PRIMERA FUNDACIÓN DE BUENOS AIRES POR PEDRO DE MENDOZA


Pedro de Mendoza realizó la primera fundación de Buenos Aires en 1536, una de las urbes más importantes de Hispanoamérica. Buscaba la mítica Sierra de la Plata en la región del sur americano y un paso hacia el océano Pacífico a través del Río de la Plata.

Su aventura consiguió la exploración y colonización del enorme valle del Río de la Plata y sus afluentes, una amplia extensión territorial que incluye el norte de Argentina, Uruguay y Paraguay, gracias a las expediciones de Juan de Ayolas o Domingo Martínez de Irala.

FUNDACIÓN DE BUENOS AIRES POR PEDRO DE MENDOZA

Entre 1516 y 1521, Juan Díaz Solís y Fernando de Magallanes habían avanzado por una densa cuenca que se abría entre las costas de Brasil y el incierto sur del Nuevo Continente. Ambos supusieron que estaban en la entrada a un gran pasaje hacia el "Mar del Sur", lo que hoy es el océano Pacífico, pero era el estuario del Río de la Plata.

Díaz Solís murió de un flechazo por indios de la zona al poco de poner pie a tierra en la orilla de la desembocadura de aquel río. Magallanes no tuvo tantas bajas que el primero durante su estancia en la costa argentina a la espera de que pasase el invierno y retomar la búsqueda de algún estrecho o paso rubo oriente. Mientras tanto, realizó un exhaustivo reconocimiento de la cuenca para asegurarse que no era un acceso al Pacífico.

Ambos expedicionarios dieron comienzo a la exploración del Río de la Plata, el más ancho del planeta, que fue continuada por Pedro de Mendoza, fundador de Buenos Aires, y finalizada por Juan de Garay, refundador de esta ciudad.

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GOBERNACIÓN DEL RÍO DE LA PLATA

Pedro de Mendoza nació en Guadix, Granada, en 1487, proveniente de una familia hidalga bien posicionada, que poseía el ducado del Infantado. Desempeñó cargos administrativos y militares en la Corte del emperador Carlos V, a quien acompañó en las Guerras de Italia entre España y Francia. Por sus méritos militares en 1524, fue recompensado con los hábitos de caballero de la Orden de Alcántara y después de la Orden de Santiago. Luchó contra el ejército de Francisco I, tomando protagonismo en la toma de Roma, en 1527.

En mayo de 1534, Mendoza firmó las Capitulaciones de Toledo con Carlos V, que le permitía la conquista y colonización de las tierras comprendidas entre el paralelo 25º y el 36º de la aún por descubrir región sur de América, un área que abarca la totalidad del actual Uruguay, el norte de Argentina y el extremo sur de Brasil. Obtenía el título de adelantado, gobernador y capitán general de Nueva Andalucía del Río de la Plata.

Pedro Mendoza gobernaciones América sur
GOBERNACIONES DE AMÉRICA DEL SUR

El objetivo político de la Expedición colonizadora del Río de la Plata era la contención del avance portugués desde Brasil hacia el sur mediante la fundación de villas y ciudades. Para ello, debía penetrar por el estuario del Río de la Plata hasta encontrar la legendaria Sierra de la Plata, también llamado Reino del Rey Blanco, que en realidad se trataba del Potosí, en las faldas de la cordillera de los Andes. Así mismo, se establecería un camino que comunicase ambas vertientes oceánicas.

Además, Mendoza tenía otra intención personal, sufría la enfermedad de la sífilis contraída durante su estancia en Roma y buscaba en el Nuevo Mundo alguna cura. Seguramente se dejó llevar por las leyendas de los primeros aventureros en aquellas tierras inhóspitas como la fuente de la eterna juventud, las mujeres amazonas, los ríos de oro o las pócimas contra enfermedades.

PRIMERA FUNDACIÓN DE BUENOS AIRES POR PEDRO DE MENDOZA

En agosto de 1535, la flota partió de Sanlúcar de Barrameda, punto de partida de las principales expediciones rumbo al Nuevo Mundo. Esta estaba compuesta por aproximadamente 3.000 tripulantes en 14 naves.

Los primeros problemas para Mendoza aparecieron al llegar a las costas de Brasil, donde una terrible tempestad dispersó a las naves. Entonces, se vio obligando a desembarca en el litoral carioca para reorganizar la expedición. Se produjo hubo un intento de rebelión contra su mando, siendo el capitán Juan de Ayolas quien se encargó de sofocar cualquier conspiración.

Después de cinco meses cruzando el Atlántico y comprobando diferentes puntos de la costa suramericana, la expedición se adentraba en el estuario del Río de la Plata, desembarcando en la isla San Gabriel, cerca de la ciudad Colonia de Sacramento en el actual Uruguay. Exploraron ambas orillas del amplio "Mar Dulce", donde buscaron una base segura, punto de partida de las próximas expediciones colonizadoras al interior.

El 3 de febrero de 1536, Mendoza estableció un primer asentamiento estable río arriba sobre la margen meridional. Su nombre sería Santísima Trinidad y el puerto de Nuestra Señora de Santa María del Buen Ayre, término que se transformaría en Buenos Aires. El fuerte se construyó donde se ubica el actual monumento a Pedro de Mendoza, en la plaza Lezama.

Es destacable el relato que escribió el cronista Ulrico Schmidl, nacido en Baviera. Su Viaje al Río de la Plata es el primer texto etnográfico sobre la geografía y las tribus indígenas que encontraba a su paso, detallando con precisión el alimento, la vestimenta, los tatuajes y ritos. Está considerada como una de las mejores crónicas escritas sobre la conquista de América. Sobre la fundación de Buenos Aires escribió:
"Allí levantamos una ciudad que se llamó Bonas Ayers, esto es en alemán gueter windt."

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FUERTE DE BUENOS AIRES EN 1536

Los expedicionarios tomaron contacto con los indios querandíes del territorio, intercambiando recursos de forma pacífica. Pero aquella beneficiosa situación dio la vuelta a las pocas semanas y las misiones en la búsqueda de alimentos por los territorios colindantes terminaron en emboscadas por los nativos. Mendoza se dispuso a someter a los díscolos indígenas organizando una incursión militar al mando de su hermano, Diego de Mendoza, formada por 300 soldados y 30 jinetes.
"En esta tierra dimos con un pueblo en que estaba una nación de indios llamados carendies (querandíes) como de 2.000 hombres con las mujeres e hijos, y su vestir era como el de los zechurg del ombligo a las rodillas; nos trajeron de comer, carne y pescado. Estos carendies no tienen habitaciones propias, sino que dan vueltas a la tierra, como los gitanos en nuestro país; y cuando viajan en el verano suelen andarse más de 30 millas por tierra enjuta sin hallar una gota de agua que poder beber. Si logran cazar ciervos u otras piezas del campo, entonces se beben la sangre. También hallan a veces una raíz que llaman cardes la que comen por la sed. Se entiende que lo de beberse la sangre sólo se acostumbra cuando les falta el agua o lo que la suple; porque de otra manera tal vez tendrían que morir de sed."
Escribió Schmidl que ante una de las frecuentes agresiones:
"… don Pedro de Mendoza envió enseguida un alcalde de nombre Juan Pavón, y con él dos soldados, al lugar donde estaban los indios. El alcalde y los soldados se condujeron de tal modo que los indios los molieron a palos y después los dejaron volver a nuestro campamento, tras lo cual Mendoza envió a su hermano carnal con trescientos lansquenetes y treinta jinetes bien pertrechados."
Pero los querandíes habían reunido a otras tantas tribus del territorio formando un ejército de unos 4.000 guerreros. El 15 de junio de 1536, se produjo el combate de Corpus Christi, cerca de la laguna de Roche. La superioridad de efectivos indígenas, sumado a un extenuante cansancio y desnutrición de los españoles, hizo que Mendoza replegase sus fuerzas. Murieron 38 españoles entre los que se encontraban Diego de Mendoza y Pedro Luján.

Ulrich Schmidl cronista Río Plata Juan Ayolas
ULRICO SCHMIDL Y JUAN DE AYOLAS

Mientras que esto sucedía, Mendoza encargó al alguacil mayor Juan de Ayolas el liderazgo de una expedición formada por 400 soldados para explorar el río Paraná en dirección norte para la fundación de un nuevo asentamiento. En junio de 1536, a orillas del Paraná y en la confluencia con el Carcarañá, refundó el fuerte Corpus Christi. Era un enclave que había construido y abandonado años atrás Sebastián Gaboto bajo el nombre de Sancti Spiritus, en las tierras de la tribu de los timbúes.

Aprovechando la debilidad del ejército colonizador, el 24 de junio de 1536, Buenos Aires sufrió el ataque de los querandíes durante quince días. Habían conseguido formar un poderoso ejército de varias tribus indias como los guaraníes, los charrúas y los timbúes. Muchas de las casas fueron destruidas, así como las embarcaciones menores hundidas. Gran parte de los supervivientes tuvieron que refugiarse en los barcos artillados y desde ahí cañonear a los asaltantes hasta que terminase el asedio. La situación era tan desesperada que Mendoza llegó a pensar en abandonar el estuario.

Dos aspectos iban desgastando a los expedicionarios, tanto a los que se quedaron en Buenos Aires con Mendoza, como a los aventureros que acompañaron a Ayolas en la navegación del Paraná: la inanición y la lucha. Tal era el hambre en los soldados que comían toda clase de animales; pájaros, ratas, víboras, insectos, etc., que terminaban pasado al fuego o ingerido sin cocción alguna.

Además, eran asediados por indígenas de muy diferentes formas, en cada poblado que iban encontrando durante la navegación fluvial o en la búsqueda de alimento en las tierras de la ribera. Las tribus de la cuenca de la Plata, como guaraníes, pampas y charrúas, eran muy superiores en efectivos guerreros, eran feroces y agresivos, no temían a la caballería española, pero poseían una tecnología militar muy rudimentaria: arco y flechas.

Buenos Aires Pedro Mendoza misa católica
PRIMERA MISA EN BUENOS AIRES

A finales de septiembre, Mendoza fundó el fuerte Buena Esperanza, en las cercanías del actual Puerto Aragón, ubicado en el actual estado argentino de Santa Fe.

En diciembre de 1536, miles de indios querandíes lanzaron otra ofensiva a la ciudad de Buenos Aires rompiendo, en esta ocasión, las defensas. El fuerte fue quemado y la ciudad destruida por completo. Mendoza, junto a un grupo de supervivientes, pudo escapar y dirigirse hacia el norte, remontando el río Paraná hasta refugiarse en Buena Esperanza. Desde aquel fuerte esperarían el regreso de Ayolas.

Pero los efectos de la enfermedad de sífilis en el maltrecho cuerpo de Mendoza se iban dejando notar. Tejidos y heridas sin cicatrizar y una progresiva parálisis general avanzaban inexorablemente, y su corazón estaba cada día más débil. Había delegado el gobierno en el capitán Francisco Ruiz Galán de forma momentánea hasta que Ayolas regresara, que pasaría a él.

En abril de 1537, Mendoza partía rubo a España con un lamentable estado de salud a bordo de alguno de los barcos que quedaban en el puerto de Buenos Aires. La muerte lo abordó en el océano Atlántico cerca de las islas Canarias y su cuerpo fue arrojado al mar.

La conquista de la Gobernación del Río de la Plata fue continuada por Francisco Luis Galán y Juan de Ayolas.

DESTRUCCIÓN DE LA PRIMERA BUENOS AIRES

Buenos Aires llegó a estar protegida con dos fuertes, pero las malas condiciones de salubridad e inseguridad estratégica del emplazamiento serían determinantes para su posterior abandono e incendio.

En febrero de 1539, el fuerte de Buena Esperanza fue asaltado y destruido por los timbúes.

En junio de 1541, Juan de Salazar fundó el fuerte de Asunción, actual capital de Paraguay y nuevo campamento base de los conquistadores del Río de la Plata. Allí se reubicaron a las 350 personas que permanecían en Buenos Aires antes de su despoblación. El nuevo gobernador y capitán general fue Domingo Martínez de Irala.

Desde Corpus Christi, la expedición de Ayolas siguió el curso de los ríos Paraná, Paraguay y Pilcomayo, hasta controlar todo el territorio del actual Paraguay.

El 11 de junio de 1580, Juan de Garay refundó la ciudad en otra ubicación más segura con 70 personas. Gracia a esta definitiva expedición, la Corona española pudo implantar el control efectivo del Río de la Plata.

Monumento Pedro Mendoza escultura Parque Lezama Buenos Aires
MONUMENTO A PEDRO DE MENDOZA

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