La Real Expedición Botánica al Virreinato de la Nueva España fue organizada bajo la dirección científica del Real Jardín Botánico entre los años 1787-1803, para continuar los estudios sobre plantas medicinales de Nueva España y todo lo relacionado con su historia natural.
Su principal promotor fue Martín Sessé y Lacasta, con la colaboración de Casimiro Gómez Ortega y José Mariano Mociño, y su resultado farmacológico quedó de manifiesto en el Ensayo a la materia vegetal de México.
Sessé promovió las reformas de las doctrinas médicas en la erradicación de la llamada "fiebre amarilla" basadas en que la causa de la enfermedad se debía a condiciones ambientales e higiénicas y no al supuesto efecto transmisor.
En aquellas fechas el médico aragonés Martín Sessé y Lacasta, establecido en México, expresó sus deseos de realizar una expedición botánica destinada a la catalogación de los recursos naturales del Virreinato de la Nueva España y a la institucionalización de las nuevas enseñanzas sanitarias en el territorio ultramarino. Su iniciativa fue solicitada al médico, botánico y farmacéutico Casimiro Gómez Ortega, director del Real Jardín Botánico de Madrid, quien promovió ante la Corte una nueva Expedición Botánica al Virreinato de la Nueva España.
En marzo de 1787, el rey ilustrado Carlos III autorizó esta gran expedición que tendría como director a Martín Sessé. Su objetivo principal era la creación de un Jardín Botánico en México destinado, como el de Madrid, a continuar la obra de Francisco Hernández renovando los estudios sanitarios y centralizando los trabajos de catalogación de las riquezas naturales del virreinato.
La
preparación de la expedición fue larga. Sessé recorrió Santo Domingo, Puerto
Rico y Cuba, dónde se estaban realizando expediciones similares, para colaborar
y aprender. En Cuba participó en la búsqueda de un remedio para una enfermedad
parasitaria que se estaba extendiendo con rapidez.
En la expedición participaron un grupo de botánicos de España elegidos por Gómez Ortega entre los que se incluyen: Vicente Cervantes, uno de sus discípulos que fue nombrado catedrático de Botánica en México; Juan Diego del Castillo, botánico agregado que fue comisionado del Real Jardín desde 1785 en Puerto Rico, José Longinos Martínez, agregado naturalista que fue alumno de Cervantes en el Real Jardín de Madrid; y Jaime Senseve, incluido como profesor farmacéutico.
Los exploradores realizaron una tercera salida para reconocer los territorios del noroeste novohispano, atravesando Michoacán, Sonora y Apatzingán hasta llegar a Guadalajara. Allí el grupo formado por Mociño, Castillo y Echeverría se dirigió hacia Aguascalientes, a través de Los Álamos y la sierra Tarahumara; mientras que Sessé alcanzó esta misma localidad cruzando el desierto de Sinaloa. Dos años que tardaron en hacer este recorrido (1790-1792). En Aguas Calientes recibieron la orden de desplazarse hasta la costa noroeste para estudiar la isla de Mazarredo (Nutka). Tenía un importante interés comercial para los gobiernos de España y Gran Bretaña y en aquellos tiempos se encontraba en disputa entre ambas potencias por hacerse con su control.
Allí zarparon Mociño, Echeverría y Maldonado en 1792. Juan del Castillo quedó enfermo de escorbuto en Aguas Calientes, donde murió en 1793. Los exploradores se integraron así en la parte de la Expedición de Límites dirigida por Juan Francisco de la Bodega y Cuadra.
En la expedición participaron un grupo de botánicos de España elegidos por Gómez Ortega entre los que se incluyen: Vicente Cervantes, uno de sus discípulos que fue nombrado catedrático de Botánica en México; Juan Diego del Castillo, botánico agregado que fue comisionado del Real Jardín desde 1785 en Puerto Rico, José Longinos Martínez, agregado naturalista que fue alumno de Cervantes en el Real Jardín de Madrid; y Jaime Senseve, incluido como profesor farmacéutico.
La expedición comenzó en octubre de 1787. Durante el primer año se realizaron cortas exploraciones: Sessé y Senseve herborizaron en el desierto de los Leones, mientras Cervantes preparaba las enseñanzas en el Jardín Botánico mexicano, que se inició en mayo de 1788. Los seis meses de aquella docencia fueron aprovechados por Longinos, Sessé y Senseve para visitar Morelos. Tras su vuelta a México, se incorporaron al equipo expedicionario Juan del Castillo, procedente de Puerto rico, y dos dibujantes novohispanos, Vicente de la Cerda y Atanasio Echeverría, formados en la Real Academia de San Carlos de México. Durante la primavera de 1789 los expedicionarios iniciaron su segundo periplo y visitaron, entre otros lugares, Cuernavaca, Tixtla, Chilpanzingo y Acapulco, lugares en los que fueron recogiendo numerosas y valiosas muestras.
En 1790, se incorporaron a la expedición dos alumnos de Cervantes formados en
el Jardín Botánico de México, José Mariano Mociño y José Maldonado, en
sustitución de Senseve, que fue trasladado contra su voluntad al jardín para
hacerse cargo de las labores de disección y preparación de animales. Esta
dirección molestó al naturalista de la expedición, José Longinos. Sus
discrepancias como Sessé lo llevaron a abandonarla y a crear por su cuenta un
Gabinete de Historia Natural en la Ciudad de México del cual se autoerigía en
director. Juan a Senseve, realizó algunos viajes de exploración hacia el
territorio de las Californias. Cuando el virrey de Nueva España les ordenó
reintegrase a la expedición para estudiar los territorios de Guatemala, lo
hicieron a disgusto, separándose del resto de los exploradores. Longinos
permaneció en Guatemala hasta que las autoridades virreinales les obligaron a
regresar a la Península.
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Los exploradores realizaron una tercera salida para reconocer los territorios del noroeste novohispano, atravesando Michoacán, Sonora y Apatzingán hasta llegar a Guadalajara. Allí el grupo formado por Mociño, Castillo y Echeverría se dirigió hacia Aguascalientes, a través de Los Álamos y la sierra Tarahumara; mientras que Sessé alcanzó esta misma localidad cruzando el desierto de Sinaloa. Dos años que tardaron en hacer este recorrido (1790-1792). En Aguas Calientes recibieron la orden de desplazarse hasta la costa noroeste para estudiar la isla de Mazarredo (Nutka). Tenía un importante interés comercial para los gobiernos de España y Gran Bretaña y en aquellos tiempos se encontraba en disputa entre ambas potencias por hacerse con su control.
Allí zarparon Mociño, Echeverría y Maldonado en 1792. Juan del Castillo quedó enfermo de escorbuto en Aguas Calientes, donde murió en 1793. Los exploradores se integraron así en la parte de la Expedición de Límites dirigida por Juan Francisco de la Bodega y Cuadra.
A la muerte de Castillo, Sessé volvió a la Ciudad de México con el propósito de fomentar el valor académico de los estudios impartidos en el jardín mexicano e iniciar los trámites burocráticos necesarios para la incorporación oficial de Mociñon a la expedición, en sustitución del difunto Castillo.
Una vez finalizada su estancia en Nutka, la expedición decidió afrontar el estudio del sur del virreinato: Mociño y De la Cerda emprendieron viaje hacia Mixteca y la costa de Tabasco; Sessé, Del Villar y Echeverría se dirigieron a Jalapa y Guaztuco. Ambos grupos debían de confluir en Córdoba para, desde allí, partir a Veracruz. La expedición regresó a Ciudad de México pasando por Tehuantepec y Tabasco.
Por una parte, Sessé, Senseve y Echeverría emprendieron viaje hacia Cuba y llegaron a La Habana en junio de 1795; en marzo de 1796 se encontraban en Puerto Rico y desde allí retornaron a Cuba a la espera de conseguir permiso para visitar Santo Domingo. La situación de guerra y la sublevación de los esclavos negros en la isla hicieron que aquel viaje resultara imposible de realizar. Sessé y Senseve regresaron a México, adonde llegaron en mayo de 1798. El dibujante Echeverría no los acompañó, pues en La Habana se enroló en la expedición de fomento dirigida por el conde de Mopox.
Por otra parte, Mociño y De la Cerda, acompañados a distancia por Longinos, emprendieron el viaje a Guatemala, pasando por Tehuantepec. Mociño tardaría dos años en componer su Flora de Guatemala, trabajo que simultaneó con la realización de informes sobre la viabilidad del comercio entre Guatemala y las posesiones españoles en México y las Californias. El límite sur de ese viaje se encuentra en León de Nicaragua, donde Mociño y De la Cerda llegaron en mayo de 1797. Desde allí emprendieron viaje de vuelta a Ciudad de México; en su viaje visitaron Chiapas, durante el cual Mociño se entretuvo en estudia la potabilidad de sus aguas, minas de mercurio, el índigo y remedios para la posible curación de la lepra. Vicente de la Cerda llegó a México a finales de 1798 y Mociño en febrero del año siguiente.
En México, Sessé emprendió la recopilación y preparación del material que habría de trasladar a España. En esta tarea, en la que se invirtieron dos años, colaboró todo el equipo expedicionario, salvo Longinos. Durante dos años Mociño trabajó en el Hospital General de Naturales, en compañía de Luis Montaña, un médico criollo; ambos elaboraron un conjunto de notas farmacológicas que luego resumió Cervantes bajo el título Ensayo a la materia vegetal de México.
Sus trabajos en el Hospital General de San Andrés sentaron las bases para el desarrollo de la clínica moderna, sustituyendo la terapia humoral por la brownista (una derivación vitalista), de la que fueron firmes divulgadores.
Los resultados que Sessé y Mociño ofrecieron en Madrid fueron más importantes y decisorios en los aspectos médicos y políticos que en los botánicos. Sessé promovió las reformas de las doctrinas médicas en la erradicación de la llamada "fiebre amarilla" aparecida en Andalucía en 1804, concienciando a los otros médicos españoles de que la causa de la enfermedad se debía a condiciones ambientales e higiénicas y no al supuesto efecto transmisor. Los trabajos médicos de ambos expedicionarios consiguieron su entrada como miembros de la Real Academia de Medicina de Madrid, en 1805.
El 4 de octubre de 1808 muere Martín Sessé. José María Mociño tuvo de abandonar España en 1812, refugiándose en Montpellier, por ser considerado un afrancesado. Allí conoció a De Candolle, a quien confió los manuscritos y dibujos de la Flora Mejicana cuando éste se trasladó a Ginebra. Finalmente murió en 1820 en Barcelona.
Me parece un trabajo excelente
ResponderEliminarMuchísimas gracias por leerlo y por tu comentario
EliminarMuy buen artículo, completo y bien narrado; gracias.
ResponderEliminarGracias a ti misuk por leerlo y por comentar, saludos
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