudiaron la reforma del calendario, por encargo del papa Gregorio XIII, y propusieron la solución que se implantó posteriormente.

ESTATUA DE FRANCISCO DE VITORIA

Hacia 1580, llegaban a Salamanca 6.500 estudiantes nuevos cada año, de entre los que se nutría la administración de la Monarquía hispánica para hacer funcionar su Estado. También tuvo en esa época las que probablemente fueron las primeras alumnas universitarias del mundo: Beatriz Galindo fue famosa por sus conocimientos y consejera de la reina Isabel; y Lucía de Medrano fue la primera mujer profesora en impartir clases en una Universidad del mundo, durante el curso 1508-1509.

En el siglo XVII se produjo una decadencia, debida principalmente a que los Colegios Mayores pasaron a estar en manos de los hijos de la nobleza, olvidando su origen de enseñar a jóvenes valiosos pobres. Un título por Salamanca o haber sido Colegial, era llave para obtener cargos importantes en la Administración.

Durante el Siglo de Oro español, además de los brillantes miembros de la Escuela de Salamanca, asistieron a la Universidad distinguidos escritores como Fernando de Rojas, Luis de Góngora, Mateo Alemán, Calderón de la Barca; personalidades ilustres de la cultura como Antonio de Nebrija, Manuel de Larramendi, Manuel Fernández Álvarez, Pedro Sánchez Ciruelo, Antonio de Covarrubias, Diego de Covarrubias, Ambrosio de Morales, Abraham Zacuto, etc.

Antonio de Nebrija pasó a la Historia por redactar la primera gramática de una lengua vulgar, convirtiéndola en lengua culta, fue la Gramática de la Lengua castellana, que dedicó a su reina Isabel I la Católica durante su visita oficial a la ciudad universitaria.

CATEDRAL DE SALAMANCA

En el Siglo de las Luces, la Universidad de Salamanca constituyó uno de los principales difusores de la Ilustración española. En torno al profesor de filosofía moral y jurídica Ramón de Salas y Cortés y al ilustre poeta Meléndez Valdés se congregaron personalidades notables como el matemático y filósofo Miguel Martel, el bibliotecario de la universidad, traductor, sistematizador y difusor del pensamiento de Jeremy Benthan, Toribio Núñez Sessé, el matemático Juan Justo García, o los poetas y políticos Juan Nicasio Gallego y Manuel José Quintana.

Muchos de los estudiantes, profesores e intelectuales vinculados a este círculo ilustrado desempeñaron, como por ejemplo Diego Muñoz Torrero, un papel fundamental en la elaboración de la primera Constitución española en las Cortes de Cádiz de 1812, denominada La Pepa, el desarrollo del liberalismo y el pensamiento progresista en España y la introducción de las entonces incipientes ciencias sociales. No fueron ajenos a este renacer los prelados de Salamanca de ideas ilustradas, como Bertrán o Tavira, siendo este último catedrático de la Universidad.

El reinado de Fernando VII y la restauración del absolutismo, tras el breve trienio liberal de 1820 a 1823, condujo a la frustración de este renovador y prolongado movimiento intelectual.

Durante la Guerra de la Independencia española muchos de los Colegios salmantinos resultaron destruidos, ya que los franceses utilizaron la piedra de los edificios para construir defensas, y las bibliotecas fueron expoliadas de sus mejores fondos. Los libros se recuperaron entre el equipaje de José Bonaparte, tras la batalla de Vitoria en 1813, y una parte de los fondos fueron regalados por Fernando VII al general Wellington, como agradecimiento, y otra pasó a formar parte de la Biblioteca del Palacio Real. Estos últimos fueron recuperados para la Biblioteca de la Universidad en 1954.

En mayo de 1852, la Universidad perdió la condición de Pontificia mediante real orden, que suprimió las facultades eclesiásticas de la Universidad de Salamanca.

En 1953, la Universidad celebró el VII Centenario del edicto de Alfonso X que le dio el título de Universidad, la primera de Europa que lo ostentó oficialmente. Y en 1886, la Universidad de Salamanca, junto con la de Coimbra, recibió el Premio Príncipe de Asturias de cooperación internacional.


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