Baltasar Álamos de Barrientos fue uno de los principales pensadores del Barroco español, defensor de la doctrina del Tacitismo político y primer teórico del realismo político español. Mediante su principal obra Tácito español, ilustrado en aforismos, publicada en 1614, desarrolló las nuevas razones de Estado y de Poder para príncipes, consejeros y ministros. Representó uno de los mejores análisis del pensamiento político tacitista en Europa, durante el cambio de épocas del Renacimiento al Barroco.
La política del gobernador debía estar basada en la experiencia de la historia, desde una perspectiva científica, y de forma autónoma respecto a la ética. Para el buen gobierno del príncipe cristiano español deben apoyarse en los súbditos y no en las instituciones.
Baltasar Álamos de Barrientos nació en Medina del Campo, Valladolid, en 1555. Realizó estudios de jurisprudencia en Salamanca. Estuvo casado con Ana de Colón y Toledo, biznieta del almirante Cristóbal Colón, con la cual tuvo una hija, Teresa Colón de Álamos y Barrientos.
Alcanzó una alta posición dentro de los gobiernos de Felipe II y Felipe III gracias a su relación de amistad con algunos consejeros reales como el duque de Lerma y el conde-duque de Olivares. Llegó a ser miembro del Consejo de Guerra, Hacienda e Indias. Además fue caballero de la Orden de Santiago, abogado de la Audiencia criminal y protonotario de Aragón.
Temible y muy satírico, no le faltaron enemigos. Sus vínculos profesionales y personales con el valido de Felipe II Antonio Pérez, le causó en 1590 una pena de prisión de ocho años.
Álamos compuso buen número de tratados políticos, algunos de los cuales fueron firmados a nombre de Antonio Pérez, ideas coincidentes en ambos, aunque variaban mucho en el estilo.
Su obra más importante fue Tácito español, ilustrado en aforismos, redactado en 1614. El género literario del aforismo consiguió un gran éxito el siglo XVI, tan fértil en sentencias y comentarios morales. En ella expuso su defensa del Tacitismo, es decir de la doctrina política de Cayo Cornelio Tácito, un historiador y administrador del Imperio romano.
La filosofía política de Tácito varió entre la antigua noción romana del Estado senatorial oligárquico, dirigido por "los mejores", y la idea helenística de un estado regido por un monarca. Sus tendencias estoicas le hicieron desconfiar de la solidez moral de un modelo político basado en las arbitrariedades de un solo hombre. En numerosas ocasiones parece añorar la república y su concepto de libertad, aunque sus pronunciamientos en este sentido estén camuflados lo necesario para no resultar molestos al régimen imperial.
Casi toda la obra de Tácito está dominada por el empeño de denunciar las infamias cometidas por la mayoría de los emperadores desde la muerte de Augusto a la de Domiciano. Pero sus análisis se centraron sobre todo por los aspectos psicológicos y dramáticos de la Corte imperial, que ofrecía una rica materia para el análisis moral.
Una vez en libertad, Álamos recuperó su manuscrito en posesión de los archivos del Consejo y realizó algunas modificaciones: corrigió la traducción de los Anales y de las Historias, añadió la de la Vida de Agrícola y las Costumbres de los Germanos, que no había hecho en un principio, y suprimió las frases más directamente alusivas al gobierno de Felipe II en comentarios y aforismos. En 1604, fue publicado en Madrid a comienzos del reinado de Felipe III y gracias a la intervención del duque de Lerma, su libertador, a quien fueron dedicados los aforismos.
Finalmente, el Tácito español quedó organizado en cuatro secciones:
1. Una traducción castellana de los Anales (libros I-VI y XI-XVI), los cinco primeros libros de las Historiae, la Germania y Agricola, todos ellos basados en la traducción de Lipsio.
2. Una serie de secciones introductorias, que incluyen instrucciones para usar los aforismos, así como los motivos y objetivos del autor.
3. Los aforismos, escritos al margen del texto, traducidos al italiano en 1618 por Carini d'Anghiari.
A pesar de la aprobación dada a los Comentarios, Álamos desistió de imprimirlos, por no abultar el tomo, ya bastante voluminoso. Aquellos comentarios fueron reservados para una edición aparte que fueron publicados después de su muerte. En ellos realizó una triple tarea: análisis filológico del texto; estudio histórico del mismo; y un comentario político final.
El objetivo de su obra fue el enriquecimiento de la lengua española con la traducción de Tácito y la utilización como lectura para príncipes, consejeros y ministros. El hecho de que fuese redactada durante su cautiverio en prisión pudo influir en aspectos tan característicos del pensamiento político taciteo, especialmente en su rechazo hacia el despotismo y la tiranía.
Las condiciones que determinan los afectos humanos y que el político debe tener en cuenta para cumplir su cometido son estas cuatro:
1. los hombres en cuanto cuerpos condicionados fisiológicamente, que producen humores con inclinaciones particulares determinadas.
2. la familia, a través de la cual se heredan ciertas costumbres e inclinaciones, vinculadas al status social de la misma.
3. la clase social y la profesión que se tiene, lo que involucra el plano de las relaciones socioeconómicas en su dimensión política.
4. la nación, en cuanto conjunto de caracteres comunes al grupo humano que el príncipe debe gobernar.
Una vez estructurado el contenido objetivo de la política en esas cuatro divisiones generales, se impone la necesidad de construir una rigurosa teoría política basada en la experiencia histórica. En cambio, los tratadistas tradicionales prefirieron basar su teoría política en los principios generales de la moral y las virtudes políticas inspirados en ellos.
Desde esa perspectiva, a Álamos se le planteó el problema de las relaciones entre moral y política. Desde el primer momento, sostuvo la independencia entre la ética y la política; pero al darse cuenta de la resistencia que tal tesis encontró en el ámbito español, optó intentar una teoría próxima a la de Maquiavelo, pero basada sobre principios distintos.
Su metodología para construcción de la teoría política se basó más en una ciencia, ajena a la moral, aunque relacionada con ella. Para dar una explicación al respecto, puso la medicina como ejemplo:
"Lo mismo que la medicina es un conjunto de principios y reglas que enseñan a restituir y conservar la salud del cuerpo, la política se constituye como el conjunto de principios y reglas que enseñan a restituir y conservar la salud del Estado; y del mismo modo que la medicina no es ni mala ni buena en sí, sino que la bondad y la maldad aparecen cuando se aplica, como cuando el médico emplea sus conocimientos para envenenar, la política no es, en cuanto ciencia, ni buena ni mala; estos valores surgirán en cada caso de aplicación, y sólo son vigentes en el fuero interior, en la conciencia del político o del médico."
Siguiendo a Tácito, Álamos había conseguido establecer la autonomía científica de la política, independiente de la moral. Pero, a continuación debía especificar los fundamentos, sobre lo que consideró y dejó escrito en el Discurso para la inteligencia de los aforismos:
"Ciencia es la de Gobierno y Estado; y su escuela tiene que es la experiencia particular y la lección de las historias que constituye la Universal. La cual cierto serviría de poco si de ella no se sacasen los principios y reglas que digo. Y sus maestros también tiene que son los antiguos ministros y consejeros de los príncipes y lo que éstos nos dejaron escrito y oímos dellos."En este Discurso hacía una referencia clara a la experiencia de la historia y su aplicación a la gobernación del presente mediante los aforismos. Se fundamentaba en que en el transcurso del tiempo los determinantes generales de la afección humana sobre los que debe operar el político permanecen inmutables: la fisiología corporal, la familia, lo social, y lo nacional. De forma resumida, explicó que "la historia es base experimental para inducir la regla al caso presente".
De la mano de Álamos, el Tacitismo político se incorporó como movimiento de gran vitalidad en el conjunto de los círculos intelectuales del Barroco español en la tarea de la construcción de unas reglas de Estado y de una Ciencia de la política, desde unas bases realistas y prácticas, y con la historia y la psicología como fuente de conocimiento.
Álamos había demostrado tener una mentalidad renacentista y vanguardista que había superado los planteamientos de la escolástica medieval, en un intento de renovar las teorías de la razón de Estado de la Contrarreforma y del Maquiavelismo.
Álamos había demostrado tener una mentalidad renacentista y vanguardista que había superado los planteamientos de la escolástica medieval, en un intento de renovar las teorías de la razón de Estado de la Contrarreforma y del Maquiavelismo.
Su carácter racional y científico le llevó al historiador Manuel F. Escalante a calificarle como de "primer teorizante de realismo político en España", en su obra Álamos de Barrientos y la teoría de la razón de Estado en España. Otros seguidores del Tacistismo español durante el tránsito del Renacimiento al Barroco fueron Fadrique Furió Ceriol, Antonio López de Vega y Mateo López Bravo.
Pero también consiguió una gran oposición en su tiempo, y algo después, por aquellos políticos y filósofos que aceptaban la definición aristotélico-tomista de la ciencia, según la cual ésta es un saber universal sin discusión. Pero, no se estaba refiriendo a la noción de ciencia basada en la experiencia y en inducciones, como practicaban Galileo y Bacon.
Con probabilidad también se le puede atribuir el Discurso del gobierno al Rey, de 1598, también conocido como El conocimiento de las naciones, y que fue asignado erróneamente a Antonio Pérez.
También fue coautor de Norte de príncipes, virreyes, consejeros y embajadores, con advertencies políticas muy importantes sobre lo particular y público de una Monarquía, fundada para el gobierno de Estado y Guerra, publicado en 1603, y Discurso político al rey Felipe III al comienzo de su reinado.
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