REAL SOCIEDAD ECONÓMICA BASCONGADA DE AMIGOS DEL PAÍS



REAL SOCIEDAD ECONÓMICA BASCONGADA DE AMIGOS DEL PAÍS

El origen de la fundación de la Sociedad Económica Bascongada tuvo lugar en las periódicas reuniones que a mediados del siglo XVIII un grupo de ilustrados guipuzcoanos, principalmente nobles y sacerdotes, celebraban para conversar sobre matemáticas, física, geografía e historia, discutir problemas de actualidad, y escuchar música.

En estas reuniones destacaron tres personalidades: el marqués de Altuna, Manuel Ignacio de Altuna, el marqués de Narros, José María de Eguía y Aguirrey el conde de Peñaflorida, Javier María Munibe e Idiáquez. En 1763, estos tres ilustrados decidieron poner en práctica sus conocimientos presentaron a las Juntas de Guipúzcoa el plan de constitución de una Sociedad Económica, también llamada Academia de Agricultura, Ciencias, Artes útiles y Comercio, adaptado a las circunstancias económicas de la provincia.

En 1765, Munibe obtuvo licencia real de Carlos III para la creación de una sociedad de ilustrados, fundando la Real Sociedad Económica Bascongada de Amigos del País. Su sede estaba en el Palacio de Insausti, en la localidad guipuzcoana de AzcoitiaEn el Discurso preliminar que Munibe leyó en la reunión de su fundación, enfatizó la utilidad de las ciencias modernas, especialmente las que los ilustrados llamaban prácticas.

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PALACIO DE INSAUSTI

Se fundaba así una institución de capital trascendencia en la cultura vascongada, adaptándose a las circunstancias y economía particular de la muy noble y muy leal Provincia de Guipúzcoa, que sirviese de academia para el fomento de la agricultura, industria, comercio, arquitectura y economía doméstica. La orientación de estos estudios se dirigió a la solución de problemas prácticos y útiles, nuevos procedimientos para el ahumado de la pesca, el abono de las tierras, los nuevos cultivos, el desarrollo de la metalurgia y la construcción higiénica de viviendas.

El conde de Peñaflorida, el marqués de Narros, el marqués de Altuna, Campomanes y otros ilustrados fueron conocidos como los Caballeritos de Azcoitia. Percibieron que España tardaba en desarrollar su potencia económica, lamentando la falta de industria y la baja productividad. Los pensadores liberales y los llamados afrancesados buscaron difundir los avances y el pensamiento de la Ilustración. Comenzaron a trabajar para introducir las más avanzadas técnicas en la agricultura, la industria, la arquitectura, la medicina, etc. La economía política, una ciencia que estaba naciendo, fue objeto también de atención especial.

Sus planes se debatían y aprobaban en Juntas Generales, celebradas por distintas villas o ciudades, se estudiaban las 4 secciones: agricultura; ciencias y artes útiles; industria y comercio; política y buenas letras. Estas 4 secciones genéricas se perfilan en 2 planos: el adelanto de las ciencias, especialmente las consideradas útiles, y el fomento de la economía en su área de actuación. Los dos planos estaban íntimamente trabados en cualquier caso, pues la elaboración teórica debía ponerse al servicio de la mejora técnica y de la educación popular y debía repercutir en el progreso de las fuerzas productivas.

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IRURAK BAT (LAS TRES, UNA)

Los instrumentos esenciales para llevar a cabo la tarea fueron, prácticamente en todos los casos, la redacción de memorias e informes y la creación de escuelas de formación profesional. En este sentido, la Sociedad Bascongada, por una parte, fue un gran centro de recepción de la ciencia europea a través de los viajes al extranjero de sus miembros y de la acogida en su seno de prestigiosos sabios foráneos y, por otra, se embarcó en ambiciosos proyectos educativos.

El resultado del proyecto de los Amigos del País fue un estrepitoso fracaso al no hacer nada por plantear la génesis de una experiencia secularizada y, menos aún, por generalizar una instrucción pública, dos tareas con las que se hubiese perfilado algún atisbo de modificación de las condiciones de desigualdad sociales, culturalmente esquizofrénicas, económicamente explotadoras y políticamente paternalistas.

Dos tareas que aquellos caballeros no llegaron ni a concebir, pues fomentar una experiencia secular hubiese significado que se empeñasen en transcender ante todo sus propias barreras religiosas y morales, buscando un marco de libertad de creencias y un clima de libre y pública expresión en las actividades cotidianas. Y, además, para ello era preciso generalizar una instrucción pública, proporcionando a las gentes sometidas un instrumento de emancipación cultural; lo cual suponía proscribir su viejo hábito paternalista, furibundamente elitista, actuando de modo absolutamente radical en el quicio de la escindida cultura en la que se desarrollaba la vida del país.

Para empezar, era necesario que hubiesen optado por la alfabetización general de las gentes. Pero aquellos caballeros actuaron de forma alienada y sumisa en enormes naderías y vastísimos quehaceres poco menos que inocentes. Es más que probable que en la historia cultural vasca ideales tal altos jamás cayeron tan bajos.

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CABALLERITOS DE AZCOITIA

Una gran preocupación fue la educación de los jóvenes, su formación y preparación cultural, científica y moral. Escogió como seminario el Colegio del Monumento de Loyola en 1769, bajo el nombre de Real Seminario de Vergara. Este edificio fue abandonado por los jesuitas tras su expulsión decretada en 1767, por eso el historiador que Menéndez y Pelayo llamó primera escuela laica de España. El propio rey Carlos III contribuyó aportando una valiosa financiación para las cátedras superiores en ciencias modernas, las de química y de mineralogía, así como para la organización de sus respectivos laboratorios.

Así el seminario se convirtió en un centro cultural de primera importancia en Europa, en el que se contó con profesores extraordinarios procedentes algunos de toda Europa, entre los que destacaron Proust, Chavaneaux, Brisseau, así como otros científicos de primera fila como los hermanos Elhuyard, Erro, Mas, Samaniego, Santibáñez, Foronda y otros muchos. Este grupo de ilustrados contribuyeron a que los estudios de Vergara llegaran a conocerse y valorarse en toda Europa.

En 1778, se creó el Laboratorio Químico en este seminario, iniciándose los estudios de química y metalurgia. En el mismo se elaboró la Ley de las Proporciones Definidas, que consiguió hacer maleable el platino y forjar diversas piezas, y se descubrió el aislamiento del wolframio o tugsteno. Se trabajaron los aceros y la mejora de las técnicas de ferrerías.

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SEMINARIO DE NOBLES DE VERGARA

La Escuela de Ingenieros de Minas, la primera que tuvo carácter civil, fue fundada en 1777 por orden de Carlos III. Se instaló en Almadén (Ciudad Real), donde ya existía algún tipo informal de enseñanza, para aprovechar un elemento muy importante, las minas de azogue, material insustituible entonces para conseguir el amalgamamiento de la plata, fuente de riqueza de primerísimo orden en la América hispana, especialmente en Méjico.
Esta Escuela comenzó su actividad en un contexto histórico similar a otros centros: Sajonia (Freiberg, 1767), Hungría (Schmnitz, 1770), Francia (París, 1778).

Las Escuelas de Dibujo fundadas en Vitoria, Bilbao y Vergara en 1777, y poco más adelante en San Sebastián y Placencia. En Vitoria sigue funcionando convertida en Escuela de Artes y Oficios Artísticos, y con una importante actividad de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País en su Junta de Fundación.

Esta gran idea ha aportado positivos avances en campos como el industrial, el agrícola, el científico, y el cultural para las Provincias vascongadas que indudablemente tendría sobre estas bases un florecimiento económico.

También se adquirió la granja en San Miguel de Basauri, para experiencias agrarias, la Casa de Misericordia en Vitoria, y se intentó fundar una Escuela de Náutica en San Sebastián. Al mismo tiempo se constituyó una biblioteca y un gabinete de historia natural.

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SEMINARIO DE NOBLES DE VERGARA

Entre sus grandes tratadistas políticos destacaron José Agustín Ibáñez de Rentería y Valentín de ForondaEntre 1780 y 1783, Ibáñez de Rentería leyó tres Discursos, entre ellos Reflexiones sobre las formas de gobierno, y Foronda sus primeros trabajos, que publicó en Miscelánea en 1787. Ambos defendieron el sistema liberal-burgués, hablando Ibáñez de Rentería de partidos políticos y derechos del hombre, defendiendo la democracia; y Valentín de Foronda afirmó que la conducta política debe asentarse en la libertad, propiedad y seguridad, que considera anteriores a las leyes y al poder. Y criticó a los nobles que creían que el comercio es indigno de la nobleza.

José María de Eguía y Aguirre se hizo famoso por su Enciclepedismo, siendo elogiado por Rousseau, y llegando a tener problemas con la Inquisición, como también los tuvo Félix María de Samaniego, autor de Fábulas en verso castellano para el uso del Real Seminario Bascongado, con carácter moralizante.

Javier María Munibe escribió Los aldeanos críticos, o cartas chríticas sobre lo que se verá, publicado en 1758, para rectificar y mofarse de las ideas sobre física que el padre Isla expuso a fray Gerundio de Campazas. Un libro satírico que defendía la ciencia moderna e identificaba la filosofía moderna y física, haciendo referencias a Galileo, Descartes, Copérnico, Newton, Leibnitz, Gassendi, Maignan y Saguens.

La Sociedad Bascongada se ocupó también del lujo, su máximo representante Juan Sempere y Guarinos escribió Historia del Luxo y de las leyes suntuarias de España.

Fue también foco de relaciones con la cultura extranjera de la Ilustración, principalmente con la francesa. Se enviaron becarios a estudiar fuera de España, y se abrieron puertas a científicos como el botánico y naturalista Michel Adanson, el físico-químico Davil Pierre Ruelle, el físico Teodoro de Almeida, Joseph Jérôme Lefrançois de Lalande, Louis- Bernard Guyton de Morveau, Robertson, John Needham, etc.

BIBLIA POLÍGLOTA REGIA POR BENITO ARIAS MONTANO


Benito Arias Montano fue uno de los grandes humanistas europeos de la segunda mitad del siglo XVI, orientalistas y hebraísta, biblista y poeta latino, que alcanzó notoriedad por la Biblia Políglota Regia de Amberes, mejorando la anterior Biblia Políglota Complutense de Alcalá de Henares.

Su otra gran aportación a la ciencia y la cultura fue la fundación de la Biblioteca Real de Felipe II instalada en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

BIBLIA POLÍGLOTA REGIA POR BENITO ARIAS MONTANO

Benito Arias Montano
nació en Fregenal de la Sierra, Badajoz, en 1527. Su padre trabajaba como escribano de la Inquisición y fue quien le introdujo en el conocimiento de la Astronomía. Uno de sus primeros maestros fue el sacerdote Diego Vázquez Matamoros, quien le enseñó latín, después fue ampliando su estudio a Física o Numismática, entre otras disciplinas. De hecho, a los catorce años de edad escribió su primer trabajo científico sobre Numismática, Discurso sobre el valor y la correspondencia de las monedas antiguas con las nuevas.

En 1546, comenzó a estudiar Humanidades en Sevilla, protegido por Gaspar Vélez de Alcocer, oidor de la Audiencia de la ciudad, durante dos años.

En 1548, pasó a la Universidad de Alcalá de Henares, el centro académico más prestigioso de España en estudios superiores del momento, junto a la de Salamanca. Fue fundada por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros unas décadas atrás, orientando su docencia en Teología y Derecho, pero especialmente había destacado en Humanidades, es decir, en Filosofía, Historia y Filología de lenguas bíblicas: hebreo, siriaco, griego y latín. En 1517, esta institución había publicado la Biblia Políglota Complutense, dirigida por el propio Cisneros junto a un excelente grupo de latinistas, helenistas y hebraístas, como por ejemplo Antonio de Nebrija.

Esta especial dedicación al cultivo de la Filología que tuvo en sus inicios la Universidad Complutense fue aprovechada por Arias Montano para convertirse en un auténtico políglota.

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE ALCALÁ DE HENARES

Entre 1548 y 1549, obtuvo los títulos de bachiller y licenciado en Humanidades, y entre 1549 y 1552, realizó los estudios de Filosofía y Teología, teniendo a Andrés de Cuesta como profesor. Después, se especializó en Sagradas Escrituras, de la mano del biblista Cipriano de la Huerga, y se dedicó al aprendizaje de las lenguas orientales y clásicas. Al final de su vida universitaria, dominaba el latín y el griego, y conocía el hebreo, caldeo, siriaco y árabe. Durante el transcurso de su vida profesional fue aprendiendo a hablar lenguas vernáculas como francés italiano, portugués, neerlandés y alemán, siendo el castellano su lengua materna.

Sus intereses y conocimientos abarcaron las Ciencias Naturales, Astronomía, Numismática, Matemáticas, Arqueología, Medicina y Cirugía, Geografía, además de Filosofía y Teología. También, escribió poesía en latín llegó a ganar un certamen en este género literario de la Universidad de Alcalá siendo nombrado poeta laureatus.

Después de cada fase de su vida al servicio de la Iglesia católica y de la Monarquía hispánica, solía retirarse a la Peña de Alájar, cerca de la sierra de Aracena, en Huesca. Pasaba temporadas viviendo casi como un ermitaño, dedicado a la oración, a la escritura de poesía, al estudio de las Sagradas Escrituras, a la formación de discípulos como Pedro de Valencia, al socorro de las gentes más pobres, a la observación astronómica de las estrellas o al estudio botánico de las plantas del lugar. Era un estilo de vida al que recurrían otros eclesiásticos humanistas de la época, como lo hizo el cardenal Cisneros antes de elaborar la Biblia Políglota o como lo hacía su amigo fray Luis de León.

BENITO ARIAS MONTANO Y FELIPE II DE HABSBURGO

En 1559, estando en Alájar, fue visitado por su amigo
Francisco de Arce, que le invitó a que predicara cuaresma en su ciudad, Llarena, donde pasó cuatro meses hospedado. Ese mismo año tuvo lugar un arresto por el tribunal de la Santa Inquisición, quien fue puesto en libertad a los pocos días. Desde entonces, siempre estuvo en el punto de mira de la Inquisición, además el hecho de estar influenciado por las corrientes iluministas le hacía ser un cristiano heterodoxo.

Entre los años de retiro en Alájar, entre 1553 y 1560, cursó estudios de posgrado en la Universidad de Salamanca, consiguiendo el doctorado de Teología.

En 1560, siendo ya sacerdote y tras haber pasado las pruebas de limpieza de sangre, fue aceptado miembro de la Orden Militar de Santiago durante su estancia en el Convento de San Marcos de León. Al año siguiente, estaba en el Colegio del Rey, que la Orden tenía en Salamanca.

En 1562, acompañó a Martín Pérez de Ayala, obispo de Segovia, a la tercera y última fase del Concilio de Trento, como su teólogo personal. Fue un proceso de debates que duró casi tres décadas, en el que se afrontaba la actitud que debería tener la Iglesia frente a la Reforma protestante y se establecieron los dogmas a seguir por la ortodoxia católica. Allí tomo parte en ocasiones, en los asuntos de la Comunión y el sacramento del Matrimonio, basando sus argumentos en textos bíblicos. Comenzaba a obtener fama por sus conocimientos escriturísticos, por lo que el Concilio le eligió para elaborar un Homiliario para predicadores, junto a otros asistentes.

CABALLERO DE LA ORDEN DE SANTIAGO

En 1566, fue nombrado capellán real y cronista regio por el propio rey
Felipe II, quien ya conocía sus inquietudes ocultistas y biblistas. Establecido en la Corte madrileña, el resto de su vida iba a estar relacionado con los proyectos del monarca más poderoso de la Cristiandad. El primero de ellos, fue la elaboración de una nueva Biblia Políglota que actualizase a la del cardenal Cisneros. Los ejemplares de la Biblia de Alcalá, terminada en 1517, escasearon muy pronto pues de aquella edición sólo se hicieron 600 ejemplares, muchos de los cuales naufragaron al trasladarse a Italia para su comprobación por el Vaticano. Además, durante este tiempo, se habían avanzado en el estudio científicos de las Sagradas Escrituras, y se hacía necesaria una actualización de aquella Biblia Políglota Complutense que iba a tener como protagonista principal a Benito Arias Montano, a la ciudad de Amberes como epicentro y a la Biblia Políglota Regia como resultado final.

Aquella iniciativa surgió del francés Christopher Plantin, conocido en España como Cristóbal Plantino, famoso antuerpiense y prototipógrafo de Felipe II, quien acogió la idea de forma entusiasta. Estaba afincado en esta ciudad de Flandes, territorio perteneciente a la Monarquía de los Habsburgo españoles. El rey le aportó los recursos económicos y escriturísticos necesarios para la confección del texto y la impresión de la obra resultante, designando a Arias Montano director científico del proyecto de acuerdo con el Consejo de la Inquisición.

En mayo de 1568, llegaba a Amberes y se reunía con un equipo de excelentes biblistas y filólogos de origen flamenco y francés, que llevaba ya varios años trabajando en el proyecto. Arias Montano rechazó aquel texto, restituyendo el original hebreo que la Iglesia había excluido de la llamada Biblia Vulgata de San Jerónimo, que en Trento había sido definida como "la única auténtica para uso religioso y público". Para ello, no partió desde cero, sino que se valió de muchos contenidos de la anterior Políglota Complutense, sobre la cual añadió bastantes novedades. Lo que en principio iba a ser una revisión se convirtió en una novedosa actualización y más completa.

AMBERES Y BENITO ARIAS MONTANO

La impresión de la
Biblia Políglota Regia a cargo de Plantino duró de 1569 a 1572 y se tiraron 960 ejemplares corrientes, 200 en mejor papel, 49 en papel especial y 12 en pergamino, que suman algo más de 1.100.

Estaba formada por de 8 gruesos volúmenes:
los volúmenes I, II, III y IV contienen el Antiguo Testamento
el volumen IV contiene el Nuevo Testamento
los volúmenes VI, VII y VIII eran libros auxiliares

Estos anexos son conocidos con el nombre de Apparatus: unas gramáticas en lengua hebrea, caldea, griega y siriaca y los vocabularios de todas estas lenguas; el Viejo Testamento en hebreo, con interpretación interlineal latina; y una copia necesaria para el estudio de la literatura sagrada. El último volumen, el VIII, consta de una serie de estudios filológicos y arqueológicos sobre temas como medidas, vestidos, ornamentos sagrados, geografía bíblica, etc.

Su influencia en la comunidad cristiana de la época fue enorme, siendo traducida a los principales idiomas europeos. Así, por ejemplo,
The Cambridge History of the Bible asegura que la Políglota de Amberes fue una valiosa ayuda para los traductores de la Biblia inglesa King James Version de 1611. También ejerció una notable influencia en la Políglota de París y en la Políglota de Londres, dos importantísimas versiones editadas en el siglo XVII.

BIBLIA POLÍGLOTA REGIA, POR BENITO ARIAS MONTANO

Aunque contaba con equipo de colaboradores, casi todo el trabajo recayó sobre Arias Montano, que empleaba entre 10 a 12 horas cada día, durante los 4 años. Esfuerzo reconocido por Plantino, quien le recomendaba reducir su jordana laboral e incluso llegó a informar al secretario real Gabriel Zayas del riesgo de caer enfermo por agotamiento. La relación entre Plantino y Montano fue excelente. En la biografía del impresor francés reconocía que además del texto de la Biblia, también se desempeñaba en otras facetas de la escritura:
"Aunque la razón principal del viaje de Arias Montano a Flandes es la de cuidar de la impresión de la Biblia Regia, durante su estancia en Amberes preparó ediciones de las obras de Fray Luis de Granada; supervisó la edición de los libros litúrgicos destinados a España; coleccionó libros y manuscritos para la biblioteca de El Escorial; despachó astrolabios, mapas y tapices para sus amigos españoles se carteó con numerosas personas frecuentemente y todavía encontró tiempo para colaborar en el gobierno de Flandes y para ser consejero del rey."
Otro de los encargos de Felipe II fue la adquisición de obras de arte de cualquier pintor flamenco, y la recopilación de libros antiguos y interesantes que pudieran incrementar la biblioteca personal del rey, embrión de la futura Biblioteca de El Escorial.

BIBLIA POLÍGLOTA REGIA, POR BENITO ARIAS MONTANO

Habiendo sido uno de los principales representantes de la Contrarreforma, pudo comprobar el ambiente de hostilidad que se había gestado contra él desde algún sector de la Iglesia debido a su heterodoxia cristiana y la publicación de la Políglota Regia, donde rectificaba el texto de la Vulgata de San Jerónimo. Tuvo que defenderse varias veces de insistentes acusaciones inquisitoriales.

Uno de sus peores enemigos fue León de Castro, catedrático de griego de la Universidad de Salamanca, que lo llamó "el genio malo" y que había ejercido una nefasta influencia sobre fray Luis de León, condenado en 1570, con sus conceptos "heréticos" sobre las Sagradas Escrituras. Este lanzaba acusaciones de heterodoxia contra la Políglota de Amberes sobre todo por no defender con suficiencia la autoridad de la Biblia Vulgata latina de san Jerónimo, consiguiendo en un principio que el Vaticano no autorizase su difusión. Ante este atropello, Arias Montano tuvo que viajar a Roma, en 1572, y presentar un ejemplar para su verificación.

La protección de Felipe II y el apoyo prestado por un amplio sector de la Compañía de Jesús formado por los grandes teólogos que le acompañaron en Trento le salvó de enfrentarse a un juicio con la Inquisición.

El futuro de la Políglota Regia se debatió durante la denominada Congregatio Concilii, donde el cardenal Belarmino dictaminó:
"Esta Congregación general ha sentenciado que nada contrario al texto latino de la Vulgata puede ser cambiado, ni siquiera una palabra, una sílaba o una letra."
El veredicto de la Biblia Regia por el papa Gregorio XIII se podía resumir en dos aspectos: primero, se aceptó que, puesto que la Biblia ya estaba impresa, el fallo definitivo debía suavizarse notablemente, en deferencia al rey de España y en atención al gasto y al esfuerzo invertidos; segundo, se daba por supuesto que si la Biblia se hubiese examinado antes de la impresión, hubiera sido condenada sin ninguna duda, puesto que mencionaba a varios herejes como autoridades escrituristas. La Congregatio dio, en definitiva, su aprobación, aunque sin mucho entusiasmo, pero el Vaticano dejó la última decisión a los teólogos españoles por motivos diplomáticos, que tras grandes disputas la aprobaron.

BENITO ARIAS MONTANO Y JUICIO DE LA INQUISICIÓN

En realidad, bajo toda esta cuestión de la Políglota se encontraba un problema central en las disputas teológicas del siglo XVI: la cuál es el verdadero texto de la Biblia. Según los escolásticos, que eran en general los más reaccionarios y estaba relacionados con la Universidad de Salamanca, el texto hebreo del Viejo Testamento se había falsificado por los rabinos; de aquí que aquellos prefiriesen la edición autorizada por la tradición católica, es decir, la Vulgata de San Jerónimo, para cuya traducción se creía que dicho santo recibió una gracia especial. En realidad, bajo ese argumento se ocultaba en España un fuerte impulso que nada tenía que ver con motivos científicos: el profundo antisemitismo de grandes sectores de la población española, que llegaba hasta el rechazo de fuentes judías en el trabajo escriturístico.

Un nuevo motivo táctico en la lucha contra el Protestantismo se unían a los anteriores. Precisamente porque Roma conocía las deficiencias de la Vulgata, temía que dar libertad en este aspecto hubiese provocado una multiplicación de nuevas traducciones, que, a su vez hubieran socavado la unidad de la doctrina católica. En realidad, ésta fue la razón de más peso para que el Concilio de Trento declarase "auténtica" la Vulgata; era una medida puramente disciplinar y defensiva.

En contra de esta actitud estaban los escrituristas no escolásticos, y al frente de ellos, Arias Montano. Este intentó aplicar un método de traducción literal basado en la erudición filológica, mediante el cual se propuso traducir exactamente lo que se hallaba en el texto original; así prefería una interpretación literal (de verbo as verbum) frente a los métodos alegóricos medievales (sensum de sensu exprime). Y con ello, en el fondo, lo que hacía Arias Montano era seguir la inspiración erasmista de "predicar a Cristo desde las fuentes", con lo que se proclamaba en representante de un sector y un aspecto poco conocidos de la Contrarreforma: el grupo de hebraístas que se aprestaban a atacar a los protestantes con sus mismas armas, es decir, el estudio filológico de los textos originales. En realidad, este biblismo español no era sino prolongación del Erasmismo de la primera mitad de la centuria, que penetraba y se expresaba en múltiples facetas del pensamiento contrarreformista. En conclusión, el pensamiento de Arias Montano no es el de un representante típico de la tradición oficial y reaccionaria de la Contrarreforma española.

FERNANDO ÁLVAREZ DE TOLEDO Y CRISTÓBAL PLANTINO

Aguantó durante un año más en Flandes, hasta 1575, acometiendo la misión secreta de ser consejero del Fernando Álvarez de Toledo
duque de Alba, gobernador general en los Países Bajos. Arias Montano admiraba al general, poniendo de manifiesto sus virtudes, pero no estaba de acuerdo en los métodos rígidos y violentos que allí desplegaba. Por eso, tras conocer la forma de ser de los flamencos, mantuvo conversaciones con el gobernador para que emplease una actitud más suave y permisiva en su política. Finalmente, influyó en su sustitución por Luis de Requesens.

Sobre el modo de gobernar en Flandes, Arias Montano escribió unos Advertimentos que forman su teoría de sabiduría política y prudencia cristiana, muy al modo de la literatura del Arbitrismo político de la época. Un correcto gobernador cristiano debería destacar por su comprensión y su bondad, por eso insistía en que "con la gente de la tierra el mostrase afable y blando en cuanto al trato y conversación, entiendo sería de gran importancia para tan buen propósito y efecto".

Sobre ética y moral del buen gobernador cristiano también escribió en latín Dictatum christianum, el mismo daño de 1575. Esta Lección Cristiana es un tratado sobre el modo de obrar del hombre y de la familia cristiana en general, pero de forma particular especifica las obligaciones de los reyes, príncipes, jueces, gobernadores, mercaderes, etc. En esta obra se nota la influencio que ejerció sobre su pensamiento Desiderio Erasmo de Rotterdam y su Manual del caballero cristiano.

MONASTERIO DE SAN LORENZO DE EL ESCORIAL

A su regreso a España, su predilección iba a ser el retiro y descanso en su cueva ermita de Peña de Alájar, en la Sierra de Aracena. Tras permanecer un par de años, fue comisionado nuevamente por el rey para una misión cultural, la recopilación y catalogación de libros y la organización de la Biblioteca Real del Monasterio de El Escorial, enorme edificación que se estaba construyendo sobre la sierra de Guadarrama.

El origen estuvo en la biblioteca personal de Felipe II, quien fue atesorando una selecta y abundante colección de manuscritos durante todo su reinado, que se fue aumentando con la adquisición de nuevos libros por sus administradores desplegados en los territorios de la Monarquía hispánica y la donación de las bibliotecas privadas de sus grandes nobles. Durante su estancia en Amberes, Arias Montano procuraba la adquisición de manuscritos antiguos de las más diversas materias. Pero también trajo tratados relacionados con las ciencias ocultas, la magia y la cabalística.

Desde que recibió el encargo de Felipe II, en 1577, hasta la conclusión de la Biblioteca, en 1592, Arias Montano estuvo cuatro veces en El Escorial, algunos periodos duraron varios años seguidos. Nunca quiso integrarse en la vida monasterial, prefiriendo una morada en la villa, 
la casa de Sebastián Santoyo, o en Navas de Marqués. Esta actividad fue alternada con largos descansos en Peña de Alájar. Su cometido consistía en la catalogación, clasificación y ordenación de los nuevos libros que iban llegando a la Biblioteca. 

Para organizar los manuscritos árabes solicitó la colaboración del médico morisco Alonso de Castillo, consiguiendo uno de los fondos más ricos de Europa en esa lengua. Colaboró con el arquitecto Juan de Herrera y el pintor Pellegrino Tebaldi en la composición del programa iconográfico de la Sala Principal. Suya fue la idea de colocar las esculturas de los seis reyes de Judea sobre la fachada de la basílica. Por último, se encargó de separar de la totalidad un conjunto de textos de peligroso contenido esotérico, y guardarlo en otra biblioteca a parte a la que sólo podían acceder el rey y él. 

Y el resultado final fueron unos excelentes y abundantes fondos bibliográficos que formaron una de las mejores y más amplias Bibliotecas de su tiempo.

BIBLIOTECA REAL DE EL ESCORIAL

En medio de estas jordanas escurialenses, Arias Montano fue requerido para asistir al Concilio Provincial de Toledo de 1582, organizado por el cardenal Quiroga, y cuya misión fue la comprobación de los decretos del Concilio de Trento en España.

Todavía sería requerido en alguna ocasión más por el monarca, por ejemplo para examinar los misterioso documentos hallados en Granada y que fueron conocidos como libros plúmbeos o Plomos del Sacromonte.

La última fase de su vida, entre los años 1592 y 1598, repartió su tiempo entre el Convento de Santiago de la Espada, en Sevilla, del cual era prior, la Peña de Alájar, y el Monasterio Cartujo de Santa María de las Cuevas, donde murió. Benito Arias Montano nació el mismo año que su rey Felipe II, al que con tanta fidelidad sirvió, en 1527, y murió el mismo año también, 1598.

Fue enterrado en el Convento de Santiago, pero tras la desamortización de la orden sus restos fueron trasladados a la cripta de la iglesia de la Universidad de Sevilla, sede de la actual Escuela de Bellas Artes. Esta cripta es una especie de Panteón de Hombres Ilustres donde se ubica su sepulcro, contiene un bello epitafio con unos versos del literato Félix Lope de Vega dedicados en su honor para su primera sepultura:
Aquí Montano reposa
de la Biblia Sacra un sol
un Jerónimo español
y un David en verso y prosa.
No se acabará jamás,
aunque en estas losas cupo
que, si muchas lenguas supo,
son las que le alaban más.

Benito Arias Montano está considerado uno de los más grandes humanistas de la segunda mitad del siglo XVI en Europa, algo que se ha llamado Segundo Renacimiento. Su principal género literario por el alcanzó tan alta relevancia fue la escriturística y de interpretación bíblica. Destacan sus comentarios a los textos sagrados, sobre todo los Profetas y los Salmos, los Evangelios y los Hechos de los Apóstoles, así como varios estudios encaminados a la mejor inteligencia del texto bíblico. Por todo esto, se le ha considerado a veces "El rey de nuestros escrituristas", o también "El Jerónimo español".

La Políglota de Amberes ha sido muy elogiada y es bastante general. Gerardo Vosio la denominaba "iraculum orbis" (milagro del Mundo). Menéndez Pelayo le definió "el primer escriturario del siglo XVI" en su Historia de las ideas estéticas en España.

PEÑA ARIAS MONTANO EN ALÁJAR

Relacionada con los textos bíblicos fue el Liber generationis et regenerationis Adam (Libro de la generación y regeneración de Adán), publicado en 1593, que aborda la historia de la Humanidad desde la Creación divina hasta la llegada de Jesucristo. La otra gran obra de este género es la Naturae Historia (Historia Natural), sobre Astronomía, Geografía y Botánica, y que quedó inconclusa. Ambas obras conforman lo que él denomino su Opus Magnum (Gran Obra), por ser de creación propia y original.

Otro gran humanista europeo de su tiempo y amigo suyo fue Justo Lipsio, quien reconoció el alcance de su obra literaria en una de sus misivas:
"Las dotes que solemos admirar una a una repartidas en cada hombre, puede decir Benito Arias, que tú las has alcanzado todas juntas. ¿Qué más santo que estudiar teología?, ¿qué más raro que hablar y conocer extrañas lenguas, griego, latín, hebreo, caldeo, árabe? No solo osas leer los poetas antiguos, sino expresarte en verso."
Era un excelente poeta latino, cuya influencia le vino principalmente por Horacio, su escritor latino de referencia. Su Rhetoricarum, libri IIII, de 1569, está formada de hexámetros latinos. Es tratado de retórica en el que muestra su fidelidad hacia personajes que habían sido perseguidas por la Inquisición, como los humanistas Luis de la Cadena o Alfonso García Matamoros. Mientras que, Humanae salutis monumenta, de 1571, está compuesto de diversas odas sobre temas bíblicos. Poemata es el recopilatorio de toda su obra poética latina, publicada en 1589. Su Hymni et Saecula fue su última publicación. Por toda su abundante lírica en latín, Menéndez y Pelayo le calificó como "un Lope en los versos latinos".

Adquirió conocimientos en Medicina y cirugía durante su estudio en la Universidad de Alcalá con Pedro de Mena, más tarde médico de Felipe II, y posteriormente ampliados por las enseñanzas del gran cirujano Francisco de Arce.

LIBER GENERATIONIS Y NATURAE HISTORIA, POR BENITO ARIAS MONTANO

En cuanto a la Filosofía en sentido estricto, Arias Montano nunca llegó a escribir una gran obra. Su pensamiento siempre estuvo relacionado con la Teología y las Santas Escrituras. En ocasiones abordó temas filosóficos como la naturaleza del hombre y de Dios, los conceptos de ciencia y sabiduría, la clasificación de las cosas; en el segundo volumen de Apparatus trató temas a veces considerados filosóficos como la interpretación de la lengua santa, el lenguaje del gesto, las medidas hebraicas, la geografía bíblica, la disposición del templo, las vestiduras sacerdotales, los ornamentos del culto y la topografía de Jerusalén. Pero siempre mantuvo la desconfianza de la razón por sí sola, buscando el magisterio divino, a través de la Revelación y las Escrituras. Parece que quiso prescindir de la tradicional Escolástica, lo que le relaciona con el Humanismo de Erasmo y de Valdés.

Todo esto le convierte en un pensador independiente, que incluso se acercaba a la heterodoxia. El historiador Ben Rekers ha demostrado en su biografía Arias Montano, publicada en 1874, que perteneció a la secta espiritualista de la Familia Charitatis, a la que se convirtió durante su estancia en Amberes. Esta secta fue fundada por Henrick Jansen Barrefelt, y también fue llamada La Familia del Amor o Amigos de Dios, conocidos por los miembros como Hiël. Tenía como principio básico la "identificación personal con el Ser divino". Los familiaristas eran indiferentes respecto a la adscripción a una iglesia determinada, y por tanto había católicos como protestantes.

Se trataba de una religión personal e interior, sin sacramentos, que admitía a creyentes de cualquier adscripción. En algunos aspectos se acercaba al Erasmismo o al Neoestoicismo de Justo Lipsio. Adrián Saravia, un calvinista que tuvo conocimiento directo de la secta, escribió que "no le parece muy lejana de la de los estoicos, según la cual los hombres tienen en sí mismos la felicidad y el sumo bien, si quieren". Rekers insistió también en este aspecto, sus tendencias neoestoicas.

Arias Montano entró en la secta por la amistad que mantuvo durante sus años en Amberes con el impresor Cristóbal Plantino. Aquella relación de trabajo casi a diario entre ambos, se mantuvo mediante correspondencia epistolar cuando el teólogo regreso a Madrid. En esas misivas expresó de forma clara su adhesión a Hiël, seudónimo sólo comprensible a los iniciados, y cuya pertenencia le hacía "sentirse exiliado en su propios país", según explica Ben Rekers. No fue el único español afincado en Flandes que profesó esta idea, también pertenecía algunos discípulos del humanista judío converso español Luis Vives, ferviente erasmista que vivió en Brujas.

En cuanto a la heterodoxia de esta adscripción, no concedían importancia a la celebración de prácticas religiosas exteriores. Seguramente fue una táctica ante el peligro de parecer contrarios a los principios de la religión oficial. Pero los familiaristas, nunca actuaron contra el poder establecido del Estado ni contra el poder temporal del Vaticano, sino que simplemente ignoraban su autoridad.

IMAGINES FAMILIA CHARITATIS Y BENITO ARIAS MONTAN

La influencia del Familiarismo en la vida de Arias Montano explica la mayoría de sus actitudes políticas, religiosas e ideológicas. En los años de su estancia en Flandes, cambió su actitud respecto a la política española en aquellos dominios, desde el mantenimiento del autoritarismo y la intolerancia hasta la clemencia práctica y la tolerancia religiosa; así se constituyó un pequeño grupo, enemigo tanto de la Inquisición como del rígido sistema calvinista, que logró influir en la política española para darle un cariz más tolerante y permisivo.

En lo que respecta a su actividad como escriturario, fue determinante su pertenencia al Familiarismo en su pensamiento filosófico y teológico. La conclusión de Rekers en este sentido dice:
"Arias Montano extrajo su inspiración escriturística en este período de su vida casi exclusivamente de esta fuente espiritualista, y consideraba los escritos de Hiël casi más importantes que el texto mismo de la Biblia… Sus interpretaciones de aquellos pasajes de la Biblia que resultaban demasiado oscuros para el erudito método de Arias Montano adquirían rango de verdad exclusiva para un hombre que se había esforzado antes por alcanzar un método de exégesis literal y seguro y que había desechado la tradición alegórica medieval."
Esta forma clandestina de Erasmismo hizo su aparición camuflada de biblismo y espiritualismo en la España de finales del siglo XVI. A causa de la enorme influencia de Arias Montano en determinados círculos religiosos e intelectuales, el Familiarismo ganó una serie de adeptos, especialmente en los lugares de El Escorial y de Sevilla.

Durante la formación de la Biblioteca escorialense, surgió el primer grupo familiarista, cuya principal figura fue fray José de Sigüenza, discípulo de Arias Montano y autor de una conocida Historia de la Orden de San Jerónimo
En 1592, fue involucrado en un proceso inquisitorial, junto a su mentor Arias Montano, del que salieron rehabilitados. Años después de haber fallecido Felipe II, sus obras serían condenadas y prohibidas. En general, la trayectoria espiritual de los monjes jerónimos que custodiaban el monasterio se vio influenciada por la doctrina familiarista. No se sabe con exactitud quieren eran todos sus miembros, pero parece seguro que entre ellos estaban los padres Juan de San Jerónimo y Bartolomé de Santiago; también el prior Lucas de Alaejos.

En Sevilla, ciudad con la que mantuvo una asidua relación durante los últimos años, parece que figuraban los siguientes miembros: los biólogos Simón de Tovar y Francisco Sánchez Oropesa; los canónigos Luciano Negrón y Francisco Pacheco, el consejero municipal Diego Núñez Pérez. Algunos de los más importantes discípulos de Arias Montano durante estos años fueron Juan Ramírez Moreno y Pedro de Valencia.

SEPULTURA DE BENITO ARIAS MONTANO