El filósofo, pedagogo y psicólogo Juan Luis Vives fue un precursor del Humanismo y hombre del Renacimiento. Un adelantado a su tiempo que, en la actualidad, recobra plena vigencia por su defensa del individuo, de la solidaridad con los necesitados, de la educación y el compromiso como plataforma social.
Está considerado como uno de los precursores de los modernos sistemas de asistencia social, uno de los padres de la psicología gracias a su novedoso procedimiento inductivo de Psicología aplicada, y un reformista de los métodos de enseñanza y pedagogía.
En apenas treinta años de madurez, fue sobresaliente en materias como la teología, la política, la psicología y la filosofía, llegando a dominar más de seis lenguas. Sin embargo, si algo define la figura de Vives no es su amplitud de conocimientos, sino el hecho de ser considerado un auténtico hombre del Renacimiento, ya que reunía en su persona todas la actitudes características renacentistas: crítica de la autoridad, preocupación por el hombre, vuelta a las fuentes clásicas, atención a la observación y la experiencia, curiosidad por las novedades, culto al trabajo y al espíritu productivo, sano y ponderado utilitarismo, profunda religiosidad intimista, etc. En definitiva, fue una mente destacada de su tiempo.
En Valencia, a finales del siglo XIV, los judíos representaban el 10% de la población y desempeñaban una trascendental misión mercantil, política, social e intelectual. A finales del siglo siguiente, la comunidad judía sufría la expulsión y en ese ambiente de incomprensión transcurrieron los primeros años de la vida de una de las personalidades más sobresalientes del pensamiento español, el gran humanista Juan Luis Vives.
Precisamente, nació en Valencia en 1492, el año en el que los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos, en el que Cristóbal Colón descubrió el Nuevo Mundo, en el que España completó la Reconquista y en el que Antonio de Nebrija editó su Gramática de la lengua española.
En Valencia, a finales del siglo XIV, los judíos representaban el 10% de la población y desempeñaban una trascendental misión mercantil, política, social e intelectual. A finales del siglo siguiente, la comunidad judía sufría la expulsión y en ese ambiente de incomprensión transcurrieron los primeros años de la vida de una de las personalidades más sobresalientes del pensamiento español, el gran humanista Juan Luis Vives.
Precisamente, nació en Valencia en 1492, el año en el que los Reyes Católicos decretaron la expulsión de los judíos, en el que Cristóbal Colón descubrió el Nuevo Mundo, en el que España completó la Reconquista y en el que Antonio de Nebrija editó su Gramática de la lengua española.
Vivió en el seno de una familia de comerciantes judíos valencianos que había prosperado y obtenido gran popularidad en la región levantina de la época, pero que se vio forzada a convertirse al Cristianismo para mantener sus propiedades y evitar la expulsión. Se trataba de una conversión en falso de la familia Vives, que fue acusada por la Inquisición de seguir practicando el judaísmo en secreto. Al parecer, fueron sorprendidos durante una liturgia en una pequeña sinagoga oculta en el interior de su casa.
Entre 1507 y 1509 cursó estudio en la Universidad de Valencia, fundada en 1502. Preocupada su familia por las consecuencias que el proceso inquisitorial pudiera acarrear a Juan Luis, fue enviado a estudiar al extranjero para continuar con su formación, iniciando un periplo por algunos de los principales centros universitarios de Europa.
En otoño de 1509, ingresó en la Universidad de la Sorbona, en París, donde por aquella época confluían muchos estudiantes y profesores de la Corona de Aragón. Tras lograr el título de doctor en 1512, se marchó a Brujas, ciudad comercial donde vivían algunas familias de mercaderes valencianos, entre ellas la de su futura mujer, Matgarida Valldaura.
En 1523, recibió una oferta para trabajar como profesor en la Universidad de Alcalá de Henares, pero al conocer la triste noticia de que sus padres habían sido condenados por la Inquisición prefirió reusarla ante el temor de ser perseguido. Aquella tragedia permaneció grabada en su conciencia y en el espíritu de sus escritos durante toda su vida.
Ese mismo año, el cardenal Wolsey reclamó sus servicios como lector del Colegio de Corpus Christi en la Corte inglesa, llegando a ser canciller del rey Enrique VIII. Allí conoció a Tomás Moro y a la reina Catalina de Aragón. De esta manera, Vives podía desarrollar su actividad humanística investigando y enseñando sus descubrimientos. Ejercer en alguna corte era colmaba las expectativas de cualquier pensador, pues era un lugar ideal donde poder desarrollar sus tesis de forma independiente tanto intelectual como económicamente.
Vives intermedió en las pretensiones de divorcio de Enrique VIII con Catalina, por petición de esta última, seguramente para contraer nupcias con Ana Bolena. Escribió al emperador Carlos V, enemigo del rey, y al papa Clemente VII, pero sus cartas fueron confiscadas por el cardenal Wolsey. Finalmente, su amigo Tomás Moro murió por oponerse al divorcio y Vives fue obligado a abandonar Inglaterra.
Esta circunstancia le hizo regresar a tierras flamencas en 1527, más concretamente a la Academia de Lovaina, donde elaboraría sus pensamientos con más lucidez gracias a la influencia que ejercieron en él un grupo de humanistas de gran nivel entre los que estaba Erasmo de Rotterdam.
TOMÁS MORO Y JUAN LUIS VIVES |
Vives se convirtió en el máximo defensor del Erasmismo español, pero no como una simple continuador, sino como una auténtico creador de ideas, ya que aparte de ser coetáneos se dieron ciertos paralelismos en sus carreras.
Ambos se vieron afectados por el modo en que se impartía la educación cuando eran estudiantes, y experimentaron la llegada del nuevo movimiento renacentista cuando las universidades comenzaron a recuperar la cultura grecorromana, mientras ejercía como profesores. Era el origen del Humanismo que brotó con fuerza en sus pensamientos y su didáctica.
Los humanistas, como Vives, no cuestionaban la jerarquía de la Iglesia ni la doctrina católica, sino sus métodos obsoletos de enseñanza en las escuelas y universidades, la superchería utilizada en sus prácticas, la rutinaria repetición de sus acciones. Era una metodología alienada que limitaba la capacidad de pensamiento de sus individuos, interponiendo su autoridad sobre la voluntad personal, y usando argumentos medievales e interpretaciones desfasadas.
Por esos, tanto Erasmo como Vives se dedicaron a dar respuesta a las nuevas inquietudes del nuevo hombre moderno, liberando a la Iglesia de sus argumentos medievales. La Iglesia no aceptó con agrado aquellas sugerencias ya que los obispos del siglo XVI permanecieron firmes en sus convicciones considerando a los reformistas como instigadores de los nuevos métodos, de la traducción de la Biblia a otras lenguas, etc.
Si bien es cierto que Erasmo se convirtió en la cabeza pensante del nuevo Humanismo, el movimiento erasmista englobó a una serie de pensadores heterogéneos entre si que elaboraron sus propias tesis de forma independiente y que proyectaron su actividad reformista en diferentes áreas del conocimiento. En este sentido, Juan Luis Vives continuó la senda marcada por su precursor, pero sus contribuciones, por ejemplo en la psicología aplicada, son indiscutibles.
Ambos se vieron afectados por el modo en que se impartía la educación cuando eran estudiantes, y experimentaron la llegada del nuevo movimiento renacentista cuando las universidades comenzaron a recuperar la cultura grecorromana, mientras ejercía como profesores. Era el origen del Humanismo que brotó con fuerza en sus pensamientos y su didáctica.
Los humanistas, como Vives, no cuestionaban la jerarquía de la Iglesia ni la doctrina católica, sino sus métodos obsoletos de enseñanza en las escuelas y universidades, la superchería utilizada en sus prácticas, la rutinaria repetición de sus acciones. Era una metodología alienada que limitaba la capacidad de pensamiento de sus individuos, interponiendo su autoridad sobre la voluntad personal, y usando argumentos medievales e interpretaciones desfasadas.
Por esos, tanto Erasmo como Vives se dedicaron a dar respuesta a las nuevas inquietudes del nuevo hombre moderno, liberando a la Iglesia de sus argumentos medievales. La Iglesia no aceptó con agrado aquellas sugerencias ya que los obispos del siglo XVI permanecieron firmes en sus convicciones considerando a los reformistas como instigadores de los nuevos métodos, de la traducción de la Biblia a otras lenguas, etc.
Si bien es cierto que Erasmo se convirtió en la cabeza pensante del nuevo Humanismo, el movimiento erasmista englobó a una serie de pensadores heterogéneos entre si que elaboraron sus propias tesis de forma independiente y que proyectaron su actividad reformista en diferentes áreas del conocimiento. En este sentido, Juan Luis Vives continuó la senda marcada por su precursor, pero sus contribuciones, por ejemplo en la psicología aplicada, son indiscutibles.
Más tarde, Vives regresó a Brujas, su verdadera ciudad de adopción. Allí escribió principalmente para la Iglesia y la Corte de Carlos V ya que era un eficaz método para propagar sus ideas. Su enorme capacidad de intermediación en tiempos convulsos, haciéndose oír entre las más altas esferas de poder, opiniones que eran bien aceptadas tanto por los reformistas protestantes como por los contrarreformistas católicos.
Como máximo exponente del humanismo renacentista, trató de rescatar la visión de los clásicos como fuente de regeneración frente a las tradicionales lecturas escolásticas. Reivindicó el pensamiento científico de Aristóteles como fuente de sabiduría, o el pensamiento ético de Paltón y los estoicos. En la obra Adversus pseudodialecticos, editada en 1520, presentó la lectura de los clásicos como medio para adquirir agilidad mental.
Su vocación universalista es definitiva por su extensa y ecléctica producción humanística que desarrolló, no sólo innovando en el campo de la teología, de la filosofía moral, o de la psicología, sino aplicándose en propuestas a favor de la paz, la unidad entre los pueblos o la asistencia a los desheredados.
Vives vivió en ciudades como Brujas o Lovaina, donde existían unas comunidades laicas de mujeres que cumplían misiones de asistencia a los pobres y a los enfermos. La influencia de aquella labor humanitaria y el sentido práctico de su pensamiento le llevó a escribir De subventione pauperum. Sive de humanis necessitatibus libri II (Del socorro de los pobres y las necesidades humanas), un tratado del socorro de los pobres que editó en Brujas en 1525.
Abordó el problema de la mendicidad buscando soluciones en las instituciones públicas, que deben socorrer a los verdaderos pobres y hacer trabajar a los que estaban capacitados; para tal fin, era necesaria una organización de la beneficencia y una reforma del sistema sanitario y de acogida. Todo ello desde una visión secularizada de lo que es la atención pública y lejos de visiones confesionales de la caridad.
Vives se dirigió a los burgomaestres y Senado de Brujas con estas palabras:
Aquel libro innovaba el primer servicio organizado de asistencia social de la historia de la humanidad. Sistema de servicios sociales que puso en marcha en Brujas, convirtiéndose en el precursor de los que progresivamente se fueron instalando en otras ciudades de Europa. Es, por tanto, Vives uno de los precursores de la intervención asistencial del Estado a los necesitados.Como máximo exponente del humanismo renacentista, trató de rescatar la visión de los clásicos como fuente de regeneración frente a las tradicionales lecturas escolásticas. Reivindicó el pensamiento científico de Aristóteles como fuente de sabiduría, o el pensamiento ético de Paltón y los estoicos. En la obra Adversus pseudodialecticos, editada en 1520, presentó la lectura de los clásicos como medio para adquirir agilidad mental.
Su vocación universalista es definitiva por su extensa y ecléctica producción humanística que desarrolló, no sólo innovando en el campo de la teología, de la filosofía moral, o de la psicología, sino aplicándose en propuestas a favor de la paz, la unidad entre los pueblos o la asistencia a los desheredados.
Vives vivió en ciudades como Brujas o Lovaina, donde existían unas comunidades laicas de mujeres que cumplían misiones de asistencia a los pobres y a los enfermos. La influencia de aquella labor humanitaria y el sentido práctico de su pensamiento le llevó a escribir De subventione pauperum. Sive de humanis necessitatibus libri II (Del socorro de los pobres y las necesidades humanas), un tratado del socorro de los pobres que editó en Brujas en 1525.
Abordó el problema de la mendicidad buscando soluciones en las instituciones públicas, que deben socorrer a los verdaderos pobres y hacer trabajar a los que estaban capacitados; para tal fin, era necesaria una organización de la beneficencia y una reforma del sistema sanitario y de acogida. Todo ello desde una visión secularizada de lo que es la atención pública y lejos de visiones confesionales de la caridad.
Vives se dirigió a los burgomaestres y Senado de Brujas con estas palabras:
"Es deber de sus gobernantes (de la ciudad) el preocuparse y poner todo su empeño en que unos ayuden a otros, que nadie sea oprimido, que nadie reciba daño por injusticia cometida contra él, que el más poderoso ayude al más débil para que por la caridad crezca cada vez más la concordia entre los ciudadanos y permanezca eternamente."
TRATADO DEL SOCORRO DE LOS POBRES Y DE ANIMA ET VITA |
Sin embargo, sus grandes contribuciones han sido efectuadas en psicología y pedagogía, dos campos que en Vives transitan unidos.
En la psicología, el tratado De anima et vita, editada en Basilea en 1538, es probablemente su obra cumbre, hasta el punto de que, según algunos especialistas, es apropiado aplicar a Juan Luis Vives el calificativo de "padre de la psicología moderna". En esta obra separa la psicología de la metafísica, desafinado el concepto de los pensadores antiguos y sus textos inmovilistas, y utilizando un revolucionario enfoque empírico en la comprensión del alma. Pero no se interesó por investigar la naturaleza del alma, sino sus manifestaciones.
Vives estuvo aplicando un nuevo método inductivo de psicología aplicada, adelantándose a pensadores del nivel de René Descartes y Francis Bacon. Los procesos espirituales, es decir nuestra psicología, tienen como base un aspecto heredado, natural y universal como es el alma, y otro aspecto individual y diferenciado en cada uno de nosotros, que es el que pone en relación las ideas y que Vives denomina "sentido común".
Para Vives, el hombre ya no parecía encontrarse sometido a un destino, sino que es poseedor de una potencialidad intrínseca con la cual podría mejorar el mundo. Fue tratando de hacer valer con sus teorías la confianza en la individualidad y capacidad de discernimiento humanos.
De esta aplicación empírica a la comprensión del alma y de nuestros procesos espirituales o psicológicos, resultaron diferentes ramificaciones teóricas sobre las causas de los sentimientos, la sociabilidad, la asociación de ideas o la comprensión de los mecanismo que utiliza la memoria, sentando las bases de múltiples postulados prácticos relacionados con la psicología, la pedagogía, la religión, la política, etc.
Varias obras de su amplia producción intelectual están basadas en una renovación más científica de aspectos relacionados con la educación y la pedagogía práctica, frente a la rigurosa visión de los escolásticos de la época. Fue una especialidad de gran preocupación para humanistas como Erasmo de Rotterdam y Luis Vives.
En la psicología, el tratado De anima et vita, editada en Basilea en 1538, es probablemente su obra cumbre, hasta el punto de que, según algunos especialistas, es apropiado aplicar a Juan Luis Vives el calificativo de "padre de la psicología moderna". En esta obra separa la psicología de la metafísica, desafinado el concepto de los pensadores antiguos y sus textos inmovilistas, y utilizando un revolucionario enfoque empírico en la comprensión del alma. Pero no se interesó por investigar la naturaleza del alma, sino sus manifestaciones.
Vives estuvo aplicando un nuevo método inductivo de psicología aplicada, adelantándose a pensadores del nivel de René Descartes y Francis Bacon. Los procesos espirituales, es decir nuestra psicología, tienen como base un aspecto heredado, natural y universal como es el alma, y otro aspecto individual y diferenciado en cada uno de nosotros, que es el que pone en relación las ideas y que Vives denomina "sentido común".
Para Vives, el hombre ya no parecía encontrarse sometido a un destino, sino que es poseedor de una potencialidad intrínseca con la cual podría mejorar el mundo. Fue tratando de hacer valer con sus teorías la confianza en la individualidad y capacidad de discernimiento humanos.
De esta aplicación empírica a la comprensión del alma y de nuestros procesos espirituales o psicológicos, resultaron diferentes ramificaciones teóricas sobre las causas de los sentimientos, la sociabilidad, la asociación de ideas o la comprensión de los mecanismo que utiliza la memoria, sentando las bases de múltiples postulados prácticos relacionados con la psicología, la pedagogía, la religión, la política, etc.
Varias obras de su amplia producción intelectual están basadas en una renovación más científica de aspectos relacionados con la educación y la pedagogía práctica, frente a la rigurosa visión de los escolásticos de la época. Fue una especialidad de gran preocupación para humanistas como Erasmo de Rotterdam y Luis Vives.
En el campo de la pedagogía, Vives se desenvolvió como una auténtico adelantado a su tiempo y un reformador de la educación europea. Defendió que el sistema de enseñanza debería considerar las aptitudes y habilidades naturales de cada alumno. Expresaba en sus textos la necesidad de poner en relación la racionalidad práctica con la racionalidad teórica del aprendizaje.
El sentido práctico de su pensamiento le hace implantar la metodología que debía reforman el sistema educativo. Entre sus aportaciones estaba la organización de claustros de profesores con el objetivo de debatir las aptitudes de sus alumnos y encauzar sus estudios por las materias más afines, aunque esto signifique optar por disciplinas menos remuneradas o reconocidas socialmente.
También adaptó los libros clásicos destinados al estudio del latín por los estudiantes; sustituyó los textos medievales por otros modernos, con un vocabulario adaptado a su época. Su libro para la enseñanza del latín Introductio ad sapientiam, de 1524, es la más importante de sus obras pedagógicas, editada en 65 ocasiones entre 1538 y 1649.
Son apreciables sus tres libros de retórica, Rethoricae sive de recte rationes dicendi, publicado en 1532, cuyas innovaciones preludiaron las modernas preceptivas.
Los últimos años de su vida los dedicó a perfeccionar la cultura humanística de los duques de Mencia. Para Vives, la cultura no debía servir como herramienta para ganar dinero y posición, sino como un bien espiritual, algo que convertirá al estudiante no sólo en su ser instruido, sino más virtuoso y feliz.
A pesar de que Vives no pudo regresar a su patria, su legado es universal, y sus aportaciones en los diversos campos del Humanismo han pasando a la historia como auténticas conquista sociales.
El historiador Menéndez Pelayo dijo de él:
El sentido práctico de su pensamiento le hace implantar la metodología que debía reforman el sistema educativo. Entre sus aportaciones estaba la organización de claustros de profesores con el objetivo de debatir las aptitudes de sus alumnos y encauzar sus estudios por las materias más afines, aunque esto signifique optar por disciplinas menos remuneradas o reconocidas socialmente.
También adaptó los libros clásicos destinados al estudio del latín por los estudiantes; sustituyó los textos medievales por otros modernos, con un vocabulario adaptado a su época. Su libro para la enseñanza del latín Introductio ad sapientiam, de 1524, es la más importante de sus obras pedagógicas, editada en 65 ocasiones entre 1538 y 1649.
Son apreciables sus tres libros de retórica, Rethoricae sive de recte rationes dicendi, publicado en 1532, cuyas innovaciones preludiaron las modernas preceptivas.
Los últimos años de su vida los dedicó a perfeccionar la cultura humanística de los duques de Mencia. Para Vives, la cultura no debía servir como herramienta para ganar dinero y posición, sino como un bien espiritual, algo que convertirá al estudiante no sólo en su ser instruido, sino más virtuoso y feliz.
A pesar de que Vives no pudo regresar a su patria, su legado es universal, y sus aportaciones en los diversos campos del Humanismo han pasando a la historia como auténticas conquista sociales.
El historiador Menéndez Pelayo dijo de él:
"Dos o tres nombres hay que compitan con el suyo en la historia de la Ciencia española; no hay ninguno que le supere."
JUAN LUIS VIVES EN MADRID Y VALENCIA |
Muy sustancioso análisis de un humanista poco re-conocido en la actualidad.
ResponderEliminarFíjese, su obra traducida al castellano, por un navarro, y publicada en Valencia. Hoy en día, con las tonterías de la lengua identitaria, y se demuestra una y otra vez que nuestros antepasados no atendían a tales patrañas.
Me hago seguidor suyo, y si le place le invito a pasear por mi desván.
FugisaludoS
Hola Fugitivo, un placer conocerle!! Pues ya ves, en las Edades Media y Moderna, el latín era la lengua culta, en ella se escribía toda la erudición de la Europa cristiana, las lenguas vernáculas eran habladas por el pueblo llano.
EliminarMe correspondo haciéndome seguidor suyo, es deicr, per-seguidor del fugitivo, lo primero pándome por su guarida.
saludos
Me ha encantado esta corta biografía de Vives, uno de los brillantes erasmistas que revolucionaron los sistemas educativos y la transformación de lo dogmático por lo racional, anticipándose a Descartes.
ResponderEliminarSiempre le he considerado un gigante y como tal en España no podía residir porque aquello era un mundo de cerrados alcornoques fanáticos dirigidos por agustinos que usaban la Inquisición como ahora los de Fidel Castro en Cuba.
Felicitaciones por este post. Brillante.
Gracias Javier, ya ves, dentro de un reino donde "no se ponía el Sol", donde la Iglesia abarcaba todo, aparecían rayos de luz como los de este renacentista.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarHola Don Ilustrado, me gusta el blog, le seguiré a ver si me desasno un poco, que debo ser el mas brutito del REBUZNOMETRO.
ResponderEliminarEs una pena que en España lo mejor siempre termine fuera mientras es despreciado o perseguido dentro.
Saluditos.
Así es Zorrete, es uno de los oscuros episodios de nuestra Historia, el talento y la lucidez intelectual perseguida por la Inquisición y el pensamiento más tradicional.
EliminarYa me paso por su blog, saludos
En aquella época Flandes era parte de ese reino donde no se ponía el sol, para ser exactos el rey de España era también el señor de Flandes. Es decir, que Luis Vives al establecerse en Brujas seguía bajo el dominio del mismo poder político. Lo que significa que no era un condicionante para su actividad intelectual. Sin embargo, fue expulsado de la Inglaterra cismática.
EliminarExcelente entrada y excelente blog.
ResponderEliminarEs un placer contar con tu presencia en el grupo.
Un abrazo.
El placer es mio Carlos, vosotros si que sois excelentes, pro eso quiero sumarme a ustedes.
EliminarUn abrazo
Hola buenas noches que pena me podrías dar una opinión acerca de esta pregunta , 1. Ubicación del contexto histórico en donde se desenvolvió JUAN LUIS VIVES.
ResponderEliminarNombre algunas características que marcan este periodo histórico
?
Inglaterra y Bélgica
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