Médico y humanista del siglo XVI, Juan Huarte de San Juan fue un innovador de la caracteriología, considerado como el primer iniciador de la orientación fisiológica y experimental de la psicología moderna. Junto con Luis Vives, fue precursor de la psicología diferencial y aplicada, realizando innovaciones en la orientación profesional y eugenesia, con interesantes aportaciones a la neurología, pedagogía, antropología, patología y sociología. Fue uno de los primeros filósofos modernos en ocuparse a fondo de la estructura antropológica, fisiológica, anatómica y psicológica del hombre sobre bases científicas. Su gran obra tuvo una enorme repercusión en Europa.
PSICOLOGÍA DIFERENCIAL Y CARACTERIOLOGÍA POR HUARTE DE SAN JUAN |
Juan Huarte de San Juan nació en 1529 en San Juan de Pie del Puerto, villa que aún pertenecía al Reino
de Navarra. Provenía de una familia hidalga vascongada. Estudió
humanidades en Huesca, y medicina en la universidad de Alcalá de Henares.
Probablemente
fue regidor de Huesca, vivió también en Granada y en Baeza. En esta ciudad
andaluza comenzó sus estudios de medicina y letras, que continuó en la Universidad de Alcalá de
Henares desde 1553 a 1559, año en que recibió el título de doctor en medicina.
Se casó con Águeda de Villalba, tuvieron y tuvieron varios hijos. Está
enterrado en la iglesia de Santa María, de Linares. Fue médico en Linares y
Baeza, donde murió.
Huarte estuvo influenciado por la filosofía griega (especialmente por Platón,
Aristóteles, Hipócrates y Galeno), por los clásicos romanos y por Santo Tomás.
Intentó conciliar el método experimental de conocimiento con sus convicciones
religiosas y su concepción espiritual de la vida. Para establecer las bases de
su tesis, recurrió tanto a la historia sagrada como a lo que él llamaba filosofía
natural, pero la verdad última corresponde a la fe religiosa: "Sólo nuestra fe
divina nos hace ciertos y firmes para siempre jamás", señalando en este
contexto que "la filosofía y la medicina son las ciencias más inciertas de
cuántas usan los hombres".
Estuvo
a favor del conocimiento objetivo de la realidad, frente a tanta corriente
subjetiva de la Europa de su tiempo: "la verdad no está en la boca del que la
afirma, sino en las cosas de que se trata". Concedió una importancia primordial
a las leyes de la naturaleza, fuente irrenunciable de verdad, y quien la
observa con atención "aprenderá mucho en la contemplación de las cosas naturales".
Siguiendo
a Pitágoras y a Platón, partió del supuesto de que el alma es inmortal,
mientras que el cuerpo no debe ser entendido como un mecanismo dotado de una
casualidad irreversible y superior al espíritu. Por eso, concluyó que el hombre
es un animal racional capaz de dominar sus pasiones y reflejos irracionales.
Huarte
había leído a Erasmo, su filósofo preferido fue Durando, aunque sentía
preferencia por las enseñanzas de San Pablo, el cual era también iluminado
y empírico. Defendió que la inteligencia depende del temperamento, tesis que
llamó Organicidad del entendimiento. Creyó en la espiritualidad del alma
humana, y admitió cierto grado de inteligencia animal. Rozó el dogma católico
al hablar del temperamento de Jesucristo. Rechazó el argumento de autoridad, y
sostuvo que no hay que buscar causas sobrenaturales cuando se pueden encontrar
naturales. Su propósito fue examinar las disposiciones y temperamentos de los
individuos, aconsejando que cada cual se dedique a lo que está más capacitado.
Fue
uno de los primeros filósofos modernos en ocuparse a fondo de la estructura
antropológica, fisiológica, anatómica y psicológica del hombre sobre bases
científicas. Y, al igual que Luis Vives, su obra está destinada a la pedagogía.
Para Huarte: "Tienen los hombres dos géneros de nacimiento. El uno es
natural, en el cual todos son iguales, y el otro es spiritual", una máxima
contendida en todo el ideario de la educación en la época de la Ilustración.
Pero limitaba el culto a la razón: "El entendimiento es la potencia más noble
del hombre y de mayor dignidad, pero ninguna hay que con tanta facilidad se
engañe acerca de la Verdad."
Su
concepto del hombre respecto a la sociedad es democrático y anti-jerárquico,
rechazando la hidalguía, tan característica de los vascos y
navarros de su época: "Porque hay infinitos hijos dalgo pobres, e
infinitos ricos que no son hidalgos." Para Juan Huarte, el mérito de un
hombre debe medirse únicamente por lo que hace en su vida: "Y así todo el
tiempo que el hombre no hace ningún hecho heroico se llama hijo de nada, aunque
por sus antepasados tenga nombre de hijo dalgo." Y el mismo criterio
crítico aplica a la institución monárquica: "Porque no basta que el Rey o
Emperador explique su voluntad, porque si no es justo y con razón, no se puede
llamar Rey."
Distinguió
entre ciencias del entendimiento (teología, escolástica, dialéctica, filosofía
natural, filosofía moral, teoría de la medicina y práctica de la
jurisprudencia), de la memoria (lenguas, teoría de la jurisprudencia, teología
positiva, cosmografía y aritmética), y de la imaginación (poesía, elocuencia,
música, práctica de la medicina, astronomía, arte militar, matemáticas, arte de
gobernar, pintura, urbanidad, arte de rezar, técnicas y arte de decir buenas
palabras).
Localizó
las actividades mentales en el cerebro y concedía una gran importancia al
clima, que ejercía una enorme influencia sobre el carácter y conducta del
hombre. Por eso creía en la teoría de los cuatro humores (lo seco,
lo húmedo, lo caliente y lo frío), que se disponen en el cuerpo mediante los
cuatro líquidos básicos del organismo (la cólera, la bilis, la flema, y la
sangre).
Huarte se adelantó a su época al proponer un método científico para el
diagnóstico y evaluación de la inteligencia basado en la medicina de Hipócrates
y Galeno y en la filosofía natural. Las cualidades que verdaderamente contaban
eran las tres positivas: el calor determina la imaginativa, de modo que los
imaginativos tienen el cerebro caliente; la humedad era responsable de la
facultad de la memoria; y la sequedad del entendimiento, la más notable de las
potencias del alma.
Afirmaba
que "Del calor y la frialdad nacen todas las costumbres del hombre",
para concluir que "estas dos cualidades alteran nuestra naturaleza más que
ninguna." Según el predominio de estas tres facultades en el cerebro
(imaginativa, memoria y entendimiento) determinaba una persona imaginativa,
memoriosa o inteligente. Pero para Huarte, una equilibrada combinación de
elementos y humores produce un hombre equilibrado y perfecto, atribuyendo la
grandeza de la Grecia clásica a su clima templado.
"Cuatro condiciones ha de tener el celebro para que el ánima racional pueda con él hacer cómodamente las obras que son de entendimiento y prudencia. La primera es buena compostura; la segunda que sus partes estén bien unidas; las tercera que el calor no exceda a la frialdad, ni la humedad a la sequedad, la cuarta que la sustancia esté compuesta de partes sutiles y muy delicadas."
Su
gran obra fue Examen de ingenios para las ciencias,
publicado en Baeza, en 1575, obra destinada a convertirse en uno de los
tratados científicos más importantes y leídos de su tiempo, con gran influencia
y repercusión en Europa. Es un tratado por el cual puso en relación la
morfología y fisionomía del cerebro con las capacidades psíquicas de las
personas. El objetivo era el de averiguar y especificar la vocación y aptitud que
cada hombre posee para desempeñar una determinada profesión: "Y hallé por
mi cuenta que cada ciencia pedía su ingenio determinado y particular." Para Huarte, todo individuo que se dedique a una actividad en desacuerdo
con su disposición natural no podrá ser nunca feliz y se dañará tanto a sí
mismo como a la comunidad.
El
objetivo final de sus enseñanzas, y el de la ciencia general "es ordenar
la vida del hombre y enseñarle qué es lo que ha de hacer y de qué se ha de
guardar, para que, puesto en razón, se conserve en paz la República". Para
ello, escribió sobre higiene, alimentación, sexualidad, estructura del cerebro,
cambios producidos en el hombre por la edad y otros asuntos relacionados con el
organismo físico y psíquico.
Es
decir, para Huarte, las cualidades de los individuos (rasgos psicológicos)
dependen de la estructuración de los humores y, por tanto, el cuerpo determina
las capacidades neurológicas y facultades psicológicas. Si en cada individuo predomina
una determinada facultad psicológica frente a otras, deberá emplearse en
aquellas profesiones que mejor pudieran desarrollarlas dependiendo de su
constitución corporal y no solo de su vocación personal. De manera resumida, su
examen de ingenios para las ciencias consiste en analizar las cualidades que necesita
el desempeño de cada oficio y profesión, al mismo tiempo conocer las habilidades
innatas de cada individuo, y orientar a cada cual hacia aquel sector de la
producción que ejercite mejor su ingenio. Resulta una profesiografía: el estudio
de la profesión desde el punto de vista de las tareas que se ejecutan y las
habilidades humanas requeridas (ingenios).
Un
siglo más tarde, el ilustrado francés Montesquieu repitió esta
tesis en su obra De l´esprit des lois: "Comment les hommes
sont différents dans les diverses climats", con diferentes palabras, pero el
mismo mensaje del español, aunque no lo cite la Enciclopedia Larousse.
El Examen de ingenios para las ciencias
fue dedicado al rey Felipe II, influyó en Miguel de Cervantes, tomando el adjetivo ingenioso para caracterizar a su hidalgo Don Quijote,
y también en el dramaturgo isabelino inglés Ben Jonson. Sus intuiciones
influyeron posteriormente a filósofos como Bacón, Descartes y Montesquieu. Sus
estudios sobre el cerebro humano hicieron que psicólogos como Lavater, Cabanis
y Gall le considerasen precursor de la Frenología. En cuanto a la filosofía, fue
el innovador inconsciente de no pocos sistemas materialistas y del empirismo
sensualista.
Por
ser el primer médico en describir una teoría organicista, según la cual la
inteligencia está determinada por su fisionomía, ha sido considerado el
precursor de la caracteriología, la psicología diferencial, la psicología aplicada y la orientación profesional. Además escribió interesantes aportaciones a la eugenesia, neuropsicología,
pedagogía, antropología, patología y sociología. Otro humanista español
contemporáneo que innovó en psicología moderna fue Luis Vives.
Por
eso, llegaron a publicar más de setenta ediciones y traducciones del Examen de Ingenios en los principales
idiomas de la Europa de la Modernidad; se tradujo al francés en 1580 (24
ediciones), al italiano (7 ediciones) en 1582, al inglés en 1594 (6 ediciones),
y se publicaron varias ediciones en flamenco, latín y alemán. Al alemán, por
ejemplo, fue traducido por Lessing.
Fue
incluido en el Índice de libros prohibidos, a causa de sus
teorías sobre lo que la Inquisición entendió como un determinismo materialista
del hombre. Esta institución religiosa no podía permitir que la libertad de acción
y espiritualidad humana quedase condicionada por unos rasgos físicos y psicológicos
innatos, sin voluntad de decisión. A pesar de que fue prohibido
en Portugal en 1581, y en España en 1583, circularon ediciones clandestinas
venidas de Leyden (1591), Amberes (1593 y 1607), y Amsterdam (1652). Se
permitió sin embargo que circulase por España e Hispanoamérica una edición
expurgada, redactada por Juan Huarte, y publicada por su hijo en Baeza, en 1594.
Se han publicado 26 ediciones españolas hasta 1930.
POR JUAN HUARTE DE SAN JUAN Y EXAMINATIONA OF MENS WITS |
Este
monumento a Juan de Huarte fue inaugurado el 15 de octubre de 1933, en cuya
ocasión ofreció una conferencia en el Ateneo Navarro de Pamplona Gregorio Marañón con el título Notas sobre Huarte, atribuyendo al doctor homenajeado las cualidades de
"bondad, modestia, serenidad, reflexión y sabiduría", cualidades que
el escultor Fructuoso Orduña quiso plasmar en este
conjunto escultórico. En la actualidad es Patrón de las Facultades de
Psicología de la Universidades españolas.
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