CREENCIAS RELIGIOSAS, MITOLÓGICAS Y COSMOGÓNICAS DE LA CIVILIZACIÓN MAYA


Los mayas fueron una de las dos grandes civilizaciones mesoamericanas que habitaron Centroamérica desde el 2000 a.C. hasta su fusión social con los conquistadores españoles desde el siglo XVI.

Poseían una religión animista que desempeñaba la función ideológica de legitimar el orden político y social establecido y se preocupaba de entender el origen del universo. Creían en la existencia de varios mundos anteriores que se habían sucedido en el tiempo, por tanto la vida tenía un carácter cíclico, pensamiento cosmogónico basado en unos logrados conocimientos científicos en astrología y cronometría.

Por eso, con base en los conceptos religiosos y cosmogónicos se establecieron los calendarios, se justificó el papel de los gobernantes, se planeó los ciclos de producción agrícola, y se realizó un amplio y variado conjunto de ritos efectuados por reyes y sacerdotes, en el cual se incluía prácticas chamanísticas, danzas, sacrificios, autosacrificios, juego de pelota, etc.

CREENCIAS RELIGIOSAS, MITOLÓGICAS Y COSMOGÓNICAS
DE LA CIVILIZACIÓN MAYA

La civilización maya tuvo su origen en pequeñas bandas de cazadores y recolectores nómadas, instalados hacia el año 9.000 a.C. en un territorio que hoy corresponde a los actuales estados de Belice, Honduras, Guatemala, El Salvador y sur de México, y que la evolución de su economía de subsistencia les obligó a convertirse en agricultores hacia el 2.000 a.C. Esta característica económica y sociocultural requiere patrones de comportamiento que les identifica como mayas en el período Preclásico (2.000 a.C. – 250 d.C.), cuando se asientan las bases de la civilización mesoamericana.

El ámbito de actuación de la civilización maya tiene una extensión de 324.000 kms. cuadrados en el que destaca la región de las Tierras Bajas, que se extiende desde el bosque bajo y el matorral del Yucatán, al norte, hasta el bosque tropical en el sur.

Con el tiempo, el control del territorio y de las técnicas de agricultura y artesanía originaron una diferenciación social y los primeros centros urbanos. La influencia de la cultura olmeca de la costa del golfo de México se ejerció en la organización de los centros y la fundamentación de la ideología (montículos, estelas y altares grabados, sistema de escritura y calendario); rasgos que definieron el estilo de la civilización mesoamericana: el modelo de templo y de palacio, el sistema de propaganda política, el tipo de divinidades, los aportes intelectuales como la escritura y el calendario, y las jerarquías sociales con diferente acceso a los recursos.

Esta evolución se acompañaba de una religión formalizada que, como en el resto de las civilizaciones de la Antigüedad, se asentó en la tradición agrícola que la sustenta; de ahí, que las deidades básicas estén dedicadas a la lluvia, al fuego, al sol, al trueno y al principal alimentos de los mesoamericanos, el maíz, además de otras divinidades referentes al mundo de ultratumba. Una religión que, convenientemente manipulada, sirvió como estrategia de poder de los gobernantes mayas.

EXTENSIÓN GEOGRÁFICA DE LA CIVILIZACIÓN MAYA

El proceso de manipulación colectiva por los gobernantes culminó en el período Clásico (250-1.000 d.C.) durante el cual esta sociedad sufrió su apogeo cultural, las ciudades se hicieron más complejas y sufrieron una explosión demográfica.

Se construyeron grandes construcciones monumentales en las principales ciudades de las Tierras Bajas del sur: Palenque, Tikal, Chichén Itzá, Copán, Piedras Negras, Yaxchilán, Bonampak, Uxmal, Cobá, Calakmul, Uaxactún o Quiriguá; pero también en la cuenca del río Pasión: Altar de Sacrificios o Ceibal; en la región del Petexbatún: Dos Pilas y Aguateca; en el norte de Belice: Lamanai y Holmul; en Tayasal; y otros centros de los lagos del Petén.

Eran los grandes centros de culto, ciudades-estado autónomas dirigidas por un rey, y ninguna de ellas estaba por encimas de otras. Las cortes estaban pobladas de una amplia variedad de aristócratas encargados del control de la burocracia y del control del territorio que necesitaban los servicios de centenares de personas.

Las relaciones entre las ciudades eran fluidas y reflejaban una identidad cultural y una evidente comunión de intereses. Pero la religión maya estaba presente en todos los pueblos del reino, incluso en los poblados más humildes.

En el corazón de estos grandes centros ceremoniales se desarrollaron una serie de edificios públicos, palacios, templos, juegos de pelota, estelas y altares, santuarios y recintos funerarios ocupados por ricas ofrendas, calzadas y construcciones abovedadas más sofisticadas y específicas.

Sus habitantes consiguieron una agricultura intensiva de altos niveles de producción de alimentos, un comercio a larga distancia y una industria manufacturera de productos suntuarios como cerámica, vestidos, ornamentos personales, armas, etc. que muestran la importancia y el valor de los ritos y de las prácticas religiosas.

Con una religión animista y unas prácticas chamanísticas, junto a un pensamiento cíclico y cosmogónico de la vida basada en unos logrados conocimientos científicos en astrología y cronometría, más una sociedad latamente estratificada situaron a cada individuo en un lugar determinado de la sociedad.

Reconstrucción ciudad maya Copán
PINTURA DE LA CIUDAD DE COPÁN

Desde el comienzo del período Clásico Terminal (800-1.000 d.C.) la mayoría de estas ciudades sufrieron una lenta decadencia que terminó con un colapso, entendido por las autoridades religiosas como el final de ciclo o apocalipsis.

La causa principal fue la relación de subsistencia y presión demográfica, según la cual una población en aumento obligó a que el sistema agrícola se expandiera desde las tierras fértiles a áreas marginales. La mayor presión sobre el ciclo agrícola propició enfermedades de las plantas y plagas de insectos y, posiblemente, también conllevó mayor tensión por el abastecimiento de alimentos, malnutrición y enfermedades entre un campesinado empobrecido y una codiciosa élite dirigente. La siguiente causa fue el desmesurado aumento de la élite que exigía cada vez más tributos y obras monumentales.

Este aumento de la clase dirigente y alejada del sistema productivo, sumado a una agricultura en crisis y a un crecimiento poblacional, derivó en una etapa de guerras endémicas entre ciudades. La consecuencia fue el abandono de los campos, el deterioro de las cosechas, la ruptura de las comunicaciones comerciales, el desabastecimiento, la restricción de la población a los recintos sagrados y el empobrecimiento de la misma, y en una gradual tensión social.

Los reyes de estas ciudades estados también sufrieron las consecuencias de esta crisis. Estos eran los responsables de mantener el orden social y cosmogónico, su esencia divina aseguraba la subsistencia de la comunidad, pero todo aquel fracaso económico y social conllevó al derrocamiento de algunas dinastías.

Los líderes religiosos de las comunidades pequeñas llamaron a la creación de movimientos milenaristas y proféticos que hacían referencia al fin de los tiempos de los reyes divinos, al caos cósmico y al fin del mundo. Los reyes divinos no fueron capaces de asegurar la estabilidad de sus territorios, y los nobles menores y los campesinos denunciaron el fracaso de su papel tradicional como intermediarios entre dioses y hombres.

Con todo, la institución real sobrevivió durante el período Postclásico hasta bien establecidos los españoles en las Tierras Bajas, pero con un formato diferente al del Clásico: un nuevo diseño de la estructura socio-política, del entorno construido y de la iconografía que justificaba el orden social.

El colapso de esta civilización se acentuó aún más durante el período Postclásico (1.000 d.C. – 1.521 d.C.) cuando las ciudades, en su mayoría, se abandonaron. Todo decayó: la vida en la Corte, las construcciones arquitectónicas, la artesanía y el comercio. El fenómeno no fue general, pero si bastante extendido, y concluyó con la colonización de los españoles.

mayas españoles Yucatán colonización
ILUSTRACIÓN SOBRE LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES AL YUCATÁN

La religión maya compartía algunos rasgos básicos con las de todo el área mesoamericana. Es una religión precolombina que estaba firmemente unida a la ideología reinante, de manera que más que dedicarse ésta a la veneración de los dioses, la religión se preocupaba de entender el origen de las cosas, pudiendo definirse como una especie de filosofía precursora de la ciencia moderna. Así pues, hay que concebir en su conjunto tanto sus descubrimientos científicos, como su ideología y su religión, pues todas estas concepciones tienen su origen en la fe y la creencia.

Es destacable la gran importancia de la religión en la vida cotidiana maya, ya que, además de edificarse templos y de construir las ciudades alrededor de ellos, los ciudadanos mayas eran fuertemente creyentes, y los sacerdotes eran considerados parte de las altas esferas sociales, teniendo potestad absoluta sobre el saber, y por supuesto, sobre un gran número de riquezas.

La civilización maya era una antigua sociedad donde la religión y la inmensa devoción dotaban de sentido a todo lo que entonces pasaba. Como en Teotihuacan, o entre los olmecas, o entre los aztecas y como en todas teocracias del mundo, la religión desempeñaba la función ideológica de legitimar el orden político y social establecido.

Creían en la existencia de varios mundos anteriores que se habían sucedido en el tiempo. La vida tenía, por tanto, un carácter cíclico, lo que confería una importancia capital al estudio del tiempo, a la astrología, al calendario y a la adivinación.

Por eso, con base en los conceptos religiosos se establecieron los calendarios, se justificó el papel de los gobernantes, se planeó los ciclos de producción agrícola, y se realizó un amplio y variado conjunto de ritos efectuados por reyes y sacerdotes, en el cual se incluía danzas, sacrificios, autosacrificios, juego de pelota, etc.

Templo Jaguar Acrópolis maya Tikal Petén Guatemala
CIUDAD DE TIKAL

En cuanto al pensamiento cosmogónico de la civilización maya, la creación comenzó con un universo cautivo de los dioses de inframundo. En un mundo sin sol, sin noche y sin luna, los dioses del cielo se encontraban decididos a propagar la semilla que se había salvado de aquel caos.

A partir de ese universo se inició la nueva creación con la participación de los cuatro dioses sostenedores del cielo, que hicieron surgir del mar primordial los valles y las montañas, crearon la flora y la fauna, y más tarde la vida humana con la finalidad de que los veneren y les hiciesen ofrendas.

Pero, aquellos seres humanos que fueron creando eran imperfectos porque no poseían la capacidad para venerar a sus creadores, no supieron descifrar su origen cosmogónico y, por tanto, jamás tributarían a sus dioses el pago de la deuda que les correspondía. Esto generó las iras y venganzas de los dioses que, sucesivamente, fueron creando varios mundos y después destruyéndolos mediante fuego, ceniza y piedras, tempestades y diluvios, etc.

La vida tenía un sentido muy cíclico. Anterior a este mundo ya existieron otros 5 mundos que fueron creados por un Dios concebido como el Sol y que fueron destruidos por su mismo creador mediante un apocalipsis:

La 1ª creación fue la de Océlotl (Jaguar) donde Tezcatlipoca era el sol, en el cual el mundo estaba habitado por gigantes. Después de 3 ciclos de 52 años, los jaguares devoraron a los gigantes.

La 2ª creación fue la de Ehécatl (Viento) donde Quetzalcóatl era el sol, en el cual el mundo estaba habitado por humanos. Después de 7 ciclos de 52 años, los vientos terribles devastaron todo. Las pocas personas que sobrevivieron se volvieron monos.

La 3ª creación fue la de Quiauitl (Lluvia) donde Tláloc era el sol. El mundo sufrió el final por una lluvia de fuego (erupciones volcánicas) y por los incendios que provocó el intenso sol. Las personas se convirtieron en pájaros.

La 4ª creación fue la de Atl (Agua) donde Chalchihuitlicue era el sol. Un incesante diluvio inundó las tierras y las personas se volvieron peces.

La 5ª creación fue la de Ollin (Movimiento) donde Tonatiuh era el sol. Unos movimientos sísmicos provocaron el fin de la tierra.

Varios ciclos de creación y apocalipsis sufrió el universo hasta el actual mundo, creado por el dios Sol, Itzán Na, quien también creó a los seres humanos con las mismas características y habilidades que poseemos, entre ellas las de creer en dios, rendirles culto y, sobre todo, celebrar ritos en su honor. El planeta tierra se sitúa en el centro del universo, interfiriendo en la órbita del Sol y de Venus.

Pero también se recogen otras leyendas sobre el origen del mundo en el ámbito maya, con mayor influencia del pensamiento pagano y muy relacionado con la ideología religiosa de los aztecas. De igual forma, para la tradición mexica (azteca) los hombres fueron creados por Quetzalcóatl a partir de huesos sacados del inframundo del dios de la muerte. La sangre que sacó de su cuerpo cayó en los huesos y les dio vida.

Escultura deidad Chac Mool Chichén Itza
CHAC MOOL EN CHICHÉN ITZA

Los dioses mayas presentan algunas semejanzas con los dioses mexicas y toltecas. Estas civilizaciones eran politeístas, cada uno de las deidades poseía diferentes atributos, por lo que podía ser representado de varias maneras. Pero estas representaciones divinas no eran con forma humana, sino una plasmación metafórica basada en mitos de la ideología maya. De esta manera, los dioses daban sentido a la jerarquización de la sociedad maya, y a la existencia de todo cuanto les rodeaba.

Las deidades habían nacido en un momento determinado, necesitaban alimentarse, podían sufrir por el desentendimiento de los hombres y podían morir. Entre los mayas, era costumbre untar el rostro del ídolo representado que recibía el sacrificio con el corazón o la sangre de la víctima sacrificada, a fin de que la divinidad se alimentase con la ofrenda.

Estaban relacionadas con la naturaleza, expresaban características positivas o negativas, tenían avatares diurnos o nocturnos, y representaban el bien o el mal. Dicha dualidad consistía en representar la vida y el bienestar (fertilidad, maíz, lluvia, etc.) o la muerte y dolor (guerra, malas cosechas, enfermedades, etc.).

Al igual que en la religión de los aztecas, en la de los mayas también existe un dios creador del universo, Itzán Na, que adopta diferentes formas y aspectos. Este dios es la unión de una pareja de dioses originarios y personificados como varón y hembra, que son Ome Tecutli (señor Dios) y Ome Ciuatl (señora Dios), también se les conoce con otros nombres: Tzacol (creador) y Bitol (hacedor).

DEIDADES MAYAS

Después, aparecieron una multitud de dioses, muchos de los cuales fueron aportaciones de los toltecas en la época posclásica:

K'inich Ajaw: deidad solar, significa el generador del tiempo, el sol, el día

Ix Chel: deidad lunar femenina, muestra en su imagen una joven o como una anciana; relacionada con la concepción, el embarazo, el parto y la fertilidad de la tierra y la noche

Chaak: deidad del agua, relacionado con la producción agrícola, la lluvia, el relámpago y el trueno, también con el mantenimiento del orden del cosmos, la fertilidad y el bienestar general

Nun Nal Ye: deidad del maíz, principal producción agrícola maya, era representado como un hombre joven con una acentuada deformación craneal.

K'awiil: deidad de la nobleza, el relámpago, las semillas, las ofrendas de sangre , la fertilidad y la germinación, fue el último en nacer, en la época del posclásico

Yum Kimil: relacionado con varias deidades de la muerte, la fecundidad y la germinación

Ek'Chuak: deidad de los comerciantes, era representado con rasgos humanos de joven o anciano y el cuerpo pintado de negro, con cola de escorpión.

Hzamna: deidad del cielo, del día y la noche.

Ch'aak: deidad de la lluvia, Itzamnaaj el del cielo, K'awiil era el dios de la realeza.

Wayob' fueron una coesencia o alter ego de los seres humanos concebidos como un aspecto del alma que se aparece a los seres vivos mediante sueños. Constituyeron una categoría especial de sobrenaturales.

Otros dioses fueron Ixpiyacoc e Ixmucané, Itzamná, Ix Chevel Yax, Kinich Ahau, Ix Chel, Vucub Caquix, Kisín, Chac, Kukulkan, Tlaloc,… También idealizaron deidades propias de cultos celebrados en ciudades específicas.

DEIDAD MAYA Y VÍCTIMA DECAPITADA

En una religión los cultos y las creencias son el reflejo concreto de una mitología enraizada en el pensamiento popular. Esta mitología se puede considerar la base de la cultura, es decir, que los mitos mayas daban sentido a las actividades culturales.

Las prácticas chamanísticas constituían un lenguaje que determina el espacio de comunicación entre los hombres y sus dioses, y por eso se convierte en el eje sobre el que giran los mitos y los ritos.

Por tanto: la mitología constituyó el fundamento de la religión, el culto se convertía en el ámbito de concreción de la mitología, y los rituales eran los instrumentos para la consecución de la lectura extraída por los sacerdotes.

La relación de los hombres con los dioses se sustentaba en un contrato mediante el cual los dioses ayudan al hombre en su trabajo, proporcionándoles buenas cosechas y cacerías, pero a cambio el hombre debe tributar por adelantado a sus dioses. Ese tributo exigía un culto ritual que incluía constantes sacrificios humanos y ofrendas de sangre. Además, los mayas rendían culto a los muertos para ayudarles a superar la prueba del inframundo que les permitiría reunirse con sus antepasados. Determinados lugares tenían un carácter sagrado. Las cuevas y los cenotes (pozos) era la puerta de entrada al inframundo.

El culto a los dioses estaba ampliamente relacionado con la agricultura, ya que de ellos dependía que se lograsen buenas cosechas y una armoniosa vida cotidiana. Además, el culto estaba vinculado al relato de la creación del mundo, justificando el tributo que los humanos debían de efectuar a los dioses por su creación. Esto generó un gran número de intervenciones rituales.

Con carácter general, los mitos son relatos tradicionales sobre dioses y héroes de la antigüedad. Tradiciones legendarias transmitidas de forma oral que consideran a los dioses como personajes sobrenaturales, en los cuales sus orígenes fueron perdiendo consistencia con el paso del tiempo.

Valga como ejemplo mítico una de las creaciones de la tierra y su posterior apocalipsis. Según la tradición mitológica, la 4ª creación del mundo fue la del agua: la tierra se originó por la plantación de tres piedras del hogar celestial y elevar el cielo, que estaba situado por encima del mar primordial, para que saliera a la superficie la tierra, por ello, al retirarse el agua aparecieron las montañas, los bosques, los lagos, los animales, las plantas, etc., es decir, todo lo que es el planeta.

La pareja de dioses creadora no consiguieron sus objetivos que era crear a seres perfectos, capaces de rezar, de seguir el paso de tiempo, y de honrar a los dioses; por consiguiente, convirtieron a los humanos en peces y provocaron un diluvio que destruyó la tierra para que pudiera comenzar la última creación.

El maíz fue la principal fuente de alimentación y prosperidad de la sociedad, por eso, el ciclo de la planta sirvió de metáfora para el ciclo de la vida del gobernante y para su regeneración como un dios tras su muerte.

sacerdote maya señor limas estatua
SACERDOTES RELIGIOSAS

Los sacerdotes tenían un importante papel en la sociedad maya, aparte de ser muy respetados por sus conocimientos científicos, especialmente en astronomía, predecían los fenómenos celestes y llevaban la cuenta del tiempo en forma admirable, así mismo conocían el secreto de las complicadas escrituras de sus antepasados. También ejercían como consejeros de los máximos dirigentes.

Según su nivel de actuación entre los hombres y los dioses, los sacerdotes tenían diferentes niveles de sacerdocio que los jerarquizaba y dividía. Algunos tipos de sacerdotes eran: el hombre verdadero (su poder era superior a los demás, era el sumo sacerdote), los solares (presidían los actos rituales), las serpientes de cascabel (enseñaban la escritura jeroglífica, los cómputos calendáricos, los rituales, la adivinación y el arte de la profecía a los candidatos a sacerdocio y nombrarlos para el cargo), los regulares (eran párrocos de una población y se ponían a la cabeza en las ceremonias), los profetas (predecían el futuro pasando por un trance o hacían profecías usando drogas), los rezadores (encargados de los ritos relacionados con el campo y la selva), etc.

El rey (ajawob'), denominado Sagrado Señor (k'ubul ajaw), era considerado una encarnación divina que, además, de sus privilegios temporales y materiales, podía comunicarse con los dioses. Legitimaba su poder en el origen divino de sus antepasados y actuaban de intermediarios entre las divinidades y sus súbditos. Tras su muerte se transformaba en una deidad relacionada con la fertilidad, en especial en dios del maíz o el de la lluvia.

Las enseñanzas de los textos sagrados tenían que tener su puesta en práctica durante la vida diaria, por eso las nociones del bien y del mal estaban perfectamente definidas por los sacerdotes.

Mural sacerdotes Templo pinturas Bonampak
SACERDOTES Y GOBERNANTES MAYAS

Las ceremonias se planificaban minuciosamente por los sacerdotes vestidos con pieles de jaguar, hábito rojo, joyas y cofias adornadas con flores. Las víctimas que se sacrificaban a los dioses debían cumplir 3 exigencias: la continencia sexual, el ayuno, y la confesión. Eran los ritos preparatorios.

Durante el periodo de continencia y ayuno los hombres ayunaban 60 días, no se bañaban, se ennegrecían el rostro con hollín de teas de pino, se apartaban de sus mujeres para residir en los templos por 60, 80 y 100 días antes de alguna ceremonia grande. También se sangraban continuamente con una espina de pastinaca en la lengua, las orejas, las partes carnosas del brazo y del pene, después la sangre se dejaba caer en hojas de papel de amate o se recogía en platos y se ofrecía a los dioses.

La confesión pública era efectuada de forma generalizada como una prueba de afirmación de su creencia, como un medio de purificación, y como una medio para mantener la relación privilegiada que unía al hombre con las divinidades, ya que estas daban un sentido coherente a sus vidas.

La purificación espiritual (Zuhuy) se alcanzaba mediante la auto-mortificación o la confesión. Este último rito consistía en hacer acto de humildad y declarar los pecados cometidos a un sacerdote, de forma individual mediante un diálogo íntimo con los dioses, o en comunidad a través de una anciana que hacía de chico expiatorio a la que se golpeaba para que expiase todas las culpas que habían sido confesadas.

Antes de las ceremonias encendían el fuego purificador (Zuhuy kak) para limpiar espiritualmente el templo. La creencia religiosa maya consideraba contaminada a las mujeres, porque entendían que la menstruación era algo impuro, por eso no participaban en las ceremonias.

El paisaje escenificado estaba lleno de portales simbólicos que conectaron con el ambiente en que vivieron los dioses y los antepasados, los cuales fueron vitales para representar los dramas en que los señores realizaban sus ritos de transformación: de las puertas de los templos, cuevas, juegos de pelota, etc.

Durante el rito, desde algunos objetos, como platos polícromos, emanaba una sustancia que tenía esencia divina (Itz), un término ligado a las secreciones del ser humano y otras sustancias como la resina de árbol, cera de abejas o granos de maíz. La quema de estas esencias y de algunos otros objetos animados, como papel de corteza de árbol, copal, jade y la sangre de gobernante junto con determinadas prácticas de alteración de la conciencia permitieron a los reyes entrar en trance y contactar con los dioses y con sus antepasados para conjurarles y hacerles intervenir en sus rituales.

El resultado de este contacto chamanístico se comunicaba a los asistentes al ritual por medio de la danza estática y de cantos, en la que los oficiantes se comportaban con actitudes propias de los seres divinos.

Prisioneros mayas templo ceremonial sacrificio ritual
PRISIONEROS MAYAS

El sacrificio humano, por aberrante que parezca en la actualidad, es un rasgo ligado al pensamiento y mentalidad de la historia de la humanidad con fines religiosos, políticos o sociales. La civilización maya precolombina practicó este tipo de rituales con frecuencia. Los registros arqueológicos, etnográficos o históricos relacionados con los sacrificios masivos son escasos, aunque datan ya desde el periodo formativo.

Los mayas formaron parte de la civilización mesoamericana para la que el sacrificio humano está identificado desde 6.000 años a.C., quizá diseñado para conseguir la espiritualidad de un individuo como un medio para contactar con el mundo espiritual.

La información disponible vincula el sacrificio humano entre los mayas con rituales realizados exclusivamente por el Rey, quien, en su doble calidad de gran sacerdote y sacrificador y a la vez jefe político y militar, utilizó a personajes de élite capturados en el campo de batalla para aumentar su carisma y su poder político-territorial; ocasionalmente, algunos sacrificios acompañaron al gobernante en su viaje después de su muerte, como ocurre en la renombrada tumba de K'inich Janaab'Pakal I de palenque.

Visto desde esta óptica, el sacrificio humano se muestra en íntima conexión con la guerra y, si bien es presentado en la iconografía como un acto ritual, fue esencial para inspirar terror político. La ritualización del sacrificio de prisioneros recreaba el mito cósmico y fue clave en la ideología de los señoríos mayas. Permitió que los reyes aseguraran una y otra vez a sus súbditos la continuidad de los ciclos de tiempo y de la regeneración de la vida, y sirvió para explicar comportamientos del más allá, con dioses sacrificadores.

Estas prácticas estuvieron acompañadas por otras de humillación de los cautivos, que incluían el despojo de sus signos de rango, de prestigio e identidad, su desnudez y desaliño personal.

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RITUAL DE EXTRACCIÓN DEL CORZAÓN

Los mayas de la época Clásica, y sus antecesores del Preclásico, eran gobernados por dinastías hereditarias de guerreros, para quienes el autosacrificio y el derramamiento de la sangre, y el sacrificio de la decapitación humana eran obsesiones supremas. Siempre tuvo una función esencial de tributo y alimento a los dioses, en reciprocidad de aquellas deidades que habían dado su sangre para crear a la Humanidad.

Entrados en la época Posclásica (año 1.000 a.C.), fruto de la transformación que sufría la sociedad a consecuencia del colapso de las ciudades,  nuevos cultos fueron introducidos, especialmente los relacionados con la deidad Serpiente Emplumada y asociados también al juego de pelota, que enfatizaron el militarismo y el sacrificio humano.

A partir de estos momentos se hizo más común el sacrificio en la imaginería, y aparecieron las primeras estructuras especializadas que los magnificaban, como los altares de cráneos (tzomplantli) situados en el corazón de las ciudades.

El principal ritual de sacrifico humano era la extracción del corazón, que consistía en sacar el corazón de una víctima en los alto de una pirámide-templo con vistas al Sol y ofrecerlo palpitante al dios. Después el cuerpo era decapitado, y tanto la cabeza como el cuerpo eran desechados escalinatas abajo. A estas ceremonias asistían los fieles situándose en la plaza frente al templo.

Los flechamientos consistían en pintar a la víctima de color azul (color relacionado con el sacrificio) y atarla a un palo. Los arqueros bailaban alrededor suyo y al llegar frente a ella lanzaba una flecha al corazón, que previamente habían pintado de blanco. Este tipo de ritual se ofreció, por ejemplo, entre los mayas cakchiqueles y los yucatecos.

Los sacerdotes mayas de la ciudad de Chichén Itzá, en la península de Yucatán, realizaban sacrificios de niños arrojándolos a los cenotes (pozos) sagrados, algunos eran despellejados, para solicitar a los dioses lluvia y campos fértiles. De los 127 esqueletos que el arqueólogo Guillermo de Anda logró reconstruir, a partir de los huesos rescatados del cenote entre los años 1961 y 1967, el 79% pertenecía a infantes de entre 3 y 11 años y el 21 % restante a adultos, en su mayoría hombres.

Pero también existían otros tipos de sacrificios "raros" como el aplastamiento de nariz (pech'ni), la decapitación, el desmembramiento, el ahorcamiento, el destripamiento, el asaetamiento, la quema, etc.

Los mayas consideraban que su primer deber hacia los dioses era alimentarles como prueba de agradecimiento por efectuar la creación del mundo. La sangre humana es una de las ofrendas más apreciadas por las divinidades. La vida terrenal dependía de la voluntad divina, que en el pasado destruyó varias veces la humanidad mediante apocalipsis. En fue la razón por la cual los mayas trataron de agradar a sus deidades y honrarlas en todo momento, ya que entendieron que los sacrificios sangrientos eran el medio para la supervivencia tanto de los dioses y como de los seres humanos. Estas ceremonias eran concebidas, por tanto, como un tránsito entre dos mundos.

A los ritos de sangre se dedicaban todas las clases sociales de la sociedad maya, incluidos el rey y su familia. En las reuniones públicas se practicaban los ritos de sangre. El rey daba ejemplo haciéndose un corte en el pene con un cuchillo hecho de roca, aunque también se hacían en otras partes del cuerpo, ya que lo importante era conseguir sangre humana. La sangre brotada corría sobre un papel hasta un recipiente. Después se quemaba el papel manchado y el humo conectaba con el mundo celestial. La pérdida de sangre junto con las drogas, hacía que el rey entrase en un estado de trance, derribaba las barreras entre el espacio terrenal y divino, y se transportaba al mundo de los espíritus completando su función. De esta forma y con este alimento los dioses saciaban su sed y su hambre y los humanos pagaban su tributo.

También se practicaba el sacrificio de animales, y su sangre era ofrecida a los dioses. No obstante, la sangre humana era la mejor garantía para erradicar las cóleras divinas y evitar el castigo celestial.

A pesar que la muerte era la finalidad ritual del sacrificio humano, tenía un significado tan importante como la vida misma. La muerte no se entendía como el final de la existencia humana, sino un tránsito de un mundo hacia otro.

Por eso, la religión maya institucionalizó unas ceremonias con el objetivo de proteger a los muertos que fallecían por causas naturales durante su viaje hacia el mundo subterráneo o inframundo. Por el contrario, los guerreros y víctimas de guerra o las mujeres muertas de parto accedían directamente al mundo celestial. El significado ideológico de la sepultura o rito funerario consistía en enterrar el cadáver para fertilizar la tierra, acto que equivalía a otorgar a los difuntos un tipo de poder que los vivos no tenían.

SACRIFICIOS HUMANOS EN TEMPLO MAYA

Como no podía ser de otra manera, la religión se entrometía hasta en el fútbol, o más bien al revés, ya que el popular juego de pelota tenía un significado mítico y esotérico, que para entenderlo hay que conocer cómo se desarrollaba el juego. Fue muy utilizado por los reyes para explicar su renacimiento como seres sobrenaturales y para afianzar su poder mediante un antiguo mito referido a la creación maya: los reyes se identificaban con aquellas deidades de la creación que jugaron y vencieron en un partido a los dioses de la muerte.

El campo de juego tenía forma de una "I" mayúscula, consistente en un espacio abierto entre dos estructuras laterales inclinadas que forman un talud y terminado en una cornisa de varios metros de altura. Los extremos del pasillo estaban cerrados en una ocasiones y abiertos en otras, y sus dimensiones son sumamente variables (30 x 95 metros tiene el mayor de los encontrados, en Chichén Itzá, y 1,7 por 16 el más pequeño, en Tikal). Estas diferencias hacen suponer que existían diversas formas de practicar el juego.

Cada equipo estaba formado por seis jugadores, que hacían botar de un lado al otro una pelota solo con las caderas, codos o muslos. Estaba prohibido botarlo con las manos o con las piernas. Se marcaban goles cuando el balón pasaba a través de un aro de piedra fijado en una o en ambas paredes laterales o si tocaba el suelo en el campo del adversario.

El partido alcanzaba su punto álgido cuando llegaba a su fin: el capitán del equipo perdedor era sacrificado y ofrecido a los dioses. El juego de pelota simboliza el combate a muerte que tuvo lugar durante la tercera creación, y el suelo del terreno de juego representa la plataforma terrestre que separaba el mundo humano del mundo inferior, por eso llevaban el símbolo y contaban el mito del relato de la creación.

Los jugadores poseían una rapidez y una agilidad sobresaliente, y llevaban protecciones porque a veces el juego era violento. Los campeonatos eran programados en fechas muy concretas y podían ser de dos tipos: los celebrados por jugadores del pueblo; y los reservados a la clase dominante.

recinto juego pelota azteca Cobá Yucatán
RECINTO DEL JUEGO DE PELOTA

Los mayas adoptaron de sus predecesores, los olmecas, un sistema aritmético bastante preciso. El sistema aritmético era posicional (el valor de los números depende de su posición de la cifra numérica expresada) y vigesimal, con múltiplos de 20 marcando las diferentes posiciones (nuestro sistema aritmético es también posicional, pero decimal).

La utilización de un sistema aritmético posicional es muy eficaz para expresar y ejecutar operaciones con cifras altas. La invención y uso del cero (mih), que ellos llamaban "nada", se produjo de forma independiente en Mesoamérica.

No contaban con un sistema fraccionario mediante el que representar valores fraccionarios a la unidad, pero idearon diversos procedimientos para tenerlos en cuenta, como por ejemplo la corrección mediante la alternancia de números enteros. Así, por ejemplo, para operar con meses lunares, cuya duración se estima en 29,5 días, los mayas alternaron meses lunares de 29 a 30 días, neutralizando de este modo la acumulación mensual del desajuste de 0,5 días.

En el caso de fracciones en ciclos mayores, los mayas diseñaron tablas de corrección, en las cuales el desajuste observado se neutralizaba proyectando hacia el futuro múltiplos del ciclo hasta que su resultado fuera expresable en números enteros.

Pirámide Kukulkán Chichén Itzá Yucatán
PIRÁMIDE DE KUKULKÁN EN CHICHÉN ITZA

Las autoridades mayas alcanzaron grandes conocimientos científicos sobre el comportamiento de los astros y del calendario. Los hombres de ciencia se dieron cuenta de que los cuerpos celestes más relevantes tenían un comportamiento cíclico. Por eso pensaron que el tiempo era cíclico y el espacio también, y que formaban un continuum por el que deambulaban en sol y los cuerpos celestes. Su sistematización permitió a la Corte dotarse de una herramienta que les alejó aún más del pueblo.

Los sabios mayas innovaron una metodología para la elaboración de varios ciclos calendáricos asentados en un sofisticado sistema matemático: la invención del 0 les permitió la creación de un sistema vigesimal y establecer cálculos que conducen al infinito, a partir de posiciones que multiplicaban por 20. Dividían el tiempo en días, meses, años y periodos de 20 años (katunes).

Existían dos ciclos básicos que formaban todos los calendarios: uno de 260 días (considerado como ciclo ritual y base para la adivinación); y otro de 365 días (dividido en 18 meses de veinte días, más cinco días situados al final, también de función ritual). Su combinación proporcionaba otro ciclo mayor de aproximadamente 52 años.

Otros ciclos usaban secuencias recurrentes de 13 períodos de 20 años, la llamada Rueda de Katunes.

De entre todos los sistemas calendáricos, destacó por su utilidad el llamado Cuenta Larga o Serie Inicial, por contar con un Glifo Introductorio, y se utilizó para contar la Historia maya. Este sistema insertaba los calendarios de 260 y 365 días en un sistema lineal que contaba los días transcurridos desde un punto mítico de partida (como los romanos y los árabes) en el 13 de agosto del año 3.114 a.C. Esta Cuenta Larga era un sistema absoluto de datación, que permitía situar inequívocamente en el tiempo un día concreto.

El momento culminante resultó cuando estos cálculos aritméticos se trasladaron a la cerámica, la concha, el jade y, sobre todo, a la piedra monumental junto a la figura del gobernante.

CALENDARIOS MAYAS

La concepción cíclica del tiempo y del espacio permitió a los gobernantes conocer el pasado y determinar el devenir mediante la práctica ritual. El conocimiento de los astros les resultó de gran valor, ya que si conseguían explicar la revolución del Sol, podían manejarla, y la experiencia les dio oportunidades suficientes para ello. Los mayas registraron eclipses de Sol y de Luna, incluso aquellos que afectaban a zonas alejadas de sus territorios.

Sus libros jeroglíficos están llenos de tablas de diversos planetas, cuyo manejo por los sacerdotes, en combinación con el ritual, hizo posible la manipulación del presente y del futuro.

Si los cuerpos celestes y el espacio en que se instalan son cíclicos, ¿por qué no tener los dioses el mismo comportamiento? Dioses y estrellas pudieron actuar como el Sol, atravesando el firmamento y bajando al inframundo para volver a renacer en una rueda que no tenía fin. Y el gobernante, un ser divinizado por su propio cargo, era considerado otra estrella que seguía los pasos del Sol y, favorecido por el monopolio de los rituales de Estado, se consideraba el eje del mundo, el único garante del orden cósmico en la tierra.

Observatorio astronómico  Chichén Itza Yucatán
OBSERVATORIO ASTRONÓMICO DE CHICHÉN ITZA

Los mayas utilizaron uno de los sistemas de escritura más precisos de Mesoamérica, basándose en el legado que dejaron los olmecas, sus predecesores mesoamericanos. Los  mayas lo perfeccionaron y adaptaron a sus necesidades fonológicas desde el año 500 a.C. Es una escritura jeroglífica (como la de egipcia, hitita o sumeria), compuesta por logogramas (signos equivalentes a palabras) y fonogramas (signos correspondientes con fonemas vocálicos), de los cuales se han registrado 800. En el caso maya, los fonogramas son de tipo silábico, representando una vocal o una consonante más una vocal.

Los mayas utilizaron la escritura de forma ininterrumpida desde la segunda mitad del primer milenio antes de Cristo hasta finales del siglo XVII, cuando la expedición del general Ursúa conquistó Tayasl, la capital del último reino maya independiente, el reino Itzá, en el corazón de las selvas del Petén, en Guatemala.

Escribieron y grabaron textos jeroglíficos en materiales como piedra, concha, jade o madera, los modelaron en estuco, los pintaron sobre cerámica, murales, códices de papel corteza y textiles. Unos 15.000 textos son conservados en la actualidad, que dan muestra de su amplia producción, especialmente durante el período Clásico, cifra que se va aumentando tras los continuos hallazgos arqueológicos.

Las inscripciones del período Clásico trataron la vida y la obra de los gobernantes, su genealogía, su entronización y celebración de aniversarios, su muerte y entierro, su actividad ritual, sus guerras y hazañas contra enemigos, y las obras que promovieron. Pero cuando la realeza entró en crisis durante el Clásico Terminal las inscripciones orientaron su contenido hacia el ritual, los almanaques sagrados y las profecías. Estos textos de tipo histórico y religioso fueron esculpidos en las estelas y altares que adornan las plazas centrales de las ciudades mayas, en los dinteles columnas y capiteles de sus palacios y templos, en los paneles empotrados en los muros de los salones del trono o en los murales pintados que ornamentan sus paredes.

La religión es otro de los temas dedicados en los textos jeroglíficos, principalmente en los 3 códices conservados, los de Dresde, Madrid y París, aunque también en otros soportes. Muestras de la riqueza de este género son los relatos místicos de la Creación, almanaques adivinatorios que indican el carácter benigno o maligno de los días, textos detallando la ortodoxia del ritual con precisas relaciones de ingrediente, instrumentos y ofrendas, o profecías asociadas a los diversos períodos de tiempo, etc.

Inscripciones jeroglíficas mayas Dos Pilas Guatemala
INSCRIPCIONES JEROGLÍFICAS EN DOS PILAS

La escritura jeroglífica permitió la redacción sobre piel de venado del libro sagrado, el Popol Vuh, la Biblia de los mayas. Relata sus valores místicos, filosóficos, artísticos y científicos que crean en conjunto una unidad religiosa y plantea la solución a los problemas espirituales del hombre y la purificación del alma

En el Popol Vuh encontramos los principios cósmicos, como la creación de la tierra a partir del llamado caos dando luz y vida además de cómo se dio la creación del hombre y la mujer, el hombre se creó a partir de barro y después de madera (los atlantes) pero olvidaron sus orígenes, sus padres y estos les castigaron con un gran diluvio que sumergió toda la ciudad.

Los animales eran utilizados como dioses creadores como por ejemplo el pájaro serpiente eran los creadores sexuales del universo. Dios hizo al hombre con ayuda de un gavilán que buscó una serpiente y con la sangre de ésta y maíz se creó la carne del hombre, cada dios del popol vuh ayuda a la construcción del hombre haciendo su forma, su carne, su consciencia… cada uno aporta algo distinto por lo que todos son importantes.

Es muy razonable pensar que el hombre estuviera hecho de ese conjunto de maíz ya que fue el cultivo del maíz el que dio alimento a los mayas por ser el cultivo más importante y la base de su gastronomía. Este libro se puede asemejar a la biblia cristiana en algunos aspectos por lo que los mayas actuales aunque son católicos lo mezclan con rituales y creencias mayas indígenas practicando la fe maya que acepta a la naturaleza y a sus elementos, dándose la meditación, la danza indígena, etc.

El Popol Vuh esta dividido en tres partes: la creación del mundo; la creación de la primera pareja de personas y la civilización del maíz; y los quiches y los reyes hasta 1550.

La forma de vida maya es descrita con gran detalle en este libro que recoge la zona guatemalteca como punto de partida de esta civilización además en él se pueden ver algunas ideas cristianas por lo que se deduce que el escritor debía de conocer algún misionero católico que ejerciera de influencia.

estelas mayas dioses relieve
ESTELAS MAYAS SOBRE DEIDAS EN RELIEVE

Aunque los mayas comparten numerosos rasgos culturales con sus contemporáneos mesoamericanos, el arte maya en general posee  mayor grado de complejidad y de belleza. Fueron ellos los que mostraron mayor una mayor exquisitez, especialmente durante su esplendor en el Clásico Tardío, al representar una iconografía plural capaz reunir simbolismo y naturalismo de forma magistral en una amplia variedad de materiales orgánicos como madera o hueso, e inorgánicos como diferentes tipos de piedras, cerámicas o concha.

El eje central del arte maya gira en torno a la figura humana, y de manera más especial el rey (k'ubul ajaw). Una de las representaciones sobre la grandeza del rey es la de la guerra, apareciendo el gobernante con una extraordinaria vestimenta, con cautivos atados o sangrantes a sus pies, en pintura mural o en piedra tallada. También es habitual la representación de gobernantes realizando un auto-sacrificio de sangrado.

En otros contextos, el arte fue usado para representar un mundo sobrenatural poblado de dioses, sustancias y elementos irreales. Entre los dioses más representados destaca K'awiil, una deidad que suele aparecer como cetro en manos de los gobernantes, y cuyo rasgo principal es una antorcha humeante que sale de su frente. El dios del maíz (Hun Nal Ye) está frecuentemente representado en murales tempranos, cerámica y talla en piedra, seguido de otras deidades relacionadas con la tierra donadora de vida y alimento, como el dios del cielo (Itzamnaaj), de la lluvia (Ch'aak) y del Sol (K'inich Ajaw). La mayoría de estas deidades forma parte de la mitología maya sobre la creación del mundo, el gran tema del arte maya.

Este arte elitista cumple una doble función: ensalzar y legitimar la figura del rey, situándole en la cima de la sociedad maya; y representar de forma tangible el complejo mundo sobrenatural. Ambos elementos están unidos ya que los reyes son los elementos intermediarios entre lo humano y lo divino.

En los inicios de esta civilización, una elaborada iconografía se desarrolló en enormes mascarones de estuco que representaban a los dioses colocados en los basamentos de los templos-pirámides, mediante los cuales los reyes difundían la ideología.

Posteriormente, el arte pictórico se representaba principalmente en las estelas o las estelas-altar, monumentos públicos tallados con las figuras de los soberanos mayas y con inscripciones jeroglíficas que sancionaban la legitimidad divina de su poder y narraban los acontecimientos más relevantes de su mandato. Estas fueron las encargadas de informar sobre el pensamiento cosmogónico e histórico.

Mural mayas templo Pinturas Bomanpak Chiapas
MURAL MAYA EL TEMPLO DE LAS PINTURAS

El uso de cerámica especializada y de utensilios exóticos muestra la abundancia de las jerarquías sociales y la presencia de una clase gobernante rica y poderosa, que dejó huella en la construcción de lujosas tumbas que contenían un sofisticado inventario de bienes de lujo importados. En los ritos funerarios el poder real manifestó su esplendor con un impresionante alarde artístico.

La pintura precolombina ha dejado muestras de la brutalidad y amoralidad con la que vivían los indios precolombinos antes de ser cristianizados y civilizados por los españoles.

En el sacrificio de adultos, existe una imagen pintada sobre una vasija en donde está representado el sacrificio ritual de un prisionero atado a un cadalso y un grotesco personaje que le saca las entrañas con una lanza, mientras los músicos tocan tambores y trompetas. En los muros de Bonampak también hay terribles imágenes de tortura ritual, también se dan otros caso como el de una joven amarrada a un palo y azotada hasta morir a golpes en el pecho con una rama de ceiba espinosa.

La extracción del corazón aparece en muchos casos del arte maya, casi siempre de niños, especialmente en la cerámica pintada. Otro caso conocido es la Estela 11 de Piedras Negras en Guatemala, donde  la cavidad pectoral de un niño sacrificado es representada.

Pirámide Adivino maya Uxmal Puuc Yucatán
PIRÁMIDE DEL ADIVINO EN UXMAL

La arquitectura monumental se construyó como la solución de los gobernantes de transmitir e imponer su realidad sociopolítica y su pensamiento cosmogónico. Esta ideología pasaba por un acrecentamiento del concepto primigenio, ancestral, del espacio habitacional en que transforman plazas y edificios monumentales, formando un escenario para el ritual comunitario.

Las plazas reproducen de forma simbólica el Mar Primordial en el que flotaba el mundo antes de la creación, son ocupadas por los espectadores y los soportes legitimadores como mascarones, estelas y altares.

Los templos representan las Montañas Sagradas, en ellos se sitúan los factores de los rituales, aquellos que son capaces de controlar el presente y predecir el futuro.

La Pirámide del Adivino constituye un ejemplo único de una construcción piramidal en el mundo maya por tener una base elíptica, en concreto se halla en Uxmal, en la región Puuc, al noroeste del Yucatán. En Palenque, destaca el Palacio de Palenque y a su lado el Templo o Pirámide de las Inscripciones.

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