Fidel Pagés Miravé fue un comandante médico militar que tomó parte de la primera y segunda Guerras del Rif, en el Protectorado español de Marruecos, en los años 1909 y 1921. Allí, desarrolló un novedoso método experimental para anestesiar a los heridos de guerra durante sus intervenciones quirúrgicas. Había inventado la técnica de la anestesia epidural lumbar.
Este hallazgo científico fue presentado en el ensayo Anestesia Metamérica, publicado en su Revista Española de Cirugía, en junio de 1921. Pero tuvieron que pasar varias décadas para que la comunidad científica internacional reconociera su valiosa aportación a la disciplina de la Cirugía, a pesar de que su técnica ya estaba muy implantada.
Durante su carrera médica, Pagés practicó varios métodos quirúrgicos y traumatológicos, tanto en civiles como en heridos de guerra, modernizando el sistema sanitario español.
Fidel Pagés Miravé nació en Huesca, en 1886. Pertenecía a una familia de clase social media-alta, aunque siendo un niño quedó huérfano de padre. Cursó estudios primarios en su ciudad natal, y estudios universitarios en Zaragoza, en la Facultad de Medicina y Cirugía, recibiendo la titulación en 1908.
Acababa de sacar la oposición como médico militar con el número tres de su promoción, tras cursar en la Academia de Sanidad Militar. Juró bandera ante el Regimiento de Infantería Asturias 31. El 30 de junio de 1909, fue destinado al hospital militar de Carabanchel.
En julio de 1909, Pagés llegaba como segundo oficial médico a Melilla, tomando parte de la Guerra de Melilla, en el Protectorado español de Marruecos. Se hizo necesaria su puesta en marcha, ya que el Ejército español había sufrido algunas derrotas y los servicios médicos allí desplegados estaban desbordados. Dos días antes de su llegada, se había producido casi 300 bajas españolas entre muertos y heridos. A los tres días después su desembarco, ocurrió el desastre del Barranco del Lobo.
FIDEL PAGÉS MIRAVÉ |
Lo que Pagés Miravé vio en Melilla fue una ciudad cuartel y hospital. Contaba con el enorme Hospital del Rey para militares y el Hospital del Buen Acuerdo para civiles en el casco viejo. Tras el desarrollo del conflicto, se habilitaron el casino militar y el teatro Alcántara, asistidos por las monjas del Colegio del Buen Consejo. Después, se adaptaron el cuartel de San Fernando, la iglesia parroquial de Melilla la Vieja, la fábrica de salazones de Triana, una escuela de niños y algunas viviendas particulares para atender a heridos y enfermos.
Los heridos sufrían lesiones tanto por armas blancas (gumías) como por armas de fuego (espingardas), en todas partes del cuerpo. Y los enfermos contraían principalmente fiebres, gastroenteritis o tifus.
A pesar de habilitarse estas nuevas instalaciones, el número de médicos era limitado y no contaba con las garantías de higiene requeridas. Además, era necesario que el número de intervenciones sanitarias cada vez fuera incrementándose ante la avalancha de soldados gravemente heridos que iban llegando. La forma de realizar aquellas operaciones quirúrgicas debía ser más rápida, ante el colapso o gangrena que podían sufrir muchos de los combatientes.
Los heridos sufrían lesiones tanto por armas blancas (gumías) como por armas de fuego (espingardas), en todas partes del cuerpo. Y los enfermos contraían principalmente fiebres, gastroenteritis o tifus.
A pesar de habilitarse estas nuevas instalaciones, el número de médicos era limitado y no contaba con las garantías de higiene requeridas. Además, era necesario que el número de intervenciones sanitarias cada vez fuera incrementándose ante la avalancha de soldados gravemente heridos que iban llegando. La forma de realizar aquellas operaciones quirúrgicas debía ser más rápida, ante el colapso o gangrena que podían sufrir muchos de los combatientes.
FIDEL PAGÉS MIRAVÉ |
Tras la batalla, una oleada de soldados heridos, graves o a punto de morir eran trasladados al Hospital del Rey. Pagés hacía un reconocimiento previo para evaluar la gravedad de cada uno y organizar su distribución la urgencia de cada caso. Sus primeras atenciones estuvieron dedicadas al Regimiento del Príncipe nº3 y a un escuadrón de caballería del Regimiento Alfonso XII que participaron en la batalla de Taxdirt.
Entonces, el método de anestesia estaba basado en el uso de los anestésicos cloroformo o éter. Pero, apenas había enfermeras que supieran administrar correctamente el éter o el cloroformo. La aplicación indebida de estos anestésicos en ocasiones hacía empeorar el resultado, provocando directamente la muerte. Además, el tipo de balas que usaban los francotiradores marroquíes era de punta hueca, las llamadas "dum-dum", que se expandían al impactar en el cuerpo de los soldados españoles. Si hacían blanco en el vientre o en un pulmón lo reventaba, provocando una muerte lenta y dolorosa al soldado abatido. Esto suponía un problema añadido al cuerpo médico que intentaba aliviar el sufrimiento de los heridos y salvar la mayor cantidad de soldados posibles.
Los seis meses que duró la Guerra de Melilla había ocasionado la muerte de centenares de muertos y miles de heridos en el Ejército español. El antiguo y obsoleto hospital militar fue sustituido por uno nuevo al que llamaron Docker, y más tarde, Hospital Militar Capitán Médico Pagés, en honor al médico oscense en prueba de reconocimiento a su aportación. En el quirófano se colocó una placa con el texto:
"Aquí operó Pagés, sirviendo a la patria, enalteció a la ciencia."El nuevo hospital militar de Melilla tenía una extensión de 28.000 metros cuadrados, con capacidad para 300 camas iniciales, ampliándose hasta las 750. Cuatro barrancones estaban destinados a ser clínicas y salas de operaciones, y contaba hasta con una estación de ferrocarril.
En enero de 1910, Pagés ya estaba de vuelta en el madrileño hospital militar de Carabanchel, tras el final de la contienda africana. Toda aquella dura experiencia le valdría para reflexionar y trabajar en la elaboración de una mejor metodología de anestesia en las intervenciones quirúrgicas.
Pocos meses tuvo para desarrollar alguna investigación, pues fue requerido de nuevo a Melilla, a la Compañía Mixta Sanitaria, donde pondría en marcha el uso práctico de su anterior experiencia de guerra. Una vez establecido en El Rif, primero, fue nombrado instructor de los reclutas de la compañía ocupándose de su formación. Después, trató de dotar a las ambulancias de montaña de todo el material médico necesario.
La actuación del cuerpo de médicos militares establecidos en la zona de El Rif, perteneciente al Protectorado de Marruecos, estaba muy valorada también entre la población local, a la que trataba habitualmente. De hecho, tuvieron un homenaje en el XVI Congreso Internacional de Medicina en Budapest.
Si España estuvo conquistando Marruecos y ganándose a la gente fue entre otras casas gracias al sistema sanitario que estuvo desplegando. Un ejemplo del nivel de involucración de la medicina española fue el testimonio ofrecido por el muley Abdallah al-Raisuli, poderoso señor rifeño, quien reconoció:
"Vuestros médicos ya entran en el harén cuando paren las mujeres; y a un jerife amigo mío le han devuelto la vista tras seis años de ceguera. En verdad, es mayor milagro dar la vista que dar la oscuridad."Fidel Pagés Miravé no fue un caso excepcional, también destacaron otros médicos y científicos militares como Mariano Gómez Ulloa, Francisco García Belenguer, Francisco Moreno Sáenz, Manuel Bastos Ansart, Martínez Zaldivar, etc.
FIDEL PAGÉS Y LA GUERRA DEL RIF |
Tras regresar a España, estuvo destinado en sucesivos cargos y destinos como capitán médico: el Regimiento de Infantería Almansa 18, en Tarragona; el Colegio de Huérfanos María Cristina, en Toledo; el Ministerio de la Guerra; el II Regimiento de Zapadores Minadores etc.
En 1912, Pagés publicó su primer artículo para la Revista de Sanidad Militar: La lucha en campaña contra de las enfermedades infecciosas. Se trata de un estudio sobre las técnicas médicas desarrolladas por los médicos japoneses durante la Guerra entre Rusia y Japón y su manera de desplegar un sistema de sanidad militar.
Consiguió el título de doctorado en Medicina por la Universidad Central de Madrid, en 1913. Ese año, contrajo matrimonio con Berta Concepción Bergenmann y Quirós, de origen hispano-alemán. Y fue trasladado a otros destinos médico-militares en Mahón, Ciudad Real y Alicante.
De nuevo en la capital, en 1915, fue desempeñando diversos cargos: primero en el gabinete del Ministerio de la Guerra y en el Estado Mayor del Ejército; después, en el Hospital Provincial de la Beneficencia. Su prestigio como médico cirujano fue incrementándose hasta el punto en que fue médico real de la regente María Cristina, con quien llegó a trabar amistad.
Bajo unas lamentables condiciones de hambre y frío, falta de higiene y medicamentos, Pagés realizó numerosas operaciones quirúrgicas a los prisioneros, en el hospital militar de Viena. El hecho de que supiera hablar alemán y su conocimiento de la literatura médica francesa y alemana le sirvieron para adentrase en las técnicas traumatológicas y quirúrgicas empleadas por los médicos del Imperio austro-húngaro.
Otros médicos militares españoles desplegados en el territorio austrohúngaro murieron mientras realizaban atenciones médicas o servicios de inspección. Incluso, Pagés enfermó de gravedad, por lo que tuvo que trasladarse a España. Por esta labor humanitaria en los campos de batalla europeos, Pagés fue condecorado con la medalla de la Cruz Roja Española, al año siguiente.
En 1819, fue nombrado secretario de la Revista de Sanidad Militar. Pero, no estando satisfecho con aquella actividad, en 1919, Pagés fundó la Revista Española de Cirugía junto al doctor Ramírez de la Mata. Fue en esta publicación donde expondría los avances de sus investigaciones sobre anestesia para la operación quirúrgica, editando una decena de artículos y ensayos, entre los que sobresales: La anestesia intratraqueal de Meltzer; El aparato de Ombredanne; La cánula de Trendelenburg; La anestesia intrarrectal de Victor Horsley; La anestesia intravenosa de Hedonal; La anestesia espinal completa de Le Filliatre.
Su gran ensayo periodístico fue Anestesia metamérica, publicado en la Revista Española de Cirugía, en marzo de 1921, y en la Revista de Sanidad Militar, en junio de 1921. En él, Pagés expuso por primera vez al mundo un nuevo método anestésico local. La técnica consistía en anular de sensibilidad a un segmento del cuerpo mediante la administración del anestésico por punción lumbar. Así, se dejaban bloqueadas las proporciones situadas por encima y por debajo del segmento medular de donde proceden las raíces nerviosas. El espacio epidural quedaba disponible para la cirugía de forma práctica e inmediata.
Según Pagés escribió en su ensayo:
"En el mes de noviembre del pasado año, al practicar una raquianestesia, tuve la idea de detener la cánula en pleno conducto raquídeo, antes de atravesar la duramadre, y me propuse bloquear las raíces fuera del espacio meníngeo, y antes de atravesar el ligamento amarillo correspondiente. Abandoné la estovaína que tenía preparada, y en una cápsula hervida hice la disolución de tres tabletas de novocaína suprarrenina de la serie A (375 mg. de novocaína) en 25 c.c. de suero fisiológico, procediendo a inyectarlo inmediatamente a través de la cánula, que estaba enclavada entre las vértebras lumbares 2ª y 3ª.
Explorando la sensibilidad, pudimos convencernos de que a los cinco minutos comenzaba una hipoestesia en la porción infraumbilical del abdomen, que se extendía a la cara anteroexterna de los miembros inferiores, dejando indemne el periné, escroto, cara posterior de los miembros inferiores y planta del pie en ambos lados; la hipoestesia se fue acentuando progresivamente, y a los veinte minutos de practicada la inyección, juzgamos prudente empezar a operar, practicando una cura radical de hernia inguinal derecha, sin la menos molestia para el paciente. El resultado de este intento nos animó a seguir estudiando este método, al que en la clínica denominamos de anestesia metamérica, por la posibilidad que nos proporciona de privar de sensibilidad a un segmento del cuerpo…"En su estudio, Pagés realizó hasta 43 operaciones quirúrgicas ensayando esta técnica que dejó constatada de forma exitosa. Fue uno de los grandes hallazgos de la historia de la cirugía, que pudo ser implementado de forma práctica y efectiva en una nueva misión al norte del norte de África.
DIBUJOS DE LA ANESTERIA EPIDURAL Y RAQUÍDEA |
En enero de 1921, siendo comandante médico, Fidel Pagés Miravé recibió la Cruz de 1ª clase del Mérito Militar, con distintivo blanco y pasador de profesorado, como recompensa a la labor desarrollada y los servicios prestados en el Gabinete Militar y en el Estado Mayor Central.
Aquel año de 1921, en el Protectorado español de Marruecos se produjo un levantamiento armado al mando de Abd el-Krim. En el Desastre de Annual, las bajas por muerte superaban los 10.000 soldados españoles. Tras Annual o Monte Arruit, los enfrentamientos se fueron sucediendo: el de Nador, el 17 de septiembre; el de Tizziel, el 2 de octubre; los de Atlaten y Segangan, los 10 y 11 del mismo mes; el de Taxuda, el 2 de noviembre.
A la vez que iban llegando los regimientos militares a Melilla, se desplegaban todos los recursos y efectivos médicos disponibles. El capitán médico Pagés estaba al mando de uno de los equipos de cirugía del Hospital Docker, que no daba abasto con la enorme cantidad de soldados que iban apareciendo heridos de gravedad, realizando turnos de hasta 24 horas en los días posteriores a una batalla. Al menos, Pagés pudo comprobar que su innovador sistema anestésico estaba resultando muy efectivo y aliviador para los sufridos soldados operados.
Tras la batalla de Nador, el capitán Pagés pudo conocer y operar a José Millán-Astray, teniente coronel de la Legión, que había sido herido en el pecho por un impacto de bala en el barranco de Amadí.
Terminada su segunda participación en la contienda africana del Rif, regresó al Hospital de Madrid como comandante médico. Aprovechó aquella experiencia para continuar con los ensayos quirúrgicos y redactar nuevos artículos científicos, destacando aquellos que se ocupaban de intervenir las heridas de bala en el abdomen: La gastroentrostomia con collar epiplóico y heridas abdominales de guerra; Aspectos quirúrgicos del estreñimiento.
A pesar de sus artículos y su reconocimiento dentro del Ejército español, la comunidad científica internacional no tuvo en cuenta sus innovaciones. Hubo que esperar una década más tarde, hasta 1932, cuando el médico italiano Achilles Doliotti se atreviera a exponer un ensayo sobre la anestesia epidural, precisamente en un congreso internacional de cirugía organizado en Madrid. Aquel trabajo era una copia del procedimiento de Pagés. En cambio, la comunidad internacional le reconoció la innovación a él debido a que fue publicado en la revista American Journal of Surgery, en 1933, Además del inglés, también fue traducido al alemán y al francés, desde su original italiano.
Sin embargo, no todos los cirujanos que ya empleaban esta técnica reconocían basarse en el italiano, sino en el estudios del español. Uno de ellos fue el cirujano argentino Alberto Gutiérrez, jefe del Servicio de Cirugía de Mujeres del Hospital Española de Buenos Aires, quien aclaró el error en la Revista de Cirugía de Buenos Aires, en 1932. Manifestó que él ya utilizaba la técnica de Pagés desde 1929.
Finalmente, en 1935, el propio Dogliotti reconoció que el verdadero innovador de la técnica anestésica epidural no había sido él, sino Pagés, legítimo autor 14 años antes. Sin embargo, los estudios de Pagés fueron presentados a la comunidad científica internacional unas décadas más tarde, cuando fueron publicados al inglés, en 1961, y al francés, en 1975.
Sin embargo, no todos los cirujanos que ya empleaban esta técnica reconocían basarse en el italiano, sino en el estudios del español. Uno de ellos fue el cirujano argentino Alberto Gutiérrez, jefe del Servicio de Cirugía de Mujeres del Hospital Española de Buenos Aires, quien aclaró el error en la Revista de Cirugía de Buenos Aires, en 1932. Manifestó que él ya utilizaba la técnica de Pagés desde 1929.
Finalmente, en 1935, el propio Dogliotti reconoció que el verdadero innovador de la técnica anestésica epidural no había sido él, sino Pagés, legítimo autor 14 años antes. Sin embargo, los estudios de Pagés fueron presentados a la comunidad científica internacional unas décadas más tarde, cuando fueron publicados al inglés, en 1961, y al francés, en 1975.
En la actualidad, existe una placa conmemorativa en la fachada del edificio ubicado en la calle Infantas número 13 de Madrid, donde vivió Pagés junto a su familia. Su mujer y sus hijos salvaron la vida el 21 de septiembre de 1923, durante el viaje de vacaciones desde Madrid a Santander, cerca de Burgos. En aquel fatídico accidente de tráfico murió Fidel Pagés Miravé, quien conducía el coche, a los 37 años de edad.
Otra placa conmemorativa fue expuesta en el hospital militar de San Sebastián, por iniciativa de la reina María Cristina, cuyo texto es:
"A la memoria del eminente cirujano comandante médico don Fidel Pagés Miravé, compendio de ciencia, bondad, modestia y altruismo, que inauguró esta sala, en agosto del corriente año, y practicó en ella su última intervención, veinticuatro horas antes de su trágica muerte."
También desde la comunidad científica española se ha trabajado en la recuperación de su legado. Así, desde 1957, la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor otorga el Premio Fidel Pagés Miravé cada dos años. Desde 2007, el Ministerio de Defensa concede el Premio a la Investigación en Sanidad Militar Fidel Pagés Miravé.
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